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lunes, 16 de septiembre de 2019

La mujer que llegó a ser la más sabia de TODAS las personas (cuento) - Martín Rabezzana



  
   La mujer estaba en una estación en la cola del colectivo que la llevaría a su casa tras salir de su trabajo una tarde como tantas otras, entonces una señora que atendía un puesto de flores que estaba a unos metros de ella, se le acercó y le dijo:
   -Hay personas superiores e inferiores, pero también hay, no obstante, igualitarismo, ya que quien está en un nivel de superioridad respecto a otro, tarde o temprano (ya sea en esta vida o en otra) intercambia posición con ese otro, y no sólo eso es lo paradójico, sino además el hecho de que la superioridad e inferioridad tienen lugar contemporáneamente, ya que quien es superior a alguien en cierto aspecto, es inferior a ese mismo alguien en otro… Esa es la respuesta a la pregunta de si somos realmente iguales o no, y, por consiguiente, de si las jerarquías son válidas o si lo válido es la igualdad; ambas cosas son válidas dado que a TODOS los seres nos rige un igualitarismo jerárquico.
   Tras decir todo esto, la señora volvió a su puesto de flores y atendió a un cliente, entonces la cola para subir al colectivo avanzó y la mujer, que había escuchado con gran atención y sorpresa a la florista, no tuvo tiempo de decirle nada y apresuradamente subió al colectivo; una vez en su asiento, dirigió su mirada a la señora que seguía atendiendo a clientes con total normalidad.
   El colectivo arrancó y la mujer se quedó pensando en por qué la señora le había dicho todo eso que "casualmente" se correspondía con dudas en la materia que ella habitualmente tenía, ya que la cuestión de las jerarquías era muy recurrente en su pensamiento y sobre la misma no había nunca logrado llegar a una conclusión del todo satisfactoria… …¿Habría sido una casualidad que la señora le dijera justo algo que ella necesitaba saber?... Tal vez la florista le dijera esas cosas a cualquiera y ella había sido tan solo una persona más a la que se acercó con ese discurso, o tal vez no; debería preguntárselo y planeó hacerlo al día siguiente, pero al otro día ocurrió que no sólo la señora no estaba en el lugar del día anterior, sino además que hasta el puesto de flores faltaba, y haciendo memoria se dio cuenta de que nunca lo había visto antes de ese día, sin embargo siguió esperando volver a encontrar al puesto de flores y a la florista los días posteriores, pero eso no ocurrió, por lo cual se resignó a no saber a qué se debió lo que la señora le había dicho.
   Otro día la mujer se encontraba caminando rumbo a la panadería y un señor le preguntó por una dirección, ella gentilmente le respondió, el señor le agradeció y después le dijo:
   -No importa si "todo vuelve" o no, ya que aun si no es así, uno puede tomarlo como si así fuera, y, de uno hacerlo, el resultado será positivo ya que de uno vivir de acuerdo a eso, intentará brindarle bienestar a los demás en vez de malestar, por lo que del concepto según el cual "todo vuelve", ser erróneo o falso, los resultados positivos de vivir de acuerdo a ese "error" o "falsedad", tienen lugar igual, lo cual demuestra que, como más o menos expresó el escritor Manuel R. Silva en un libro: un concepto no es necesariamente inútil ni negativo por ser falso ni es necesariamente útil ni positivo por ser verdadero, ya que la utilidad y positividad de un postulado, son independientes de su condición verdadera o falsa.
   La mujer se sorprendió ya que entre las dudas existenciales que habitualmente la embargaban, la de si la verdad importaba o no, era tal vez la principal, y la respuesta le había sido provista por el transeúnte al que le dijo:
   -Gracias por decirme todo eso, y ahora por favor, dígame quién es usted y…
   Pero el señor simplemente sonrió y se despidió.
   -Buen día –y se fue.
   Ella lo dudó un poco pero tras algunos segundos se decidió a seguir al señor para que al alcanzarlo le respondiera por qué le había dicho lo que le dijo, pero el señor cruzó una avenida repleta de autos detenidos frente un semáforo en rojo y cuando ella fue a cruzar, cambió a verde (claro… antes pasó por el amarillo) y al reanudarse la circulación de los autos, no pudo cruzar la calle durante más de un minuto. Cuando finalmente cruzó, no vio al señor en ninguna parte.
   Por la sorpresa que le causó lo ocurrido y la molestia posterior por no poder alcanzar al transeúnte, se sintió en la necesidad de distenderse, por lo que en vez de volver a dirigirse a la panadería a la cual un rato antes pretendía ir, se fue a un bar; se sentó a una mesa sobre la vereda y pidió un café. Se lo llevaron y tras un rato empezó a pensar lo siguiente: tal vez la conciencia universal (o su propio subconsciente, que podrían ser lo mismo) le estuviera respondiendo a sus preguntas más profundamente sentidas, o tal vez todo se tratara de una broma de las que tanto abundan en internet… Sí; eso debía ser; seguramente alguien la filmó y lo que le ocurrió ese día y la otra vez en la estación, era ya parte de algún video publicado en las redes sociales, pero… había una manera de saber si era así o no: haciendo una pregunta mentalmente y esperando a que alguien llegara con la respuesta; eso se dispuso a hacer; cerró los ojos y mentalmente preguntó: "¿Los extremos son necesariamente malos, o cumplen una función que los justifica en su existencia y los hace por eso, en alguna medida, positivos?" Tras formular la pregunta, esperó a que alguien llegara con la respuesta, pero tras casi una hora, nadie apareció, por lo que pagó el café y se dispuso a irse, pero entonces vio a un pibe de unos 8 años que vendía pañuelitos de papel. Se le acercó y le ofreció el producto que ella, sonriendo compró con un billete mayor en valor al de su precio, y tras decirle que guardara el vuelto y él agradecerle, el pibe se fue, por lo que ella asumió que no era él quien le daría la respuesta a su pregunta y se convenció entonces de que lo ocurrido anteriormente había sido parte de una broma filmada, pero poco después el pibe volvió hasta la mesa donde ella todavía estaba y, con una elocuencia discursiva impropia de su edad, le dijo:
   -Si consideramos que los extremos son malos, y, por consiguiente, que lo bueno es el punto medio, debemos a su vez aceptar a la necesidad y positividad de los extremos así como a las de las personas consideradas "extremistas", ya que el punto medio se define por su posición equidistante respecto a dos extremos, por lo que no habría nadie centrado de no haber extremistas, lo cual lleva a concluir que NADA ni NADIE está de más en la vida; TODO cumple una función que, en algún momento, llegaremos a saber cuál es.
   La mujer se conmovió hasta las lágrimas y mientras lo tomaba de las manos, le dijo:
   -¡Gracias, gracias!
   Tras lo cual, el pibe se fue.
   Pasaron los días y la mujer siguió haciendo preguntas de las más diversas, y tras algunos minutos siempre llegaba alguien que le brindaba las respuestas; una vez preguntó: "¿Por qué los grandes artistas generalmente no se parecen a sus obras?", y alguien apareció y le respondió lo siguiente: "Porque una gran obra de arte procede de algo profundamente sentido por su creador, y justamente por su expresión proceder de un sentir existente en la profundidad, es que necesaria y notablemente difiere de lo existente en su parte superficial y media, que es lo único que de los demás (e incluso de nosotros mismos) generalmente vemos… La parte profunda de las personas es completamente desconocida aun para ellas mismas salvo que produzcan arte, ya que la creación artística es la única forma de lograr exteriorizarla; por todo esto, la creación artística es el único medio válido de alcanzar el completo autoconocimiento;…  Cuando una obra se parece mucho a su creador, es porque la misma no es profunda y se trata de "arte bajo", ya que de ser profunda (es decir, de ser arte de alto nivel), diferiría mucho de la parte visible del autor. Es por eso que los grandes artistas no se parecen mucho a sus obras."
   En otra oportunidad preguntó cómo se originó la vida en el universo y alguien le dio la respuesta; otro día preguntó cuál es el sentido de la vida y la respuesta también le fue dada; hizo cientos de preguntas de toda clase cuyas respuestas siempre le eran brindadas por alguien, por lo cual, tras algunos meses, se volvió la persona más sabia de todos los tiempos.
   Después de mucho preguntar todo tipo de cosas y obtener las respuestas, la mujer sabía prácticamente todo lo posible por ser sabido, pero le quedaba todavía una duda: qué es lo que debía hacer con todo el conocimiento que había adquirido, entonces se lo preguntó al universo, pero pasaron los minutos, los días, las semanas, los meses y los años y nadie llegó con la respuesta.

   Nunca volvió a preguntarle nada al universo ya que sintió que con cada conocimiento que adquiría, en alguna medida se disminuía, por lo que intuyó que el no saber tiene tanto valor como el saber.