
-¡Mis padres!
Mientras tanto
el pibe, no viendo más vía de escape que el balcón, se dirigió al mismo y sin ser
visto por la chica, miró hacia abajo para asegurarse de que en el lugar de su
planeado aterrizaje no hubiera nadie, y tras vacilar unos segundos, saltó del
décimo piso en que estaba y cayó parado en la vereda de la avenida resultando
completamente ileso como si la altura de la cual se había arrojado hubiera sido
insignificante, tras lo cual, como si nada caminó en dirección a su casa, pero
muchos transeúntes habían visto la escena y no pudiendo salir de su asombro,
rodearon al joven impidiéndole el paso y le hicieron toda clase de preguntas de
tipo: "¿Es usted extraterrestre?" "¿Es un robot que viene del futuro?" "¿Es usted
un pájaro humanoide?" "¿Viene de otra dimensión?" , y todas esas preguntas que
en otra oportunidad habrían sido absurdas, en tal caso eran sensatas ya que el
hecho que había tenido lugar parecía transgredir las leyes físicas, sin embargo
el mismo nada tenía de sobrenatural ya que se ajustaba a las leyes físicas
naturales pero desconocidas por la mayoría de las personas de la cual el joven
no formaba parte ya que era aficionado al paracaidismo y su instructor de dicha
disciplina una vez le había dicho:
-Aunque lo que te voy a decir te suene
ridículo, tomalo en serio porque algún día te puede salvar la vida: si tras
saltar de un avión por X motivo el paracaídas no se abre, mantené la calma y
preparate para dar un paso adelante justo antes de tocar el piso ya que si
hacés eso el aterrizaje va a ser igual a bajar de un escalón, por lo que vas a
salir totalmente ileso aunque hayas caído desde miles de metros de altura.
El joven lo miró
descreído y tras unos segundos de silencio, riéndose levemente, le dijo:
-Sé que tengo
cara de salame, pero… ¿para tanto es la cosa?
Su anciano
instructor, con tono firme dijo:
-No importa si
ahora no creés en lo que dije, lo importante es que lo recuerdes en el momento
en que te haga falta.
El joven, sonriendo le dijo:
-¡’Ta bien! No lo
voy a olvidar, se lo prometo.
Y así fue ya que
el consejo de su instructor fue puesto por él en práctica exitosamente, aunque
no precisamente tras saltar de un avión, pero como explicar todo esto
(mantenido en secreto por la AIVP, es decir, la Asociación Internacional de
Vendedores de Paracaidas, que se iría a la quiebra de lo recién contado ser por
todos sabido) habría sido inútil ya que nadie lo creería, el joven,
considerando que la explicación propia de la ciencia ficción resultaría más
verosímil que la verdad misma, dirigiéndose a la muchedumbre, dijo:
-Soy un pájaro
humanoide y vengo de otra dimensión.
Tras lo cual se
fue a su casa ante la admiración general.
Esta historia
TOTALMENTE VERÍDICA, además de exponer cómo la realidad a veces supera a la
ficción y como la ficción es a veces más creíble que la realidad, expone cómo
los intereses corporativos que dominan al mundo se infiltran en nuestro
subconsciente y nos hacen creer imposible a lo posible.