sábado, 18 de mayo de 2019

Noelia Victoria (cuento) - Martín Rabezzana




Bar literario

   Siendo adolescente, allá por los años noventa, asistí a un bar literario en donde poetas recitan sus obras.
   En las paredes había cuadros de los "grandes" de la literatura argentina: Borges, Bioy Casares, Cortázar… o sea, esos literatos que en realidad no le gustan a (casi) nadie (¿o podés honestamente decir que al leer a Borges no te aburrís terriblemente? Yo me reee aburro, y lo mismo me pasa al leer a los otros dos mencionados); su vigencia no se debe a su calidad, sino al hecho de que el sistema está diseñado para que no aparezcan nuevos escritores más que excepcionalmente ya que casi los únicos autores que publican con una cantidad digna de ejemplares, son los que llegan a las grandes editoriales, y los pocos que están en las mismas llegaron por diversos motivos como ser: tener mucha plata, tener conocidos en el ámbito editorial, ser famosos (de ahí que tantos escritores se hayan hecho periodistas ya que estando en los medios es más probable que a uno le editen sus textos, editoriales importantes, y es lamentable que un escritor se haga periodista ya que ser periodista es dedicarse a hablar de lo que hacen los demás, no es buscar destacarse por hacer algo uno, por lo que según mi criterio, pasar de escritor a periodista, es rebajarse) y tener talento, siendo, quienes llegan por esto último, excepciones que confirman la regla; la cuestión es que quienes llegan a las grandes editoriales son los únicos que son tenidos en cuenta a la hora de hablarse de los "grandes escritores" de un país, y como los escritores que a las mismas llegan no son más que un puñado, es casi imposible que entre ellos estén realmente los mejores.
   (Si creés que hay resentimiento en lo recién expresado, no te equivocás; no podés no esperarlo de un escritor que siente que nunca va a llegar a ninguna parte).

   Varios de los que recitaban sus obras hacían todo un acto teatral; una chica que era parte de mi grupo, me dijo:
   -Tienen que hacer esos gestos y movimientos raros para destacarse, ya que si no lo hacen, nadie les da bola.
   Yo le dije:
   -Es bastante bochornoso…
   -Sí, y lo saben, pero prefieren hacer el ridículo a pasar desapercibidos.
   Yo no entendí el sentido de cosa tal en ese momento, pero después sí; de hecho, hasta terminaría considerando a tal desinhibición y ausencia de miedo al ridículo, envidiable.
   Uno que vestía ropa oscura y lucía maquillaje de payaso, recitó sus versos; mientras tanto, tras habérsenos servido cerveza, la mina que me había explicado el por qué del proceder de los poetas, sacó una botellita de vodka y subrepticiamente empezó a añadirle su contenido a los vasos de birra de sus amigos (yo incluido) ya que las bebidas en los bares cuestan demasiado caras, por lo que no teniendo mucha plata, tendríamos que tomar con moderación lo que ahí pidiéramos, y no tiene mucho sentido tomar alcohol si no es para emborracharse (¿o sí?); la cuestión es que la presentación del payaso gótico concluyó y le dije a los de mi grupo:
   -Ese poeta me hizo acordar de que una vez, cuando era chico, acompañé a un familiar a hacer compras a un negocio; en un momento me acerqué a la puerta, miré al exterior y vi a uno de esos jóvenes que trabajan de artistas callejeros haciendo malabares ante los autos cuando el semáforo está en rojo disfrazado de payaso, pero estaba descansando sentado contra un árbol, entonces un auto frenó por el semáforo en rojo y cuando pasó a amarillo y estaba por arrancar, dirigiéndose al joven payaso, de modo totalmente cobarde el automovilista dijo: "¡Andá a laburar, vago de mierda!" Entonces el joven, con una agilidad increíble, se levantó, se subió al capot del auto y saltó sobre el mismo varias veces abollándolo;… No me olvido más de la expresión de terror del conductor; ni siquiera se animó a insultar al payaso, sólo se limitó a arrancar a toda velocidad cuando éste hubo bajado.
   Los jóvenes sentados a la mesa se rieron; yo proseguí:
   -Entonces, sin racionalizarlo, sentí que ese tipo era mi ídolo y que quería ser como él, pero también, por haber sentido que se condujo justamente, me sentí por primera vez, malo.
   Uno de los de mi grupo me preguntó:
   -¿Por qué?
   -Porque instintivamente concluí (ya que tampoco lo racionalicé) que la gente buena no puede sentir que en el castigo haya justicia.
   Tras unos segundos de silencio, uno de los que me acompañaba, dijo:
   -Entonces yo también seré malo porque para mí, el payaso actuó justamente porque el tipo ese se re merecía lo que le hizo.
   Todos los demás que componían el grupo estuvieron de acuerdo.
   Con tono melancólico, dije:
   -Ya había olvidado todo esto…

Invariabilidad

   Salimos del bar y el clima era frío; lo combatimos con el escabio que la mina que ya lo había compartido un rato antes seguía compartiendo; fuimos a una plaza y una del grupo dijo que sería mejor que nos separáramos en dos grupos y fuéramos a lugares diferentes de la plaza, ya que si caía la policía y se acercaba a un grupo, los del otro al ver la escena, podrían escapar (no hacíamos nada ilegal pero los edictos policiales todavía estaban vigentes, lo cual resultaba en que las detenciones arbitrarias fueran mucho más numerosas que en la actualidad, al punto que en los años noventa el mayor miedo de los jóvenes no involucrados en actividades ilícitas al transitar las calles, era a la policía… miedo que no puede considerarse poco representativo de la era "pizza con shampain")…
   Cuatro de los integrantes del grupo fueron en una dirección y los tres restantes (la mina del escabio, que se llamaba Noelia, otro pibe y yo) fuimos en otra.
   Nos sentamos en un banco y tras un rato de conversación, el pibe dijo que iba a comprar cigarrillos, entonces me quedé solo con la chica que, como si hubiera esperado a quedarse sola conmigo para expresarse, me dijo que había pasado por una serie de situaciones que llenan de un sentir terriblemente negativo; una negatividad que los hombres no pueden entender porque "no pasan por las mismas cosas"; me dijo que ese sentir negativo, lejos de disminuir, aumenta con el paso del tiempo al punto de hacerle a uno creer que nunca va a superarlo, y de lograrse cosa tal, no se está exento de que en cualquier momento vuelva a ocurrir lo que a uno se lo causó y el malestar regrese…
   Yo no quise preguntarle detalles que ella espontáneamente no me contó, pero le dije que cuando se experimenta algo en extremo negativo, el sentir de unicidad, y por consiguiente, de incapacidad por parte de los demás de a uno entenderlo, es lógico pero FALSO, ya que la ira, el dolor, el odio, la frustración y la humillación, son sentimientos experimentados invariablemente por todos; lo que varía de una persona a otra es la situación en que los experimenta; de esto le di algunos ejemplos de mi vida personal y ella se mantuvo en silencio y atenta y pareció entenderme, ya que pasó de mostrarse seria y triste a mostrarse distendida.
   El pibe volvió del kiosco con los cigarrillos y nos ofreció; Noelia, rechazándolos con un gesto de la mano, le dijo:
   -¡Eso es malísimo para la salud, flaco! -y tomó un trago más de vodka.

Fantasiosidad

   Volví a ver por casualidad a la chica unos años después en una galería comercial; tras un rato de conversación relativamente formal, le dije:
   -Hasta 1969 acá había un teatro llamado Colón (se llamaba igual que el de Capital Federal) y llegó a presentarse Gardel.
   Ella dijo:
   -¿En serio?
   -Sí.
   -Naaaa.
   -¡Sí!
   -¿De verdad?
   -De verdad.
   -…¡Mirá!
   Después nos acercamos a la vidriera de una rockería en que en un televisor se presentaba un video de Lacrimosa; al ver al cantante de estética gótica, Noelia dijo:
   -Es muy raro como algunos músicos se producen tanto que pasan a ser personajes que nada pueden tener que ver con sus personalidades verdaderas; son como actores;… Me imagino que los fans al conocerlos se deben decepcionar.
   Yo dije:
   -Ningún artista se parece demasiado a su obra, por lo que podemos decir que todos los artistas son personajes cuando crean y exponen su arte, y el hecho de producirse tanto en la ropa y el maquillaje (como se hace en el ámbito gótico), es una forma de oficializar la condición de actor que implica ser artista… …Los artistas de todas las artes son actores, la diferencia con los que actúan oficialmente es que estos últimos hacen personajes que existen sólo en contextos ficticios, mientras que los personajes de los artistas de las demás formas de arte, traspasan la ficción e interactúan con personas reales, y la "decepción" al un fan conocer al artista que poco o nada tiene que ver con su personaje interpretado, no necesariamente es tal ya que si bien la persona que encuentra es distinta a su personaje, lo que encuentra puede ser bueno, y no te decepciona el encontrar algo distinto a lo que esperabas si eso que encontraste es bueno, de hecho, si bien se espera de los artistas importantes algo extraordinario en materia de personalidad, paradójicamente cuando más impresionan, es cuando son sencillos, de ahí que se destaque tanto cuando alguien que es una estrella, mantiene la humildad.
   Tras unos segundos, la chica dijo:
   -Sí… pero en realidad, lo de "actor/personaje" es muy discutible en sus implicancias ya que sin duda a veces hay que "disfrazarse" para ser uno mismo, de ahí que la versión más "guionada" y producida de uno pueda ser la auténtica y la "sencilla", la falsa.
   Yo asentí ya que realmente me identifiqué con lo que dijo.
   Después salimos a la calle y tras pasar frente a un grupo de propagandistas del feminismo, una de sus integrantes le dio a Noelia un folleto y ella lo miró; mientras caminábamos me dijo:
   -Habla del "mito del amor romántico"… (y leyó en voz alta) "…el patriarcado inventa y promueve fantasías sobre el romanticismo y las impone a las mujeres haciéndoles creer que las mismas son inherentes a ellas para así mantenerlas sometidas al hombre al mostrarles como único medio de realización personal, a la relación sentimental"… ¿Habías escuchado algo de esto?
   -Sí.
   -¿Y qué te parece?
   -Qué es absurdo (¿qué me va a parecer?) ya que el romanticismo que condenan, es propio de la humanidad, por ende, es inherente a las mujeres y los hombres, por lo que existe inevitablemente en donde haya seres humanos independientemente de su contexto cultural, y la cultura no crea sentimientos, puede potenciar los ya existentes, pero no crearlos, por lo que el romanticismo no es una creación artificial de la cultura, es, como ya expresé, una cosa inherente a la humanidad, y si la cultura fomenta el fortalecimiento del romanticismo (y no sólo entre las mujeres, a diferencia de lo que dicen las feministas), ¿por qué estaría mal?
   -Porque lleva a la idealización que siempre es fantasiosa, y se supone que la fantasía tarde o temprano choca con la realidad que es muy distinta, de ahí que al enfrentarse con los hechos, el idealista se haga daño.
   Yo, tras pensar un poco, dije:
   -Creo que fue en un libro de Laing que leí que los psicoterapeutas suelen reprobar a las fantasías (no sólo en el ámbito romántico) con fundamentos muy parecidos a los expuestos por las feministas, pero lo hacen sin entender que esa cuota de fantasía que uno pone en las cosas, es lo que le da el sentido a las mismas, entonces, entendiendo esto… ¿no sería más positivo cultivar a las fantasías e idealizaciones en vez de tratar de suprimirlas?... Yo creo que la fantasía y las ilusiones que la cultura promueve no son las culpables de la decepción que uno encuentra al enfrentarse con la llamada realidad; la culpa es de uno por no cultivar su fantasía lo suficiente resultando esto en una incapacidad de trasladar esa visión positiva propia de lo fantasioso, a todo ámbito de su realidad personal, además, cuando se critica a una forma de ver las cosas por supuestamente no ser "realista", no se tiene en cuenta la posibilidad de que la "realidad" podría no existir fuera de nuestra percepción, por lo que yo no considero negativo llevar positividad en forma de fantasía a nuestra percepción ya que, como reza el dicho: "Creamos aquello en lo que creemos".
   Ella pensó en silencio varios segundos y después dijo:
   -Entonces, ¿te parece mal que las feministas promuevan erradicar a lo que llaman "mito del amor romántico" o a cualquier otro?
   -No; me parece bien que hagan lo que quieran; si quieren promover al antifantasismo en el orden de cosas que sea, que lo hagan, pero que no cuenten conmigo para cosa tal.
   Noelia, en voz baja pero clara y audible, dijo:
   -Conmigo tampoco.

   (Uaaaaauu... La hice sentir bien con lo que le dije; no me creía capaz de eso; le brindé mucha positividad con el solo hecho de compartir mis pensamientos con ella, y ella también a mí, sobretodo con cosas que me confió que por respeto a su privacidad, no expuse).

   Fue la segunda y última vez que hablé con ella.


Eligió no lastimar; eligió el camino menos transitado

Cuando no me hago daño, temo hacer daño.

Antonio Porchia

   La siguiente vez que vi a Noelia fue unos meses después de nuestro último encuentro; la vi de lejos; estaba con unos vagos "jugando" a esconderse tras los árboles y al ver llegar al tren, cruzar corriendo las vías; en tal juego, ganar era sobrevivir (cada tanto alguien perdía).
   La observé fijamente con tristeza pero ni siquiera se me ocurrió acercarme a ella ya que presentía que su libertad (su bien más preciado) se habría visto limitada por mi intervención por bienintencionada que fuera, y sé que aunque haya disimulado, ella también me vio; fue entonces que decidió suspender el "juego" e irse, y no por desairarme, sino por advertir mi pena al verla buscando la muerte;… Evidentemente no me quería lastimar (¡pero yo quería que me lastimara!)

   Al sentirnos mal, los humanos queremos castigar, queremos que alguien pague por la vida horrible que tenemos, de ahí que al experimentar bienestar, la intención de castigar esté ausente, y de ahí lo loable de la autoflagelación ya que ante el malestar de la propia vida, el deseo de hacer daño es inevitable, y quien decide autoflagelarse está eligiendo no lastimar a otro, por eso me inspira respeto quien elige el camino del autocastigo, el de la autodestrucción; tal camino es sin duda el más difícil de todos, por eso es el que menos transitado está.

Supervivencia

   Gracias a internet, actualmente se pueden encontrar a personas en otros tiempos por uno conocidas con las que se perdió todo contacto; se puede saber qué fue de ellas como no se podría de tal medio de difusión no existir, y fue justamente por internet que años después de haber visto por última vez a Noelia pude encontrar un sitio de fotos suyo en que, por los comentarios publicados, me enteré de que había muerto, y así como me enteré de su muerte, también por el ya mencionado medio pude saber que de todos los asistentes al bar literario en aquella ya referida noche de los años noventa, el único que todavía está vivo, soy yo.