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1. Introducción
Mucho se debate sobre si las figuras neoliberales de la actualidad, son fascistas; mi conclusión es que… no, exactamente; sin embargo, son muy cercanas a lo que se ha denominado fascismo, porque… el fascismo se inició en las Italias presentándose como una opción al socialismo y al liberalismo, pero...
2. Socialismos y liberalismos económicos
El socialismo marxista pretende que las empresas privadas sean estatizadas y que el gobierno traslade su control, a sus sindicatos; el liberalismo pretende que las empresas privadas tengan libertad total para desarrollarse sin que el estado ni los sindicatos, intervengan para ponerles límites; como cuando esto ocurre, los empresarios pagan sueldos miserables y son negligentes con todos los derechos de los trabajadores, muchos obreros pretenden la intervención estatal, para que cosa tal, se evite; los socialistas no estatistas (los anarquistas) consideran que el estado nunca va a hacer cosa tal, ya que el mismo, por más que suela tener disidencias con los capitalistas, fue por ellos, creado, para defender sus privilegios, por lo que para que se dé el socialismo, el estado debe ser abolido.
3. Liberalismo y fascismo: qué son en la teoría y qué, en la práctica
"Personalmente prefiero una dictadura
liberal a un gobierno democrático
carente de liberalismo".
Friedrich Hayek; referente del liberalismo
económico y premio Nobel de
economía, al referirse a la
dictadura económicamente liberal de Pinochet.
(Tomado de la página de Wikipedia sobre dicho autor; en dicha página también puede constatarse que Hayek, además de justificar a la dictadura militar chilena, hizo lo propio con la Argentina y defendió también al Apartheid en la llamada República de Sudáfrica, dando esto cuenta de que para los “liberales”, la única libertad defendible, es la de las corporaciones económicas.
Otro gran referente del liberalismo económico, es el yanqui Milton Friedman -también premiado con el muy discutible, en lo referente al honor que confiere, Nobel-, quien al visitar la Argentina durante la última dictadura militar, que perpetró masivamente delitos de lesa humanidad, manifestó su apoyo a la misma como así también, a la de Chile; en la página dedicada a él en Wikipedia, entre otras cosas, se informa lo siguiente: …”Friedman
influyó en los asistentes económicos de la dictadura militar del
general Augusto Pinochet incluso desde antes del golpe de Estado.”
...”El programa económico puesto en práctica en Chile durante el
régimen dictatorial de Pinochet por un grupo de economistas
chilenos, tenía una fuerte impronta de Friedman, la mayoría de
ellos entrenados en la Universidad de Chicago por Milton Friedman y
Arnoldo Harberger.” ...”El Comité Especial del Senado
Estadounidense sobre Inteligencia revelaría más tarde que las
medidas económicas que implementó la Junta Militar de Gobierno en
Chile inmediatamente después del golpe de Estado fueron diseñadas
con ayuda de «colaboradores de la CIA».” ).
El liberalismo, en teoría defiende a la libertad casi total de los individuos, tanto en el ámbito económico como en el personal, pero una vez en aplicación en una sociedad, las libertades personales son suprimidas porque en un mundo regido por el dinero, tener más dinero equivale a tener más derechos, de ahí que cuando se permite que unos pocos acaparen desmedidamente riqueza económica, esos pocos terminan haciendo las reglas y, por ende, decidiendo qué pueden hacer y qué no, los demás, y de ahí a su vez, que la libertad económica termine NECESARIAMENTE suprimiendo a las libertades personales, por eso es que estar a favor del liberalismo económico, equivale a estar en contra de las libertades personales, por lo que para estar a favor de las libertades personales, hay que estar en contra de la libertad económica; por todo lo recién expuesto concluyo que el liberalismo político no existe fuera de un marco teórico; en la práctica, sólo existe el económico; por su parte, el fascismo, desde la teoría se opone a las libertades personales y pretende que todo sea impuesto desde el estado, que es, según Mussolini, la encarnación de las minorías rectoras, esto implica pretender que el mismo disponga todo lo que pueden hacer y no hacer, los individuos, y esto incluye a quienes son dueños de grandes empresas, las cuales, desde la teoría fascista, deben subordinarse al gobierno, pero en la práctica, el fascismo, como todo otro sistema político, para su desarrollo necesitó de capital, y si los grandes capitalistas no apoyaban las políticas de Mussolini, él, poco y nada podía hacer, fue entonces que para poder gobernar, debió satisfacer las pretensiones de los grandes empresarios, resultando esto en que lejos del fascismo, haber sido subordinador de los capitalistas, haya sido de los capitalistas, un subordinado que todo hizo en función de defenderlos y favorecer la expansión de sus capitales.
Por todo lo dicho, el liberalismo y el fascismo, desde la teoría, se oponen, pero en la práctica, se unen, ya que ambos defienden al capitalismo y tienden a suprimir a las libertades personales, al punto que a los “liberales” se los podría denominar: “fascistas moderados” y a los fascistas: “liberales exacerbados”.
4. El fascismo: corporativista en teoría, anticorporativista y económicamente liberal, en la práctica
Durante el fascismo de Mussolini, en los primeros años, lejos de aplicarse el “corporativismo” por él, predicado, que habría implicado que la clase obrera y la empresaria, decidieran en conjunto lo mejor, no solamente para ambas partes, sino además, para la sociedad toda, de ahí la supresión del voto a la generalidad de los ciudadanos y su posterior circunscripción, a los empresarios y obreros, lo que se aplicó fue el libre mercado, que le permitió a las corporaciones expandirse ilimitadamente mientras a la clase obrera que a eso se opusiera, se la reprimía ferozmente; posteriormente sí hubo un intervencionismo estatal en las grandes empresas, pero fue casi siempre favorable a ellas, de ahí que el gran empresariado no se haya opuesto al fascismo en las Italias, ni en la Alemania nazi, ni en el Reino Sudopa de Castilla de Franco, ni en el Portugal de Salazar; es por esto que el fascismo, lejos de buscar conciliar a las clases (que era lo que supuestamente pretendía, diferenciándose así, de la lucha de clases pretendida por el socialismo marxista y libertario), buscara suprimir a la clase obrera en su carácter disidente, lo cual, hizo, así como fue hecho también, en los países mal llamados “comunistas/socialistas”, ya que nunca se trasladó a ella, el control de las empresas, haciendo esto al “comunismo” de esos países, un capitalismo de estado absolutamente anticomunista; cuando el comunismo, a diferencia de lo ocurrido en China, Cuba, Corea del Norte, la Unión Soviética y otros países supuestamente “comunistas”, sí empezó a aplicarse en un país (el Chile de Allende), el capitalismo transnacional (con Yanquilandia a la cabeza), financió la desestabilización del gobierno, constituida por sabotajes al suministro eléctrico, al de combustible, desabastecimiento de artículos de primera necesidad y aislamiento económico, con el objetivo de que el socialismo en curso, cayera, y se impusiera una dictadura de corte fascista que aplicara un programa de violación a los derechos humanos contra los tenidos por disidentes, en pos de asegurar la existencia y fortalecimiento del capitalismo, lo cual, se concretó, siendo el líder del nuevo gobierno, Pinochet, cuya dictadura sangrienta, torturó, mató e hizo desaparecer, a miles de personas con el aval del gobierno yanqui y de tantos países occidentales que a Yanquilandia, secundan en prácticamente todo (sobretodo los sudopas y los nortopas); lo mismo se hizo en otros países de América y del mundo, con el mismo fin.
5. Los “liberales” que apoyaron al fascismo, del mismo se despegan
En la práctica, el fascismo, lejos de haber sido lo que en la teoría, era, o sea, una doctrina contraria al liberalismo económico que, como Mussolini decía, era la justificación del capitalismo, fue un blindaje del capitalismo que apareció cuando el gran empresariado vio seriamente amenazados sus privilegios; una vez que fue suprimida la insurrección obrera, y sus ideas anticapitalistas perdieron fuerza, el fascismo dejó de ser necesario para defender al capitalismo, y empezó a ser repudiado por los mismos “liberales” que lo habían apoyado.
No sólo en pos de ganar la adhesión de las masas obreras que, producto de su conciencia de clase, veían en el capitalismo a la causa de su sometimiento, fue que Mussolini decía estar en contra del mismo, sino además, porque había sido marxista, y, como suele ocurrir, cuando alguien se identifica con un título ideológico, una vez que empieza a disentir con el mismo, le cuesta mucho abandonarlo, así es que, cuando su nuevo ideario, nada tiene que ver con el anterior, sigue usando su título para autodefinirse, fue por eso que defendió al capitalismo mientras se decía socialista, así como también lo hizo Hitler y otros líderes fascistas y filofascistas, aun cuando nunca se hubieran identificado con el marxismo.
6. Capítulo aparte: el Justicialismo
Un capítulo aparte merece el Justicialismo, ya que su líder (Perón), a diferencia de los líderes fascistas, sí buscó conciliar a la clase obrera con la empresarial, y cuando el acuerdo era imposible, se inclinaba por los intereses de la obrera, mientras, en paralelo, despreciaba a la clase política para dirigir al país (lo contrario a lo hecho por los presidentes anteriores, que consideraban que todo lo realizado por el gobierno debía ser decidido por la clase política, mientras que a la obrera, no le concedían voz ni voto), haciendo esto de él, un líder obrerista que en algunos casos, llegó a expropiar empresas y a trasladar su control a sus sindicatos, cosa pretendida por anarquistas y marxistas y JAMÁS hecha por gobiernos fascistas, de ahí que la filiación de Perón con el fascismo, que muchos hacen (por fanatismo anarquista, yo mismo en algún momento, la hice), no sea correcta, no significando esto que no sea verdad, que haya sido intolerante y represor, pero la intolerancia política y la represión, existen desde que los gobiernos existen, por lo que no pueden serles atribuidas exclusivamente al fascismo, de ahí que no alcance el hecho de que un gobernante, reprima, para afiliarlo con dicha doctrina.
Lo recién expuesto, explica por qué tantos marxistas y anarquistas, se hicieron peronistas y explica también, por qué tantos fascistas también se hicieron peronistas, ya que veían en el accionar de Perón, algo similar al corporativismo fascista existente en la teoría, ya que, como ya dije, en la práctica no existió siquiera un intento de conciliar a la clase obrera con la empresaria, por ende, el corporativismo no existió en el curso de gobiernos fascistas; también explica por qué el empresariado, que tiene por defensores a los militares, se puso en contra de Perón y lo derrocó, acusándolo de ser un “dictador” y un tirano, que no permitía la libertad política; esto último es cierto, ya que perseguía a la oposición, injusta e innecesariamente; de no haberlo hecho, la adhesión a su gobierno, habría sido mayor que la que fue, pero no es verdad que ése haya sido el motivo por el que lo derrocaron, sino porque él, lejos de favorecer al poder económico concentrado (el cual, en un mundo regido por el dinero, es la base de las jerarquías más relevantes, de ahí que cuando las clases bajas, ascienden, el sistema jerárquico se vea amenazado y los de arriba se sientan invadidos por los de abajo y crean tener derecho a librarse de ellos, lo cual, implica combatir personas), favorecía su desconcentración, y esos supuestos “libertadores del pueblo”, llegaron al poder en 1955, bombardeando y ametrallando a la población… cosa que resultó en que muchos antiperonistas se volvieran revisionistas y terminaran haciéndose peronistas, y además, en que se volvieran aun más peronistas, quienes ya lo eran.
7. El fascismo, defensor por antonomasia del liberalismo económico, decayó, pero no así, su defendido
Una vez que el capitalismo dejó de estar seriamente amenazado, el fascismo, que, como ya dije, fue el blindaje del capitalismo (haciendo esto del fascismo, un hermanito menor del liberalismo económico, que, cuando el capitalismo está en peligro, deja de lado a las diferencias con su hermano mayor, y a él se une para defender al capital), dejó de ser necesario, y pasó a retiro, pero no así, el liberalismo económico que en los últimos años, aumentó sus pretensiones, derivando esto, en la aparición de representantes de dicho ideario, más agresivos que los tradicionales.
8. “Liberales” del siglo 21; qué son
Tras décadas de consolidación del sistema capitalista, en los últimos años, surgió una clase de “liberales” “envalentonados” (*) que, por su agresividad, mucho se parecen a los fascistas de antaño, pero que, por estar el sistema democrático-representativo, muy arraigado, deben moderar sus aspiraciones represoras de los derechos de las clases populares, en defensa del poder económico concentrado, es entonces que se presentan (falazmente) como defensores de libertades individuales, cuando en realidad, cuando las permiten, es solamente porque no tienen el poder para eliminarlas, dado que en un marco constitucional, como es el actual, dicha eliminación, no puede hacerse (al menos, a la escala que a ellos les gustaría), y no pueden tampoco, en la actualidad, lograr adhesión popular, proponiendo golpes de estado, que es lo que les permitiría hacer todas las porquerías que pretenden.
(*) De manera imbécil, a los neoliberales, en este país se los llama: “libertarios”, y quienes se dicen de ellos, detractores, lejos de negarles el derecho a la autodefinición, se lo conceden, y así los llaman, en vez de llamarlos mileistas, que es lo que correspondería, porque libertarios, no son.
Como el “socialismo” ya pasó de moda, ninguna necesidad tienen los partidarios del liberalismo (que son liberales sólo en lo económico, dado que en lo ético y político, de liberales no tienen nada; en general son extremadamente conservadores, de ahí que en ellos, las expresiones racistas, machistas y sobretodo: clasistas, sean habituales -el desprecio que sienten hacia los pobres, muy rara vez, lo esconden-), de fingirse anticapitalistas, por eso defienden abiertamente al capitalismo (y aun así, mucha gente no perteneciente a la clase alta, increíblemente los vota), a diferencia de lo que los fascistas, hacían; es por todo esto que el llamado neoliberalismo es, como versión mucho más agresiva respecto al liberalismo clásico, una corriente política que se acerca al fascismo sin llegar a serlo, pero sí que bien podrían ser sus figuras más destacadas, por haber llegado a la presidencia de varios países (Milei, Bolsonaro, Trump, Meloni) clasificables como fascistas moderados o parafascistas.
Los neoliberales se caracterizan, además de por lo ya expuesto, por un amor profundo por Yanquilandia (que se da en paralelo con el odio por el resto de América y del mundo), y no sólo en lo político, sino también en lo cultural, de ahí su desprecio hacia la diversidad en cuanto a cultura, que, durante los gobiernos neoliberales fuera de Yanquilandia, se materializa en la desfinanciación a la cultura local, en función de que exista una cultura principal, que es la yanqui, y que las demás, se mantengan en condiciones permanentes de subalternidad (esto tan dramático, con el actual gobierno de Milei, se está sufriendo sobremanera en este país); con esto, los neoliberales de todos los países, que bien pueden ser considerados partidarios del nacionalismo yanqui, pretenden que no exista una visión del mundo que no sea la yanqui, de ahí que sean cipayos pro neocolonialismo y de ahí a su vez, que la desneocolonización, deba tener en cuenta no sólo factores económicos sino también, culturales; es por todo esto que la desfinanciación a la cultura local, es proneocolonialista y que todo apoyo al desarrollo de la cultura local, sea tendiente a descolonizar y, por ende, sea favorable a la soberanía.
Yanquilandia es la sede actual del neoliberalismo al que, si bien considero un fascismo moderado (y lo es, independientemente de quien esté de turno en la presidencia), por su gobierno vivir metiéndose en la política de tantos países del mundo, hacen que la moderación referida, sea muuuy relativa.
9. El fascismo derivó del capitalismo
El fascismo, en su versión nazi, tampoco fue contrario al capitalismo, pero sí que fue un defensor de los capitalistas que a ellos, se les desbocó, de ahí que las potencias capitalistas privadas y de estado (la Unión Soviética), se opusieran al mismo en un intento de frenarlo, pero el que lo hayan hecho no significa que los países llamados capitalistas, estén en contra del fascismo; esto lo prueba el que cuando los gobernantes fascistas, no se desbocan, y acatan las directivas procedentes de la sede mundial del capitalismo (Yanquilandia, que es la extrema derecha del mundo actual), a ellos no se oponen (ejemplos: Franco, tras la segunda guerra mundial; Pinochet, Stroessner, Videla, por no citar más que a algunos fascistas subordinados a Yanquilandia).
10. Qué bien podría resultar del actual neoliberalismo/fascismo moderado
Como todas las cosas se retroalimentan, el fascismo moderado podría llegar a exaltar los ánimos de sus opositores (y vaya que está ocurriendo en la Argentina del 2025), y podría ya estarse creando una nueva generación de jóvenes radicalizados anticapitalistas; esto es lo único bueno que considero que puede derivar del nefasto neoliberalismo que, como versión “envalentonada” del liberalismo clásico, cuya sede mundial, como ya expresé, está en Yanquilandia, es, como ya también expresé, un parafascismo o un fascismo moderado, al que reconozco como menos nefasto que el fascismo tradicional, pero sí que lo considero mucho más nefasto que al liberalismo clásico.