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domingo, 27 de enero de 2019

Lazo roto (cuento) - Martín Rabezzana



   Apenas subió a la terraza tuvo que esquivar a varias ratas ya que las mismas abundan en los techos de los restaurantes, además tuvo que pasar por encima de bolsas de residuo que, tras pisarlas, lo mancharon de toda clase de restos putrefactos de comida.
   Sintió la emoción extrema propia del miedo que una presa siente ante su cazador, aun sabiendo que en este caso el "cazador" estaba armado con tan solo una cámara fotográfica, pero eso era suficiente para hacerlo llenarse de un pánico incontrolable de intensidad enorme y por él hasta entonces desconocido.
   El contraste entre la vida de glamur que hasta hacía sólo instantes llevaba y el momento desagradable que entonces atravesaba, era absoluto y no era un prólogo discordante con el desenlace que sobrevendría, sin embargo, no había sido el mismo conscientemente buscado ya que el objetivo del hombre al incursionar en las mencionadas alturas no era otro que el de escapar de la exposición pública de una relación que, aun no siendo tramposa por haber su matrimonio de años ya concluido, era sentida por él como irrespetuosa no sólo para con quien había sido su mujer más amada, sino también para con la relación misma con ella por asumir instintivamente que tras la conclusión de un período de muchos años compartidos con alguien por mutua elección, debe haber un largo e indeterminado espacio de soledad previo a la reconstrucción de la vida sentimental con el cual él no estaba cumpliendo.
   Con paso nervioso, dubitativo, agitado y trastabillante, llegó hasta un techo de chapa que al ser por él pisado, se resquebrajó y posteriormente se rompió haciéndolo caer dentro del negocio en el cual se sucederían los últimos instantes de su vida.
   Mientras con plena conciencia asumía la inminencia de su muerte, pudo entender que la causa de la misma había sido su propio error, y con esto no me refiero al hecho de subir imprudentemente al techo del restaurante en busca de una escapatoria a la exposición pública, ya que como error, esto era insignificante, sino al hecho de haber, en busca de la recuperación de un sentir de juventud, decidido romper el lazo que lo unía no sólo a una persona, sino también a la vida misma, ya que cuando ese lazo que nos une a la existencia terrenal (ya sea de odio o de amor) se rompe, el final de la misma es inminente.
   En sus momentos previos a morir tuvo plena conciencia de que era de amor el lazo que tiempo atrás había decidido romper.