El tipo,
embargado por incertidumbres existenciales, le dijo al otro:
Su interlocutor
asintió en silencio (aunque muy convencido no parecía) y tras cortar con gran
habilidad en ocho partes una pizza recién cocinada, le dijo:
-Yo no estoy
hecho para esto, y me refiero a la sociedad, pero no a la de este país ni a la
de este tiempo, ya que siento que no podría adaptarme a ninguna otra tampoco
porque… no estoy hecho para vivir en sociedad.
Su interlocutor
muy calmadamente le dijo:
-Se llama anomia lo tuyo.
-Aahhh… ¿Y qué
significa?
-La anomia es la
desviación de las normas sociales; el individuo anómico es despreciado por la
sociedad que a través de sus autoridades despliega acciones represivas en su
contra en un intento de "sociabilizarlo", entendido esto por volverlo respetuoso
de las normas legales y también de las morales, ya que el sistema no sólo
persigue y encierra en penitenciarías a quienes infringen la normativa legal,
sino también a quienes infringen la normativa moral. A estos últimos la
sociedad les tiene destinada instituciones que no son oficialmente llamadas
penitenciarías, ya que son presentadas como otra cosa (hospitales), pero por ser punitorias ofician como tales; en dichas instituciones represivas quienes ejecutan la
punición son siempre personas "normales" y les es dado castigar a los "anormales" porque en las sociedades humanas, como más o menos dijo Foucault: "el
normal tiene derecho sobre el anormal",
y el individuo "normal" será siempre aquel que respete las normativas
familiares, laborales y legales, sean cuales sean, del tiempo y lugar en que sea
que se encuentre sin cuestionarlas más que esporádica y superficialmente, cosa
que de dichos cuestionamientos ningún cambio derive, y, de dichas normas
cambiar, el individuo "normal" acepta las nuevas y pasa a despreciar las del
pasado… …El individuo anómico es visto por los societaristas como un enfermo
generalmente incurable que debe ser apartado de la generalidad o hasta
destruido ya que por ser incapaz o falto de voluntad de adaptarse a la sociedad,
a la misma sólo puede hacerle daño, de ahí que el reprimirlo sea visto por el "normal" como un acto justo y hasta altruista por ser, según su visión, cualquier
acción lesiva en su contra una defensa de la sociedad, pero existe una
perspectiva distinta del individuo anómico ya que hay sociólogos que creen que
ninguna sociedad humana brinda la cantidad suficiente de ofertas a nivel
familiar, educacional, laboral, etcétera, como para abarcar las diferentes
capacidades y necesidades de todos sus individuos, lo cual resulta en que en
toda sociedad exista siempre un grupo de personas excluidas de ella; según esta
visión, la culpa de toda conducta antisocial (anómica) no es del individuo así
denominado sino de la misma sociedad por ser limitada en sus ofertas, pero no
estoy con esto disculpando a la delincuencia no sólo porque lo que digo a este
respecto es una explicación y no una reivindicación de lo anómico, sino además
porque, a diferencia de lo que muchos creen, lo antisocial no pasa sólo por la
comisión de delitos ya que hay toda una serie de motivos que resultan en que
una persona quede marginada de los muchos ámbitos que componen la sociedad, que
nada tienen que ver con la infracción de leyes, de hecho, la mayoría de los
anómicos existentes en toda sociedad no son delincuentes.
El individuo anómico lo observaba atentamente
y tras unos segundos, dijo:
-Aaahhh…. ¡Entonces
el problema no era yo, sino la sociedad!; los demás, básicamente (siempre lo
sospeché, ¿eh?);… Al final es como cantaba Luca (bueh, Sumo; parece que Luca no cantaba esa parte): "Yo ‘stoy al derecho, dado vuelta estás vos".

-Acordate de que dijiste que la fugazza es para la tres.
-¿Qué?
Y entendiendo
que por estar absorto en los conceptos recién expuestos era lógico que su compañero presentara dificultades en el reconocimiento del espacio en que se
encontraba, enérgica pero amablemente, le dijo:
-¡Y sí, flaco!
Estás en la cocina de una pizzería; yo soy pizzero y vos sos mozo, asi que,
¡ponete a laburar!
El individuo anómico reaccionó y dijo:
-Ah, cierto;…
Asi que… la fugazza es para la mesa tres, ¿no? Ahí va.