
-Cuando no se
logra cumplir ninguna meta y se siente que se acaba el tiempo (o que ya se
acabó hace rato), es imposible no tener ganas de morir… -y señalando
tristemente a las vías, agregó: -No hay día en que no piense en tirarme ahí.
El suicida le habrá
visto pinta de persona buena, caritativa, de militante antisuicida o algo así,
al menos es lo que posteriormente pensó ya que había otras personas alrededor a
las que podría haberse dirigido pero no lo hizo; se dirigió a él como si
presintiera que era la persona correcta para decir algo sobre la situación planteada,
y en base a lo que le expresaría, se puede concluir que lo era; le dijo:
-Es normal que
los suicidas elijan las vías del tren y del subte para autodestruirse, tal es
así que los maquinistas de trenes y subtes de todo el mundo tienen, tras
algunos años de profesión, un anecdotario de tragedias muy extenso por culpa de
los suicidas ya que a todos ellos les pasa muchas veces en su vida laboral el
ser partícipes involuntarios de sus muertes, y aunque de ellas no tengan la
culpa, el sentir de culpabilidad es algo que suelen tener igual, y no sólo por
eso tienen habitualmente problemas a nivel emocional, sino también porque por
ley, tras embestir a alguien deben frenar y verificar cuál es el estado del
individuo, y en los casos de suicidios exitosos, eso implica tener que ver al
cuerpo hecho pedazos con las entrañas esparcidas por el piso, lo cual es lógico
que les cause una impresión comúnmente generadora de un trauma, y no sólo a
ellos, sino también a los transeúntes del área, a los bomberos, que legalmente son quienes tienen que remover los pedazos de cuerpo y a quienes trabajan en limpieza
pública, ya que son quienes tienen que limpiar la sangre y los restos corporales que los bomberos no hayan removido; este es un motivo muy común por el que quienes trabajan en limpieza pública se quedan sin
trabajo ya que tras presenciar tal cuadro, muchos renuncian inmediatamente por no soportarlo, y como la empresa de transporte está obligada a
proveerle asistencia psicológica y médica a sus empleados, tras haber embestido a personas,
los maquinistas son entrevistados por psicólogos que a su vez los derivan (o
más bien los entregan) a psiquiatras que no sólo les prescriben veneno (es
decir, psicofármacos), sino que hasta suelen pedir su internación forzosa en un neuropsiquiátrico por su supuesto bien,
por lo que tras el hecho en cuestión, hasta suelen perder su libertad, y como
los psicofármacos sólo empeoran el estado físico y anímico de quienes los
consumen (ya que hasta los laboratorios productores de los mismos, incluyendo a
los antidepresivos, admiten que su toma aumenta el riesgo de suicidarse),
comúnmente terminan quitándose la vida… o sea, quienes se suicidan en las vías
le terminan jodiendo la vida a los maquinistas, a los transeúntes que estén en el área, a los bomberos, al personal de limpieza pública e indirectamente hasta a las familias de todas estas personas, de ahí que el suicidio en las
vías sea EL MÁS DESACONSEJABLE DE TODOS por iniciarse con el mismo una cadena
de daño que no se sabe dónde va a terminar, por eso te digo que si estás
decidido a matarte, elijas otra forma ya que la que estás considerando es la
más cruel de todas.
El suicida lo
escuchó con mucha atención; era obvio por su expresión que lo que le había sido dicho le había llegado, por lo que dijo:
-¡Carajo!…Nunca
había pensado en nada de eso.
El improvisado
militante del no suicidio en las vías asintió en silencio con un gesto y el
suicida, que tras manifestarle su deseo de matarse se esperaba que la persona
le dijera lo obvio que en casos así habría sido: "no te mates", advirtió que en ningún momento le había dicho cosa tal, por lo que le preguntó:
-¿No me vas a
decir que no me mate?
-Ah, sí; no te
mates.
Tras lo cual
estrechó la mano del suicida y éste último se fue de la estación; lo que su
interlocutor nunca sabría es que unos días después el suicida cumpliría con su
cometido autodestructivo, pero no arrojándose a las vías, sino cortándose las
venas.
Mejor así.