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martes, 7 de febrero de 2023

En un futuro cercano (cuento) - Martín Rabezzana

 -Palabras: 2.791-
   
   Un psiquiatra llamado Ricardo Togliavita, fue citado a indagatoria en un juzgado de la provincia de Buenos Aires hacia fines de la década del 2020, tras ser imputado por privación ilegítima de la libertad, imposición de tormentos e instigación al suicidio en perjuicio de uno de sus “pacientes” cuyo nombre era Luciano Lamacchia; tras serle informado por el juez cuáles eran los hechos por los cuales había sido imputado, cuáles eran las evidencias en su contra presentadas por el fiscal, e informarle que tenía derecho a declarar y, que de no hacer uso del mismo, cosa tal no podía constituir una prueba en su contra, el imputado, asumiendo que la impunidad para él y sus cómplices de control social y represión, sería eterna (de ahí que estuviera seguro de que para él, sobrevendría el sobreseimiento), hizo uso de su derecho a declarar; durante la declaración, como se esperaba, dijo que todo lo que había hecho, lo había hecho conforme a lo reglamentado médicamente y que por eso, todo su accionar profesional era legal y científico, por lo cual, estaba totalmente tranquilo, resultando esto en que aceptara contestar preguntas.
   El fiscal Juan Martín Candioti buscaba demostrar que el accionar de TODOS los psiquiatras constituye “mala praxis”, pero no porque actúen con negligencia en el sentido de no hacerlo de acuerdo con las normas vigentes en psiquiatría, sino porque, según su criterio, el ejercicio de la psiquiatría misma constituye una negligencia médica por ella carecer de las evidencias probatorias en cuanto a la condición patológica de las personas a las que trata, que deben necesariamente presentar los médicos de otras disciplinas, antes de declarar a un paciente: “enfermo” y prescribirle medicamentos, de ahí que pretendiera demostrar que una buena praxis psiquiátrica, es una mala praxis médica. Buscaba además demostrar que el tratamiento psiquiátrico es un medio para violar derechos humanos básicos, dado que a través de la psiquiatría se autorizan privaciones forzadas de la libertad contra las personas, imposición de drogadicción y hasta en algunos casos, de electroshocks, constituyendo estas últimas cosas mencionadas, torturas que, por supuesto, no están permitidas en su infligimiento a NADIE bajo NINGUNA circunstancia, sin embargo, todo esto se le hace a las personas a través de la psiquiatría sin necesidad de que hayan cometido delitos y sin un debido proceso previo, de ahí el interés del fiscal en que el estatus legal del accionar psiquiátrico sea revisado ya que, según su criterio, el mismo infringe varias leyes, resultando esto en que los psiquiatras que actúen o hayan actuado de modo coercitivo con cualquier persona a la que en el ejercicio de su oficio, hayan tratado, ameriten ser llevados a juicio sin que para que se logre cosa tal, haga falta cambiar la legislación, dado que basta con aplicar la que ya está vigente para que, por su accionar, penas privativas de la libertad, le sean a los psiquiatras, aplicadas.
   El fiscal Candioti le preguntó al psiquiatra Togliavita lo siguiente:
   -¿Por qué motivo dispuso que a Luciano Lamacchia se le impusiera psicodrogadicción y reclusión en un manicomio?
   A lo que el psiquiatra respondió:
   -El paciente tenía tendencias agresivas y autolesivas, en estos casos, el tratamiento psiquiátrico se hace indispensable para disminuir la posibilidad de incidencia del enfermo tanto en la agresión a otros, como en la agresión a sí mismo.
   El abogado rápidamente dijo:
   -Por lo que me informaron familiares y amigos de la víctima, a mí no me consta que así haya sido previo al tratamiento psiquiátrico que le fue impuesto, pero sí con posterioridad al mismo, pero supongamos que usted tiene razón y que su intervención se dio en el marco de una conducta agresiva hacia otros y hacia sí mismo, de Luciano: ¿usted considera sensato que a alguien que tiene tendencias agresivas o autolesivas, se le suministren substancias que aumentan la agresividad y las tendencias autolesivas?
   -No fue eso lo que hice.
   -En realidad, fue exactamente eso lo que hizo, dado que el tratamiento psiquiátrico se basa en el suministro de drogas que, según sus mismos prospectos, aumentan la agresividad y las tendencias autolesivas, y hasta en prácticas aún más aberrantes como el infligimiento de descargas eléctricas a la cabeza.
   -La terapia electroconvulsiva no fue aplicada en su caso, y de hecho, lo es cada vez menos por la mayor eficacia y menores efectos adversos que los psicofármacos, tienen, producto del avance de la ciencia.
   -Sin embargo, a pesar de esos supuestos avances que llevan a que los fármacos que ustedes prescriben sean, según su criterio, cada vez más efectivos y seguros, como ya dije, los mismos prospectos de TODOS los psicofármacos en los que se basa su supuesta terapia médica, admiten que su toma aumenta la agresividad y las tendencias autolesivas que muchas veces resultan en actos agresivos y suicidas en quienes los consumen, pero cuando un acto agresivo o suicida realizado por alguien tratado psiquiátricamente, tiene lugar, los psiquiatras que se los han suministrado, se desentienden de toda culpa y responsabilidad, y aducen que dichas substancias tóxicas, fueron por ellos suministradas con el fin de ayudar a sus “pacientes”… ¿Podría aclarar por qué, sabiendo que la posible comisión de un acto violento contra otros o contra sí misma, en una persona es más factible de ella estar drogada con psicofármacos que de no estarlo, usted considera válido al tratamiento psicofarmacológico?
   Entonces la abogada del psiquiatra consideró intervenir, pero éste último, con una seña le pidió que no lo hiciera y pasó a responder.
   -Cuando los psicofármacos son suministrados por un profesional de la psiquiatría, ocurre todo lo contrario a lo que usted expuso, es decir, en tales casos la gente mejora su conducta y su estado anímico general, pero por supuesto que considero que son en extremo peligrosos cuando las personas, sin supervisión médica, los consumen.
   -Pero su “paciente”, como usted lo ha llamado, se suicidó en el curso de un tratamiento infligido por usted, y nada lleva a concluir que se haya automedicado, sino que consumió psicofármacos bajo su supervisión.
   -Mi paciente se suicidó producto del trastorno depresivo mayor que padecía, trastorno que el tratamiento, a pesar de lo efectivo que es, no pudo contrarrestar.
   -Y si es tan “efectivo”, ¿por qué no pudo contrarrestarlo?
   A esto último, el torturador no pudo responder, por lo cual, tras algunos segundos, el doctor Candioti dijo:
   -Debido a la ausencia de respuesta del imputado, creo conveniente reformular la pregunta: el trastorno depresivo mayor, que su víctima padecía, ¿puede ser que haya sido causado por las drogas psiquiátricas que usted le prescribió?
   -No. Los psicofármacos ayudan a las personas a mejorar su salud mental, pero hay casos cuya gravedad hacen poco útil a toda ayuda médica, no significando esto que la misma no sea válida.
   -Sin embargo, como ya expresé, los daños en la salud física y anímica causados por el consumo prescrito de psicofármacos, aun en las dosis más bajas (admitidos por los laboratorios productores en los prospectos de sus “medicamentos”), son innumerables, de ahí que lo único lógico por concluir, es que quien es sometido a un tratamiento basado en su consumo, sólo puede malograr a su salud general de la misma ser buena, y empeorarla, de la misma ser mala, A pesar de esto, usted considera que “ayudó” a la persona a cuyo suicidio, ha contribuido.
   Entonces Analía Ferrara, abogada del represor, dijo:
   -Señor juez, me opongo a que las preguntas del doctor Candioti sigan por este camino, ya que la malicia con que las formula, puede ser admisible, pero sólo en el contexto de un alegato, y estamos en la etapa de la declaración indagatoria.
   Entonces el juez le pidió al fiscal, lo siguiente:
   -Doctor: trate de formular las preguntas de la manera más neutra posible.
   -Muy bien; trataré de hacerlo así -y dirigiéndose nuevamente al psiquiatra, dijo: -¿Usted considera válido el derecho a no sufrir torturas, reconocido por la legislación internacional?
   -Por supuesto que sí.
   -Entonces ¿por qué ha elegido una carrera que implica una violación sistemática del mismo? Ya que es innegable que someter a las personas a la drogadicción y a descargas eléctricas, es TORTURAR.
   La defensora del psiquiatra volvió a intervenir.
   -Señor juez, me vuelvo a oponer, ya que más que una pregunta tendiente a esclarecer algo, lo preguntado por el doctor Candioti constituye una descalificación personal.
   El juez dijo:
   -Voy a hacer lugar a lo manifestado por la defensa, así que le pido, doctor Candioti, que reformule la pregunta.
   El fiscal asintió con la cabeza.
   -Está bien; reformulo la pregunta: ¿por qué considera usted que forzar a alguien a la drogadicción, no constituye tortura?
   Entonces la abogada defensora intervino nuevamente al decir:
   -Señor juez, me vuelvo a oponer a la pregunta por el motivo ya expuesto.
   El juez dijo:
   -Doctor Candioti: le insisto con que reformule su pregunta para que sea lo más neutra posible.
   -Muy bien; le pregunto al imputado... ¿usted piensa que la destrucción sistematizada de la integridad física y psíquica de una persona, constituye tratamiento médico?
   La defensora Ferrara volvió a protestar.
   -Señor juez, ¡me vuelvo a oponer a la pregunta por ser totalmente agraviante!
   El juez negó con la cabeza y dijo:
   -No voy a hacer lugar esta vez a lo manifestado por la defensa, por lo que le pido al imputado que responda a la pregunta si así lo desea, dado que, como ya le expliqué, usted tiene en esta instancia, derecho a no declarar.
   Entonces el psiquiatra, tras expresar que quería seguir respondiendo, dijo:
   -Yo no considero que la inducción forzada al tratamiento médico constituya una destrucción de la integridad física ni psíquica de nadie, así lo pueden ver solamente aquellos que, por falta de conciencia de su estado patológico, creen que se los está atacando cuando en realidad, se los está ayudando.
   -O sea que, según usted, yo, y no sólo yo, sino CUALQUIERA que considere que a través de la psiquiatría se destruye la salud de las personas, basándose en el conocimiento de los gravísimos efectos de los psicofármacos admitidos por sus propios laboratorios productores, y además, que considere que a través de ella se valida indebidamente la suspensión de derechos básicos que sólo pueden serle suspendidos legítimamente a las personas tras haber cometido delitos y haber sido los mismos, probados en el curso de un debido proceso, ¡es alguien falto de conciencia de su “estado patológico”!... Es decir, cualquiera que desacredite o cuestione a la psiquiatría es, según usted, un “enfermo mental”, ¿o no es así?
   -No digo que sea necesariamente así, ya que también puede deberse tal consideración, a la falta de conocimiento en la materia.
   -Sin embargo, yo y otros colegas que trabajamos en la defensa de personas cuyos derechos básicos fueron vulnerados por el estado por intermedio de la psiquiatría, estudiamos el tema desde hace años, lo cual, no hace lógico que se nos considere desconocedores del mismo, no obstante, usted nos considera ignorantes.
   -Lo que ocurre es que, por bien que usted se haya informado, es doctor en leyes, no en medicina con especialización en psiquiatría, de ahí que carezca del conocimiento que se requiere para entender del todo a la práctica que desacredita.
   -¿Y cómo explica entonces que la antipsiquiatría provenga de psiquiatras?… ¿Puede usted acusarlos a ellos, de ser también, ignorantes en la materia?
   -Bueno… en tales casos, yo pienso que intereses oscuros los han llevado a oponerse a un sistema que en realidad, ellos mismos consideraban válido.
   -Es decir, para usted, SIEMPRE que alguien manifiesta descreimiento en la psiquiatría, lo hace porque es un ignorante, un loco, o porque le han pagado para hacer eso.
   Y mientras sonreía con suficiencia, el psiquiatra respondió:
   -Básicamente, sí.
   -Entonces no hay lugar alguno para críticas en su disciplina.
   -Por supuesto que sí lo hay, pero las mismas deben proceder de personas capaces de entender el proceso médico que a través de la psiquiatría, se desarrolla.
   -Pero ya le acabo de decir, y usted no lo desmintió, ¡que la misma antipsiquiatría viene de psiquiatras! Sin embargo, lo que ellos han expresado, en ninguna medida usted lo considera válido porque sólo una opinión coincidente con la oficial, que es la suya, puede serlo.
   Entonces la defensora volvió a protestar.
   -Señor juez, me vuelvo a oponer a que el doctor Candioti siga expresándose del modo en que lo hace.
   Entonces el juez dudó durante varios segundos respecto a qué hacer, debido a su inexperiencia en el tema presentado por el fiscal, y finalmente dijo:
   -Doctor Candioti: le informo que las preguntas realizadas por un fiscal a un imputado, pueden ser anuladas de ser agraviantes, así que le advierto lo siguiente: si formula una pregunta más que sea de ese tenor, daré inmediatamente por finalizada su participación en esta indagatoria.
   El fiscal asintió con la cabeza y después, con tono displicente, dirigiéndose al psiquiatra, dijo:
   -Usted expresó que todo su accionar ha sido científico, con lo cual no estoy de acuerdo dado que la psiquiatría no cumple con lo requerido por las demás ciencias médicas para ser considerada una forma válida de medicina ni de ciencia, pero supongamos que lo es; a este respecto digo que las ciencias le han permitido al ser humano ser destructivo a una escala sin precedentes en la historia; tengamos en cuenta cosas como las investigaciones en energía nuclear que han posibilitado crear armas terriblemente mortíferas; si aceptamos que cosas así, son malas, es en extremo absurdo asumir que lo científico es necesariamente bueno y que por eso, lo que se oponga a una ciencia, es necesariamente malo, ya que el carácter positivo o negativo de una disciplina, es totalmente independiente de su condición científica, y si tras analizar a una disciplina científica determinada, concluimos que tiene consecuencias positivas, hay que apoyarla, pero si concluimos que las mismas son negativas, hay que oponerse a ella, y esto NO LO PUEDE HACER alguien que tiene a lo científico por sagrado, ya que para alguien así, “ciencia” es sinónimo de “bondad”, y por eso cualquiera que presente una crítica a cualquier cosa denominada “científica”, sea para él, necesariamente herético y malo, ahora bien, ocurre que las consecuencias de la psiquiatría son...
   Entonces el juez interrumpió al fiscal diciendo:
   -Doctor Candioti, como ya lo hizo notar la defensa, no estamos en la etapa de alegatos, así que le pido que le formule la pregunta al imputado del modo más directo posible.
   -Está bien -y tras tomar aire profundamente, el fiscal dijo: -Doctor Togliavita: ¿tiene usted algún tipo de remordimiento por haber inducido a Luciano Lamacchia al suicidio?
   Entonces la defensora Ferrara, dijo:
   -¡Señor juez, no se puede permitir que…!
   Y el juez la interrumpió a ella al decir:
   -Está bien doctora Ferrara, no hace falta que fundamente la protesta, ya que le advertí al fiscal que ante otra pregunta maliciosa de su parte, daría por finalizada su participación en esta indagatoria, así que doctor, no le permito realizar más preguntas al imputado -y tras algunos segundos, el juez dijo: -Salvo que el imputado o la defensa quieran expresar algo más, daré por terminada la declaración indagatoria.
   El imputado dijo que nada más tenía para decir y así también lo manifestó su defensora, entonces el fiscal Candioti, dirigiéndose al juez, dijo:
   -Señor juez, solamente me queda por decirle a usted, que la ausencia total de remordimiento en el doctor Togliavita, aun sabiéndose culpable de la muerte de un ser humano, lo hace digno de la calificación de: psicópata, y de ahí que haya motivos de sobra para considerarlo capaz de instigar al suicidio a una persona y de ser privador ilegítimo de la libertad e impositor de torturas, y es por esta razón que espero que usted se digne dictar su procesamiento; nada más; buenos días a todos.
   Así concluyó la indagatoria al represor matriculado: Ricardo Togliavita.

… … ...

   Una vez fuera de la sala en que se desarrolló la declaración indagatoria al psiquiatra, en un pasillo del recinto judicial, se encontraba el fiscal Candioti tomando tranquilamente un vaso de agua, entonces apareció Ricardo Togliavita, caminando rápido y claramente alterado, en dirección a la salida; al pasar al lado de Candioti, lo miró de reojo y, en voz muy baja pero audible, le dijo:
   -Hijo de puta.
   Ante lo cual, Candioti sonrió con gran satisfacción, y mientras lo miraba alejarse, también en voz baja, le dijo:
   -Te juro que te voy a meter en cana, ¡torturador de mierda!

… … … 

   Unos diez días después, el juez dictó el procesamiento del psiquiatra Ricardo Togliavita, sentando así, un precedente judicial que le abriría la puerta a nuevas imputaciones y a más dictados de procesamientos contra psiquiatras, que resultarían habitualmente en condenas, como así también, contra sus acérrimos sirvientes y partícipes necesarios: los psicólogos, los asistentes sociales y algunos otros.
   Así se inició el cambio.