
Acercándose la hora de mi muerte me veo en
la necesidad de dar testimonio para la posteridad de un hecho cuyas causas
verdaderas aun no recoge ningún libro.
Primero se procedió a hacer subir al barco a
los pobladores de las prisiones, es decir, a los delincuentes comunes; estos
compusieron menos del 10 por ciento de los pasajeros de la nave; después se
detuvo a aquellos cuyas ideas políticas eran molestas para las autoridades.
Después se pasó a detener a aquellos cuyas ideas (religiosas o no) no eran
políticas pero también molestaban a las autoridades. Después se detuvo a los ebrios. Después se detuvo a
aquellos que pedían una rebaja de los impuestos. Después se detuvo a aquellos
que protestaban por alguna injusticia. Después se detuvo a aquellos cuya
inclinación sexual no era la aceptada socialmente. Después se detuvo a aquellos
que vestían de forma extraña según los usos de la ciudad. Después se detuvo a
quienes tenían problemas congénitos o adquiridos de movilidad. Después se
detuvo a aquellos que con su (mala) presencia afeaban a la ciudad, es
decir: gordos, mendigos, viejos y hasta jóvenes de pasar económico medio poco
agraciados en su estética. Después se detuvo a quienes se dedicaban a las artes
cuya temática no implicaba mayormente alabar al estado y a sus representantes,
y finalmente los galenos aprovecharon el poder que el estado les confirió para
hacer detener a aquellos por quienes sentían antipatía por motivos netamente
personales; todas estas personas fueron subidas a una embarcación a fuerza de
palos y una vez en la misma, fueron conducidas a alta mar, lugar en el cual el
capitán junto al personal armado que lo
acompañaba, procedió a destruir todo elemento que permitiera dirigir a la nave
(timón, velas, etcétera); tras hacer esto, subieron a un bote que los acercó
hasta otro barco que el estado había asignado para seguir a la embarcación
en cuestión y en el mismo regresaron a tierra firme dejando a la deriva a la
nave con la intención de que sus pasajeros murieran de hambre.
Cabe destacar que si bien el motivo oficial
del procedimiento de separación de la sociedad de personas para su posterior
eliminación era su insanía psíquica, jamás se nos pidió que tuviéramos en
cuenta el estado de su psiquis antes de ordenar sus detenciones, por lo que no
hay constancia alguna de que siquiera una de las personas dejadas a la deriva
en la popularmente llamada "nave de los locos", estuviera loca; así lo
puedo asegurar yo, que fui uno de los galenos designados para la tarea
mencionada que fue la primera pero no la última, ya que el procedimiento recién
expuesto fue parte de toda una serie de otros procedimientos aún en marcha no sólo
en este país, sino también en todo otro del que yo tenga conocimiento ya que el
modelo se ha reproducido a escala internacional.