...Ni bien llegué a la cárcel, advertí lo perverso, abyecto y despreciable de esta gente, y los sucesivos días no hicieron más que reforzar la primera impresión que de ella tuve;...¡Jamás creí que la corrupción moral del ser humano pudiera llegar a niveles tan altos!… Yo albergaba esperanzas de que pese al ambiente desfavorable en que se encuentran, estas personas conservaran al menos algo de su bondad humana primigenia, pero no;… tienen delirios de grandeza. Se creen personas justificables, valientes y hasta heroicas, ya que hasta ese punto llegan en sus creencias retorcidas e irrealistas;... no alcanzan los adjetivos aplicados a estos individuos para dimensionar lo crueles, viles, impiadosos, infames e irremediablemente criminales que son, y con mucho dolor en mi alma, digo que lo único justo para la humanidad que se puede hacer con ellos, es fusilarlos cuanto antes;… en fin; al menos por ahora, concluyo con mis impresiones sobre el personal de la cárcel (1) y paso a referir mis conclusiones sobre los reclusos.
(1) Guardias, celadores, inspectores, médicos, enfermeros, etc.
