-Hay personas
superiores e inferiores, pero también hay, no obstante, igualitarismo, ya que
quien está en un nivel de superioridad respecto a otro, tarde o temprano (ya
sea en esta vida o en otra) intercambia posición con ese otro, y no sólo eso es
lo paradójico, sino además el hecho de que la superioridad e inferioridad
tienen lugar contemporáneamente, ya que quien es superior a alguien en cierto
aspecto, es inferior a ese mismo alguien en otro… Esa es la respuesta a la
pregunta de si somos realmente iguales o no, y, por consiguiente, de si las
jerarquías son válidas o si lo válido es la igualdad; ambas cosas son válidas
dado que a TODOS los seres nos rige un igualitarismo jerárquico.
Tras decir todo esto, la señora volvió a su
puesto de flores y atendió a un cliente, entonces la cola para subir al
colectivo avanzó y la mujer, que había escuchado con gran atención y sorpresa a
la florista, no tuvo tiempo de decirle nada y apresuradamente subió al
colectivo; una vez en su asiento, dirigió su mirada a la señora que seguía
atendiendo a clientes con total normalidad.
El colectivo
arrancó y la mujer se quedó pensando en por qué la señora le había dicho todo
eso que "casualmente" se correspondía con dudas en la materia que ella
habitualmente tenía, ya que la cuestión de las jerarquías era muy recurrente en
su pensamiento y sobre la misma no había nunca logrado llegar a una conclusión
del todo satisfactoria… …¿Habría sido una casualidad que la señora le dijera
justo algo que ella necesitaba saber?... Tal vez la florista le dijera esas
cosas a cualquiera y ella había sido tan solo una persona más a la que se
acercó con ese discurso, o tal vez no; debería preguntárselo y planeó hacerlo
al día siguiente, pero al otro día ocurrió que no sólo la señora no estaba en
el lugar del día anterior, sino además que hasta el puesto de flores faltaba, y
haciendo memoria se dio cuenta de que nunca lo había visto antes de ese día,
sin embargo siguió esperando volver a encontrar al puesto de flores y a la
florista los días posteriores, pero eso no ocurrió, por lo cual se resignó a no
saber a qué se debió lo que la señora le había dicho.
Otro día la
mujer se encontraba caminando rumbo a la panadería y un señor le preguntó por
una dirección, ella gentilmente le respondió, el señor le agradeció y después
le dijo:
-No importa si "todo vuelve" o no, ya que aun si no es así, uno puede tomarlo como si así
fuera, y, de uno hacerlo, el resultado será positivo ya que de uno vivir de
acuerdo a eso, intentará brindarle bienestar a los demás en vez de malestar,
por lo que del concepto según el cual "todo vuelve", ser erróneo o falso, los
resultados positivos de vivir de acuerdo a ese "error" o "falsedad", tienen
lugar igual, lo cual demuestra que, como más o menos expresó el escritor Manuel
R. Silva en un libro: un concepto no es necesariamente inútil ni negativo por
ser falso ni es necesariamente útil ni positivo por ser verdadero, ya que la
utilidad y positividad de un postulado, son independientes de su condición verdadera
o falsa.
La mujer se
sorprendió ya que entre las dudas existenciales que habitualmente la
embargaban, la de si la verdad importaba o no, era tal vez la principal, y la
respuesta le había sido provista por el transeúnte al que le dijo:
-Gracias por
decirme todo eso, y ahora por favor, dígame quién es usted y…
Pero el señor
simplemente sonrió y se despidió.
-Buen día –y se
fue.
Ella lo dudó un
poco pero tras algunos segundos se decidió a seguir al señor para que al
alcanzarlo le respondiera por qué le había dicho lo que le dijo, pero el señor
cruzó una avenida repleta de autos detenidos frente un semáforo en rojo y
cuando ella fue a cruzar, cambió a verde (claro… antes pasó por el amarillo) y
al reanudarse la circulación de los autos, no pudo cruzar la calle durante más
de un minuto. Cuando finalmente cruzó, no vio al señor en ninguna parte.
Por la sorpresa
que le causó lo ocurrido y la molestia posterior por no poder alcanzar al
transeúnte, se sintió en la necesidad de distenderse, por lo que en vez de
volver a dirigirse a la panadería a la cual un rato antes pretendía ir, se fue
a un bar; se sentó a una mesa sobre la vereda y pidió un café. Se lo llevaron y
tras un rato empezó a pensar lo siguiente: tal vez la conciencia universal (o
su propio subconsciente, que podrían ser lo mismo) le estuviera respondiendo a
sus preguntas más profundamente sentidas, o tal vez todo se tratara de una
broma de las que tanto abundan en internet… Sí; eso debía ser; seguramente
alguien la filmó y lo que le ocurrió ese día y la otra vez en la estación, era
ya parte de algún video publicado en las redes sociales, pero… había una manera
de saber si era así o no: haciendo una pregunta mentalmente y esperando a que
alguien llegara con la respuesta; eso se dispuso a hacer; cerró los ojos y
mentalmente preguntó: "¿Los extremos son necesariamente malos, o cumplen una
función que los justifica en su existencia y los hace por eso, en alguna
medida, positivos?" Tras formular la pregunta, esperó a que alguien llegara con
la respuesta, pero tras casi una hora, nadie apareció, por lo que pagó el café y
se dispuso a irse, pero entonces vio a un pibe de unos 8 años que vendía pañuelitos
de papel. Se le acercó y le ofreció el producto que ella, sonriendo compró con un
billete mayor en valor al de su precio, y tras decirle que guardara el vuelto y
él agradecerle, el pibe se fue, por lo que ella asumió que no era él quien le
daría la respuesta a su pregunta y se convenció entonces de que lo ocurrido
anteriormente había sido parte de una broma filmada, pero poco después el pibe
volvió hasta la mesa donde ella todavía estaba y, con una elocuencia discursiva
impropia de su edad, le dijo:
-Si consideramos
que los extremos son malos, y, por consiguiente, que lo bueno es el punto
medio, debemos a su vez aceptar a la necesidad y positividad de los extremos
así como a las de las personas consideradas "extremistas", ya que el punto
medio se define por su posición equidistante respecto a dos extremos, por lo
que no habría nadie centrado de no haber extremistas, lo cual lleva a concluir
que NADA ni NADIE está de más en la vida; TODO cumple una función que, en algún
momento, llegaremos a saber cuál es.
La mujer se
conmovió hasta las lágrimas y mientras lo tomaba de las manos, le dijo:
-¡Gracias,
gracias!
Tras lo cual, el
pibe se fue.
Pasaron los días
y la mujer siguió haciendo preguntas de las más diversas, y tras algunos
minutos siempre llegaba alguien que le brindaba las respuestas; una vez
preguntó: "¿Por qué los grandes artistas generalmente no se parecen a sus
obras?", y alguien apareció y le respondió lo siguiente: "Porque una gran obra
de arte procede de algo profundamente sentido por su creador, y justamente por
su expresión proceder de un sentir existente en la profundidad, es que
necesaria y notablemente difiere de lo existente en su parte superficial y
media, que es lo único que de los demás (e incluso de nosotros mismos) generalmente
vemos… La parte profunda de las personas es completamente desconocida aun para
ellas mismas salvo que produzcan arte, ya que la creación artística es la única
forma de lograr exteriorizarla; por todo esto, la creación artística es el
único medio válido de alcanzar el completo autoconocimiento;… Cuando una obra se parece mucho a su creador,
es porque la misma no es profunda y se trata de "arte bajo", ya que de ser
profunda (es decir, de ser arte de alto nivel), diferiría mucho de la parte
visible del autor. Es por eso que los grandes artistas no se parecen mucho a
sus obras."
En otra
oportunidad preguntó cómo se originó la vida en el universo y alguien le dio la
respuesta; otro día preguntó cuál es el sentido de la vida y la respuesta
también le fue dada; hizo cientos de preguntas de toda clase cuyas respuestas
siempre le eran brindadas por alguien, por lo cual, tras algunos meses, se
volvió la persona más sabia de todos los tiempos.
Después de mucho
preguntar todo tipo de cosas y obtener las respuestas, la mujer sabía prácticamente
todo lo posible por ser sabido, pero le quedaba todavía una duda: qué es lo que
debía hacer con todo el conocimiento que había adquirido, entonces se lo
preguntó al universo, pero pasaron los minutos, los días, las semanas, los
meses y los años y nadie llegó con la respuesta.
Nunca volvió a
preguntarle nada al universo ya que sintió que con cada conocimiento que
adquiría, en alguna medida se disminuía, por lo que intuyó que el no saber tiene
tanto valor como el saber.
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