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domingo, 16 de abril de 2023

Combatientes Americanos (cuento) - Martín Rabezzana

 -Palabras: 2.309-   

   En un bar situado a pocas cuadras de la Plaza de Mayo, un 24 de marzo de 2027, día en que una multitud se reuniría en dicha plaza para conmemorar y repudiar al último golpe de estado, un individuo de unos cuarenta y tantos años, se encontraba en la barra hablando con un empleado del lugar que se limitaba a darle condescendientemente la razón, ya que mucho interés en la conversación, no tenía.
   Tras señalar a varias personas que por la calle pasaban con pancartas que daban cuenta de que se dirigían a la plaza ya mencionada, dijo:
   -¡Ja! ¡Qué caraduras que son estos zurdos!… Hablan de “memoria, verdad y justicia”, cuando lo que presentan como “memoria” y “verdad”, que según ellos, están constituidas por la represión arbitraria de los militares a gente supuestamente inocente, es una parte ínfima de ellas; la memoria tiene que ser COMPLETA. La memoria en serio, tiene que implicar recordar que en este país, en los ‘70, hubo terrorismo, y es a los terroristas que los militares llegaron para destruir, y ¡menos mal que así lo hicieron!, porque de no haberlo hecho, la Argentina ya no existiría.
   Entonces, un joven de unos 20 años se acercó al señor y le dijo:
   -Disculpe caballero, pero sucede que hablar de “memoria completa”, no puede implicar la consideración de que la historia argentina violenta, se inicia con la aparición de grupos guerrilleros como Montoneros o el ERP, allá por fines de los ‘60; la memoria completa tiene que implicar recordar que previo a la aparición de dichos grupos de partisanos, hubo cinco golpes de estado perpetrados por los militares cuyo fin fue el de defender los privilegios de unos pocos pertenecientes al gran empresariado local, que a su vez, responde a los intereses del gran empresariado internacional; la memoria completa tiene que implicar recordar que la policía viene agrediendo arbitrariamente a la población civil, desde su misma fundación; la memoria completa tiene que implicar recordar que allá por el siglo diecinueve, los grandes terratenientes decidieron expandir sus propiedades robándole la tierra a sus pobladores milenarios y mataron a muchos de ellos en el proceso; estos hechos, que fueron parte de la llamada “Conquista del desierto”, se perpetraron a través de la policía y las Fuerzas Armadas; cuando hubo coletazos de estos genocidios en el siglo veinte (“Masacre de Napalpí”, en los años ‘20, “Masacre de El Zapallar”, en los ‘30, “Masacre de Rincón Bomba”, en los ‘40), ahí estuvieron la policía, los militares, y en el último caso, la Gendarmería, secuestrando, torturando, violando, esclavizando y matando a miles de indígenas desarmados; la memoria completa tiene que implicar recordar que durante huelgas realizadas por obreros en reclamo de aumentos salariales y mejores condiciones laborales, dichas fuerzas del estado también reprimieron impiadosa e injustificadamente (“Semana Trágica”, en Capital Federal, “Masacre de la Forestal”, en Santa Fe, “La Patagonia Rebelde”, en Santa Cruz, "Masacre de Oberá", en Misiones, y muchos otros casos); la memoria completa tiene que implicar recordar que mientras estuvieron vigentes los Edictos Policiales (durante casi todo el siglo veinte), las detenciones arbitrarias, denominadas “razias”, eran permanentes y a gran escala, resultando esto en que todos los fines de semana pararan camiones policiales en la puerta de locales nocturnos de todo el país, y por nada, la policía detuviera a miles de personas; también por la calle ocurría que, por nada, los policías detuvieran a cualquiera, y durante esa innumerable cantidad de detenciones, eran comunes las golpizas, las torturas, las violaciones y hasta hay casos de asesinatos en el curso de estos arrestos que no tenían a nivel legal, ninguna razón de ser; por todo esto digo que las instituciones represivas que usted reivindica, lejos de estar para defender a la población, están para atacarla; así fue ayer, así es hoy, y seguramente así será SIEMPRE, ya que las Fuerzas Armadas y de “seguridad”, fueron creadas por una minoría perteneciente al establishment para defender sus privilegios que, como tales, se sostienen y aumentan, en paralelo con el empeoramiento de las condiciones de vida de las mayorías, de ahí que creer que las fuerzas represivas legales “están para proteger al pueblo”, sea absolutamente ridículo; están para proteger los intereses de los capitalistas locales, residentes en muchísimos casos, en el exterior, que son empleados de las potencias extranjeras entre cuyos dictados está siempre el de liberalizar nuestra economía, lo cual implica tomar medidas de desindustrialización, en pos de favorecer las importaciones, cosa que lleva al cierre masivo de fábricas y, por consiguiente, al aumento del desempleo y de la pobreza, lo que a su vez, deja al país en manos de los bancos “internacionales” (sobretodo uno), que nos prestan plata para que podamos paliar ciertas necesidades, pero a cambio de que acatemos sus directivas entre las que también SIEMPRE está, la de que el estado nacional se deshaga de sus empresas al privatizarlas, y si la venta de las mismas es a extranjeros, mejor, porque quedando los servicios esenciales en manos extranjeras, el país queda en manos extranjeras, y ése es justamente el objetivo de todo préstamo realizado por los bancos “internacionales”: que a cambio de los mismos, les entreguemos soberanía; todo esto lo hizo el último gobierno militar con consecuencias desastrosas para el país, de ahí que dichas fuerzas que se disfrazan de “nacionalistas”, sean en realidad, lo antinacional en su máxima expresión, y de ahí a su vez que tanto la defensa del pueblo como la oposición a la entrega del país, impliquen NECESARIAMENTE enfrentarse a ellas, y los guerrilleros de los '70, a ellas se enfrentaron. -Y tras algunos segundos, dijo: -La “memoria completa” de ustedes, ¡es muy parecida a la amnesia!
   El derechista escuchó al joven sin interrumpirlo, pero no porque respetara a las opiniones opuestas a las suyas, ya que esto no lo hacía, sino por la sorpresa que le había generado una expresión semejante procedente de alguien como ese joven, que tenía el pelo rapado, borceguíes y un uniforme verde, que lo asemejaban a alguien perteneciente a alguna Fuerza Armada legal, fue por eso que empezó a dudar de si lo que el joven le había dicho, lo pensaba realmente o si no se trataba de una puesta a prueba de algún grupo de inteligencia estatal (tal vez, militar), cuyo objetivo era ver cómo reaccionaba la población ante un discurso así; fue por esto que, calmadamente (tan calmadamente como el joven le había hablado), el señor le dijo:
   -O sea que usted considera que los grupos terroristas como Montoneros y el ERP, nada malo hicieron, y es por eso que no merecían ser reprimidos.
   A lo que el joven respondió:
   -Yo no digo eso; por supuesto que hicieron cosas jodidas, muchas de ellas, injustificables, lo que digo es que los grupos guerrilleros no se crearon espontáneamente; fueron creados por la misma represión estatal que usted reivindica; sin la represión arbitraria y cobarde perpetrada por las autoridades contra la población, sostenida durante tanto tiempo, los grupos guerrilleros, cuyo principal objetivo fue el de responder a ella, no se habrían creado nunca.
   El hombre no pudo responderle, pero no por haber sido convencido por el joven, lo cual, por supuesto, no había ocurrido, sino porque seguía asombrado de que alguien de su aspecto, dijera esas cosas; pensó en preguntarle a qué fuerza pertenecía, pero por temor, no lo hizo; el asombro del derechista fue mayor, cuando segundos después, ingresaron al negocio unos treinta y cinco jóvenes de similares características a las de aquel con quien había estado hablando; todos ellos estaban visiblemente armados.
   Una de las chicas pertenecientes al grupo de jóvenes recientemente creado, compuesto por personas de todas las provincias del país, cuyo nombre era el de Combatientes Americanos, como si recitara sobre un escenario, dijo:
   -Incurrir en actos de subversión, es un deber moral de todo aquel que considere que el estado de cosas, es malo.
   Otro de ellos, dijo:
   -"Orden", "disciplina", "normalidad" y "civilización";... las cuatro palabras favoritas de todo FACHO.
   Otra joven, dijo:
   -Los obedientes están más muertos que vivos; los desobedientes están completamente vivos; paradójicamente, es esa fuerza vital lo que impulsa a los vivos a encontrarse con aquellos deseosos de matarlos.
   Otro dijo:
   -Los muertos son los que pertenecen a las fuerzas del orden. Los vivos son los que a las mismas, combaten.
   Otra chica, dirigiéndose directamente al hombre derechista, dijo:
   -Los muertos matan a los vivos. Los vivos matan a los muertos.
   Ante todas esas expresiones que lo hacían sentirse parte de una película surrealista, el hombre no supo qué concluir; ya no sabía si lo que estaba en curso fuera una puesta a prueba de algún grupo de inteligencia, si se trataba de una obra heterodoxa de algún grupo de teatro (alguna vez había oído que algunos actores hacían esas cosas), si todo era simplemente una broma filmada con cámaras ocultas con el fin de posteriormente subirla a internet o publicarla en la televisión, o qué, lo que sí concluyó, es que lo mejor era salir del lugar, por eso, una vez que sintió que no le prestaban atención, así lo hizo; una vez fuera del bar, se acercó a un policía al que le informó de la presencia de jóvenes que parecían ser militares, pero que él creía que no lo eran; con el mismo fue hasta el negocio, y una vez que ambos hubieron ingresado al lugar, fueron apuntados por todos los jóvenes con armas cortas y largas; paralelamente les ordenaron que levantaran las manos, lo cual, hicieron; al policía le fue sacada su arma por una de las chicas, después, a ambos hombres, ella les dijo:
   -Repitan lo siguiente: ordenar es reprimir, por eso es que el orden es una cosa taaan nefasta.
   Ninguno de los dos repitió lo dicho, entonces la joven (que era muy atractiva), tras acercarse a ambos y acariciarlos de modo sensual, muy suavemente les dijo:
   -Vamos; repitan lo siguiente: ordenar es reprimir, por eso es que el orden es una cosa taaan nefasta.
   Y tanto el derechista civil como el policía, repitieron:
   -Ordenar es reprimir, por eso es que el orden es una cosa taaan nefasta.
   -¡Muy bien! -Dijo la chica, y aplaudió; después dijo: -Ahora repitan: quien así no lo crea, debería ser reprimido para que pueda experimentar en carne propia a las “bondades” del orden que anhela.
   Y, tratando de repetir, los hombres dijeron:
   -Quien así no lo crea, debería ser reprimido para que las bondades... de la…
   -Quien así no lo crea, debería... reprimido por...
   -No; no era así -dijo el policía.
   El civil dijo:
   -Eraaa…
   En ese momento se escucharon frenadas de vehículos que eran militares y policiales, de los cuales bajaron decenas de uniformados armados que dispararon contra el bar, fue entonces que todos los jóvenes, a través de las ventanas, empezaron a responder a los disparos con pistolas, ametralladoras y también con explosivos que en varias mochilas, transportaban; la balacera fue tremenda, tanto así que, tras unos cinco minutos de haberse iniciado, siete de los Combatientes Americanos habían caído bajo las balas de la represión estatal. Una cantidad similar había caído en el bando enemigo; a todo esto, tanto el derechista civil como el policía, totalmente espantados, se habían tirado al piso en el cual permanecerían durante un largo rato.
   Tras una media hora en que fue disparada innumerable cantidad de balas y decenas de explosivos habían sido hechos detonar, tanto en el bar como en la calle, todos los miembros de la agrupación armada de jóvenes, habían caído heridos de muerte, así como también, todos los empleados del negocio y (casi) toda su clientela, fue entonces que los disparos, cesaron.
   Los únicos sobrevivientes del bar, fueron el derechista civil y el policía, que sólo tras largos minutos de haber escuchado el último disparo, se atrevieron a levantarse y salir del negocio; una vez fuera del mismo, vieron que en la calle había muchísimos policías y militares muertos; ninguno de ellos parecía tampoco haber sobrevivido al enfrentamiento con el grupo de jóvenes partisanos; también notaron que las construcciones a su alrededor, estaban muy malogradas, así como los autos, que en muchos casos estaban siendo consumidos por el fuego, y lo más extraño de todo, era que la ciudad parecía deshabitada, ya que a nadie vivo vieron por las calles, lo que sí vieron, fue a muchos civiles en el piso, evidentemente muertos a balazos.
   Mientras caminaban en dirección a la Plaza de Mayo, que estaba macabramente alfombrada con cuerpos sin vida, el hombre y el policía, poco y nada hablaron; se limitaron tan sólo a pronunciar expresiones de asombro y desconcierto, absolutos; al acercarse a la Casa Rosada, les causó estupor el ver que la misma estaba destruida, como si hubiera sido bombardeada, pero más aún se los causó, el ver que la bandera que en lo alto de la misma, flameaba, no era la argentina, sino otra, una imperialista. La bandera argentina estaba presente, pero era más chica y estaba más abajo, y en medio de una y otra, un cartel enorme, lo siguiente decía: “Argentinos: ¡la libertad llegó!”
   En eso, escucharon acercarse a una camioneta del ejército argentino, entonces los dos hombres levantaron sus brazos para hacerse más visibles para sus ocupantes y el civil, gritando dijo:
   -¡Compatriotas! ¡Auxiiiliooo!
   Y el policía, con desesperación, dijo:
   -¡Ayuudaaa, por favooor!
    Y sin detenerse en ningún momento, a toda velocidad, la camioneta pasó de largo a ambos hombres y desde la misma, los soldados dispararon ráfagas de ametralladoras que los hicieron caer heridos de muerte; así como en el caso de la casa presidencial, en lo alto de la camioneta flameaba una gran bandera imperialista y por debajo de ella, otra más chica: la argentina.
   Con el último aliento que le quedaba, desde el piso, el civil dijo algo que jamás en su vida creyó que fuera a decir:
   -El guerrillero… tenía... razón.