-Tengo desde hace
mucho tiempo un sueño recurrente y no sé por qué; voy a encontrarme con una
amiga que conozco desde la primaria (mi mejor amiga), estoy en el colectivo
rumbo a su casa y miro por la ventanilla la calle, los negocios, las plazas y
estoy contenta porque voy a reencontrarme con ella tras un largo viaje que hizo
que la tuvo lejos mucho tiempo; cuando estoy por llegar y me levanto para bajarme,
me despierto; nunca me reencuentro con ella en el sueño, y cuando me despierto
me siento terriblemente mal. Al rato se me pasa, pero esos minutos tras
despertarme son de profunda angustia.
Su amigo le
preguntó:
-¿Desde cuándo
soñás lo mismo?
-Desde que
murió.
Tras unos segundos de silencio, su amigo le dijo lo siguiente:
-Al morir el
cuerpo, la conciencia que lo habitaba cambia de dimensión y nada de trágico
tiene esto, por más que nuestra incomprensión del tema nos lleve a creer que
alguien es compadecible por morirse, ya que en realidad el cambio dimensional
que hace la energía vital es apacible, salvo cuando algo la retiene porque esa
retención le dificulta el avance hacia otro nivel… A veces es la misma alma la
que se lo dificulta al no querer soltar lo que tuvo en el mundo material, y
otras, ese no querer soltar procede de los materialmente vivos que, sin querer, perjudican al alma por, como ya
dije, dificultarle avanzar… …El que sueñes seguido con un
reencuentro frustrado con ella significa que no la soltaste. No aceptaste
emocionalmente su muerte y tu
subconsciente te está mostrando que el reencuentro no es posible porque tu amiga ya
no está acá;… tenés que dejar de soñar con ese reencuentro ya que eso te impide
recordarla con alegría además de que, como ya dije, le causás malestar a su
energía vital incorpórea al dificultarle seguir adelante.
Ella lo miró
entre esperanzada y triste y le dijo:
-Pero, ¿cómo
hago para dejar de soñar algo a voluntad?
-Escribile una
carta agradeciéndole por todo lo bueno que te dio su presencia en tu
vida y no pongas nada triste; nada de “te extraño”, ni cosas semejantes; no expreses
ningún deseo de hacer volver el tiempo atrás y reencontrarla; expresale sólo
cosas positivas, deseale éxito en su camino y no te dirijas a ella como si
hubiera muerto, sino como si se hubiera ido a otro país, ya que en realidad,
eso es morir; no hace falta que sea una carta larga; algo sencillo y breve
basta mientras sea sentido; ella donde está la va a leer, y si no podés
escribirla sin llorar, rompé el papel y volvé a empezar las veces que te sea
necesario para lograr escribir sin lágrimas (aunque una lágrima chiquita esté
permitida); una vez terminada la carta, ponela bajo tu almohada; al otro día
vas a despertarte con bienestar por haberla dejado ir, permitiéndole así seguir
su camino de evolución espiritual y vas a poder recordarla con alegría; después
de eso el sueño no se va a repetir (si se repite, volvé a intentarlo, pero no
se va a repetir), y la carta, al otro día desechala; no te inhibas en ponerla en
la basura ya que las palabras ya habrán llegado hasta ella y permanecerán en su
conciencia para siempre haciendo innecesario que vos la conserves.
La mujer asintió
en silencio y esa noche, tras varios intentos, logro escribir la carta sin
llorar, la puso bajo su almohada y al día siguiente se despertó sintiéndose
bien; el sueño nunca más se repitió.