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viernes, 24 de marzo de 2023

Resistencia (anarco)peronista (cuento) - Martín Rabezzana

-Palabras: 2.578-
   En el año 1993, en un aula de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, al profesor de historia, Eduardo Casares, uno de sus alumnos, que sabía que él, durante su primera juventud, allá por los años ‘70, se había identificado con el anarquismo y también con el peronismo, le pidió que explicara esa posición política tan extraña y casi por completo, olvidada, al punto de estar en la historiografía política argentina, casi siempre, ausente; el profesor accedió a explicar en qué consistió su ideario ante sus alumnos, que lo escucharían con la mayor de las atenciones; así lo harían incluso los estudiantes menos aplicados que habitualmente prestaban poca atención a lo dicho por los docentes.
   El profesor dijo:
   -Antes de pasar a explicar cómo llegamos algunos anarquistas de mi generación a definirnos: “peronistas”, deberé explicar qué era el peronismo para nosotros;… ...Como tantos otros, yo, por fanatismo, cuando me identificaba totalmente con el anarquismo y poco sabía de peronismo (y poco quería informarme), califiqué a Perón de “facho” por cosas no menores, como que le haya dado asilo a nazis, que haya usado a grupos de choque parapoliciales/militares, como la Alianza Libertadora Nacionalista para reprimir a la oposición, que estuviera en buenos términos con derechistas como Franco, y más cosas así, de ahí que me fuera imposible entender por qué la mayoría de los argentinos de izquierda se identificaba con el peronismo, pero cuando en serio empecé a informarme sobre dicho movimiento, supe que las medidas de izquierda que, en la política de Perón fueron, según los que lo consideran “facho”, nulas, fueron en realidad, muchas, y no sólo en lo económico y laboral, ya que en esos ámbitos, es casi indiscutible que hubo durante los primeros dos gobiernos justicialistas, una mejoría notable en la calidad de vida de la clase trabajadora que vio aumentar considerablemente su sueldo, así como sus derechos laborales (alcance de la jubilación a todos los trabajadores, lo cual, antes del accionar de Perón desde la Secretaría de Previsión y Trabajo, tenía una extensión menor; vacaciones pagas para los miembros de todos los sectores laborales, que previo a su gestión, eran exclusivas de los trabajadores comerciales; cobertura médica, y más cosas); durante dicho período se habilitó el voto femenino, lo cual, si bien se iba a dar en algún momento, se dio durante el primer gobierno de Perón, también, por voluntad de Perón, se dio la legalización de la prostitución y la abolición de la enseñanza religiosa en las escuelas;… ya en los ‘70, a través de su delegado Cámpora, anuló el bloqueo comercial a Cuba y liberó a presos guerrilleros de izquierda, entre muchas otras medidas que un derechista no habría tomado nunca, ya que eran claramente de izquierda, de ahí que, dependiendo de en qué serie de medidas políticas de Perón, uno se enfoque, pueda considerarlo tanto derechista como izquierdista, dado que su política era AMBIDIESTRA, no obstante, tal término para definir a la política de Perón, ha sido muy poco utilizado, ya que sus detractores izquierdistas y anarquistas, lo consideran de derecha y se refieren comúnmente a él, como: “facho”, y sus defensores izquierdistas, no lo consideran de derecha, pero tampoco llegan a considerarlo de izquierda, sin embargo, lo tienen por líder… en fin… es complejísimo el tema, pero resumiendo: muchísimos jóvenes de izquierda se identificaron con Perón en los años ‘60 y ‘70; ellos conformarían la llamada “Tendencia Revolucionaria del Peronismo” o sencillamente: “la tendencia” o la “izquierda peronista”, y se formaron con Perón políticamente proscrito y en el exilio, es decir, se crearon (y se criaron) sin padre (Pocho) y sin madre (Evita), y cuando finalmente, gracias a la desestabilización lograda por múltiples insurrecciones populares y principalmente: por las acciones violentas de organizaciones guerrilleras de izquierda en contra de miembros de las fuerzas represivas y empresarios financiadores de la represión, le fue permitido a Perón volver al país, al reencontrarse con su padre, los “chicos” ya eran grandes, y aunque haya hijos criados lejos de sus padres que logran reanudar su relación con ellos siendo adultos, no se puede esperar que, siendo ya grandes, vivan bajo sus órdenes, eso explica por qué cuando los jóvenes peronistas se reencontraron con su padre, el mismo fue incapaz de hacerlos seguir sus directivas, ya que el tiempo en que eso podría haber ocurrido, habría sido aquel en que eran chicos;… ...La mirada política de esa juventud peronista y socialista, influyó mucho en nosotros, los anarquistas.
   Y tras un silencio de algunos segundos, el profesor dijo:
   -Para un anarquista, el peor gobierno es siempre aquel que mayor apoyo popular, tiene, porque ese apoyo demuestra que las masas han caído en la trampa de creer que un gobierno puede ser su aliado, cuando, desde el punto de vista ácrata, todo gobierno es el principal enemigo de ellas, de ahí que casi todo anarquista prefiera a un gobierno que haga cosas que desagraden a las mayorías, porque así, ellas lo reconocerán como enemigo; como Perón tenía el apoyo de la mayor parte de la población argentina, está claro por qué tantos anarquistas apoyaron el golpe en su contra del ‘55, que resultó en un retroceso innegable para el país, en todo sentido, ya que se retrocedió en lo económico, en lo cultural, en lo que hace a derechos laborales y sociales, y también en lo referente a los derechos humanos, ya que si bien los detractores calificaban a Perón de “dictador” (aunque haya accedido a la presidencia ganando las elecciones), en realidad, la represión ejercida por él (que sin dudas, existió), durante sus primeras presidencias fue menor respecto a la que hubo durante TODOS los gobiernos argentinos previos y posteriores a los suyos, incluyendo, claro está, al de los autoproclamados “libertadores”, que con la excusa de derrocar a una “dictadura”, pusieron en práctica un plan para llegar al poder, que consistió en bombardear y ametrallar a la población, lo cual dejó cientos de muertos y muchos más heridos; fue al concienciar todo esto, que muchos anarquistas que habían apoyado el golpe contra Perón, se arrepintieron de haberlo hecho y pasaron a conformar la llamada: “resistencia peronista”, sin por esto, necesariamente dejar del todo atrás a sus ideas libertarias, sino simplemente, a su revolucionarismo, cosa que los convirtió en reformistas que, como tales, consideraban que al sistema político ideal, se llega pasando por diversas etapas que no sólo no conviene saltear, sino que además, NO PUEDEN SALTEARSE;… ...La ascensión que constituye el pasaje de un sistema político que está en un nivel bajo, hacia el que está por encima de todos, no puede hacerse abruptamente ya que la cosa es similar a lo que se da en el montañismo, o sea: por más que así se lo quiera, no se puede llegar a la cumbre de una montaña, de un salto; para llegar a la misma, hay que subir poco a poco; paso a paso, pero sí es posible caer al vacío con un solo paso mal dado, en cuyo caso, hay que empezar de cero la ascensión (si es que se está en condiciones de hacerlo), y así como en el marxismo se considera que el socialismo o comunismo de estado (palabras que, aunque muchos les den sentidos distintos, son en realidad, sinónimos) es la fase previa al socialismo libertario, es decir, a la anarquía, desde la perspectiva de los heterodoxos socialistas autoritarios argentinos de los ‘60 y ‘70 (que es como los anarquistas llaman a los socialistas de estado), tanto como desde la de los heterodoxos socialistas libertarios argentinos (los anarquistas), el peronismo es una fase previa al socialismo estatal (aunque para los anarcoperonistas no sea la inmediatamente anterior), y el socialismo estatal, es la fase previa al socialismo ácrata; entonces, según el concepto de los anarcoperonistas, se da lo siguiente: -y dibujó en el pizarrón un esquema en el que, en lo más bajo aparecía el gobierno de facto muy autoritario, es decir, la dictadura, por encima del mismo estaba el gobierno de facto menos autoritario, es decir, la dictablanda, por encima del mismo estaba el gobierno democrático-representativo no socialista, por encima del mismo estaba el gobierno democrático-representativo participativo, que instauraría una democracia semidirecta y sería ése el gobierno “socialista”, y por encima de todo estaba la democracia directa sin gobierno ni estado, es decir: la anarquía; después de esto, dijo: -Para nosotros, Onganía y Levingston, eran los ejecutores de una dictadura que, al llegar Lanusse a la presidencia de facto, se volvió “dictablanda”; el siguiente gobierno fue el de Cámpora, que sería, así como se suponía que lo sería también el de Perón (ya que Cámpora era un delegado de Juan Domingo), un gobierno democrático-representativo no socialista, pero que había que apoyar porque conduciría a la siguiente fase, que sería la del gobierno democrático-representativo participativo o democrático semidirecto, que sería constitutivo a su vez, del “socialismo de estado”, el cual, sería sucedido por la democracia directa, que, por darse sólo ante la ausencia del estado, es denominada: anarquía, pero ocurrió algo impensado: Perón, que había tenido por delegado a Cámpora, que fue un presidente que estaba cumpliendo con lo que según nuestro esquema, estaba previsto, lo hizo renunciar y se postuló para la presidencia, a la cual, por supuesto, tras ganar las elecciones, accedió; una vez en la misma, lejos de seguir con la línea política que a Cámpora le había trazado (es decir, una línea democrático-representativa izquierdista), viró hacia la derecha constituyendo su derechismo, una marcha atrás que hizo pedazos a nuestro esquema y derivó en el siguiente gobierno, terriblemente represor (el de Isabel Martínez de Perón) que, a su vez, le allanó el camino al del ‘76, que fue el más cruento de la historia argentina…
   Y tras hacer una pausa de algunos segundos, el profesor dijo:
   -La cuestión es que las esperanzas que muchos tenían de crear una "patria socialista” y, en nuestro caso, de alcanzar el socialismo anarquista que al “socialismo de estado”, sucedería, se terminaron con la derechización del peronismo al Perón asumir su tercera presidencia, pero ese hecho que nos hizo como sociedad, caer al vacío, no se inició realmente con el viraje hacia la derecha mencionado, sino mucho antes, en una fecha específica: el 16 de junio de 1955, ya que durante ese día, las más de cien bombas que los militares antiperonistas tiraron contra la población, constituyeron…
   En ese momento, un estruendo interrumpió el discurso del profesor Casares, que resultó en que varios alumnos quisieran salir del aula para averiguar qué era lo que estaba pasando, pero el docente les dijo que se quedaran en su lugar, y que él saldría a ver qué pasaba; una vez fuera del aula, vio todo en blanco y negro; de pronto, como si se hubiera teletransportado, apareció en los alrededores de la Plaza de Mayo mientras las bombas caían desde los aviones y dejaban un tendal de muertos y heridos; rápidamente, con gran desesperación, corrió por las calles en un intento de escapar a la muerte a la que sentía pisar sus talones; Casares corrió y corrió, hasta que se agotó y buscó refugio en la parte posterior de un auto estacionado mientras veía espantado la destrucción en curso que lo rodeaba; en eso se abrió una puerta de una casa situada a un lado de donde él estaba, y de la misma un hombre que él no creía conocer, lo llamó.
   -¡Casares! ¡Vení!
   Entonces, Eduardo Casares corrió hacia la casa ya mencionada y el hombre, que se encontraba junto a varios compañeros, le dijo:
   -Tomá -y le dio un fusil y además, un revólver; después le dijo -Los sabés usar, ¿no?
   En voz baja pero audible, Casares dijo:
   -Sí.
   Entonces el hombre, haciéndole una seña a sus compañeros, dijo:
   -Bueno muchachos. ¡Vamos!
   Los trece hombres armados salieron a la calle y se dividieron en dos grupos que se enfrentaron a tiros a los grupos paramilitares golpistas autodenominados: “comandos civiles”, compuestos por militares y civiles antiperonistas que, con armas provistas por Gran Bretaña, mientras pasaban en camionetas militares, abrían fuego contra los transeúntes; en cierto momento, desde una de esas camionetas en la que había aproximadamente doce golpistas, se efectuaron disparos con ametralladoras y fusiles contra el grupo de cinco civiles de la resistencia entre los que se encontraba Casares, que resultó en que tres de ellos cayeran heridos de muerte; Claudio Antonelli, que era el hombre que a Casares lo había llamado al verlo refugiado tras un auto, al quedarse sin balas, corrió hacia una plaza y se escondió tras un árbol, pero fue divisado por uno de los golpistas que, tras la camioneta en la que viajaba, detenerse, sabiendo que el hombre ya no tenía municiones, bajó y corrió blandiendo un arma larga en dirección a él, con la intención de ultimarlo, pero cuando lo tuvo enfrente y se dispuso a abrir fuego, desde detrás de otro árbol cercano a aquel, tras el cual, Antonelli se había escondido, Casares salió, apuntó su fusil al golpista y disparó, causándole la muerte, lo cual resultó en que desde la camioneta mencionada, se efectuaran varios disparos en su contra que lo hicieron caer; tras estos disparos, la camioneta se fue.

… … …

   Eduardo Casares se despertó una tarde en una cama, sintiéndose muy débil; el desconcierto que lo invadió, fue total; una de las primeras cosas distintas que notó respecto a lo que venía de experimentar, es que había vuelto a ver en colores; la joven mujer que a su lado estaba, a la cual, él no reconoció, al verlo despertarse, se puso muy contenta; él le preguntó:
   -¿En dónde estoy?
   La mujer, sonriendo con gran emoción, tras tomarlo de una mano, respondió:
   -En casa.
   Entonces, con voz débil, el convaleciente dijo:
   -Tuve un sueño muy raro... soñé que estaba en los alrededores de la Plaza de Mayo en el '55, el día de los bombardeos… y que me enfrentaba a los comandos civiles.
   Su mujer, cambiando su expresión alegre por otra de tristeza, dijo:
   -Lamentablemente no lo soñaste; los antiperonistas bombardearon la ciudad; vos te enfrentaste a ellos y te hirieron; tu compañero de la fábrica, Claudio Antonelli, casi llorando, me contó que cuando estaban por fusilarlo, vos le salvaste la vida; fue él el que te llevó al hospital en donde te operaron exitosamente; hoy te dieron el alta y te mandaron a casa a continuar con tu recuperación.
   Eduardo Casares, que pese a la explicación, poco entendía lo que estaba ocurriendo, dijo:
   -Pero no… todo eso no pasó, lo que pasó fue que...
   Entonces su mujer lo interrumpió.
   -Es lógico que estés confundido por los calmantes que te dieron, pero ya te estás recuperando y en unos días vas a estar perfectamente bien.
   Tras varios segundos, el hombre dijo:
   -También soñé que…
   Y repentinamente se sumió en el silencio; su mujer le preguntó:
   -¿Qué?
   Entonces, cambiando de opinión, Casares decidió no contarle a su esposa lo que había soñado; le dijo:
   -Nada. No importa.
   Su mujer le sonrió muy dulcemente y le preguntó:
   -¿Querés comer algo?
   Su esposo asintió con la cabeza y ella le dijo:
   -¿Te preparo un café con leche y tostadas?
   -Sí -le respondió.
   -Enseguida te los traigo -dijo ella; después, con mucho amor lo besó repetidamente en las manos y se fue rumbo a la cocina.
   Tras su mujer irse de la habitación, Eduardo Casares, en voz muy baja, para sí mismo, dijo:
   -Soñé que… era profesor de historia en la universidad.