miércoles, 28 de agosto de 2024

María Clara: el camino hacia el creador (cuento) - Martín Rabezzana

Capítulo once de la serie: “María Clara” , cuyos primeros seis capítulos se encuentran en mi libro: “MATAR MORIR VIVIR”).


-Palabras: 2.385-



Mediados de 1975.


   En la calle Bartolomé Mitre al 1680 (altura aproximada), de la localidad bonaerense de Adrogué, estacionó una tarde, una furgoneta Renault 4 de la empresa de telefonía ENTel; del vehículo bajaron los combatientes montoneros: Ulises, Elena y un chileno del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), cuyo apodo era: “Salazar”, disfrazados de empleados, y tras golpear a la puerta de cierta casa y preguntar si había algún desperfecto en el servicio telefónico (y por supuesto que lo había, ya que ellos mismos se habían encargado un rato antes, de provocarlo), la misma les fue abierta por una empleada doméstica para que a la vivienda, ingresaran y procedieran a realizar la reparación correspondiente; una vez dentro de la casa, Ulises le exhibió a la empleada un arma corta y tras pedirle por favor, que guardara silencio, se quedó custodiándola, mientras Elena y Salazar, subieron a la planta alta; a los pocos segundos se escucharon cuatro detonaciones de armas de fuego realizadas por los guerrilleros, que de inmediato bajaron por las escaleras y procedieron a salir de la casa rumbo a la Renoleta que otro montonero, que en la misma había permanecido, manejaría, pero poco antes de que salieran, un vecino de la persona que acababa de ser por los guerrilleros, ultimada, que era un policía que ese día tenía franco y se encontraba en la calle, tras escuchar las detonaciones se había acercado hasta el lugar y tras asumir (correctamente) que quien se encontraba en la furgoneta de ENTel, era cómplice de quienes fuera que hubieran abierto fuego en la casa de quien hasta hacía un tiempo, era un alto ejecutivo de la empresa Ford, que había entregado a empleados desobedientes de la misma, a la represión estatal (*), basándose en el hecho de que el vehículo no había arrancado tras escucharse los disparos (y de no ser el conductor, cómplice del hecho de sangre perpetrado en la casa, habría hecho justamente eso), sin dudarlo, acercándosele agazapado por detrás, una vez que estuvo junto a la ventanilla derecha (es decir, la ventanilla correspondiente al acompañante, que en ese momento, estaba cerrada), sacó su pistola Ballester-Molina y contra el conductor, abrió fuego varias veces, lo cual resultó en que la ventanilla quedara hecha pedazos y en que el montonero, de inmediato, muriera; al ver esto, los partisanos que salían de la casa, dispararon contra el policía (ninguno logró herirlo) que se escudó tras la Renoleta; mientras tanto, más atrás, en esa misma calle Mitre, casi llegando a la esquina con Comodoro Py, María Clara se encontraba en un Citroen Ami 8 estacionado, en calidad de conductora, junto a un compañero montonero cuyo apodo era el de “Ignacio”; ambos estaban ahí, justamente para actuar ante la llegada de alguien de las fuerzas represivas del estado; fue al ver al policía armado, acercarse a la furgoneta, que María Clara había dicho:

   -Vamos.

   Su compañero había dicho:

   -No; voy yo; vos cubrime desde acá.

   Y así fue que Ignacio salió del auto blandiendo un fusil en el momento en que el policía disparaba contra el conductor del vehículo de ENTel; el guerrillero disparó dos veces contra el policía que de inmediato, cayó sobre la calle; fue entonces que imprudentemente bajó su arma y desvió la vista en dirección a la casa en la que estaban sus compañeros, creyendo erróneamente que el represor del estado, estaba muerto, pero como solamente estaba herido, tras soltar su pistola, que cayó junto a él, la volvió a agarrar y desde el piso, le disparó tres veces, causándole la muerte; entonces Ulises, corriendo fue hasta detrás de la Renoleta y con su pistola, al policía ultimó; después, se acercó a Ignacio y constató que estaba muerto; seguidamente escuchó la voz del compañero chileno gritarle, “¡Cuidado!”, mientras señalaba a un patrullero que en contramano, a gran velocidad, se acercaba; fue entonces que Ulises, Salazar y Elena, volvieron a ingresar a la casa del lugar del hecho por ellos, perpetrado; mientras tanto, María Clara, al ver que por Mitre el patrullero se acercaba, había arrancado el Ami 8, pero en vez de dirigirse hacia donde estaban sus compañeros, había agarrado a toda velocidad por la calle Comodoro Py, después había doblado a la izquierda en Canale (en estas dos calles, debido a lo angosto de las mismas, varias veces había tenido que subir a la vereda en pos de esquivar vehículos que transitaban en dirección opuesta a la de ella), después, había doblado de nuevo a la izquierda en Drumond y después, había doblado otra vez a la izquierda, encontrándose así, nuevamente en Mitre; es decir, había dado la vuelta manzana en un intento de acercarse al patrullero por detrás, lo cual, logró, pero para ese momento el patrullero no era solamente uno, ya que otro había llegado y sus dos policías habían bajado y se encontraban, al igual que los tres del primer patrullero, disparando contra los guerrilleros; fue entonces que María Clara frenó en la esquina, relativamente lejos del patrullero más próximo, y tras agarrar un bolso en el cual llevaba una ametralladora Halcón ML-63, bajó del auto y se acercó desde la vereda de enfrente de la casa en que sus compañeros estaban, hasta los policías, sin que ellos advirtieran su presencia, y tras unos segundos en los que permaneció escondida detrás de un Peugeot 504 estacionado, sacó la ametralladora del bolso y disparó ráfagas de varias decenas de balas que llevaron a caer heridos de muerte, a los cinco uniformados, no obstante, para asegurarse de que no quedaran vivos, tanto Ulises como Salazar, tras presenciar el abatimiento de los policías, salieron de la casa y tras acercarse a ellos, varias veces les dispararon; después, tanto Ulises como Salazar, subieron a la furgoneta, en la cual, se irían, mientras Elena corría hacia María Clara para juntas dirigirse hacia el Ami 8 y escapar exitosamente de la escena.

   Esa misma noche, Ulises, que era el novio de Elena y que en ese entonces, convivía con ella y con María Clara, se reuniría con ellas en una casa de Avellaneda.


Preguntas y respuestas existenciales


   Es muy fácil condenar a las agrupaciones guerrilleras no derechistas y exigir su aniquilamiento, basándose en el peligro que para “la sociedad”, representan, y también, extremadamente absurdo es, el hacer eso sin tener en cuenta el contexto de represión estatal que generó las condiciones propicias para su surgimiento; de uno tenerlas en cuenta y, no obstante, condenarlas, lo coherente sería también condenar a las agrupaciones armadas estatales, ya que el daño que hacen, es a mayor escala respecto al hecho por las no estatales y además, a diferencia del realizado por éstas últimas, ininterrumpido, dado que la violencia del estado, es permanente, mientras que la violencia antiestatal, sólo aparece en determinados tiempos históricos y se sostiene generalmente por un breve periodo.

   La derecha, a diferencia de las demás tendencias políticas, tiene SIEMPRE organizaciones de sicarios y torturadores, y se llaman: policías, militares, gendarmes y psiquiatras, que a su vez operan junto a agentes de inteligencia cuya tarea es la de marcarles y entregarles, víctimas; dichos agentes se llaman: curas, monjas, gerentes, psicólogos y asistentes sociales; entendiendo que todas estas personas están para disponer arbitrariamente de la vida de las masas, ¿cómo no simpatizar con quienes toman armas para combatirlas?

   Aunque hubiera en María Clara, convicción respecto a que a los represores hay que combatirlos, la duda sobre si el camino emprendido por ella, era el preferible o el único posible por recorrer, habitualmente la embargaba; la noche del hecho recién contado, todas esas preguntas existenciales, la asediaban, fue por eso que, con dificultad, concilió el sueño y al soñar, se encontró caminando por un bosque una noche muy fría, de mucha niebla y viento, en medio de una tormenta eléctrica que hacía a su avance, lento y difícil; cada tanto, alguno de los muchos árboles que a su alrededor, había, se venía abajo, lo cual, la llevaba a tener que hacerse abruptamente a un lado para salvar la vida; también ocurría que rayos cayeran cerca de su persona, cosa que la aterrorizaba y la hacía sentir que en cualquier momento, alguno de ellos la alcanzaría; había también, cada tanto, vientos que, de tan fuertes que eran, la obligaban a aferrarse con todas sus fuerzas durante varios minutos a los árboles, en un intento de no ser arrastrada, y esos árboles, al ella agarrarse de ellos, parecían perder arraigo y amenazaban con ser también por el viento, arrastrados; cuando María Clara sintió que ese camino tremendamente difícil que recorría, no habría de terminarse nunca, la lluvia, así como el viento, empezó rápidamente a disminuir en intensidad hasta finalmente, cesar, y la temperatura empezó a elevarse hasta volverse cálida; a los pocos minutos, la niebla empezó a disiparse y al hacerlo, se vio en medio de un parque de diversiones cuyos juegos estaban en funcionamiento aunque en el lugar, no pareciera haber nadie más que ella; de inmediato notó sorprendida, que su ropa y pelo, estaban totalmente secos; por el lugar, con extrañeza y enorme bienestar, durante varios minutos, caminó; en determinado momento, un hombre apareció y le dijo:

   -¡Hola María Clara! ¡Me moría de ganas de conocerte!

   -Hola -respondió, y con una convicción que a su propia persona, sorprendió, dijo: -Vos sos... ¡mi creador!

   Seguidamente lo abrazó. Se abrazaron. Después ella lo tomó de las manos y repetidamente se las besó; él hizo lo mismo con las de ella. Después se sentaron en un banco y hablaron de muchas cosas, ya que tanto él como ella, necesitaban saber todo del otro; el encuentro fue muy extraño para ambos, dado que, aunque fuera la primera vez que se veían, sentían como si se conocieran desde siempre.

   Tras un largo rato de conversación, María Clara dijo:

   -Necesito conocer el por qué de lo que vivo.

   Su creador, sin dudarlo, manifestó:

   -En eso no te puedo ayudar porque desconozco cuál es tu por qué.

   -Pero vos me creaste.

   -Sí, yo te escribí, pero eso no significa que sepa con qué fin lo hice, lo que sí puedo decirte, ya que es lo único que siento verdadero, es que todas las distintas acciones, por inconducentes al mismo fin que parezcan, equivalen a distintas gotas de lluvia que componen el mismo océano, por eso es que las distintas acciones, por enfrentadas que estén, contribuyen a una marcha hacia el destino común de todo lo existente, de ahí que el camino que seguís, aunque sea distinto al de otros, sea tan válido como el de ellos, pero para vos, es el único posible por ser;… ...La llamada “realidad”, es el plano de la ilusión de pluralidad, y es absolutamente necesario que por el mismo, pasemos, para que podamos después, una vez en otro, apreciar a lo verdadero constituido por la unidad de todas las cosas y los seres, es por eso que necesitamos de partes enfrentadas que crean tener razón y hasta estén dispuestas a matar y morir, con el fin de hacer prevalecer a sus puntos de vista, ya que los conflictos que generan, dan lugar a la tan necesaria para nosotros, ilusión de separación;... cuando de ese plano, salimos, nos encontramos con éste, y en este lugar, el conflicto no existe; lo único que acá existe, es bienestar y plenitud... ...El camino difícil y extremadamente doloroso que emprendiste, te condujo hasta acá, y acá, lo terrible y trágico que en el pasado, vivimos, pierde completamente su fuerza y pasa a ser para nosotros, un recuerdo inofensivo que rápidamente se vuelve olvido -y tras unos instantes de silencio, agregó: -Tal vez todo esto que te dije, haya respondido a tu inquietud.

   María Clara, con total admiración, contemplaba a su creador, y tras acariciarle el rostro, lo besó en los labios. Ambos se besaron, entonces, a su alrededor se materializó un dormitorio hacia cuya cama, ambos se dirigieron; una vez ahí, alternaron besos con tocamientos en zonas erógenas; después, teniéndola sentada frente a sí, él le levantó el vestido negro ajustado que ella llevaba y le sacó la bombacha y los zapatos; seguidamente, María Clara se acostó en la cama y abrió las piernas mientras todo su ser, sin palabras, suplicaba besos de lengua en su vagina que le fueron sin medida, durante un buen rato, concedidos, para ser posteriormente ella, la que con su boca, satisfizo la genitalidad del varón que oralmente la venía de satisfacer. Después, tras ambos desvestirse totalmente, María volvió a acostarse y a abrir las piernas para que su amante ingresara en su cuerpo, lo cual, él hizo, resultando esa unión sexual, en una realización espiritual que, para ambos, fue total.

   Tras el acto de amor sexual, concluir, María Clara, abrazada a su creador, apaciblemente durmió.

   Al despertarse se encontró sola en la cama de una habitación de la casa que, con Ulises y Elena, compartía, y no le hizo falta llevar la mano a esa hermosísima y rodeada de mucho pelo, zona baja de su cuerpo, por sentirse sexualmente del todo complacida, ya que el sueño había sido aún más vívido que lo que es posible experimentar en la vigilia; fue justamente la ausencia de necesidad de masturbarse, lo que la llevó a tener la certeza de que lo recién por ella experimentado, de ningún modo podría atribuirse a su imaginación; el amor del que se sintió llena, procedía de un encuentro totalmente real, más real aún que lo que comúnmente denominamos de ese modo.

   El encuentro de amor había sido con alguien que, en algún lugar (tal vez, fuera del tiempo y del espacio), la esperaba, y con quien estaba destinada a reencontrarse, tiempo después de haber dejado atrás, la senda de destrucción que en ese momento, era para ella, presente.

   Pese al hecho de que las dudas respecto al accionar extremadamente violento que ya había empezado a desarrollar, seguirían en ella, existiendo, por vez primera sintió sin ningún tipo de duda, que en todo lo que hacía, había un sentido.




(*) La empresa Ford, no sólo entregó a muchos de sus empleados “problemáticos” a la represión, sino que además, proveyó muchos de los famosos Fálcones, que fueron los autos que mayoritariamente se usaron en operativos de secuestros perpetrados por el estado durante la última dictadura militar e incluso, desde antes de ella.


domingo, 25 de agosto de 2024

A quien no convence, la nada lo vence (cuento) - Martín Rabezzana

(El personaje de la siguiente historia, aparece por vez primera en mi cuento: “La anticiencia = camino de liberación”, publicado en mi libro: “Fanatismo que todo destruye y todo construye”).

-Palabras: 2.630-

   Allá por principios de los años 2000, en algún lugar de la provincia de Buenos Aires, Justino Maltesu, tras un hecho muy extraño y desalentador, por él vivido unos días antes, sin desanimarse en absoluto, fiel a su costumbre de comunicar sus conocimientos obtenidos tras largos periodos de formación formal e informal, en diversos temas, se dirigió una mañana a un hospital en cuya entrada, mucha gente estaba desde temprano, esperando para sacar turno; tras un preámbulo en el que anunció que lo que diría, no les sería dicho por ningún médico, lo siguiente dijo:
   -Les voy a dar algunos ejemplos de problemas de salud cuyas causas y soluciones, están en nosotros mismos, y les digo que lo mismo se aplica a casi todos los problemas de salud, no sólo a aquellos a los que me voy a referir: todos los que sufren de mal de parkinson y de muchas otras de las llamadas “enfermedades degenerativas”, supuestamente incurables, sufrieron en las décadas previas a la aparición de ellas, ataques de pánico, de ansiedad, crisis de angustia y probablemente, muchos más problemas que el vulgo, que muy comúnmente encuentra la convalidación de sus prejuicios absurdos, en profesionales de las ciencias, denomina: “psicológicos”; muchos de los que acá se encuentran, podrán dar cuenta de que lo que estoy diciendo, es verdad.
   Un señor mayor, tímidamente asintió con la cabeza; otras personas hicieron lo mismo; Justino continuó hablando.
  -Todo esto, salvo en el caso en que se dé tras la persona afectada, haber pasado por una vivencia extremadamente negativa, no puede sensatamente considerarse de origen psíquico, sino físico; todas las manifestaciones mencionadas son síntomas de un cuerpo que está andando mal, producto de malos hábitos a los que fue durante mucho tiempo, sometido, es decir: sedentarismo, mala alimentación, consumo de drogas legales o ilegales, de tabaco y/o de alcohol; todo esto deteriora la salud y las manifestaciones del deterioro pueden estar en la psiquis; de uno mejorar sus hábitos, todo esto rápidamente se revierte y además, se previene la enfermedad degenerativa pudiendo incluso, llegar a curarse, de la misma ya haberse manifestado; la mejoría en cuestión, estaría constituida por la inclusión de frutas, verduras y hortalizas, en la dieta diaria, también de vegetales fermentados, de semillas activadas y de cereales y legumbres, germinados; paralelamente se debe empezar a disminuir el consumo de carne, lácteos, gluten, alimentos procesados en general, y por supuesto, la disminución o eliminación total del consumo de alimentos nocivos, debe incluir también, una disminución o eliminación total, en caso de existir, del consumo de drogas, legales o no, de tabaco y de alcohol; también se debe realizar un poco de ejercicio físico habitualmente como así también, una buena exposición a la luz del sol; pero… en vez de esto, lo que hace en estos casos la mayoría de la gente “inteligente” y “culta”, es consultar a un “profesional” de la llamada “salud mental”, que generalmente es un psicólogo, que casi invariablemente la deriva a un psiquiatra que, lejos de indicarle algo de lo que expuse, le receta psicofármacos, cuya función es la de suprimir síntomas pero no así, causas, y como esa supresión de síntomas (que dicho sea de paso, rara vez se da, ya que la psiquiatría no sólo no es curativa, sino que además, rara vez es siquiera paliativa) se hace generando un gran daño en la salud, debido a que todos los fármacos, psiquiátricos o no, son drogas que, como tales, intoxican, el problema que la persona pretendió resolver, no sólo no se resuelve, sino que además, se agrava y se multiplica, lo cual, para la industria farmacéutica, cuyos empleados principales son los médicos, es altamente positivo, porque esos nuevos problemas serán tratados con más drogas que generarán aún más problemas que serán tratados con más drogas, y así sucesivamente hasta que la persona, básicamente, reviente… ustedes lo saben perfectamente porque muchos han transitado el camino que acabo de describir, y pese a lo perverso, nefasto y evidentemente falaz, de la medicina oficial, la mayoría de la gente (incluso quienes a la misma, directamente sufren), no sólo la defiende, sino que... ¡HASTA LA RECLAMA!… Esto se tiene que terminar y se va a terminar cuando…
   Entonces, entre las personas que lo escuchaban, el asombro fue total, cuando, tras notar que la voz de Justino se volvía cada vez menos audible, vieron a su imagen deshacerse hasta desaparecer por completo; al advertir el asombro de su público, cuyas causas, él no comprendió, Justino dejó de hablar durante algunos instantes, fue entonces que volvió a ser visible y audible (esto último, lo volvió a ser aunque en ese momento particular, estuviera guardando silencio); seguidamente dijo:
   -Como estaba diciendo: la medicina oficial, es farmacológica, y la industria farmacéutica, así como la industria petrolera y la…
   En ese momento su voz e imagen, volvieron a hacerse respectivamente, inaudible e invisible, hasta que, al volver a notar el asombro de su público, volvió a interrumpir su discurso, fue entonces que volvió a hacerse audible y visible; tras algunos instantes, dijo:
   -¿En dónde estaba?… Aaahh sí;… la industria farmacéutica está compuesta por gente totalmente inescrupulosa, ya que la misma es una mega corporación económica y las grandes corporaciones económicas…
   Entonces su voz e imagen, volvieron a hacerse, respectivamente, inaudible e invisible; al percibir nuevamente el asombro de su público, Justino se acercó a una de las personas que lo componían y le preguntó el por qué del mismo, pero la persona no pareció escucharlo ni advertir su presencia; lo mismo comprobó tras interpelar a otras personas; ante esto, Justino se retiró.
   Sin desanimarse por lo ocurrido el día anterior, al día siguiente, frente a un local de un partido socialista en el cual, una reunión habría de realizarse un rato después, motivo por el cual, varios militantes estaban frente al mismo esperando que se iniciara para ingresar, Justino, tras un breve preámbulo en el que anunció que si bien, a lo que expondría, lo sabía contrario a las convicciones de los militantes del partido, pero que se expresaría del modo más respetuoso posible y sin ninguna intención de ofender, dijo:
   -La izquierda es izquierda cuando está fuera del gobierno, una vez que al mismo llega, ¡se acabó la izquierda! De ahí que yo considere que la izquierda sólo puede ser no gubernamental y que el mayor enemigo del pueblo, es el gobierno que esté de turno -y tras unos segundos, dijo: -Si se fijan en qué idearios se basaron los sistemas políticos aplicados hasta el momento en todo el mundo, les va a resultar evidente que unos y otros, no coinciden, y no pueden coincidir, porque TODAS LAS IDEOLOGÍAS POLÍTICAS SON INAPLICABLES… ...Todo ideario político, camino a la toma del poder, se va haciendo pedazos, y una vez que llega a destino, es la nada o la casi nada, misma, y al ser casi nada, debe ser reconstruido, entonces sus partidarios lo reconstruyen a partir de la asimilación de postulados procedentes de otros idearios, resultando esto en que del ideario original, sólo quede el título, es por esto que…
   Entonces, las personas frente a él, evidenciaron asombro total ante su voz, que se volvía cada vez menos audible, y su imagen, que se volvía cada vez menos visible, hasta que dejaron de serlo por completo; al advertir el asombro mencionado en su público, Justino interrumpió su discurso; segundos después, su voz volvió a ser audible y su imagen, visible; en ese momento retomó su exposición.
   -La mayoría de los diputados, senadores, intendentes, gobernadores y presidentes, tiene algún título universitario; es lógico suponer que esos títulos son mayormente de carreras relacionadas con las ciencias sociales y políticas, sin embargo, no es así, ya que casi el 90 por ciento de ellos, son de medicina y derecho, y quienes tienen otros, suelen ser de arquitectura, ingeniería, y otros; los licenciados en sociología y en ciencias políticas, que son quienes se supone que más conocen y mejor entienden los mecanismos que hacen que una sociedad, sea lo que es, muy rara vez se meten en política, y… ¿por qué? Porque quienes más estudian y comprenden a las sociedades, menos creen que algo cambie por obra del accionar humano y más creen que es una fuerza ajena a lo humano y hasta a lo material, lo que nos da impulso, y de ahí que no sea extraño que se acerquen a idearios místicos o deterministas y se alejen de la política, y cuando a ella se acercan, suele ser por motivos netamente económicos. Es por esto que…
   En ese momento, su voz volvió a hacerse inaudible y su imagen, invisible, lo cual volvió a suscitar un asombro enorme en su público, cuyos integrantes, entre ellos se preguntaban si estaban viendo lo mismo, ya que dudaban de sus sentidos, fue por esto que Justino, dejó de hablar, y tras hacerlo, su imagen volvió a hacerse visible y su voz, audible; segundos después, continuó diciendo:
   -El ser humano, durante la mayoría de sus cuatro millones de años de historia, se ha organizado socialmente sin estados, de ahí lo absurdo de la descalificación al anarquismo por “inaplicable”, ignorándose así, el hecho de que el estado es una creación reciente en nuestra historia como especie, ya que se inventó en los últimos 6 mil años, pero, por lo ya por mí, expuesto, si bien estoy seguro de que la humanidad volverá a organizarse sin estados, no lo hará por causa del éxito del proselitismo anarquista, sino por haberse cumplido el ciclo estatista que, al igual que el no estatista y que cualquier otro ciclo, tarde o temprano, concluye… Este ciclo en el cual, se nos dice que esto que estamos viviendo, es “democracia”, cuando en realidad, la democracia es directa o no lo es en absoluto, porque la representatividad, suprime a la democracia, va a concluir…
   Entonces, su voz volvió a hacerse inaudible y su imagen, invisible, lo cual, volvió a asombrar a su público entre cuyos integrantes, hubo varios que ingresaron al local y llamaron a otros militantes que se encontraban en el mismo para que presenciaran lo que fuera, estaba ocurriendo, y así lo hicieron, lo cual resultó en que el público, aumentara; esto sorprendió a Justino que interrumpió su discurso y volvió entonces a hacerse visible y audible; pese al estupor del auditorio frente a él, cuyas causas no comprendió, no consideró suspender su exposición, ya que las personas lo miraban evidenciando una atención total, por eso prosiguió diciendo lo siguiente:
   -Yo tengo una visión de las cosas muy cercana al socialismo libertario clásico, en lo que no soy clásico en cuanto al socialismo, es en mi concepto respecto a la laboriosidad;... Entre los socialistas se suele considerar al trabajo, algo dignificante y al carácter trabajador, constitutivo de virtud; yo no estoy para nada de acuerdo con esto ya que, en un mundo regido por el dinero, ganarlo es necesario para subsistir, de ahí que, siendo el trabajo, un medio para hacerse de plata, trabajar sea una necesidad, y no me parece lógico considerar que quien hace algo tendiente a satisfacer una necesidad básica, esté haciendo algo elogiable, sino sencillamente algo a lo cual es llevado por su instinto de conservación, y de ahí que yo crea que eso de que la laboriosidad constituye una virtud, lo inventó un explotador del trabajo ajeno, porque sólo a él le puede convenir que uno crea semejante pavada, y sin embargo, ¡creen en ella casi todos aquellos que se dicen socialistas!, sin advertir que con tal creencia, ¡le están haciendo el juego al capitalismo!, por eso es que es absolutamente cierto eso de que los revolucionarios socialistas, incoherentemente intentan hacer una revolución, manteniendo valores burgueses, y éste, referido a lo “virtuoso” del trabajador, por el sólo hecho de serlo, es uno de ellos… ...Yo considero que…
   Entonces su voz volvió a ser inaudible y su imagen, invisible; los minutos pasaron y Justino no volvió a ser visto ni oído por las personas que un rato antes, lo habían estado viendo y oyendo.
   Al Justino acercase a ellas y preguntarles qué les pasaba y no recibir respuestas, se retiró.
   Al día siguiente, frente a un local de la Unión Cívica Radical (¡puaj puaj puaaaajjj!) (disculpen el vómito inevitable del redactor), Justino se dirigió a los allí concurrentes y, tras hacer un preámbulo parecido al que había hecho frente al local de un partido socialista, dijo:
   -A ustedes, que, por supuesto, no defienden al socialismo, sino al capitalismo, no los quiero convencer de algo contrario a sus valores, pero sí pretendo que su visión respecto del sistema que defienden, sea modificada, es por eso que digo lo siguiente: ser empleador, es ser explotador del trabajo ajeno porque cosa tal, implica ganar plata con el trabajo de otros, y generalmente, incluso más que los empleados que sí trabajan; esto tan injusto, es permitido por el sistema (de hecho, es la base del mismo), pero creo que hay una manera de ser empleador sin ser explotador, y es invirtiendo los roles tradicionales en cuanto a las ganancias, es decir: si los empleados de una empresa ganan más que el jefe, éste último no los está explotando aunque cobre un sueldo sin trabajar… Eso es lo que yo haría si tuviera plata; pondría un negocio en el que trabajarían otros, y yo, como empleador, ganaría menos que ellos, y si necesitara o quisiera, ganar más, trabajaría con ellos, como un empleado más; si esto lo hicieran todos los empleadores, la clase trabajadora dejaría de estar en conflicto con la clase empresarial, y dejarían así los trabajadores, de aceptar idearios socialistas, ya que su aceptación masiva procede de la repartición de ganancias, desfavorable para ellos, dispuesta por sus patrones; al dejar la misma de ser desfavorable, no tendrían ya ninguna necesidad de oponerse al capitalismo, es por esto que la salvación del sistema capitalista, está en manos de los mismos capitalistas que, por negarse a hacer las modificaciones correspondientes al sistema vigente, terminan engendrando una insatisfacción general, conformadora de fuerzas que, tarde o temprano, terminarán destruyéndolos. Es por esto que…
   Entonces la voz de Justino se volvió inaudible y su imagen, invisible.
   Al notar que los integrantes de su público se preguntaban si veían lo mismo, Justino dejó de hablar, entonces su imagen volvió a ser visible y su voz, audible, fue en ese momento que dijo:
   -¿Se puede saber qué les pasa? Porque los noto medio raros.
   Entonces, una dama se le acercó, y, con gran temor, mientras con la punta de un dedo le tocaba un brazo para constatar su materialidad, dijo:
   -Nnnooo... no nos pasa nada; seguí exponiendo, que es muy interesante lo que decís.
   Entonces Justino dijo:
   -Bueno… estaba diciendo que el capitalismo puede ser por ustedes, salvado, si el mismo es modificado y neutralizado en su base nociva, ya que...
   Y tras decir esto último, su voz volvió a ser inaudible y su imagen, invisible, pero esta vez, su ausencia volviose permanente; ante esto, todos los militantes, así como le había ocurrido en los casos anteriores, empezaron a preguntarse quién o qué, era esa persona que frente a ellos, había estado; se hipotetizó la condición extraterrestre de Justino, también la de su posible pertenencia al mundo espiritual del cual, habría salido para darle a los seres materiales, un mensaje, pero en realidad, el motivo de su inaudibilidad e invisibilidad, fue el siguiente: si bien, al escuchar su discurso, algunas personas dudaron de sus propias creencias, finalmente se aferraron a ellas resultando esto en que ninguna cambiara de opinión; es decir: lo dicho por Justino, a nadie había convencido, y, lo crean o no, fue justamente ése, el motivo de su inaudibilidad e invisibilidad que, para las personas que las presenciaron, equivalieron a una desaparición.

lunes, 19 de agosto de 2024

Dictados álmicos (cuento) - Martín Rabezzana


-Palabras: 1.464-



   Mediados de los 90.
   Desde una distancia no muy importante que de los padres de la chica, lo separaba, el joven los contemplaba con un gran nerviosismo provocado por lo que estaba ahí para comunicarles.
   Tres semanas atrás, Ludmila, de 16 años, había ingresado una noche a su pieza y tras sonreírle, le había dicho:
   -Hoolaaa.
   Después lo había abrazado mientras el adolescente, embargado por la (enormemente grata) sorpresa de su presencia, la besaba y le preguntaba (en voz muy baja, ya que vivía con sus padres y hermanos, que entonces estaban en otras habitaciones):
   -¿Cómo entraste?
   Pero ella no respondió. Simplemente lo abrazó de un modo progresivamente más fuerte que en él, anuló todo deseo de repetir su pregunta.
   Tras el abrazo que al joven, profundamente conmovió, concluir, la chica lo miró a los ojos mientras él notaba en ella algo distinto que no pudo definir qué era; Ludmila se sentó en su cama (la misma en la que, por vez primera, ambos habían hecho el amor el día anterior) y él se sentó a su lado; ella dijo:
   -¿Te acordás de que ayer te conté de la hermana de mi mamá?
   -Sí; me dijiste que se suicidó unos años antes de que vos nacieras.
   -Sí, y también te dije que eso a mi mamá, la afectó mucho, y no sólo ese hecho, sino también, el desconocer por qué su hermana hizo lo que hizo… esa incomprensión le causó un malestar con el que carga hasta ahora, y yo he logrado entender por qué lo hizo.
   Tras unos segundos, el joven preguntó:
   -¿Por qué fue?
   -Eso ahora no importa, lo que importa es que, cuando ella lo empiece a entender, su malestar rápidamente va a disminuir; lo mismo va a pasarle a mi papá por el malestar que ahora vive.
   El joven, tras algunos instantes de silencio, le dijo:
   -No entiendo.
   Ella dijo:
   -Todos estamos destinados a vivir una determinada cantidad de tiempo, y cuando antes de lo previsto, alguien muere, como en el caso de quien se suicida, debe volver al mundo con un cuerpo nuevo que está destinado a vivir el tiempo que le quedó por vivir en su materialización anterior… Mi tía estaba destinada a vivir hasta los 38 años y se suicidó a los 22, por eso debió volver al mundo con un cuerpo nuevo y vivir los 16 años que le quedaban por vivir, en su paso anterior por este plano; esos años ya pasaron, por eso su alma debió volver al plano espiritual… La mayor parte de esto, estaba ya escrito por ella misma, en acuerdo con mis padres y abuelos, que por esto, se verían afectados negativamente, y por más que sea difícil o incluso, imposible de entender, como ya dije: ellos mismos acordaron que todo esto, así fuera, ya que la negatividad que causa la pérdida, es equivalente a la tensión a la que es necesario someter a los músculos para que se fortalezcan… y por supuesto que todo esto también se aplica a vos -y lo tomó de las manos mientras le dijo: -Todo esto lo planeamos; todo lo elegimos y lo acordamos juntos -y tras algunos instantes de silencio, Ludmila agregó: -No importa si ahora no entendés nada de lo que te digo; es cuestión de tiempo para que empieces a entender. 
   Seguidamente lo besó en los labios y él sintió a la lengua de su novia, tocar la suya, y por más cercano que ese contacto sea de lo sexual, lo que el joven sintió durante el mismo, fue muchísimo más profundo y gratificante que lo que puede sexualmente sentirse; él así, de inmediato lo concienció, mientras recordaba que el encuentro sexual altamente satisfactorio en lo físico y anímico, que con su novia, el día anterior, había tenido, no le había conferido tanto bienestar como ese beso, le estaba entonces confiriendo.
   Tras algunos instantes, la chica se acercó a un escritorio del cual, agarró una birome y hojas de carpeta y, dirigiéndose a su novio, se las dio y dijo:
   -Escribí lo que te voy a dictar.
   El joven, como hechizado por la presencia de su novia, sin cuestionar, se sentó al escritorio y empezó a escribir lo que ella le dictaba; tras no mucho de haber iniciado la escritura, su madre, desde el pasillo, lo llamó, por lo que él, totalmente alarmado, susurrando, le dijo a la chica:
   -¡Escondete en el placard!
   Y le abrió una puerta de dicho mueble al cual, ella, de inmediato ingresó; una vez la chica escondida, el joven abrió la puerta de su cuarto y le dijo a su madre, que lo estaba llamando para cenar, que ya había comido mucho en la merienda, así que no tenía hambre; le pidió que le guardara su parte en la heladera ya que tal vez, más tarde comería un poco; dicho esto, la madre le deseó buenas noches y se retiró; al él verla bajar por la escalera, cerró la puerta de su cuarto e inmediatamente fue hacia el placard en el cual, Ludmila se había escondido; abrió una de sus puertas pero la chica no estaba; la buscó por todo el cuarto pero no la encontró; la ventana que daba a la calle no tenía reja pero estaba cerrada desde dentro, además, estando el cuarto en la planta alta, quien por la ventana bajara, necesitaba de algo de lo qué asirse para descender, y nada había en el lugar, adecuado para tal fin, ni tampoco, nada así vio, al mirar hacia abajo, por lo que la salida de la chica, se había dado de un modo para el joven, totalmente incomprensible.
   Pensó en esperar un rato y después llamar a su casa por teléfono, pero ya era muy tarde, además, si atendía alguno de sus padres, al él preguntar por su hija y ellos, llamarla, de ella no haber vuelto, se iban a enterar de que había salido, y seguramente lo había hecho sin su permiso. Por todo esto decidió no llamarla y esperar a verla el día siguiente en la escuela a la que ambos asistían; entonces podría preguntarle cómo había entrado a su casa y cómo había hecho para salir.
    Unas horas después, el joven se acostó y al dormir, soñó que estaba con Ludmila en su cuarto; ella le dictaba algo y él, lo escribía; a la mañana siguiente, se levantó y vio que las hojas escritas, eran muchas (más de sesenta), lo cual, lo sorprendió, porque lo dictado por la chica la noche anterior que él recordaba haber escrito, ocupaba menos de una hoja; además, la letra no era de él, sino de Ludmila.
   Todo era muy raro.
   Al rato se duchó, se vistió y se dirigió al colegio Normal de Quilmes, al que, al igual que su novia, asistía.
   Ya desde antes de ingresar al recinto escolar, los estudiantes lo miraban apenados sin que él supiera por qué, hasta que finalmente, unos compañeros (varios chicos y chicas) se le acercaron y tras él preguntarles qué les pasaba, lo cual exponía que no estaba al tanto de lo que había ocurrido, una de las chicas, le dijo: 
   -A Ludmila la atropelló un auto ayer a la tarde… la llevaron a un hospital pero... no la pudieron salvar.

… … …

   Los posteriores días al de la muerte de Ludmila, fueron para el joven, terribles. 
   Durante las semanas siguientes, no se atrevió a leer lo escrito en las hojas que su novia le había dictado, como presintiendo que, de hacerlo, su malestar decrecería enormemente o que incluso, tal vez se desvanecería por completo, y a eso le temía sobremanera ya que en ese momento, sentía que de irse el dolor producido por su pérdida, ella misma se iría de su ser, para siempre, dado que creía intuir que era justamente ese dolor, lo que a ella lo unía, pero a la tercera semana de Ludmila haber partido, tomó coraje y leyó integralmente las páginas en las cuales, ella detalladamente explicaba en qué consistían los contratos álmicos confeccionados por ella misma junto a su novio, sus padres y otros familiares y allegados de todos ellos (antes de venir al mundo), y se dio lo que tanto temía: su dolor extremo empezó a deshacerse velozmente al punto de llegar, horas después de iniciada la lectura, hasta la casi extinción; lo que no ocurrió, fue que cosa tal, lo alejara de Ludmila, ya que de ella se sentía cada vez más cerca, fue por eso que, ese mismo día, al bar del que los padres de la chica, eran propietarios, se dirigió, y una vez ahí, viéndolos desde la distancia, mientras sostenía una bolsa en la que llevaba los papeles escritos por Ludmila a través de él, tomó profundamente aire y se acercó a ellos.



martes, 6 de agosto de 2024

María Clara y compañía: “vacaciones” montoneras (cuento) - Martín Rabezzana

(Nuevo capítulo de mi serie: “María Clara”, y segundo capítulo y tres cuartos, de mi serie de tres capítulos: “Lili Combatiente”).


-Palabras: 3.531-

Irradiación clarividencial


   Tras el inesperado hecho de sangre en el que se vieron involucradas en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, María Clara y Daniela llegaron junto a Lili a la casa en la que se encontraban compañeros combatientes de ésta última; cuando transitaban la calle Victoria a la altura aproximada de 165, poco antes de llegar a la calle Emilio Mitre, Lili le dijo a la conductora, que era Daniela:

   -Estacioná acá.

   -Pero si vos dijiste que la casa queda en la otra cuadra -respondió ella.

   -Sí, pero antes tengo que entrar yo sola para avisarle a mis compañeros que llegan ustedes, porque si aparezco de improviso con personas que no conocen, se pueden alarmar y…

   -Aaahh... es verdad -dijo Daniela.

   Y así fue que, tras el Renault 6, estacionar, Lili rápidamente bajó, caminó hasta la vivienda en cuestión y a la misma, ingresó; menos de un minuto después, salió, y con una seña le pidió a sus nuevas compañeras que se acercaran, así fue que ellas bajaron del auto y caminaron hasta la casa en la que, de los cinco combatientes revolucionarios que ahí se alojaban (sin contar a Lili), había en ese momento, tres (dos varones y una mujer).

   Tras ingresar a la vivienda y haberse realizado las presentaciones correspondientes, Daniela dijo:

   -Bueeehhh... ¡por fin! -y levantando la bolsa de plástico que llevaba, dijo: -¡Tostados y pastafrola! ¿Quién quiere?

   Uno de los montoneros, llamado Miguel, dijo:

   -¡Pastafrola! ¡Qué bueno! Dámela que la corto.

   Y la combatiente uruguaya se la dio; otro montonero llamado Teo, le preguntó:

   -¿Pongo agua para el mate?   

   -¡Dale! -respondió ella que, seguidamente sacó el paquete con los tostados, lo puso sobre una mesa ratona, alrededor de la cual, los guerrilleros se acomodaron, y señalando al ambiente contiguo, que era el de la cocina, preguntó si podía ahí lavarse las manos, le fue respondido que sí, y tras habérselas lavado y secado con un repasador que Teo le alcanzó, rápidamente se acomodó en uno de los sillones frente a la mesa ratona en la que había dejado el paquete de tostados que inmediatamente abrió y tras hacerlo, dijo: -Los que quieran, que agarren -y ella agarró y se mandó uno; seguidamente instó a Lili, que estaba visiblemente conmovida por lo ocurrido recientemente, a comer un poco, a lo cual, ella se negó, pero finalmente lo hizo tras un poco de insistencia de María Clara, al tiempo que la compañera, cuyo apodo era Marisa, les acercaba vasos y Miguel les servía gaseosa de naranja desde una botella de litro.

   Tras estar lista el agua y haber los combatientes empezado a compartir mate y pastafrola, Miguel dijo:

   -Bueno... ahora que ya están más distendidas, nos pueden empezar a contar qué pasó y por qué están acá.

   Entonces María Clara dijo:

   -Daniela y yo venimos de realizar varias operaciones en diferentes lugares del país, y hace unos días la conducción dispuso que debíamos tomarnos un descanso, entonces nos asignó una casa en La Pampa; así fue que llegamos ayer, y fue que hace un rato, cuando fuimos al centro para comprar algo de comer, escuchamos disparos, nos acercamos a la ventana, y vimos a Lili empuñando un revólver y a un tipo frente a ella, abatido por sus disparos. Después aparecieron policías y los tuvimos que matar.

   -El tipo era milico -dijo Lili.

   -¿Lo conocías? -preguntó Daniela.

   Lili negó con la cabeza, después dijo: 

   -Pero lo sabía.

   María Clara le preguntó:

   -¿Y cómo lo sabías? Si estaba de civil y no lo conocías.

   Lili no respondió; Teo dijo:

   -Es que ella… ve cosas.

   Y Daniela, tras unos segundos en que se mostró desconcertada, preguntó:

   -¿Cómo que ve cosas? 

   -Sí -dijo Teo -; ve cosas que pasaron y que van a pasar. 

   Entonces María Clara miró sorprendida a Lili y al ella devolverle la mirada, como si se hubiera teletransportado, se encontró detrás de la compañera puntana, que esperaba que su pedido estuviera listo, en el bar en el que, un rato antes, había estado junto a su compañera; le habló, pero ella no respondió, entonces intentó tocarle un brazo pero su mano la traspasó; segundos después, vio a Daniela y a una joven que era ella misma, ingresar al lugar y tras realizar su compra, las vio salir; inmediatamente se acercó a la puerta y vio al hombre al que Lili había matado, dispararles por la espalda; la combatiente rosarina se vio a sí misma muerta en el piso y a Daniela, herida; después vio al represor, patear a Daniela, vio llegar corriendo a un policía que estaba en el área y después, al patrullero desde cuya radio, uno de sus efectivos informó del hecho a la comisaría desde la cual, el mismo le fue a su vez comunicado a una autoridad militar que de inmediato envió a un grupo de tareas en un Ford Falcon, que se llevó a Daniela y al cuerpo abatido de María Clara, hasta un centro clandestino de detención; todo esto lo vio en blanco y negro; tras esto último, que entendió que se trataba de visiones de hechos que habrían ocurrido de Lili no haber intervenido, volvió a encontrarse sentada junto a ella en la casa pampeana a la que minutos atrás, había llegado, y tras unos segundos en los que evidenció en su expresión, estupor, le dijo:

   -El tipo nos estaba por matar… -y tras tomarla de un antebrazo, agregó: -Nos salvaste…

   Entonces Daniela, no entendiendo a qué se refería María Clara, preguntó:

   -¿Qué?

   Pero nadie respondió.


Sobre Miguel, Teo y Marisa


   Los tres montoneros que en la casa recibieron a María Clara y a Daniela, o sea, Miguel, Teo y Marisa, hasta el año anterior (es decir, hasta 1975), eran empleados de la empresa Acindar, situada en Villa Constitución, provincia de Santa Fe; en la misma, en marzo de 1974 (durante el último gobierno de Perón), los trabajadores salieron victoriosos de un periodo de huelgas que tenían por objetivo, lograr aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo; esto fue celebrado con una manifestación que tuvo lugar en la plaza principal de la ciudad, a la que asistieron más de 10 mil personas de diversos sectores de la sociedad, pero pocos meses después, Perón murió y la derechización del peronismo que él mismo había iniciado, tras un periodo izquierdista materializado en la presidencia de su delegado devenido presidente, Héctor Cámpora, se profundizó, y fue así que las conquistas de la clase trabajadora, durante el gobierno de su esposa y sucesora, María Estela Martínez de Perón, fueron siendo, una a una, destruidas y quienes habían luchado por lograrlas, fueron reprimidos del modo más extremo; así fue que en marzo de 1975, más de 4 mil represores del estado (es decir, policía provincial y federal, prefectura naval y Triple A), invadieron la ciudad y secuestraron a cientos de obreros de Acindar a quienes en muchos casos, torturaron dentro de un sector de la misma empresa; sector que sus propios directivos habían cedido para que funcionara como centro clandestino de detención y tortura; dichos directivos habían también confeccionado listas de trabajadores desobedientes que posteriormente entregaron a las fuerzas represivas.

   Tras un periodo de cautiverio y tormentos, muchos de los trabajadores temporalmente desaparecidos, fueron liberados, pero otros, fueron muertos y otros, hechos desaparecer permanentemente.

   De Acindar era entonces presidente José Alfredo Martínez de Hoz, que tras el golpe de estado del 24 de Marzo de 1976, fue nombrado ministro de economía, puesto desde el cual, favoreció a dicha empresa y, al igual que ocurrió con muchísimas otras grandes empresas privadas, sobre el final de la dictadura, su deuda fue transferida al estado; esto lleva automáticamente a concluir que dichas empresas, así como otras que se beneficiaron de otros modos durante el gobierno de facto, financiaron a los militares para que tomaran el poder e hicieran lo que hicieron, es decir: actuar en defensa de sus privilegios.

   Tanto Teo como Marisa y Miguel, se vieron obligados a escapar de la provincia tras la represión contra los trabajadores de Acindar, ya mencionada, dado que, de ahí quedarse, serían víctimas seguras del accionar de los represores al cual, Marisa y Miguel, habían logrado evadir, pero no así, Teo, que si bien, sobrevivió, estuvo un tiempo en calidad de detenido-desaparecido durante el periodo de represión, mencionado, y fue hecho pasar por lo peor previo a ser liberado; fue tras todo esto que tanto él como Marisa y Miguel, decidieron sumarse a Montoneros aun no estando demasiado de acuerdo con sus ideas políticas ni con su accionar, y estos casos de personas no muy convencidas (o nada convencidas) de las ideas de grupos guerrilleros, que a los mismos ingresaron en un intento de sobrevivir, fue absolutamente común, dado que fue el mismo accionar represivo y cruel de las autoridades, lo que generó el medio ambiente propicio para la aparición de personas deseosas de no ser víctimas indefensas de ellas, y la única manera de no serlo, implicaba agarrar armas y juntarse con otros que hicieran lo mismo; esta historización, que la derecha se niega SIEMPRE a hacer, expone que, lejos de ser “loquitos” salidos de la nada que por motivos desconocidos, hicieron lo que hicieron, quienes conformaron organizaciones armadas irregulares, eran producidos en serie por el mismo sistema social basado en la desigualdad y sostenido invariablemente con represión.


Medio ambiente social en el que surgieron las organizaciones guerrilleras argentinas


   En el año 1969 (es decir, durante la dictadura autodenominada: “Revolución Argentina”), producto del incumplimiento en el pago de sueldos en que incurrieron varias empresas y de las medidas regresivas y antipopulares, que el gobierno había tomado, que incluían, entre otras cosas, la supresión de horas de descanso laboral, el aumento de las tarifas de electricidad y el cierre de fuentes de trabajo, se dieron protestas masivas en varios lugares del país, que derivaron en que miles de personas fueran detenidas, heridas, y algunas de ellas, hasta muertas por la policía y los militares; la acción represiva de las autoridades, resultó a su vez en que se iniciaran nuevas protestas en cadena que se sucederían a lo largo de los siguientes años.

   La mayoría de las agrupaciones guerrilleras se identificaba con Perón, sin que esto necesariamente signifique que todos sus miembros y simpatizantes, procedieran de ámbitos peronistas, ya que muchos de ellos carecían de toda identidad política hasta que el descontento por lo que consideraban, políticas injustas y represiones injustificadas, los llevó a concluir que la situación en curso, no había tenido inicio en la dictadura en la que vivían, sino durante el derrocamiento de Perón en el 55, que derivó en la prohibición de su partido Justicialista, convirtiendo esto a su líder, en símbolo de insurrección y de oposición a las políticas antipopulares, de ahí que muchos jóvenes empezaran a definirse “peronistas” durante la década del 60 y pidieran (así como también lo hicieron, muchas personas no peronistas) la habilitación del regreso de Perón al país y a la política.


Puebladas 


   En el año 1969, en la provincia de Corrientes, a comienzos del ciclo lectivo, en la Universidad Nacional del Nordeste, el gobierno militar, a través del interventor que designó, disolvió a los centros de estudiantes y aumentó drásticamente los precios del comedor universitario; esto último llevaría inevitablemente a su cierre y a su posterior privatización; ante esto, los estudiantes protestaron a diario, hicieron huelga durante semanas enteras y obtuvieron el apoyo de docentes, estudiantes secundarios, sindicalistas y población general; tal era el repudio hacia las autoridades por sus medidas (que excedían a las tomadas en el ámbito universitario), que en alguna oportunidad los policías se negaron a cumplir con la orden de reprimir a los manifestantes porque no sólo ellos estaban dispuestos a enfrentarlos, sino también los vecinos de las viviendas situadas en el área de la protesta que, cual si estuvieran ante las invasiones británicas de principios del siglo 19, los atacaban con cualquier objeto contundente que tuvieran a mano y hasta con agua hirviente (esto último, en el caso de Corrientes, no es parte de la leyenda, sino de la realidad); el mismísimo gobernador, por miedo a caer ante la furia de la población, decidió irse de la casa de gobierno, no obstante, era cuestión de tiempo para que la policía retomara la represión, y cuando lo hizo, le causó la muerte al estudiante de 22 años, Juan José Cabral; pocos días después de este hecho, estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario, se manifiestan en un acto de repudio a dicho asesinato y en adhesión a los reclamos de los manifestantes correntinos; los jóvenes son reprimidos por la policía y es muerto por la misma, el estudiante de 15 años, Luis Blanco; esto derivó en más y más protestas, en más huelgas y en más y más, represión; en las calles se crearon barricadas y fogatas que separaban a los miles de manifestantes de las fuerzas represivas que, incansablemente lanzaban gases lacrimógenos contra ellos y disparaban balas de goma, a veces, y de plomo, otras.

   A las puebladas mencionadas, que fueron denominadas: “Correntinazo” y “Rosariazo”, le siguió  la pueblada denominada: “Cordobazo”, originada por la supresión por parte del gobierno, de las horas de descanso laboral del día sábado, que habían sido legalmente reconocidas, décadas atrás; esto generó un descontento en la clase trabajadora que llevó a muchos sindicatos a declararse en huelga; a las protestas por esto en particular, y por descontento general con el gobierno militar, se sumó cualquier cantidad de estudiantes y personas de todos los sectores sociales, que, al igual que en Rosario, pero a mucha mayor escala, formaron barricadas, prendieron fogatas y enfrentaron a las fuerzas represivas lanzándoles rulemanes, piedras y bombas molotov; fue tal la resistencia de las decenas de miles de manifestantes enfurecidos que ocupaban más de cien manzanas, que en determinado momento la policía debió abandonar el área; durante esos días, los manifestantes incendiaron comisarías, recintos militares, empresas imperialistas y oficinas estatales; increíblemente (debido a la magnitud de los hechos), la represión de las autoridades, hasta donde se sabe, dejó un saldo de solamente 4 muertos y menos de 200 heridos.

   En el mismo periodo de fines de los años 1960 y principios de la década del setenta, se dieron otros actos masivos insurreccionales en diversas provincias, a saber: “El Salteñazo”, en la provincia de Salta, el “Tucumanazo”, en la provincia de Tucumán, el “Casildazo”, en la provincia de Santa Fe, el “Jujeñazo”, en la provincia de Jujuy, el “Rawsonazo”, en la provincia de Chubut, el “Mendozazo”, en la provincia de Mendoza, el “Quintazo”, en la provincia de Tucumán,  el “Animanazo”, en la provincia de Salta, el “Trelewazo”, en la provincia de Chubut, más otras insurrecciones que, si bien fueron importantes, no llegaron a alcanzar el estatus de “puebladas”.

   Todo lo recién contado, expone lo ridículo de la “teoría de los dos demonios”, según la cual, las autoridades reprimieron ilegalmente únicamente a guerrilleros, constituyendo los represores del estado, un “demonio” y los guerrilleros, otro, cuando la realidad es que las autoridades reprimieron mayormente a personas desarmadas que, desde diferentes lugares de la sociedad, se habían organizado para expresar rechazo y oponerle resistencia, a políticas arbitrarias y contrarias a los intereses populares.

   La lucha armada existió, pero fue tan sólo una de las manifestaciones de la insurrección que se venía dando repetida y masivamente en casi todo el país; la consideración de que sólo los guerrilleros fueron reprimidos, es totalmente reduccionista y, por consiguiente, sesgada y antihistórica, y es justamente la deshistorización, algo imprescindible en las ideologías que siempre reivindican a las represiones perpetradas por los estados, ya que la debida historización (salvo en el caso en que uno sea un facho nato), lleva casi invariablemente a justificar el accionar de la resistencia a las autoridades incluso cuando la misma se materializa en acciones armadas.


Más irradiación clarividencial


   Al Daniela descreer de Teo al éste decir de Lili que: “ve cosas que pasaron y que van a pasar”, mirando a Lili, preguntó:

   -Lili… ¿sos clarividente? 

   Lili no respondió, entonces Teo dijo:

   -Sí. Es.

   Entonces Daniela, con mirada risueña, le dijo a Teo:

   -¡Pero no me digas que vos creés en esas cosas!

   E inmediatamente, tras decir esto, Daniela, como si se hubiera teletransportado, se vio en la empresa Acindar en la cual, vio a Marisa, a Miguel y a Teo, ser parte de una huelga; después vio a los obreros, escapar, tras la llegada de miles de represores; vio a Teo caer en manos de las fuerzas represivas y ser hecho pasar por lo peor; después lo vio ser liberado y después lo vio ingresar a Montoneros y recibir instrucción en el manejo de armas junto a sus ex compañeros de Acindar: Marisa y Miguel; después vio a estos tres compañeros, yendo a buscar a uno de los torturadores de Teo, que era un policía residente en su mismo barrio a quien él había logrado ver, estando secuestrado en el centro clandestino de detención de la fábrica mencionada, al habérsele en cierto momento, bajado parcialmente la venda que sobre los ojos, le habían puesto.


Daniela sigue siendo testigo presencial


   Era una mañana de niebla levemente fría; hasta hacía un rato, había estado lloviznando.

   El represor salió de su casa rumbo al “trabajo” y ni bien dobló la esquina, abruptamente detuvo su marcha por tener parado frente a sí, a Teo, que, con una expresión severa pero tranquila, que parecía ser (y lo era) la calma que precede a la tormenta, miró profundamente a los ojos al terrorista de estado; éste tuvo apenas un segundo de desconcierto respecto a la identidad del hombre que tenía delante; al siguiente instante, lo reconoció, y fue tal el pánico que el represor del estado, sintió, que ni siquiera intentó sacar su pistola reglamentaria, aunque el hombre frente a él, no le estuviera en ese momento, exhibiendo ningún arma, lo único que atinó a hacer, fue dar media vuelta e intentar correr, pero ni bien se dio vuelta, se encontró con Marisa, que sostenía un arma larga que venía ocultando bajo el piloto que llevaba, lo cual lo llevó a volver a dar media vuelta y verse de frente con Teo, que le dijo:

   -Hacete el guapo ahora, ¡HIJO DE PUTA!

   El policía, nada dijo; segundos después, pudo finalmente llevar una mano a su arma reglamentaria pero no llegó a sacarla porque fue derribado por un golpe de puño asestado por Teo que de inmediato sacó un revólver y contra el represor, abrió fuego dos veces; a dichos disparos se sumó otro, efectuado por Marisa, con una poderosa Bataan 71 recortada, a muy corta distancia, que al policía le destruyó el pecho; tras el ajusticiamiento haberse realizado, un Dodge 1500 conducido por Miguel, se les acercó y al mismo, ambos guerrilleros subieron y exitosamente escaparon del lugar.

   Tras ver todo esto como si hubiera sido un testigo presencial invisible, Daniela volvió a verse junto a sus compañeros; segundos después, tras notar su expresión como perdida, Teo le preguntó:

   -¿Estás bien, Daniela?

   Y tras unos instantes, Daniela dijo:

   -Sí… es que… te vi… y también a Marisa y a Miguel… los vi durante la huelga y también… también los vi ajusticiando a un policía, una mañana de niebla… a ese policía que vos reconociste como uno de tus represores...

   Debido al silencio que siguió, Daniela dijo:

   -No me creen… está bien, es lógico. 

   Miguel dijo:

   -Sí que te creemos, lo que pasa es que no nos sorprendiste porque esto de que la clarividencia de Lili, sea irradiada y se vuelvan a veces, clarividentes, quienes la rodean, ya lo sabíamos; todos nosotros ya lo experimentamos en algún momento.

   Entonces Daniela miró a María Clara y ambas sonrieron; después miraron a Lili, que con expresión tímida permanecía callada y supieron que se encontraban junto a una persona muuuuy especial.

   Un rato después, llegaron los otros dos compañeros montoneros a la casa; tras serles presentadas María Clara y Daniela, uno de ellos les contó que al día siguiente, realizarían una operación militar a la que podrían sumarse; ambas combatientes, sin dudarlo, aceptaron.


Final del día


   Unas horas más tarde, tras hablar de cualquier cosa, mirar televisión y cenar, las mujeres se fueron a dormir; los varones se quedarían despiertos haciendo guardia por si la represión se acercaba; horas después, intercambiarían posiciones y serían los varones los que dormirían mientras guardia, harían las mujeres.

   Estando en uno de los dormitorios, acostada en una cama junto a la que ocupaba Daniela, María Clara le dijo:

   -Este pedido de la conducción de que nos “guardáramos” por un tiempo, yo creí que nos iba a posibilitar, descansar un poco… ¡pero mirá en la que nos metimos!

   Daniela dijo:

   -En realidad… sí estamos descansando, lo que pasa es que las vacaciones montoneras, son así, así que, ¡acostumbrate!    

   Marisa, que en otra cama estaba por acostarse, se rió; Lili, que estaba ya acostada en otra cama y que tras un inicio de introversión, en las últimas horas había logrado entrar en confianza con sus nuevas compañeras y conversar fluidamente con ellas, ante esto último, también se rió, y lo hizo a tal punto que sólo con gran dificultad, logró ponerle fin a la risa.


   Esa noche, todas durmieron apaciblemente.