lunes, 26 de junio de 2017

La única diversión de los fracasados (cuento) - Martín Rabezzana

   Un grupo de individuos participaba de una reunión que habitualmente hacían en un bar; uno de sus participantes expuso una conducta errada del mismo y otro de ellos dijo:
   -Y sí… nos la pasamos criticando, hablando mal de los demás; estamos pendientes del error ajeno para remarcarlo con palabras hirientes y así sentirnos virtuosos, superiores y justicieros, y no te niego que hemos llegado al punto en que casi no hacemos otra cosa, pero hay algo que vos no tenés en cuenta al hacernos notar lo vicioso de nuestra profunda y sostenida maledicencia, y es algo que nos justifica totalmente.
   El individuo miró con desgano a su interlocutor y dijo:
   -¿Qué es?
   -Y… el hecho de que somos unos fracasados de mierda y por eso nuestra única diversión posible consiste en defenestrar moralmente a los demás.
    Ante tal declaración, se hizo en el grupo un solemne silencio y se generalizó una leve expresión de sorpresa ya que la honestidad autoacusatoria de lo dicho es inusitada en alguien que hace de la crítica a los demás, un modo de vida.
   Ninguno consideró siquiera objetar lo expuesto por evidentemente aceptarlo como una verdad incuestionable, por lo que el silencio se prolongó por varios segundos, tras lo cual, los asistentes a la reunión retomaron su acostumbrada conversación atestada de cobardes reprobaciones morales, descalificaciones e insultos a personas ausentes.

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