En una placita de por ahí, la mina le pasó un mate y él lo tomó, tras lo cual, con claridad y firmeza en la voz, sentenció:
-El grado de
éxito y de fracaso de una persona se puede medir en base a la cantidad de
anécdotas vividas que tenga dignas de ser contadas en una reunión.
Ella lo miró
unos segundos en silencio y después le dijo:
-Tiene sentido,
pero me habías dicho que el grado de éxito y de fracaso de una persona se puede
medir en base a la frecuencia con que se queja… entonces; ¿cómo es?
Él la miró y se
dio cuenta de que tal concepto que había olvidado también era sensato; le dijo:
-Ah, ssssseee;…
me parece que esto último lo tengo que modificar…. Ahora me parece que lo que
se puede medir en base a la frecuencia con que uno se queja es el grado de
bienestar y de malestar que experimenta, ya que el éxito personal, para mí va
por el lado de "vivir" en el sentido no literal, y cosa tal implica pasar por
cosas buenas y malas ya que las malas experiencias también forman parte de una vida bien vivida, y una vida exitosa es una vida bien vivida.
¡La puta madre!
¡Tenía respuesta para todo! Pero… ¿de qué carajo le servía? No lo ayudaba en
nada a tener una vida bien vivida, de hecho, hacía ya mucho había advertido que
el desarrollo intelectual que se sucede con la formación cultural no sólo no
mejora la calidad humana y que hasta la empeora, sino además que los grandes
razonamientos intelectuales proceden del fracaso del no vivir, y esto no todos
lo advierten ya que es común que haya quienes se jacten de su intelecto y
menosprecien a quienes son supuestamente subdesarrollados en ese aspecto sin
darse cuenta de que al hacer eso están exponiendo una pobreza de vivencias que
los muestra como personas fracasadas, y alguien que en su vida fracasa, ¿de
quién se puede burlar?... Vanagloriarse
de haber leído en vez de hacerlo por haber vivido, es ridículo, y esto es común
que lo hagan quienes se consideran intelectuales… ...Por lo ya expuesto digo que los
intelectuales, salvo casos excepcionales, son personas fracasadas, por lo que
jactarse de ser intelectual es básicamente jactarse de ser un forro.
El silencio es
lo que siguió y su conciencia de que todos esos razonamientos intelectuales
eran inútiles y lo mejor era suspenderlos.
Se sirvió otro
mate y lo tomó, después, en silencio saludó a la mujer con la mano y ella
respondió de igual forma, tras lo cual, se levantó y se fue de la placita.
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