jueves, 30 de septiembre de 2021

Bueno sí. Boludo, no (cuento) - Martín Rabezzana


   Al adolescente lo habían estado verdugueando durante un largo rato, tres giles en cierta reunión nocturna; en un principio él, sabiéndose en inferioridad de condiciones frente a tres personas, nada dijo ni nada hizo, pero en cierto momento se les acercó por detrás y, a modo de respuesta a sus expresiones irrespetuosas, les vació en la cabeza el contenido de dos vasos de cerveza, tras lo cual, salió corriendo del lugar y los tres pibes empezaron a perseguirlo, pero como él estaba en forma, se encontraba en condiciones de correr rápido y sostenidamente, en cambio, los tres giles no, por eso a la cuadra y media de perseguirlo, no daban más, por lo que cuando el joven miró hacia atrás y vio que sólo uno de sus tres perseguidores sostenía aún la persecución, ya que los otros dos estaban acuclillados, exponiendo así, agotamiento, pegó la vuelta y se dirigió hacia su primer perseguidor al cual le dio un derechazo que lo derribó. Después fue corriendo hacia el segundo y también lo dejó fuera de combate con un solo golpe, y el tercero, que estaba más atrás y vio toda la escena, se le escapó, ya que, como pudo (es decir, casi arrastrándose) alcanzó a subirse a un colectivo y evitó así ser el tercer noqueado del joven que, si bien era tranquilo, mejor era no joderlo demasiado.

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