Visitante: si llamás o alguna vez llamaste, a los yanquis, "americanos", te informo que América es un continente en el cual, está Argentina, país en el que yo nací, por lo cual, yo también SOY AMERICANO. || Por no haber acuerdo ni respeto, entre nosotros, posibles, es que te invito a retirarte.
lunes, 9 de noviembre de 2020
Fuego inextinguible (cuento) - Martín Rabezzana
viernes, 23 de octubre de 2020
Lazo de separación (cuento) - Martín Rabezzana
Pasaron algunos meses en los que fue disminuyendo en el joven la esperanza que tenía de volver a ver a la mujer, y una noche, cuando dicha esperanza era ya casi nula, volvió a escuchar ruidos en el patio, entonces salió y se encontró con ella que muy efusivamente lo besó y abrazó; después lo llamó por su nombre y él, sorprendido, le preguntó cómo lo sabía, pero ella le dijo que eso no importaba; entonces él le preguntó a ella el suyo y ella le dijo su nombre y apellido; después volvió a abrazarlo y le pidió que no se preocupara por ella, ya que donde entonces estaba se encontraba bien; le dijo que tenía que irse y pese a las súplicas de él porque se quedara, ella se fue. Entonces el joven se despertó y no pudo contener el llanto al concluir que el reencuentro con la mujer, había sido solamente un sueño.
Muchos años después (en la década posterior) el joven vio en una revista una foto de la mujer y su nombre junto a una lista macabra (1); … Era ella, no había ninguna duda; su nombre y apellido eran los que en el sueño mencionado había pronunciado, entonces se dio cuenta de que el sueño no había sido solamente un sueño.
(1) Lista de desaparecidos.
miércoles, 9 de septiembre de 2020
La que reía hasta el frenesí (cuento) - Martín Rabezzana
jueves, 13 de agosto de 2020
Viajes a un año y a un espacio indeterminados (cuento) - Martín Rabezzana
lunes, 27 de julio de 2020
Tiempo que… sin necesidad de existir, esclaviza (cuento) - Martín Rabezzana
lunes, 22 de junio de 2020
El peligro de la filosofía existencialista (cuento) - Martín Rabezzana
viernes, 12 de junio de 2020
Castigador castigado (cuento) - Martín Rabezzana
El tipo todavía estaba lúcido, ya que por el momento le permitían conservar la lucidez, pero sólo por el momento, y el mismo habría de concluir muy pronto.
jueves, 21 de mayo de 2020
Jazmines de amor y desamor (cuento) - Martín Rabezzana
Como enseña
Michel Foucault, allá por el siglo dieciocho los castigos y ejecuciones públicos
de prisioneros empezaron a ser considerados por las autoridades como
contraproducentes ya que si bien su objetivo, que era el de intimidar a
aquellos que pretendieran desacatar a las leyes, en gran medida se cumplía, en
muchas personas se daba una indignación ante tales actos de crueldad que
resultaba en un resentimiento hacia el gobierno potencialmente causante de
rebeliones populares, por eso los mismos empezaron a ser trasladados a lugares
privados; fue así que las torturas y las ejecuciones se empezaron a infligir
lejos de la vista de las masas, y en lo referente particularmente a las
torturas, las mismas no sólo dejaron de realizarse públicamente, sino que
eventualmente hasta pasaron a ser camufladas para que parecieran ser otra cosa;
para no dar más que un ejemplo: en el siglo veinte la picana eléctrica pasó a
llamarse "terapia electroconvulsiva" (electroshock) y a considerarse "tratamiento médico"; tal supuesta terapia médica es empleada legalmente en la
actualidad en todo el mundo así como otros medios represivos que,
increíblemente, la mayoría de la gente no reconoce como tales.
Tras varios días
salió a despejarse y se dirigió a la Plaza de la Victoria (lugar aproximado donde
actualmente está la Plaza de Mayo); en la misma había una multitud reunida para
presenciar una ejecución; a lo lejos vio a Lucía que se acercaba a un
mazorquero y le entregaba un envoltorio que él no reconoció; ella le dijo algo
al guardia perteneciente a la "mazorca" que, por la distancia que los separaba
y el ruido de la muchedumbre, no pudo escuchar qué fue; algunos segundos después,
Lucía se fue casi corriendo de la plaza mientras derramaba lágrimas, entonces
apareció un hombre escoltado por varios mazorqueros que lo llevaban hasta el
lugar donde su ejecución se realizaría; el joven burgués pensó en irse ya que
no quería presenciar ninguna ejecución, pero cuando se disponía a hacerlo, vio
que el mazorquero que de Lucía había recibido el envoltorio, se acercaba al
condenado y se lo entregaba mientras algo le decía, entonces él se aferró al
mismo con todas sus fuerzas, le fueron vendados los ojos y lo que siguió fue
uno de esos momentos brevísimos y trágicos que en la memoria emocional de
quienes los viven, duran una eternidad.






