Ella le dijo:
-Salgo del
trabajo a las siete. Esperame en el bar de enfrente de mi local o te espero ahí
yo a vos si salgo antes de que llegues.
Él asintió y ese
viernes fue hasta el centro comercial donde ella trabajaba; llegó 15 minutos
antes de que la mujer saliera del trabajo y se sentó a la mesa del bar que ella
le había indicado; tras salir del centro comercial irían a ver una obra de teatro
en la que actuaba una amiga de ella.
Era la primera
vez que él entraba a ese lugar llamado Patio Bullrich; "Está bueno", pensó casi
con culpa ya que la conciencia de las injusticias sociales le hace a uno sentir que lo único justo por expresar de un ámbito concheto es desprecio, pero su
condición de lugar de acceso público y gratuito (lo cual contrasta totalmente
con casi todo otro ámbito acomodado) lo excusaba en su existencia.
Pidió un café,
se lo llevaron y poco después una mujer lo tocó en el hombro, él se dio vuelta
y tras levantarse de la silla, sorprendido dijo:
-Myriam…
-¡Hola!
Ella le regaló
su mejor sonrisa y le dio un beso; no era más la chica que había conocido, ya
era una mujer y estaba más linda que nunca; ella le preguntó:
-¿Qué hacés acá?
-Estoy esperando a alguien, ¿y vos?
-Vine de
compras.
Con mucha
alegría él le preguntó:
-¿Qué fue de tu
vida?
Myriam disminuyó
su sonrisa por saber que lo que iba a decirle podría herirlo y le dijo:
-Me casé y tengo
dos hijos.
Él sonrió levemente
exponiendo así sin querer mucha tristeza por la noticia sobre algo que
imaginaba dado que ya había llegado a la edad en que la formación de una
familia era un hecho consumado entre la mayoría de sus contemporáneos; le dijo:
-Te felicito; me
alegro mucho de verte bien.
Pero no era
verdad que en ese momento sintiera alegría ya que fue un golpe a su corazón el
escuchar que ella se había realizado sin él aunque él mismo lo haya
honestamente así deseado; le dijo:
-Yo sigo
soltero… no creo que alguna vez forme una familia.
-Yo tampoco creí
que formaría una familia y lo hice; por ahí a vos también se te da alguna vez.
La mujer a la
que esperaba llegó y al verlo junto a Myriam, sabiendo que nada podía
reclamarle por no ser su mujer, su novia ni nada, decidió no interrumpirlos y
esperó a que ella se fuera para acercarse a él.
Siguieron
hablando un poco más y Myriam dijo:
-Bueno… me tengo
que ir.
Él le dio un
beso y se abrazaron fuertemente; durante el abrazo él le dijo mentalmente: "Te
amo, te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo", lo cual no
había tenido oportunidad de decirle en su momento dado lo breve de su relación
y tanto tiempo después habría sido inadecuado hacerlo por más ganas que tuviera
de que ella lo escuchara y supiera que no sólo había amado a la chica que fue,
sino que también amaba a la mujer que entonces era; ella nunca sabría lo que él
le expresó durante su abrazo ni que seguía imaginando a la medianoche que se
acostaba y se dormía sobre ella para después cambiar de posición y dormirse
ella sobre él, como alguna vez habían acordado imaginar (tal vez ahora sí lo
sepa).
Se separaron y
cuando ella se hubo alejado, la mujer a la que él esperaba se le acercó y lo
saludó con un beso, después le preguntó:
-¿Quién era?
Él tenía los
ojos vidriosos y no pudo responder; ya le había contado de Myriam, por lo que
suponiendo correctamente, le preguntó:
-¿Era Myriam?
-Sí.
Entendiendo la
importancia para él de lo recién vivido, lejos de mostrar celos, la
mujer dijo:
-Qué linda que
es.
Él, sonriendo
asintió.
En el teatro su
presencia era ausencia
Fueron al teatro
y vieron una obra que él no recordaría ya que su mente volvía una y otra vez al
encuentro con Myriam; la mujer a su lado lo miraba cada tanto y se daba cuenta
de que no estaba ahí; ni siquiera estaba con Myriam sino detrás de ella aun
sabiendo que nunca habría de alcanzarla.
Uno se llena de lo
que da
Él dudó por un
tiempo sobre si le había hecho bien volver a ver a Myriam ya que tras su
conmovedor encuentro con ella se sintió debilitado, pero después se dio cuenta
de que si bien el conmoverse emocionalmente debilita, esa debilidad nada tiene
de negativo ya que lo que pierde fuerza es el sentir de ira, maldad y rencor,
por eso dicha debilidad se sucede paralelamente al fortalecimiento de todo
sentir positivo; esto le había ocurrido al recibir afecto de ella y sobretodo,
al dárselo, ya que uno se va llenando de lo que da; habiendo entendido esto, se
dio cuenta de que verla le hizo muuuy bien.
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