domingo, 10 de marzo de 2024

Belén Cardinale: estudiante subversiva (cuento) - Martín Rabezzana

-Palabras: 3.857-

Bahía Blanca

   Año 1975.  Cuarto de residencia universitaria. 
   Lautaro Arias se despierta una tarde de una siesta tras haber estudiado durante horas; mira el reloj que en su muñeca lleva, y mentalmente dice: “Cinco y veinte”; sus compañeros no están; le dejaron una nota que dice que fueron a diversos lugares y que para la hora de la cena, volverán.
   El joven se levanta de la cama; toma algo de agua, después, tranquilamente come una manzana y decide salir a dar una vuelta.
   Tras un buen rato de caminata, Lautaro mira de nuevo su reloj; son casi las seis de la tarde; considera que ya va siendo hora de volver, por lo que mientras transita por la altura 150 de la calle Alsina, decide caminar hasta la esquina San Martín, para una vez ahí, pegar la vuelta, pero a los pocos metros, pasa por el frente de una panadería y ve a una chica de 17 años, cuya ropa no se corresponde con la súplica de comida, que a los empleados de la misma, les realiza, entonces, por curiosidad se detiene y desde la distancia, la contempla, la escucha, y después la ve pasar a su lado mientras sale del negocio con semblante desolado, ya que su pedido no fue satisfecho a pesar de sus promesas de volver al negocio para pagar el pan, las facturas, o lo que fuera que le pudieran dar, en cuanto tuviera plata; entonces el joven se le acerca y le dice:
   -Hola.
   -Hola -le es respondido.
   -Justo ahora iba a comer algo; ¿querés acompañarme?
   Entonces la chica detiene su marcha y con la cabeza, asiente.
   -¿Vamos a un bar que está acá cerca?
   Ella dice que no, que mejor compre algo en un kiosco.
   Al llegar a la esquina de Alsina y San Martín, Lautaro compra en un kiosco dos sánguches y dos gaseosas y le dice a la chica de ir a sentarse a un banco de la plaza Rivadavia, que se encuentra en la vereda de enfrente; ella acepta y en un banco de la plaza, se sientan.
   Él deja las botellas de gaseosa que la kiosquera, por pedido del joven, abrió, ya que en ese entonces las botellas no eran de plástico, sino de vidrio y las tapas eran unas chapitas no retirables con facilidad sin un elemento apropiado, saca los sánguches de la bolsa plástica en la que están, y le extiende a la chica uno de ellos; ella dice:
   -Gracias -de inmediato le retira el envoltorio y come a gran velocidad, evidenciando así, la falta de alimento que desde hacía días ya, la venía apremiando.
   -Me llamo Lautaro -le dice; después le pregunta: -¿Vos cómo te llamás?
   -"Carolina” -responde ella, faltando a la verdad, ya que su nombre verdadero era Belén; Belén Cardinale.
   Había en la chica una aprensión permanente que, no obstante, tras haber comido la mayor parte del sánguche y haber tomado la mitad de la botella de bebida, rápidamente mutó hacia una distensión relativa que le permitió al joven entablar una conversación fluida con ella que, no por haber sido superficial, hacía de la chica una persona sin interés para el joven, ya que el atractivo que en ella encontraba, aumentaba cada vez que la miraba y con cada palabra que ella le dirigía.
   Tras terminar de comer, ya menos intranquila, Belén le preguntó:
   -¿En dónde vivís?
   -En una residencia universitaria; queda a unas cuadras de acá.
   -Entonces no sos de acá… ¿de dónde sos?
   -De San Martín de los Andes, provincia de Neuquén.
   -Debe estar bueno ese lugar.
   -Sí; es hermoso; ¿y vos, de dónde sos?
   -¿Yo?… de por acá -dijo Belén, faltando a la verdad nuevamente, ya que no era de por ahí, es decir, de Bahía Blanca, sino de La Plata y había llegado a Bahía, recientemente.
  En ese momento, desde la distancia vieron a dos autos Ford Falcon verdes, dos Torinos y patrulleros, pasar a gran velocidad; entonces Belén se puso muy nerviosa y le preguntó al joven:
   -¿Dónde queda tu residencia universitaria?
   -Por allá -dijo, señalando en determinada dirección; después agregó: -A unas diez cuadras de acá.
   Belén le dijo:
   -¿Puedo quedarme esta noche con vos?
   Lo que la chica le pedía, era profundamente deseado por el joven, dado que, ya fuera que el hecho de quedarse durante la noche en su departamento implicara relacionarse sexualmente con ella o no, el tenerla en su cuarto constituiría para él, un sueño hecho realidad, por eso, con tristeza por saber que lo que le pedía, no podía concedérselo, le dijo:
   -No;… perdoname… es que… no vivo solo; vivo con tres compañeros.
   Ella dijo:
   -Lo que pasa es que... me escapé de mi casa… estuve viviendo en una pensión, pero se me acabó la plata; hoy me echaron; no tengo dónde quedarme.
   Entonces Lautaro, tras pensarlo unos segundos, dijo:
   -Yo te daría plata pero la que tengo no te va a alcanzar;… en la residencia no pagamos alquiler, porque corre por cuenta del estado, pero los servicios y la comida, sí tenemos que pagarlos; yo llegué esta semana y tengo la plata justa para pagar mi parte este mes, por eso, cuanto antes tengo que encontrar un trabajo, y justamente voy a empezar a buscarlo la semana que viene, porque si no llego con el pago, yo también me quedo sin vivienda.
   Belén lo miró con tristeza y dulzura, entendiendo el pedido de perdón que impregnaba cada palabra de la explicación que le había sido dada; pedido de perdón totalmente innecesario, ya que él, nada a ella le debía.
   Tras algunos segundos de silencio, Lautaro dijo:
   -Podemos ir hasta la residencia y ver si mis compañeros tienen plata como para que puedas pagar un cuarto de pensión durante unos días; entre todos, seguramente juntamos lo suficiente como para que no tengas que dormir en la calle.
   Entonces ella, muy sentidamente le dijo:
   -Gracias.
   Tras llegar a la residencia universitaria, entraron al departamento de Lautaro y él le dijo:
   -Mis compañeros salieron; pero en un rato vuelven y les preguntamos si te pueden ayudar;… ¿querés tomar té?
   Ella respondió:
   -Sí.
   El joven le puso agua a una pava, prendió una hornalla de la cocina y puso el agua a calentar; después se sentó en el sillón de dos cuerpos que había en la habitación y ella se sentó a su lado; lo que siguió fue un silencio incómodo que duró un buen rato, tras el cual, Lautaro, tras mucho dudar sobre si debía formular la pregunta que tenía en mente, sin ningún dejo de recriminación, la formuló:
   -¿Qué hiciste? 
   Belén rápidamente dijo:
   -Nada.
   Segundos después, Lautaro dijo:
   -Me di cuenta de cómo te pusiste cuando pasó la policía… ¿te están persiguiendo?
   Tras algunos instantes, Belén dijo:
   -No. 
   -Pero el miedo que tuviste al ver a los patrulleros, deja en claro que estás escapando de las autoridades… ¿por qué?
   Entonces Belén, entendiendo que no hacía falta seguir ocultándose ante el muchacho con el que estaba, dijo:
   -Soy militante de la UES (1).
   Entonces Lautaro dijo:
   -¿Y por eso tenés miedo?…
   Belén asintió en silencio; Lautaro prosiguió:
   -Pero… no hiciste nada ilegal; no sos guerrillera ni nada, ¿o sí? -ella dijo que no -, entonces… aun si te detienen, te van a dejar ir rápido; ¿qué te pueden hacer por ser parte de un centro de estudiantes?
   -¿Qué me pueden hacer?… ¿No sabés todo lo que está pasando?
  -¿Qué es lo que está pasando? -dijo el joven, dando cuenta con esto de que venía de un lugar muy distinto respecto al centro y norte del país, ya que el sur argentino, del cual, él venía, fue el menos castigado por el terrorismo de estado, dado que allí, por escasez de población, los conflictos políticos que habían engendrado una combatividad extrema, materializada, no solamente, pero sí mayormente, en las organizaciones guerrilleras y en el apoyo de gran parte de la población a ellas, eran mucho menos intensos respecto al resto del país, incluyendo a Bahía Blanca, que ya era un lugar muy castigado por los represores del estado, pero como había llegado a Bahía apenas unos días atrás, todavía desconocía lo que en dicha ciudad, a diario acontecía.
   Ella le preguntó:
   -¿Vos no tenés miedo de que te detengan?
   El joven dijo:
   -¿Por qué me detendrían a mí? Si yo no estoy en política ni tengo armas ni nada.
   Belén tuvo ganas de decirle que no hacía falta estar en política ni tener armas ni nada, para ser reprimido por las autoridades en ése, ni en ningún otro tiempo histórico; en el caso particular del tiempo histórico en cuestión, bastaba con ser amigo o conocido de alguien que estuviera en política no derechista, o simplemente, con estar en el momento y el lugar, equivocados, para ser secuestrado por las autoridades y hecho pasar por lo peor, pero no lo hizo por advertir en él, una ingenuidad propia de la primera infancia, la cual, necesariamente implica tener una visión benévola de la gente y el mundo; sabiendo que era cuestión de poco tiempo para que los hechos chocaran contra dicha ingenuidad y la destruyeran, le pareció innecesario destruirla con palabras.
   El momento y el lugar, equivocados, solían llevarlos consigo aquellos señalados por las autoridades como “subversivos”, de ahí que el sólo hecho de estar con esa chica, al joven lo pusiera en peligro; ella lo sabía, por lo cual, a pesar de la necesidad de ser ayudada por alguien, de ese alguien a quien se acercara, o que a ella se le acercara (éste último había sido el caso), debía alejarse rápidamente en pos de minimizar el riesgo para él, y así pensaba hacerlo.
   Tras tomar el té durante el cual, lograron cambiar de tema hacia otros agradables, ella le dijo:
   -¿Te molesta si duermo un rato?
   -No, para nada; podés acostarte en mi cama; es la que está contra la pared izquierda en ese cuarto -y le señaló una puerta.
   -Gracias… cuando lleguen tus amigos, despertame; si no pueden ayudarme, inmediatamente me voy, y desde ya te agradezco lo que estás haciendo por mí.
   Y antes de dirigirse al dormitorio, le dio a Lautaro un beso en la mejilla que lo conmovió profundamente.


Contextualización histórica


   En 1973, tras terminar la dictadura militar autodenominada: “Revolución Argentina”, como presidente fue elegido Héctor Cámpora; inmediatamente tras su asunción, hubo tomas de colegios, universidades, fábricas, hospitales y radios; si bien había también reclamos por otros motivos, el objetivo principal de quienes tomaban los diversos ámbitos mencionados, era el de que se expulsara a las autoridades que venían de la época dictatorial; en gran medida, Cámpora accedió a dichos reclamos procedentes de los denominados “anticontinuistas”.
   En el caso particular de los colegios, los que fueron tomados en el año ‘73 en todo el país, llegaron a ser más de 500.
   Quienes realizaban las tomas de colegios, no necesariamente eran militantes políticos, de hecho, en muchos casos, la mayoría de los estudiantes aceptaba participar de las tomas con la condición de que justamente no hubiera banderías políticas detrás de las mismas, lo cual demuestra que la voluntad de que en el ámbito escolar, las decisiones fueran tomadas por el grupo de individuos que fuera a ser por las mismas, directamente afectado, no procedía únicamente de militantes de la izquierda revolucionaria, sino también de muchos que no se identificaban con ninguna agrupación política, y esta tendencia a ir en la búsqueda de una participación progresivamente mayor de la ciudadanía en las decisiones respecto a la organización social, de seguir avanzando, derivaría en una salida de la “democracia representativa” y en una entrada en la “democracia participativa”, que, a su vez, llevaría a la “democracia directa”, la cual, como tal, prescinde de todo líder, de ahí que la inclinación hacia la política revolucionaria que en los años 1970 en Argentina tuvo aceptación masiva entre los jóvenes, a diferencia de lo que los derechistas dicen, no tendiera hacia el “marxismo/socialismo/comunismo”, ni hacia sus versiones gubernamentales deformadas y falsas, materializadas en la Unión Soviética, China y Cuba, sino hacia el anarquismo, y la anarquía es IMPRESCINDIBLE para la existencia del socialismo/comunismo, ya que el estado, por haber sido creado por los capitalistas para defender a sus vidas y propiedades, posibilita la existencia del capitalismo, de ahí que los “gobiernos socialistas/comunistas”, nunca hayan existido ni puedan existir, dado que el estado sostiene al capitalismo y tiene por una de sus manifestaciones, al gobierno; los gobiernos que se han autoproclamado “socialistas/comunistas”, sensatamente pueden ser denominados capitalistas de estado y antipopulares, porque el estado y el gobierno, están compuestos por una cantidad de personas que no llega a ser siquiera el 1 por ciento de la población de un país, es por esto que esa idea estatista según la cual, “el estado somos todos”, es totalmente mentirosa, y de ahí que el creer que lo estatal es lo público, sea tan ridículo como creer que el poder judicial es la justicia;... fue por ese carácter totalmente antipopular de todo gobierno “socialista/comunista”, que las mayorías quedaron totalmente al margen de las decisiones políticas que rigieron en sus territorios;… pero por supuesto... lo mismo da para los derechistas que la juventud argentina de los ‘70, tendiera hacia el marxismo o hacia el anarquismo, ya que ningún facho considera al anarquismo, una cosa deseable; la cuestión es que todo esto que tendía hacia la desaparición de la autoridad política, y que lejos de resultar en un caos social total, podría resultar en un cambio de fondo en el sistema, dando lugar a una sociedad mucho más justa, no es tenido por cosa buena entre las personas que ocupan cargos de poder coercitivo estatales ni gubernamentales, como tampoco así, por el empresariado, que a su vez tiene a las autoridades para defender sus privilegios que, sin policía ni milicia, sucumben, fue por esto que el empresariado financió a las fuerzas represivas para que restauraran el “orden”, que para ellos no es otra cosa que el sistema jerarquizado que hace del ser humano, un vil explotador de toda forma de vida, incluyendo a la suya propia; así se hizo y así fue que se terminó con la “utopía” de la juventud revolucionaria de los ‘70, que creía que lo malo no es el ser humano, sino el sistema social jerarquizado que el ser humano, creó, que lo lleva a potenciar todos sus defectos, y que del mismo ser abolido y reemplazado por otro igualitario, lo que se potenciaría en nosotros, serían las virtudes.


Más contextualización


   Tras Cámpora renunciar por orden de Perón, éste último se postuló para la presidencia y ganó las elecciones; el objetivo de Perón, tras la política izquierdista implementada por él a través de su delegado Cámpora, haber fracasado en lo que hace a la pacificación del país, fue el de lograr la pacificación compulsiva mediante la derechización de su política.
    En el ámbito escolar, la derechización del peronismo, entre otras cosas implicó la reincorporación de docentes y directores, poco antes, expulsados por ser de derecha, y la expulsión de aquellos, poco antes, incorporados por ser de izquierda; ante este estado de cosas, los izquierdistas del movimiento peronista cayeron en una confusión total, ya que no entendían cómo podía ser que en pleno gobierno “popular” de Perón, fueran reprimidos quienes se autoproclamaban "peronistas", fue entonces que le empezaron a echar la culpa de todo a López Rega, cayendo así en el absurdo de considerar que un cuatro de copas como él, podía manejarlo a Perón como si éste fuera un títere; por suerte para los peronistas revolucionarios, Perón murió no mucho después de haber accedido a la presidencia, y entonces sí pudieron (sin que nadie tuviera fundamentos para desmentirlos) culpar por la represión extrema que los apremiaba en todo el territorio nacional, a “Lopecito” y a la presidente Isabel Martínez de Perón, quien, a diferencia de su esposo, sí era un títere de López Rega.


Aún más contextualización


   Los profesores y directores que, en el año ‘73, por reclamos del alumnado, habían sido expulsados, fueron siendo poco a poco, reincorporados en los años ‘74 y ‘75, y muchos de ellos estaban muuuy enojados con los alumnos, de ahí que, en la conformación de listas en las que se clasificaba a ciertos estudiantes como “subversivos”, hayan participado docentes y directores que sabían perfectamente que las jerarquías no se crean ni se sostienen reconociéndole derechos a los que están abajo, sino negándoselos; de ahí lo paradójico de la política de Perón, ya que la misma, innegablemente consistió en gran medida, en una ampliación de derechos de los sectores de la sociedad, pertenecientes a los estratos más bajos, que implicaba el reconocimiento de su igualdad respecto a quienes pertenecían a los sectores más altos, por eso tantos izquierdistas se autodenominaron “peronistas”, pero a la vez que ampliaba sus derechos y los reconocía como iguales, Perón pretendía mantener la verticalidad, las jerarquías… Básicamente, Perón inició en un bosque, un fuego que pretendió controlar, y todos sabemos que el fuego, por menor que sea, en un área forestal puede muy rápidamente salirse de todo control y volverse general, lo cual acarrea necesariamente consecuencias desastrosas… Perón encendió en el bosque de la clase trabajadora el fuego de la dignidad que la llevó a no sentirse menos ni más que nadie, y esa dignidad, en los ‘70 se expandió hacia los demás ámbitos sociales y atentó contra el sistema jerárquico dominante, de ahí que al líder que tal fuego encendió, los nuevos dignos le estuvieran agradecidos, pero al afianzarse su dignidad, lo que necesariamente seguiría sería un rechazo a todo liderazgo, incluido el del mismo Perón y el de sus pretendidos discípulos (llámense: Firmenich, Cámpora, López Rega, Isabelita, etc.), de ahí que la dignidad peronista, como ya expuse, no derive por evolución natural, en lo que suele llamarse “socialismo/comunismo” (que, como también expuse, no es realmente socialismo ni comunismo, sino capitalismo de estado que en ninguna medida abolió las jerarquías en los territorios en los que se practicó), sino en el anarquismo, que sí es una ideología tendiente a disolver las jerarquías;... Perón, sin haberlo buscado, sabido ni imaginado, puso en marcha un vehículo con rumbo a una organización social sin estado ni gobierno (de ahí que haya habido anarquistas que adhirieron al peronismo), pero cuando el tren del igualitarismo justicialista empezó a ganar velocidad, quiso ponerle un freno, y cuando ese tren está constituido por personas, ponerle un freno equivale a reprimirlas… torturarlas… matarlas… por todo esto es que digo que eran tan peronistas quienes se identificaban con la izquierda revolucionaria, como quienes lo hacían con la derecha reaccionaria, ya que tanto aquellos que pretendían disolver a las jerarquías como aquellos que pretendían protegerlas, eran representantes de las dos grandes líneas políticas que Perón, trazó.


   En la lista de estudiantes “subversivos” confeccionada por un profesor recientemente reincorporado al colegio al que Belén Cardinale, asistía (lista que a un miembro de la SIDE, presente en el colegio, el profesor Campestrini, semanas atrás, le había entregado), figuraba su nombre; ella había sido parte del alumnado que en 1973, había reclamado y logrado, su expulsión.


Tristeza


   Eran ya casi las nueve de la noche; casi una hora había pasado desde que Belén se había ido a acostar.
   Los compañeros de Lautaro deberían llegar en cualquier momento; en eso, golpearon a la puerta, lo cual, extrañó a Lautaro porque sus compañeros tenían llave, entonces pensó que no debía ser ninguno de ellos quien había golpeado, y tras acercarse a la puerta, preguntó:
   -¿Quién es?
   -Soy yo; me olvidé la llave; ¡abrime!
    Lautaro reconoció a la voz procedente del otro lado de la puerta, como perteneciente a uno de sus compañeros, pero no abrió inmediatamente, sino que miró por la mirilla y vio a su compañero, cuya expresión era de terror, tomado de ambos brazos por dos hombres, detrás de los cuales, había otros dos; todos llevaban pasamontañas; en la cuadra de la residencia, acababan de estacionar cuatro autos; dos eran Ford Falcon y los otros dos, eran Torinos; en la inmediaciones circulaban dos patrulleros que eran parte del operativo en curso; en el interior de los autos estacionados ya mencionados, había varios otros represores esperando a que sus colegas llevaran el “paquete”, como ellos decían, que en este caso era Belén.
   Lautaro no abrió la puerta y fue rápidamente hacia el dormitorio; con desesperación, dijo:
   -¡Carolina, despertate! ¡Salí por la ventana ya mismo porque…!
   Entonces se escuchó el ruido de la rotura de la puerta a barretazos y patadas, realizado por los miembros de la patota de la Triple A (2) en colaboración con miembros de la CNU (3); a los pocos segundos, los represores, blandiendo armas largas, irrumpieron en el departamento; tres de los cuatro que Lautaro vio por la mirilla, ingresaron al dormitorio y al ver a Belén, uno dijo:
    -Acá está, la zurdita de mierda. 
    Y le dio un culatazo de itaka en la cabeza que la hizo caer, entonces Lautaro, mientras gritaba: “¡Hijos de puta! ¡Váyansé!”, intentó golpear al represor pero fue reducido por dos de sus compañeros; mientras ambos lo sujetaban, el represor que había golpeado a Belén, le dio un culatazo en el abdomen que lo llevó a caer de rodillas; tras unos segundos le ordenó a sus compañeros que lo levantaran y cuando lo hicieron, volvió a golpearlo con la itaka en el mismo lugar, lo cual, lo llevó nuevamente a caer; a los pocos segundos volvió a ordenarles que lo levantaran y esta vez, el culatazo que le dio, fue en la cabeza; al ver que el joven se encontraba en estado de inconsciencia, los represores lo soltaron, agarraron a Belén, le vendaron los ojos, y arrastrándola, la llevaron hacia el interior de un Torino que arrancó a toda velocidad.
   En el momento en que Lautaro sintió el golpe en la cabeza, abruptamente se despertó sin recordar absolutamente nada de lo por él, recién soñado; miró el reloj en su muñeca y mentalmente dijo: “Cinco y veinte”; sus compañeros no estaban; le habían dejado una nota que decía que habían salido a diversos lugares y que para la hora de la cena, volverían.


Oportunidad de reescribir el destino


   El joven se levanta de la cama; toma algo de agua, después, tranquilamente come una manzana y decide salir a dar una vuelta.
   Tras un buen rato de caminata, Lautaro mira de nuevo su reloj; son casi las seis de la tarde; considera que ya va siendo hora de volver, por lo que mientras transita por la altura 150 de la calle Alsina, decide caminar hasta la esquina San Martín, para una vez ahí, pegar la vuelta, pero a los pocos metros, pasa por el frente de una panadería y ve a una chica de 17 años… inmediatamente experimenta intensísimos “flashbacks” del sueño que un rato antes, tuvo, y reconoce en la chica, a la coprotagonista del mismo; en el sueño ella no le había dicho su verdadero nombre; el nombre que había manifestado tener, es el de: “Carolina”, sin embargo, por algún motivo, mientras con enorme emoción, la contempla, con estremecimiento en la voz, dice:
   -Belén...


(1) Unión de Estudiantes Secundarios.

(2) Alianza Anticomunista Argentina.

(3) Concentración Nacional Universitaria.

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