La pasión
La pareja vivía
en cierta ciudad cercana a la cordillera de los Andes; era uno de esos lugares
hermosos desde cuya zona céntrica pueden verse de fondo en invierno los cerros
nevados.
Ambos tenían
poco más de treinta años; tenían títulos universitarios, trabajos bien
remunerados y sus vidas habían transcurrido en la más absoluta tranquilidad.
Se habían
conocido más de una década atrás y se habían enamorado perdidamente desmintiendo
a la idea aceptada generalmente según la cual el enamoramiento apasionado dura
sólo algunos meses o en el mejor de los casos, dos años, ya que la llama de eso
que suele llamarse pasión, no había en ellos disminuido siquiera un poco en su
intensidad aun tras años de convivencia, sin embargo, temiendo que tal cosa
pudiera ocurrir, decidieron buscar algo que reforzara su ya sólida unión, y ese
algo no podía ser el actualmente devaluadísimo casamiento que por ser tomado
hoy en día masivamente a la ligera, lejos está de ser la oficialización de una
relación romántica importante. Tenía que ser otra cosa, y tras mucho pensar,
ella creyó haber encontrado la respuesta a su inquietud; se lo manifestó a su
novio y él se sorprendió. Guardó silencio por unos segundos y después dijo:
-Sí… ¿Por qué
no?
El lazo
El siguiente
viernes fueron a uno de esos bares al que asisten parejas buscando a una
tercera persona y también personas solas buscando a alguna pareja para
relacionarse sexualmente entre los tres.
Se sentaron a
una mesa y pidieron bebidas; tras un rato vieron a una chica de unos veinte
años sentarse a la barra; estaba vestida provocativamente y no era muy linda,
pero no importaba, igual serviría; el joven miró a su novia y tras señalarle a
la chica, ella asintió, entonces la mujer la llamó y con una seña le pidió que
se les acercara; la chica sonrió y se señaló a sí misma por dudar de que fuera ella
a quien se dirigía; la pareja le respondió que sí y ella se sentó a la mesa;
tras un rato de conversación intrascendente, el hombre le dijo a la chica:
-¿Querés que
vayamos los tres a otra parte?
La chica no
respondió; se mantuvo en silencio a causa del nerviosismo que le provocaba la
situación ya que lejos estaba de ser experimentada en esto, de hecho era la
primera vez que asistía a uno de esos bares.
La mujer se
sentía segura de su buena presencia y también de la de su novio; no dudaba de que
la chica se sintiera atraída por ellos, por lo que con suavidad y claridad en
la voz, tras tomar a la joven inexperta de una mano y besársela, le dijo:
-Tenemos muchas
ganas de cojer con vos… ¿Y vos con nosotros?
La chica,
venciendo a su timidez, sonriendo dijo:
-Yo también con
ustedes.
Tras lo cual
salieron del bar y tomaron un taxi que los llevaría hasta un hotel alojamiento;
una vez en la habitación, la mujer puso música a alto volumen y con su novio
empezaron a desvestirse; después entre los dos desvistieron a la chica mientras
la besaban y eran por ella correspondidos, entonces el joven agarró una botella
de Fernet y tomó un trago, tras lo cual le dio la botella a su novia. Ella le
dio de tomar a la chica y se puso detrás suyo; después tomó un poco ella y tras
hacerle una seña a su novio ante la cual él asintió, la mujer golpeó fuertemente
desde atrás a la chica en la cabeza con la botella llevándola a caer
semiinconsciente, entonces la mujer se arrodilló poniéndosele encima y siguió golpeándola
pero esta vez con los puños; su novio no se quedó atrás ya que tras tomar un
velador, golpeó varias veces a la chica ya desmayada con el mismo y además la pateó; ambos la golpearon impiadosamente durante un rato hasta
matarla e incluso siguieron pegándole estando ya muerta.
Una vez que consideraron
haber logrado su cometido, se miraron en silencio y sintieron una excitación
sexual mayor a la que habían experimentado en toda sus vidas, y así como
estaban (desnudos y ensangrentados), se besaron y se unieron sexualmente en el
piso al lado de la chica muerta; tras concluir la relación sexual se ducharon
mientras se besaban y abrazaban, después se vistieron y viajaron en taxi hasta
su casa mientras se miraban con la sensación mutua de estar más enamorados que
nunca.
El motivo
El crimen aparentemente
sin motivo había sido uno de esos casos que cada tanto se dan en el mundo en el
que los integrantes de una pareja buscan crear a través de vivir un hecho
intenso, un lazo emocional que los ate de por vida, y la pareja de esta
historia tal vez lo haya logrado, pero… ¡Ojalá hubieran buscado un hecho no
sangriento que oficiara de lazo de amarre! Ya que… sin duda los hay.