miércoles, 20 de septiembre de 2017

La Tierra del Fuego porteña y su legado arácnido (cuento) - Martín Rabezzana


Acá estaba la Tierra del Fuego porteña
   En este texto les voy a revelar la verdadera causa (desconocida por la mayoría) de la demolición de un presidio y la de una plaga que aqueja en la actualidad sobretodo a un barrio de Ciudad de Buenos Aires y en menor medida, a otros del área; desde ya les adelanto que si no dan crédito a lo metafísico por asumir que lo existente es sólo aquello mensurable por los elementos científicos modernos (totalmente limitados e incapaces de abarcarlo todo), las explicaciones acá expuestas van a resultarles insatisfactorias y hasta absurdas, por lo que les aconsejo abandonar ya mismo esta lectura. A los demás, les aconsejo seguir leyendo.

   Desde fines del siglo diecinueve y hasta mediados del veinte, en el actualmente acomodado barrio porteño de Palermo existía una prisión llamada oficialmente: Penitenciaría Nacional y popularmente: Tierra del Fuego, por ser equiparada a la cárcel de la provincia homónima del sur del país, título que también se usó para denominar a sus alrededores en los que se instalaban muchos de sus ex reclusos, lo cual le daba al barrio una fama malísima; en 1962 la prisión fue demolida por motivos que la historia oficial no cuenta; la historia no oficial explica que las autoridades carcelarias y los funcionarios políticos relacionados con la cárcel eran continuamente atormentados por los espectros de los reclusos maltratados hasta la muerte en apremios ilegales así como por los de aquellos ejecutados oficialmente cuando la pena de muerte era legal; para 1961 eran literalmente cientos los casos de funcionarios carcelarios y políticos que murieron por causas que fueron establecidas oficialmente como dudosas, cuando la causa conocida y aceptada popularmente en el ámbito carcelario era el suicidio al que fueron inducidos por las almas en pena de los reclusos asesinados, pero esto al principio no fue aceptado por los investigadores asignados al caso, lo cual resultó en que ninguna medida se tomara y así fue que los suicidios continuaron, pero cuando los mismos investigadores empezaron a sufrir en carne propia los mencionados fenómenos, no les quedó más que aceptar la condición auténtica de los mismos y se dispuso entonces la demolición de la cárcel cuyo objetivo era el de darle fin a lo que ya hasta los más fanáticos cientificistas habían definido como una maldición, y si bien desde dicha demolición la actividad paranormal relacionada con fantasmas en el barrio de Palermo y alrededores disminuyó, empezó paralelamente a aumentar el número de ciertos arácnidos, y es que, como sabrán aquellos que estén versados en temas metafísicos: cuando se destruye una construcción que alberga energía incorpórea atrapada en el bajo astral, la misma ingresa a este plano (para después dejarlo y retornar varias veces antes de finalmente elevarse) tomando la forma de especies consideradas por las personas como indeseables, es por eso que desde que la prisión del barrio de Palermo fue demolida, aumentó en el mismo la cantidad de escorpiones que no son otra cosa que la materialización de las almas que alguna vez constituyeron la población carcelaria brutalmente asesinada de la Tierra del Fuego porteña.

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