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¿A qué vendrá todo esto?
Es increíble el hecho de que en todo el mundo haya personas practicantes de autoflagelaciones con ayuno, con privación de sueño, con interminables sesiones de meditación, y con otros métodos, con el objetivo de llevar sus cuerpos hasta el límite para lograr así, empujar a sus conciencias fuera del estado de percepción ordinario y hacerlas pasar al extraordinario; todo esto es increíble dado que desde tiempos inmemoriales se conoce la existencia de psicodélicos que el planeta nos ofrece en formato de plantas, que nos permiten, sin flagelación alguna y sin muchas transiciones, lograr los mismos resultados en cuanto a la ampliación de nuestras conciencias; en la era actual, las síntesis en laboratorios de psicodélicos, cuyos formatos más populares son el LSD y la DMT, han probado no sólo ser efectivísimos en la expansión de la conciencia, de lo cual, resulta en casi todos los casos, un aumento de la empatía, de la compasión, de la tolerancia y de la paz interior, en quienes los consumen, sino también, efectivísimos en la remisión de malos estados de ánimo, no habiéndose evidenciado que su consumo cause daños orgánicos ni tampoco, adicción, pero por supuesto… nunca faltan envenenadores seriales (médicos alópatas) que, al hablarse de esto en los medios de difusión, exponen sus opiniones “autorizadas”, constituidas por anécdotas (cuando ellos mismos consideran que en el ámbito científico, hay que citar estudios, y no anécdotas) según las cuales, al estar trabajando en guardias de hospitales, vieron a cualquier cantidad de personas con “trastornos psiquiátricos” causados por el consumo de alucinógenos, que incluso llegaron a saltar de balcones o se tiraron bajo un tren, o qué se yo qué verso más, cuando la realidad es que difícilmente se pueda encontrar un caso constatable en que esas cosas hayan ocurrido (ningún estudio lo corrobora), y cuando sí ocurren, están involucradas otras substancias, haciendo esto de los psicodélicos en cuestión, totalmente exculpables de tales hechos.
Por algún extraño motivo, quienes más a favor están de que en algún momento, todo el mundo consuma drogas prescritas por médicos, HIPERNOCIVAS E HIPERADICTIVAS, basándose en la PELOTUDEZ TOTAL, según la cual, “Cuando un medicamento es suministrado por un profesional de la medicina, hace bien y es seguro”, ponen el grito en el cielo cuando alguien dice algo positivo de substancias que NO SON NOCIVAS NI ADICTIVAS, como las ya mencionadas: LSD y DMT, y no sólo eso, sino que tampoco, en la mayoría de los casos se oponen, quienes al consumo de psicodélicos, reprueban, al consumo de alcohol, al cual, hasta ellos mismos consumen, sabiendo que ésa sí es una substancia peligrosa, tanto por el daño que hace en la salud de sus consumidores, como así también, por ser desencadenante de cualquier cantidad de hechos de violencia y de accidentes de tránsito. ¿Cómo se explica entonces, que a substancias que no sólo no hacen mal, sino que además, hacen bien, se opongan?… Yo creo que es justamente ése el motivo por el que a ellas, se oponen, dado que consciente o inconscientemente (inconscientemente, en la mayoría de los casos), no quieren que nadie esté bien; no soportan ver a alguien realizado a nivel personal ni espiritual (pretenden que todos vivamos frustrados como ellos), de ahí que férrea y agresivamente se opongan a los medios que a tales realizaciones, a las personas, llevan.
Si bien, en algunos países, tanto el LSD como la DMT, han sido (y son) a pequeña escala, en el ámbito “psicológico/psiquiátrico” experimental, utilizados, JAMÁS se masificará su suministro como sí se ha masificado el suministro de substancias VENENOSAS como los antidepresivos, los antipsicóticos y las benzodiacepinas, ya que el fin, tanto de la psicoterapia como de la psiquiatría, es vigilar, controlar, someter, disciplinar, CASTIGAR, TORTURAR Y DESTRUIR a las personas, tanto en lo físico como así también, en lo anímico e identitario, de ahí que entre los efectos más comunes de las drogas psiquiátricas (que no son colaterales, sino DIRECTOS), esté la disfunción sexual, dado que anular a alguien en su funcionamiento sexual, implica NECESARIAMENTE DESEMPODERARLO y además, DESTRUIRLO A NIVEL ANÍMICO E IDENTITARIO, ya que si uno como hombre, en el aspecto sexual, no puede funcionar, deja por completo de sentirse hombre, y esto, por supuesto, TAMBIÉN SE APLICA A LAS MUJERES, cuya anestesia genital, a la cual, los psicofármacos inducen, resulta en que en el aspecto sexual, no puedan verse realizadas, y siendo una sexualidad satisfactoria, algo FUNDAMENTAL para la realización personal, constituye la inducción a la disfunción de alguien en ese sentido, una MUTILACIÓN que solamente los seres invadidos por la CRUELDAD más extrema, pueden justificar.
Otro objetivo de la psiquiatría, es el de favorecer los intereses de la industria farmacéutica, que es la que está detrás de todas las disciplinas pertenecientes a la medicina oficial, ya que la misma, es farmacológica, y su negocio no se basa en curar (de hecho, esto, rara vez lo hace), sino en cronificar problemas existentes y crear en los “pacientes”, problemas nuevos; si los medicamentos farmacológicos fueran en serio eficaces, las llamadas “enfermedades” se acabarían rápidamente por su suministro masivo, de lo cual, resultaría que la industria mencionada, así como la disciplina médica oficial, ganaran menos dinero que el que ganan, mintiendo al decir que hay toda una serie de enfermedades “incurables” que, por su carácter de tales, no pueden ser revertidas pero sí paliadas; con esa mentira se mantiene a la gente drogada de por vida con elementos que son siempre tóxicos y, por consiguiente, destructivos, y ante los daños que un fármaco prescrito, causa, los médicos suministran más fármacos para tratarlos, que generan más daños que son tratados con más fármacos, de ahí que la medicina oficial, cure en una minoría de casos, ya que lo que mayormente hace, es enfermar a los sanos y cronificar y multiplicar enfermedades, en los ya enfermos.
Si el bienestar de las víctimas a las que los PICANEADORES FARMACOLÓGICOS (los psiquiatras) y sus SUBALTERNOS Y CHUPAPIJAS (los psicólogos), llaman: “pacientes”, fuera realmente el objetivo de las disciplinas en cuestión, el suministro de psicodélicos sería generalizado, y de esto resultaría no solamente el colapso del arsenal farmacológico psiquiátrico vigente, sino además, la disolución de la psicoterapéutica como disciplina; ése sería el resultado del consumo masivo de substancias psicodelicas, ya que las mismas llevan a disolver el sentir de separación con los demás y, por consiguiente, también la creencia en la validez de las jerarquías, de ahí el rechazo de los psiconáutas a considerar válida a la autoridad de una persona sobre otra, ya sea que la misma tenga el título de: cura, médico, psiquiatra, psicólogo, legislador, juez, gobernador, presidente, emperador o rey;… el colapso de las jerarquías sería el resultado inevitable de la psiconautización masiva de las personas; otro efecto inevitable sería el de una mejoría en cuanto a su calidad moral, dado que la empatía, producto de la anulación del sentir de separación con los demás, que, como ya expresé, los psicodélicos, en sus consumidores, instalan, llevaría a que disminuyeran su agresividad hacia los demás y hacia sí mismos, ya que cuando uno siente que el otro es uno, hacerle daño a otro es hacerse daño a sí mismo, y hacerse daño a sí mismo, es hacerle daño a otro.
No obstante lo dicho, si todos “alucináramos” (si bien el término “alucinación”, para definir a lo que se da cuando se consumen substancias psicodélicas, no es correcto, porque lo que bajo sus efectos, vemos, no es imaginado, sino verdadero, por eso entrecomillé la expresión), las sociedades humanas no serían perfectas, dado que los problemas interpersonales, seguirían existiendo (y deben seguir existiendo, debido a que los mismos, son constitutivos de negatividad, y sin la misma, la positividad no podría existir), pero se reducirían drásticamente, porque el bienestar y el sentir de que todo (incluso lo negativo) tiene un sentido que lo justifica, que durante los viajes psicodélicos, la mayoría experimenta, suelen ser permanentes, de ahí que tras uno sólo de estos viajes, las personas se vuelvan versiones mejoradas de sí mismas, PARA SIEMPRE; en fin;... ¿a qué viene todo esto? A que de no ser por los psicodélicos, jamás podría haberme realizado en lo personal ni espiritual, ni habría podido conocer a Mora (que fue fundamental para mi realización), porque…
Substancia divina # 1: LSD
En mi adolescencia fui invadido por una infelicidad extrema, que me llevó a concluir que el sentido de las cosas, es nulo; que la vida es una carga de la cual, es mejor deshacerse y que lo peor que podría haberme pasado, es nacer, y como ya me había pasado, lo mejor que podría pasarme, sería morir; demás está decir (pero igual, lo digo), que vivía sumido en la desesperanza más absoluta, hasta que una tarde, a eso de las 16:30 horas, tras volver a mi casa desde cierto lugar, sintiéndome muy cansado, me saqué las zapatillas, me acosté en mi cama y rápidamente me dormí; al dormir tuve un sueño muy vívido en el que me vi caminando por la calle en dirección a la plaza De la Cruz (Ciudad de Quilmes); una vez ahí, miré mi reloj, y pude saber que eran las 17:27 horas; en uno de los bancos, vi sentado a un joven; a él me acerqué y, tras sentarme a su lado, le extendí unos billetes (que constituían una cantidad determinada de plata), seguidamente él, tras mirar disimuladamente en varias direcciones, puso en mi mano una especie de estampilla en la que había un dibujo de un arco iris y un tobogán muy sinuoso; lo siguiente que recuerdo es estar envuelto en un remolino que me llenaba de bienestar, pero esto, poco duró, porque me desperté.
Tras despertarme, miré el reloj que sobre un mueble, en mi pieza, tenía, y supe que eran las 17:02 horas; entonces me puse las zapatillas, me levanté, agarré mi billetera y de inmediato me dirigí caminando rápido hacia la plaza De la Cruz, a la cual, ingresé desde las esquinas de Olavarría y Pringles; una vez ahí, miré mi reloj y supe que eran las 17:27 horas; en uno de los bancos pude ver a un joven cuya apariencia coincidía con la de aquel que durante el sueño que acababa de tener, me había vendido LSD, y lo mismo que en el sueño, se dio, es decir, me senté a su lado y le di unos billetes (que constituían una cantidad determinada de plata), él me extendió el papel secante de LSD en el cual, había un dibujo de un arco iris y un tobogán; tras yo informarle que sería mi primer viaje, me dijo que el estado de ánimo previo al mismo, es FUNDAMENTAL para determinar el carácter bueno o malo de la travesía, de ahí que me recomendara estar muy tranquilo y repetir frases positivas durante un buen rato, previo a abordar la nave astral; tras decirme esto, lo saludé, me levanté y rumbié para mi casa en donde esa noche, en la soledad de mi cuarto, venciendo al miedo que da, el emprender un viaje semejante, por vez primera, y tras seguir las indicaciones del transa, puse el papel secante en mi boca y tras un buen rato, empecé a ver como los objetos a mi alrededor, se derretían para seguidamente, volver a solidificarse; al cerrar los ojos, me vi arrastrado por un remolino de colores que de un bienestar indescriptible, me llenó, mientras en lontananza, veía pasar galopando, a hermosos caballos de fuego; en determinado momento, un gorrión gigante, frente a mí, se posicionó y me dijo que estaba ahí para llevarme a pasear por donde yo quisiera; yo le dije que me llevara a cualquier lugar lindo, entonces me agarró con sus patas de los hombros y tras decirme que se llamaba Humberto y yo decirle que me llamaba Leandro, volando me llevó por un camino aéreo desde el cual, pude ver a ciudades cuya belleza es intransmisible con palabras; le dije a Humberto que empezara a volar bajo, y él, así lo hizo; ese recorrido por ciudades que sólo puedo definir como: mágicas (como también defino a sus habitantes), fue uno que me llenó de una felicidad inenarrable.
Tras un buen rato de pasear (paseo durante el cual, con el gorrión hablé de cosas muy divertidas, incluso me contó chistes muy graciosos), Humberto aterrizó en una zona boscosa, y tras decirme que debía irse, nos saludamos con un abrazo y me encontré entonces, frente a una especie de arroyo cuyos peces hablaban un idioma que pude comprender; también pude comprender lo que los insectos y la vegetación a mi alrededor, expresaban, así como también comprendí el idioma en que hablaban los seres microscópicos que a mi interior, poblaban, y a nada de esto me sentí ajeno, ya que mi sentir, era el de que yo era una parte de ese todo y ese todo, era una parte de mí, dado que en ningún momento perdí mi individualidad, pero sí gané el sentir de cohesión con el resto del universo; todo esto, durante ese primer viaje, experimenté, como así también, muchas más cosas, pero lo más importante de todo, es que desde el momento en que esto empecé a experimentar, mi desesperanza, mi apatía, mi nihilismo y mi angustia profunda, empezaron a deshacerse, y lo más notable, es que tras el efecto pasar, el sentir positivo, en gran medida se mantuvo; durante el viaje psicodélico, yo diría que mi bienestar, en una escala del 1 al 100, rondó el 97 %; una vez de vuelta en el estado de conciencia ordinario, disminuyó bastante, pero yo diría que disminuyó hasta estabilizarse, tras unos días, en el 45 %, y como mi sentir previo al viaje, se componía de un 95 % de negatividad y, por consiguiente, de tan sólo un 5 % de positividad/bienestar, significa que en los días posteriores a mi primera travesía psicodélica, mi malestar emocional disminuyó MUCHÍSIMO, lo cual, equivale a decir que mi bienestar, MUCHÍSIMO aumentó; presintiendo que si volvía a consumir LSD, mi bienestar seguiría aumentando, volví a contactar al transa de la plaza, y volví a comprarle LSD; tras consumirlo, como me esperaba, volví a alcanzar un altísimo grado de bienestar que en gran medida se mantuvo durante los días posteriores a los del segundo viaje, resultando esto en que la positividad, en los siguientes días a la toma, ya no constituyera un 45 % de mi sentir, sino un 50 %; días después, hubo un tercero, un cuarto, un quinto y un sexto viaje, que resultaron en que la positividad post-psicodelia, llegara a constituir cerca del 70 % de mi sentir, pero no habría para mí, un séptimo viaje con LSD, porque durante el final del sexto, las siguientes letras se repitieron frente a mí: DMT.
Substancia divina # 2: DMT
Si bien, tanto el LSD como la DMT, en dosis relativamente altas, causan “alucinaciones”, hay dos grandes diferencias entre una y otra; una de ellas reside en la duración de los efectos; el del LSD, dura varias horas y hasta puede haber efectos menores en la alteración de la percepción, que se dan, días, semanas, meses y hasta años después, de haberlo consumido (esto último, sólo ocurre con dosis altísimas, que nunca son recomendables), mientras que los efectos de la DMT, suelen durar una media hora, haciendo esto de ésta última substancia psicodélica, una que permite realizar “viajes express”; otra diferencia significativa entre una y otra de las substancias mencionadas, estriba en que durante un viaje con LSD, uno puede o no, encontrarse con “guías espirituales”, mientras que tras consumir DMT, estos encuentros son casi inevitables, y durante los mismos, los seres con los que uno se comunica, con o sin palabras, le revelan toda clase de cosas respecto de la propia vida, de las ajenas, del mundo y del universo, que en el estado de conciencia ordinario, son imposibles de conocer.
Mucha de la información que las “entidades DMT” (como suelen ser denominadas) a uno le comunican, puede ser verificada; en mi caso personal, yo puedo asegurar que, a diferencia de la creencia “racional” (que suele ser la más tonta de todas), lo que durante los viajes con LSD y DMT, uno experimenta, muy poco (si es que algo) tiene que ver con fantasías de esas comúnmente denominadas “alucinaciones”, ya que constituyen visitas a realidades tanto o más verdaderas, que la existente en este estado de conciencia; esto lo han constatado muchos psiconautas que, tras encontrarse con entidades, durante sus visitas al plano astral, al que accedieron tras consumir DMT, recibieron de ellas, información futura sobre sus vidas y hasta sobre acontecimientos mundiales; cuando lo predicho por las entidades termina teniendo lugar (y esto, muy seguido, ocurre), ningún sentido tiene el creer que los viajes psicodélicos están constituidos por “alucinaciones”, que, como ya expresé, son básicamente, fantasías; los viajes psicodélicos son reales; RECONTRA REALES; yo lo puedo afirmar sin ningún temor a equivocarme, dado que entre las personas que durante sus viajes al plano astral, bajo los efectos de la DMT, recibieron información sobre hechos futuros que finalmente, tuvieron lugar, está, quien esto escribe.
Entidad DMT felinacea
La primera vez que viajé al plano astral por intermedio de la DMT, en una ciudad de indescriptible belleza, una entidad guía (que se presentó como Irineo) me recibió; la misma tenía la forma de un gato (extremadamente simpático), que en dos patas, caminaba, y tenía una altura aproximada de 1,75; el mismo, un bienestar inconmensurable me transmitió, y sentí que había en él, una sabiduría total; con dicho ser, mientras por el hermosísimo lugar, caminábamos, tuve una larga conversación, pero no con palabras, sino por un medio que no tiene equivalencia con los que en este plano, existen, de ahí que no pueda describirlo, sin embargo, como en este plano nos comunicamos con palabras, pasaré a transmitirles con ellas, algo de lo que con mi guía, sin palabras, hablé.
En el plano astral pude constatar algo que sospechaba: muchas veces confundimos a la imaginación con la visión remota; mucho de lo que en esta dimensión, “imaginamos”, existe en otras, y al intuir desde ésta, algo de lo que en la astral, existe, solemos creer que estamos imaginando cuando en realidad, estamos percibiendo, no significando esto que la imaginación no exista, ya que sí existe y es creadora; lo que en el plano terrenal, pensando creamos, resulta en edificaciones de papel en el plano astral; cuando por vía oral, en el plano terrenal, las creencias se expanden, se inician en el plano astral, edificaciones de madera, y cuando las mismas se escriben o se graban por medio de instrumentos de audio o video (o se materializan en otras formas de arte), las edificaciones en el plano astral, resultantes de nuestra imaginación en el plano terrenal, son de una solidez mayor a la del cemento, fue entonces que me di cuenta de que mucho de lo que en el plano terrenal, solía creer estar imaginando (y a partir de ese “imaginarme cosas”, escribí cuentos), en muchos casos, lo estaba en realidad, percibiendo, dado que existía ya, en el plano astral, y yo no hacía con mi literatura, otra cosa que comunicarlo (si bien, algunas veces lo había sospechado); también entendí que en otras oportunidades, sí imaginaba y escribía historias que en el plano astral, adquirían existencia auténtica; todo esto me fue mostrado por mi guía en diferentes viajes que al plano astral, gracias a la DMT, realicé, resultando esto en que yo me maravillara por un lado, y me sintiera culpable, por otro, dado que en mi literatura, en muchos casos incluí hechos infelices, indeseables, trágicos..., pero mi guía rápidamente me tranquilizó al decirme:
-No te preocupes por la negatividad que en tus creaciones artísticas, existe, ya que la misma es la base de la positividad; de no haber negatividad, no habría tampoco positividad; lo que habría sería lo que suele denominarse: “limbo”, en donde una nada asfixiante, por el aburrimiento que genera, llevaría a sus habitantes a preferir existir en lo negativo, por no poder soportar durante mucho tiempo la permanencia en esa neutralidad desvitalizadora, pero ocurre que esa negatividad que en tus cuentos, llega a veces hasta a ser trágica, una vez en este plano, se ve disminuida hasta un nivel muy bajo y, por consiguiente, no destructivo, siendo la negatividad de las tragedias imaginadas en el plano terrenal y materializadas en obras de arte, creadoras de un lugar equivalente al de un infierno cuyas llamas no abrasan, sino que simplemente calientan levemente, siendo ese calor, ligeramente incómodo en verano y muy agradable, en invierno.
Respecto de mis acciones negativas, realizadas en el plano terrenal, me dijo que muchas de ellas, debía tratar de evitarlas pero que otras, no, por ser las mismas, como ya fue dicho, necesarias para la existencia de contrapartes positivas; es por eso que me dijo que a la negatividad, no hay que tratar de eliminarla, sino tratar de moderarla; le pregunté cómo podría saber cuándo el incurrir en acciones negativas sería para mí, necesario y cuándo no, y me respondió:
-Dejá que el instinto, que nunca se equivoca, en tu persona, comande.
Durante otro viaje, a mi felinaceo guia, le dije:
-En la dimensión de la que vengo, hay “gurúes” y “shamanes”, que reprueban el uso de psicodélicos por parte de personas no “iniciadas”, fundamentando su posición en que: “Para que el viaje astral sea seguro, hay que tener una preparación previa sin la cual, la experiencia puede ser muy negativa y hasta traumática”; ¿tienen razón?
A lo que mi guía respondió:
-Esas cosas las dicen sencillamente porque si todas las personas consumieran psicodélicos, accederían al mismo conocimiento que ellos tienen, y perderían así, sus estatus, ya que, si eso ocurriera, las personas ascenderían hasta el mismo nivel de sabiduría en que ellos están, lo cual, significa que no podrían ser más, llamados “gurúes” o “shamanes”, de ahí su interés en que la generalidad de la gente, no los consuma, y se informe sobre lo que en planos como éste, existe, únicamente a través de sus propios relatos, es por esto que la reprobación al consumo general de psicodélicos, realizada por gurúes y shamanes, implique traición al conocimiento que estando en planos como éste, han asimilado, ya que la consideración de que hay diferentes niveles de importancia entre los distintos seres, es, en aquel que en el plano terrenal, la tenga, disuelta de inmediato tras a este lugar, llegar, sin embargo… una vez de vuelta en el plano terrenal, muchos de los llamados “gurúes” y “shamanes”, pretenden mantener, como ya dije, sus estatus; si así no fuera, tras volver a la tierra, dejarían de llamarse “gurúes” y “shamanes”, y alentarían a todas las personas a emprender el mismo viaje que ellos emprendieron, mediante el consumo de psicodélicos.
Más enseñanzas de Irineo
En una de mis visitas al plano astral, mi guía felinaceo me dijo que me iba a encontrar con una persona que revolucionaría mi sentir, y que sería fundamental para mi crecimiento espiritual, como lo sería también yo, para el de ella; me dijo que en esta vida, durante un sueño, ella se había acercado a mí, pero que el encuentro en el plano material, todavía no debía tener lugar, porque había en mí, demasiada negatividad, y si con ella me encontraba en ese estado, la iba a dañar, por eso él, a través de un sueño, me había guiado hasta la plaza De La Cruz, en la cual, un transa me proveería del LSD que yo necesitaba para empezar a purificar mi cuerpo astral; tras seis veces de consumirlo y haber ya, mi bienestar, aumentado sobremanera, estuve listo para encontrarme con él, y emprender la serie de conversaciones entonces, en curso, durante las cuales, además de seguir dándose en mí, el aumento del bienestar, me serían informadas cosas imprescindibles para que pudiera seguir álmicamente evolucionando, y como Irineo se encuentra en un lugar del plano astral al que sólo con DMT, se llega, debía entonces conseguirla para poder viajar a su encuentro, lo cual, como ya expresé, me fue comunicado durante el final de mi sexto viaje con ácido lisérgico.
Además de explicarme que antes de iniciar mi relación romántica con la persona con la que debía encontrarme, yo debía positivizarme, porque de no hacerlo, habría de dañarla con mi altísima negatividad, en una de nuestras conversaciones, mi guía me dijo que además de eso, yo habría de rechazarla, tal vez, no de inmediato, pero sí, con el tiempo, porque alguien que está demasiado acostumbrado al malestar, en muchos casos siente que el mismo constituye su hábitat natural, y cuando esto siente, cualquier cosa que considere benéfica, es por él, rechazada, ya que esa cosa buena, equivale a un apartamiento de dicho hábitat en el cual, siente que su vida toda, debe desarrollarse porque fuera del mismo, no podría sobrevivir, además, cuando una persona está invadida por la negatividad, el autodesprecio es INEVITABLE, y cuando esto, en alguien se da, rechaza al bien que la vida le ofrece por sentir que no lo merece; esto me ha ocurrido muchas veces en la vida y me ocurriría si iniciaba una relación romántica con Mora sin antes bajar drásticamente mi nivel de negatividad que me llevaba a un profundo malestar que necesariamente implica autodesprecio, sin embargo, mi nivel de negatividad, ya era bajo, entonces, ¿por qué después de nuestro primer encuentro en el plano terrenal, Mora se había ido sin dejarme previamente datos para que pudiera contactarla?… mi guía me dijo que si bien mi nivel alto de positividad, había generado las condiciones correctas para que nos encontráramos en el plano terrenal, para que la relación romántica pudiera construirse sobre un terreno sólido, me faltaba algo: sostener en el tiempo mi positividad. Irineo me dijo que cuando mi relación romántica con Mora (si bien, nunca mencionó su nombre), se iniciara, no me haría más falta consumir psicodélicos, dado que por obra de ella, lo mundano y lo astral, se volverían en muchos casos, indistinguibles.
Los años pasaron, y si bien el sentir de que ABSOLUTAMENTE TODO, por más insignificante que parezca, tiene un sentido, que durante los viajes psicodélicos, tuve, en mí se instaló para nunca más, abandonarme, lo cual equivale a decir que a esa altura, mi nihilismo era cosa del pasado (no así, la negatividad, que mi guía me dijo que, por ser base de la positividad, no debía ser eliminada, sino mantenida en un nivel bajo, y esto último, me venía pasando), empecé a dudar de la veracidad de lo que mi guía me había dicho, porque el tiempo pasaba y yo seguía sin volver a ver a esa persona fundamental para mi evolución álmica, de la cual, él me había hablado y a la cual, ya había conocido, cierta noche en un bar; esa persona (que no era otra que Mora) hasta una casa situada en 25 de mayo 112, Ciudad de Quilmes, me había llevado; una vez ahí, sin haberme convidado psicodélicos, sin haberme hecho entrar en ningún trance mediante meditaciones ni el pronunciamiento de mantras, sino simplemente, tomándome de las manos, al plano astral, me empujó, y no tuve dudas entonces, de que esa chica, era la persona de la que mi guía, me había hablado, pero, como ya expresé, después de esa noche, no volví a verla durante un, para mí, larguíiiisimo tiempo..
Durante esos casi dos años en que no volví a ver a Mora, empecé a no estar seguro sobre si el encuentro que con ella, en el bar se había dado (encuentro durante el cual, me llevó hasta la casa montonera, es decir, nuestro primer encuentro en la vigilia), se había dado durante la vigilia o durante una ensoñación; yo no tenía dudas de que nuestro primer encuentro, había sido durante una ensoñación, pero el segundo, yo había confirmado, preguntándole a un empleado del bar sobre si me había visto con Mora, que había tenido lugar durante la vigilia (lo confirmé cuando me dijo que sí me había visto con ella), pero como ya dije, después lo volví a dudar (como dudé también, del carácter real de mis viajes al plano astral), de ahí que lo haya empezado a considerar como de posible naturaleza onírica, hasta que… una tarde, mientras caminaba por la plaza Conesa, volví a ver a esa hermosísima joven, de americanísimo rostro y americanísimo pelo, y volví a dar por verdadero a todo lo que mi guía espiritual, me había dicho, ya que esa tarde, se inició entre Mora y yo, una relación que, en realidad, no es más que otro capítulo de una relación que en vidas anteriores, se había ya, iniciado. Como ya expresé: mi guía me había dicho que cuando estuviera con la mujer en cuestión, no me haría falta consumir psicodélicos para acceder al bienestar, únicamente alcanzable en el plano astral, dado que al unirnos, se crearía a nuestro alrededor, un hábitat privilegiado que constituiría una especie de lugar que podría denominarse: “embajada astral”; todo esto, estando junto a Mora, se fue para mí confirmando, durante nuestras sesiones furiosas y divinas, de sexo oral, vaginal y anal, durante las cuales, el placer físico excedió por mucho (para ambos) al que con otras personas, habríamos podido sentir, ya que el mismo, SIEMPRE fue mucho más que terrenal, dado que, al estar juntos, el bienestar astral, se combinaba con el de este mundo, llevándome esto a definir a los encuentros de amor sexual, entre nosotros, como terreno-astrales, y todo esto lo experimenté al estar con ella, incluso en circunstancias ajenas a lo sexual, de ahí que, efectivamente, como mi guía Irineo me había predicho: estando con Mora no me hacían falta los psicodélicos para alcanzar el bienestar más alto posible.