domingo, 20 de abril de 2025

(Serie: M & L; cap. 12) Psiconáutica-mata-nihilismo (cuento) - Martín Rabezzana

-Palabras: 4.968-
(Me falta componer el capítulo 11, y termino mi próximo libro).


¿A qué vendrá todo esto?

   Es increíble el hecho de que en todo el mundo haya personas practicantes de autoflagelaciones con ayuno, con privación de sueño, con interminables sesiones de meditación, y con otros métodos, con el objetivo de llevar sus cuerpos hasta el límite para lograr así, empujar a sus conciencias fuera del estado de percepción ordinario y hacerlas pasar al extraordinario; todo esto es increíble dado que desde tiempos inmemoriales se conoce la existencia de psicodélicos que el planeta nos ofrece en formato de plantas, que nos permiten, sin flagelación alguna y sin muchas transiciones, lograr los mismos resultados en cuanto a la ampliación de nuestras conciencias; en la era actual, las síntesis en laboratorios de psicodélicos, cuyos formatos más populares son el LSD y la DMT, han probado no sólo ser efectivísimos en la expansión de la conciencia, de lo cual, resulta en casi todos los casos, un aumento de la empatía, de la compasión, de la tolerancia y de la paz interior, en quienes los consumen, sino también, efectivísimos en la remisión de malos estados de ánimo, no habiéndose evidenciado que su consumo cause daños orgánicos ni tampoco, adicción, pero por supuesto… nunca faltan envenenadores seriales (médicos alópatas) que, al hablarse de esto en los medios de difusión, exponen sus opiniones “autorizadas”, constituidas por anécdotas (cuando ellos mismos consideran que en el ámbito científico, hay que citar estudios, y no anécdotas) según las cuales, al estar trabajando en guardias de hospitales, vieron a cualquier cantidad de personas con “trastornos psiquiátricos” causados por el consumo de alucinógenos, que incluso llegaron a saltar de balcones o se tiraron bajo un tren, o qué se yo qué verso más, cuando la realidad es que difícilmente se pueda encontrar un caso constatable en que esas cosas hayan ocurrido (ningún estudio lo corrobora), y cuando sí ocurren, están involucradas otras substancias, haciendo esto de los psicodélicos en cuestión, totalmente exculpables de tales hechos.
   Por algún extraño motivo, quienes más a favor están de que en algún momento, todo el mundo consuma drogas prescritas por médicos, HIPERNOCIVAS E HIPERADICTIVAS, basándose en la PELOTUDEZ TOTAL, según la cual, “Cuando un medicamento es suministrado por un profesional de la medicina, hace bien y es seguro”,  ponen el grito en el cielo cuando alguien dice algo positivo de substancias que NO SON NOCIVAS NI ADICTIVAS, como las ya mencionadas: LSD y DMT, y no sólo eso, sino que tampoco, en la mayoría de los casos se oponen, quienes al consumo de psicodélicos, reprueban, al consumo de alcohol, al cual, hasta ellos mismos consumen, sabiendo que ésa sí es una substancia peligrosa, tanto por el daño que hace en la salud de sus consumidores, como así también, por ser desencadenante de cualquier cantidad de hechos de violencia y de accidentes de tránsito. ¿Cómo se explica entonces, que a substancias que no sólo no hacen mal, sino que además, hacen bien, se opongan?… Yo creo que es justamente ése el motivo por el que a ellas, se oponen, dado que consciente o inconscientemente (inconscientemente, en la mayoría de los casos), no quieren que nadie esté bien; no soportan ver a alguien realizado a nivel personal ni espiritual (pretenden que todos vivamos frustrados como ellos), de ahí que férrea y agresivamente se opongan a los medios que a tales realizaciones, a las personas, llevan. 
   Si bien, en algunos países, tanto el LSD como la DMT, han sido (y son) a pequeña escala, en el ámbito “psicológico/psiquiátrico” experimental, utilizados, JAMÁS se masificará su suministro como sí se ha masificado el suministro de substancias VENENOSAS como los antidepresivos, los antipsicóticos y las benzodiacepinas, ya que el fin, tanto de la psicoterapia como de la psiquiatría, es vigilar, controlar, someter, disciplinar, CASTIGAR, TORTURAR Y DESTRUIR a las personas, tanto en lo físico como así también, en lo anímico e identitario, de ahí que entre los efectos más comunes de las drogas psiquiátricas (que no son colaterales, sino DIRECTOS), esté la disfunción sexual, dado que anular a alguien en su funcionamiento sexual, implica NECESARIAMENTE DESEMPODERARLO y además, DESTRUIRLO A NIVEL ANÍMICO E IDENTITARIO, ya que si uno como hombre, en el aspecto sexual, no puede funcionar, deja por completo de sentirse hombre, y esto, por supuesto, TAMBIÉN SE APLICA A LAS MUJERES, cuya anestesia genital, a la cual, los psicofármacos inducen, resulta en que en el aspecto sexual, no puedan verse realizadas, y siendo una sexualidad satisfactoria, algo FUNDAMENTAL para la realización personal, constituye la inducción a la disfunción de alguien en ese sentido, una MUTILACIÓN que solamente los seres invadidos por la CRUELDAD más extrema, pueden justificar.
   Otro objetivo de la psiquiatría, es el de favorecer los intereses de la industria farmacéutica, que es la que está detrás de todas las disciplinas pertenecientes a la medicina oficial, ya que la misma, es farmacológica, y su negocio no se basa en curar (de hecho, esto, rara vez lo hace), sino en cronificar problemas existentes y crear en los “pacientes”, problemas nuevos; si los medicamentos farmacológicos fueran en serio eficaces, las llamadas  “enfermedades” se acabarían rápidamente por su suministro masivo, de lo cual, resultaría que la industria mencionada, así como la disciplina médica oficial, ganaran menos dinero que el que ganan, mintiendo al decir que hay toda una serie de enfermedades “incurables” que, por su carácter de tales, no pueden ser revertidas pero sí paliadas; con esa mentira se mantiene a la gente drogada de por vida con elementos que son siempre tóxicos y, por consiguiente, destructivos, y ante los daños que un fármaco prescrito, causa, los médicos suministran más fármacos para tratarlos, que generan más daños que son tratados con más fármacos, de ahí que la medicina oficial, cure en una minoría de casos, ya que lo que mayormente hace, es enfermar a los sanos y cronificar y multiplicar enfermedades, en los ya enfermos. 
   Si el bienestar de las víctimas a las que los PICANEADORES FARMACOLÓGICOS (los psiquiatras) y sus SUBALTERNOS Y CHUPAPIJAS (los psicólogos), llaman: “pacientes”, fuera realmente el objetivo de las disciplinas en cuestión, el suministro de psicodélicos sería generalizado, y de esto resultaría no solamente el colapso del arsenal farmacológico psiquiátrico vigente, sino además, la disolución de la psicoterapéutica como disciplina; ése sería el resultado del consumo masivo de substancias psicodelicas, ya que las mismas llevan a disolver el sentir de separación con los demás y, por consiguiente, también la creencia en la validez de las jerarquías, de ahí el rechazo de los psiconáutas a considerar válida a la autoridad de una persona sobre otra, ya sea que la misma tenga el título de: cura, médico, psiquiatra, psicólogo, legislador, juez, gobernador, presidente, emperador o rey;… el colapso de las jerarquías sería el resultado inevitable de la psiconautización masiva de las personas; otro efecto inevitable sería el de una mejoría en cuanto a su calidad moral, dado que la empatía, producto de la anulación del sentir de separación con los demás, que, como ya expresé, los psicodélicos, en sus consumidores, instalan, llevaría a que disminuyeran su agresividad hacia los demás y hacia sí mismos, ya que cuando uno siente que el otro es uno, hacerle daño a otro es hacerse daño a sí mismo, y hacerse daño a sí mismo, es hacerle daño a otro.
   No obstante lo dicho, si todos “alucináramos” (si bien el término “alucinación”, para definir a lo que se da cuando se consumen substancias psicodélicas, no es correcto, porque lo que bajo sus efectos, vemos, no es imaginado, sino verdadero, por eso entrecomillé la expresión), las sociedades humanas no serían perfectas, dado que los problemas interpersonales, seguirían existiendo (y deben seguir existiendo, debido a que los mismos, son constitutivos de negatividad, y sin la misma, la positividad no podría existir), pero se reducirían drásticamente, porque el bienestar y el sentir de que todo (incluso lo negativo) tiene un sentido que lo justifica, que durante los viajes psicodélicos, la mayoría experimenta, suelen ser permanentes, de ahí que tras uno sólo de estos viajes, las personas se vuelvan versiones mejoradas de sí mismas, PARA SIEMPRE; en fin;... ¿a qué viene todo esto? A que de no ser por los psicodélicos, jamás podría haberme realizado en lo personal ni espiritual, ni habría podido conocer a Mora (que fue fundamental para mi realización), porque…

Substancia divina # 1: LSD

   En mi adolescencia fui invadido por una infelicidad extrema, que me llevó a concluir que el sentido de las cosas, es nulo; que la vida es una carga de la cual, es mejor deshacerse y que lo peor que podría haberme pasado, es nacer, y como ya me había pasado, lo mejor que podría pasarme, sería morir; demás está decir (pero igual, lo digo), que vivía sumido en la desesperanza más absoluta, hasta que una tarde, a eso de las 16:30 horas, tras volver a mi casa desde cierto lugar, sintiéndome muy cansado, me saqué las zapatillas, me acosté en mi cama y rápidamente me dormí; al dormir tuve un sueño muy vívido en el que me vi caminando por la calle en dirección a la plaza De la Cruz (Ciudad de Quilmes); una vez ahí, miré mi reloj, y pude saber que eran las 17:27 horas; en uno de los bancos, vi sentado a un joven; a él me acerqué y, tras sentarme a su lado, le extendí unos billetes (que constituían una cantidad determinada de plata), seguidamente él, tras mirar disimuladamente en varias direcciones, puso en mi mano una especie de estampilla en la que había un dibujo de un arco iris y un tobogán muy sinuoso; lo siguiente que recuerdo es estar envuelto en un remolino que me llenaba de bienestar, pero esto, poco duró, porque me desperté.
   Tras despertarme, miré el reloj que sobre un mueble, en mi pieza, tenía, y supe que eran las 17:02 horas; entonces me puse las zapatillas, me levanté, agarré mi billetera y de inmediato me dirigí caminando rápido hacia la plaza De la Cruz, a la cual, ingresé desde las esquinas de Olavarría y Pringles; una vez ahí, miré mi reloj y supe que eran las 17:27 horas; en uno de los bancos pude ver a un joven cuya apariencia coincidía con la de aquel que durante el sueño que acababa de tener, me había vendido LSD, y lo mismo que en el sueño, se dio, es decir, me senté a su lado y le di unos billetes (que constituían una cantidad determinada de plata), él me extendió el papel secante de LSD en el cual, había un dibujo de un arco iris y un tobogán; tras yo informarle que sería mi primer viaje, me dijo que el estado de ánimo previo al mismo, es FUNDAMENTAL para determinar el carácter bueno o malo de la travesía, de ahí que me recomendara estar muy tranquilo y repetir frases positivas durante un buen rato, previo a abordar la nave astral; tras decirme esto, lo saludé, me levanté y rumbié para mi casa en donde esa noche, en la soledad de mi cuarto, venciendo al miedo que da, el emprender un viaje semejante, por vez primera, y tras seguir las indicaciones del transa, puse el papel secante en mi boca y tras un buen rato, empecé a ver como los objetos a mi alrededor, se derretían para seguidamente, volver a solidificarse; al cerrar los ojos, me vi arrastrado por un remolino de colores que de un bienestar indescriptible, me llenó, mientras en lontananza, veía pasar galopando, a hermosos caballos de fuego; en determinado momento, un gorrión gigante, frente a mí, se posicionó y me dijo que estaba ahí para llevarme a pasear por donde yo quisiera; yo le dije que me llevara a cualquier lugar lindo, entonces me agarró con sus patas de los hombros y tras decirme que se llamaba Humberto y yo decirle que me llamaba Leandro, volando me llevó por un camino aéreo desde el cual, pude ver a ciudades cuya belleza es intransmisible con palabras; le dije a Humberto que empezara a volar bajo, y él, así lo hizo; ese recorrido por ciudades que sólo puedo definir como: mágicas (como también defino a sus habitantes), fue uno que me llenó de una felicidad inenarrable.
   Tras un buen rato de pasear (paseo durante el cual, con el gorrión hablé de cosas muy divertidas, incluso me contó chistes muy graciosos), Humberto aterrizó en una zona boscosa, y tras decirme que debía irse, nos saludamos con un abrazo y me encontré entonces, frente a una especie de arroyo cuyos peces hablaban un idioma que pude comprender; también pude comprender lo que los insectos y la vegetación a mi alrededor, expresaban, así como también comprendí el idioma en que hablaban los seres microscópicos que a mi interior, poblaban, y a nada de esto me sentí ajeno, ya que mi sentir, era el de que yo era una parte de ese todo y ese todo, era una parte de mí, dado que en ningún momento perdí mi individualidad, pero sí gané el sentir de cohesión con el resto del universo; todo esto, durante ese primer viaje, experimenté, como así también, muchas más cosas, pero lo más importante de todo, es que desde el momento en que esto empecé a experimentar, mi desesperanza, mi apatía, mi nihilismo y mi angustia profunda, empezaron a deshacerse, y lo más notable, es que tras el efecto pasar, el sentir positivo, en gran medida se mantuvo; durante el viaje psicodélico, yo diría que mi bienestar, en una escala del 1 al 100, rondó el 97 %; una vez de vuelta en el estado de conciencia ordinario, disminuyó bastante, pero yo diría que disminuyó hasta estabilizarse, tras unos días, en el 45 %, y como mi sentir previo al viaje, se componía de un 95 % de negatividad y, por consiguiente, de tan sólo un 5 % de positividad/bienestar, significa que en los días posteriores a mi primera travesía psicodélica, mi malestar emocional disminuyó MUCHÍSIMO, lo cual, equivale a decir que mi bienestar, MUCHÍSIMO aumentó; presintiendo que si volvía a consumir LSD, mi bienestar seguiría aumentando, volví a contactar al transa de la plaza, y volví a comprarle LSD; tras consumirlo, como me esperaba, volví a alcanzar un altísimo grado de bienestar que en gran medida se mantuvo durante los días posteriores a los del segundo viaje, resultando esto en que la positividad, en los siguientes días a la toma, ya no constituyera un 45 % de mi sentir, sino un 50 %; días después, hubo un tercero, un cuarto, un quinto y un sexto viaje, que resultaron en que la positividad post-psicodelia, llegara a constituir cerca del 70 % de mi sentir, pero no habría para mí, un séptimo viaje con LSD, porque durante el final del sexto, las siguientes letras se repitieron frente a mí: DMT.

Substancia divina # 2: DMT


   Si bien, tanto el LSD como la DMT, en dosis relativamente altas, causan “alucinaciones”, hay dos grandes diferencias entre una y otra; una de ellas reside en la duración de los efectos; el del LSD, dura varias horas y hasta puede haber efectos menores en la alteración de la percepción, que se dan, días, semanas, meses y hasta años después, de haberlo consumido (esto último, sólo ocurre con dosis altísimas, que nunca son recomendables), mientras que los efectos de la DMT, suelen durar una media hora, haciendo esto de ésta última substancia psicodélica, una que permite realizar “viajes express”; otra diferencia significativa entre una y otra de las substancias mencionadas, estriba en que durante un viaje con LSD, uno puede o no, encontrarse con “guías espirituales”, mientras que tras consumir DMT, estos encuentros son casi inevitables, y durante los mismos, los seres con los que uno se comunica, con o sin palabras, le revelan toda clase de cosas respecto de la propia vida, de las ajenas, del mundo y del universo, que en el estado de conciencia ordinario, son imposibles de conocer.
   Mucha de la información que las “entidades DMT” (como suelen ser denominadas) a uno le comunican, puede ser verificada; en mi caso personal, yo puedo asegurar que, a diferencia de la creencia “racional” (que suele ser la más tonta de todas), lo que durante los viajes con LSD y DMT, uno experimenta, muy poco (si es que algo) tiene que ver con fantasías de esas comúnmente denominadas “alucinaciones”, ya que constituyen visitas a realidades tanto o más verdaderas, que la existente en este estado de conciencia; esto lo han constatado muchos psiconautas que, tras encontrarse con entidades, durante sus visitas al plano astral, al que accedieron tras consumir DMT, recibieron de ellas, información futura sobre sus vidas y hasta sobre acontecimientos mundiales; cuando lo predicho por las entidades termina teniendo lugar (y esto, muy seguido, ocurre), ningún sentido tiene el creer que los viajes psicodélicos están constituidos por “alucinaciones”, que, como ya expresé, son básicamente, fantasías; los viajes psicodélicos son reales; RECONTRA REALES; yo lo puedo afirmar sin ningún temor a equivocarme, dado que entre las personas que durante sus viajes al plano astral, bajo los efectos de la DMT, recibieron información sobre hechos futuros que finalmente, tuvieron lugar, está, quien esto escribe.

Entidad DMT felinacea

   La primera vez que viajé al plano astral por intermedio de la DMT, en una ciudad de indescriptible belleza, una entidad guía (que se presentó como Irineo) me recibió; la misma tenía la forma de un gato (extremadamente simpático), que en dos patas, caminaba, y tenía una altura aproximada de 1,75; el mismo, un bienestar inconmensurable me transmitió, y sentí que había en él, una sabiduría total; con dicho ser, mientras por el hermosísimo lugar, caminábamos, tuve una larga conversación, pero no con palabras, sino por un medio que no tiene equivalencia con los que en este plano, existen, de ahí que no pueda describirlo, sin embargo, como en este plano nos comunicamos con palabras, pasaré a transmitirles con ellas, algo de lo que con mi guía, sin palabras, hablé.
   En el plano astral pude constatar algo que sospechaba: muchas veces confundimos a la imaginación con la visión remota; mucho de lo que en esta dimensión, “imaginamos”, existe en otras, y al intuir desde ésta, algo de lo que en la astral, existe, solemos creer que estamos imaginando cuando en realidad, estamos percibiendo, no significando esto que la imaginación no exista, ya que sí existe y es creadora; lo que en el plano terrenal, pensando creamos, resulta en edificaciones de papel en el plano astral; cuando por vía oral, en el plano terrenal, las creencias se expanden, se inician en el plano astral, edificaciones de madera, y cuando las mismas se escriben o se graban por medio de instrumentos de audio o video (o se materializan en otras formas de arte), las edificaciones en el plano astral, resultantes de nuestra imaginación en el plano terrenal, son de una solidez mayor a la del cemento, fue entonces que me di cuenta de que mucho de lo que en el plano terrenal, solía creer estar imaginando (y a partir de ese “imaginarme cosas”, escribí cuentos), en muchos casos, lo estaba en realidad, percibiendo, dado que existía ya, en el plano astral, y yo no hacía con mi literatura, otra cosa que comunicarlo (si bien, algunas veces lo había sospechado); también entendí que en otras oportunidades, sí imaginaba y escribía historias que en el plano astral, adquirían existencia auténtica; todo esto me fue mostrado por mi guía en diferentes viajes que al plano astral, gracias a la DMT, realicé, resultando esto en que yo me maravillara por un lado, y me sintiera culpable, por otro, dado que en mi literatura, en muchos casos incluí hechos infelices, indeseables, trágicos..., pero mi guía rápidamente me tranquilizó al decirme:
   -No te preocupes por la negatividad que en tus creaciones artísticas, existe, ya que la misma es la base de la positividad; de no haber negatividad, no habría tampoco positividad; lo que habría sería lo que suele denominarse: “limbo”, en donde una nada asfixiante, por el aburrimiento que genera, llevaría a sus habitantes a preferir existir en lo negativo, por no poder soportar durante mucho tiempo la permanencia en esa neutralidad desvitalizadora, pero ocurre que esa negatividad que en tus cuentos, llega a veces hasta a ser trágica, una vez en este plano, se ve disminuida hasta un nivel muy bajo y, por consiguiente, no destructivo, siendo la negatividad de las tragedias imaginadas en el plano terrenal y materializadas en obras de arte, creadoras de un lugar equivalente al de un infierno cuyas llamas no abrasan, sino que simplemente calientan levemente, siendo ese calor, ligeramente incómodo en verano y muy agradable, en invierno.
   Respecto de mis acciones negativas, realizadas en el plano terrenal, me dijo que muchas de ellas, debía tratar de evitarlas pero que otras, no, por ser las mismas, como ya fue dicho, necesarias para la existencia de contrapartes positivas; es por eso que me dijo que a la negatividad, no hay que tratar de eliminarla, sino tratar de moderarla; le pregunté cómo podría saber cuándo el incurrir en acciones negativas sería para mí, necesario y cuándo no, y me respondió:
   -Dejá que el instinto, que nunca se equivoca, en tu persona, comande.
   Durante otro viaje, a mi felinaceo guia, le dije:
   -En la dimensión de la que vengo, hay “gurúes” y “shamanes”, que reprueban el uso de psicodélicos por parte de personas no “iniciadas”, fundamentando su posición en que: “Para que el viaje astral sea seguro, hay que tener una preparación previa sin la cual, la experiencia puede ser muy negativa y hasta traumática”; ¿tienen razón?
   A lo que mi guía respondió:
   -Esas cosas las dicen sencillamente porque si todas las personas consumieran psicodélicos, accederían al mismo conocimiento que ellos tienen, y perderían así, sus estatus, ya que, si eso ocurriera, las personas ascenderían hasta el mismo nivel de sabiduría en que ellos están, lo cual, significa que no podrían ser más, llamados “gurúes” o “shamanes”, de ahí su interés en que la generalidad de la gente, no los consuma, y se informe sobre lo que en planos como éste, existe, únicamente a través de sus propios relatos, es por esto que la reprobación al consumo general de psicodélicos, realizada por gurúes y shamanes, implique traición al conocimiento que estando en planos como éste, han asimilado, ya que la consideración de que hay diferentes niveles de importancia entre los distintos seres, es, en aquel que en el plano terrenal, la tenga, disuelta de inmediato tras a este lugar, llegar, sin embargo… una vez de vuelta en el plano terrenal, muchos de los llamados “gurúes” y “shamanes”, pretenden mantener, como ya dije, sus estatus; si así no fuera, tras volver a la tierra, dejarían de llamarse “gurúes” y “shamanes”, y alentarían a todas las personas a emprender el mismo viaje que ellos emprendieron, mediante el consumo de psicodélicos.

Más enseñanzas de Irineo

   En una de mis visitas al plano astral, mi guía felinaceo me dijo que me iba a encontrar con una persona que revolucionaría mi sentir, y que sería fundamental para mi crecimiento espiritual, como lo sería también yo, para el de ella; me dijo que en esta vida, durante un sueño, ella se había acercado a mí, pero que el encuentro en el plano material, todavía no debía tener lugar, porque había en mí, demasiada negatividad, y si con ella me encontraba en ese estado, la iba a dañar, por eso él, a través de un sueño, me había guiado hasta la plaza De La Cruz, en la cual, un transa me proveería del LSD que yo necesitaba para empezar a purificar mi cuerpo astral; tras seis veces de consumirlo y haber ya, mi bienestar, aumentado sobremanera, estuve listo para encontrarme con él, y emprender la serie de conversaciones entonces, en curso, durante las cuales, además de seguir dándose en mí, el aumento del bienestar, me serían informadas cosas imprescindibles para que pudiera seguir álmicamente evolucionando, y como Irineo se encuentra en un lugar del plano astral al que sólo con DMT, se llega, debía entonces conseguirla para poder viajar a su encuentro, lo cual, como ya expresé, me fue comunicado durante el final de mi sexto viaje con ácido lisérgico.

A esta altura, mi primer encuentro en el plano terrenal con Mora, ya se había producido

   Además de explicarme que antes de iniciar mi relación romántica con la persona con la que debía encontrarme, yo debía positivizarme, porque de no hacerlo, habría de dañarla con mi altísima negatividad, en una de nuestras conversaciones, mi guía me dijo que además de eso, yo habría de rechazarla, tal vez, no de inmediato, pero sí, con el tiempo, porque alguien que está demasiado acostumbrado al malestar, en muchos casos siente que el mismo constituye su hábitat natural, y cuando esto siente, cualquier cosa que considere benéfica, es por él, rechazada, ya que esa cosa buena, equivale a un apartamiento de dicho hábitat en el cual, siente que su vida toda, debe desarrollarse porque fuera del mismo, no podría sobrevivir, además, cuando una persona está invadida por la negatividad, el autodesprecio es INEVITABLE, y cuando esto, en alguien se da, rechaza al bien que la vida le ofrece por sentir que no lo merece; esto me ha ocurrido muchas veces en la vida y me ocurriría si iniciaba una relación romántica con Mora sin antes bajar drásticamente mi nivel de negatividad que me llevaba a un profundo malestar que necesariamente implica autodesprecio, sin embargo, mi nivel de negatividad, ya era bajo, entonces, ¿por qué después de nuestro primer encuentro en el plano terrenal, Mora se había ido sin dejarme previamente datos para que pudiera contactarla?… mi guía me dijo que si bien mi nivel alto de positividad, había generado las condiciones correctas para que nos encontráramos en el plano terrenal, para que la relación romántica pudiera construirse sobre un terreno sólido, me faltaba algo: sostener en el tiempo mi positividad.
   Irineo me dijo que cuando mi relación romántica con Mora (si bien, nunca mencionó su nombre), se iniciara, no me haría más falta consumir psicodélicos, dado que por obra de ella, lo mundano y lo astral, se volverían en muchos casos, indistinguibles.
   Los años pasaron, y si bien el sentir de que ABSOLUTAMENTE TODO, por más insignificante que parezca, tiene un sentido, que durante los viajes psicodélicos, tuve, en mí se instaló para nunca más, abandonarme, lo cual equivale a decir que a esa altura, mi nihilismo era cosa del pasado (no así, la negatividad, que mi guía me dijo que, por ser base de la positividad, no debía ser eliminada, sino mantenida en un nivel bajo, y esto último, me venía pasando), empecé a dudar de la veracidad de lo que mi guía me había dicho, porque el tiempo pasaba y yo seguía sin volver a ver a esa persona fundamental para mi evolución álmica, de la cual, él me había hablado y a la cual, ya había conocido, cierta noche en un bar; esa persona (que no era otra que Mora) hasta una casa situada en 25 de mayo 112, Ciudad de Quilmes, me había llevado; una vez ahí, sin haberme convidado psicodélicos, sin haberme hecho entrar en ningún trance mediante meditaciones ni el pronunciamiento de mantras, sino simplemente, tomándome de las manos, al plano astral, me empujó, y no tuve dudas entonces, de que esa chica, era la persona de la que mi guía, me había hablado, pero, como ya expresé, después de esa noche, no volví a verla durante un, para mí, larguíiiisimo tiempo..
   Durante esos casi dos años en que no volví a ver a Mora, empecé a no estar seguro sobre si el encuentro que con ella, en el bar se había dado (encuentro durante el cual, me llevó hasta la casa montonera, es decir, nuestro primer encuentro en la vigilia), se había dado durante la vigilia o durante una ensoñación; yo no tenía dudas de que nuestro primer encuentro, había sido durante una ensoñación, pero el segundo, yo había confirmado, preguntándole a un empleado del bar sobre si me había visto con Mora, que había tenido lugar durante la vigilia (lo confirmé cuando me dijo que sí me había visto con ella), pero como ya dije, después lo volví a dudar (como dudé también, del carácter real de mis viajes al plano astral), de ahí que lo haya empezado a considerar como de posible naturaleza onírica, hasta que… una tarde, mientras caminaba por la plaza Conesa, volví a ver a esa hermosísima joven, de americanísimo rostro y americanísimo pelo, y volví a dar por verdadero a todo lo que mi guía espiritual, me había dicho, ya que esa tarde, se inició entre Mora y yo, una relación que, en realidad, no es más que otro capítulo de una relación que en vidas anteriores, se había ya, iniciado.
  Como ya expresé: mi guía me había dicho que cuando estuviera con la mujer en cuestión, no me haría falta consumir psicodélicos para acceder al bienestar, únicamente alcanzable en el plano astral, dado que al unirnos, se crearía a nuestro alrededor, un hábitat privilegiado que constituiría una especie de lugar que podría denominarse: “embajada astral”; todo esto, estando junto a Mora, se fue para mí confirmando, durante nuestras sesiones furiosas y divinas, de sexo oral, vaginal y anal, durante las cuales, el placer físico excedió por mucho (para ambos) al que con otras personas, habríamos podido sentir, ya que el mismo, SIEMPRE fue mucho más que terrenal, dado que, al estar juntos, el bienestar astral, se combinaba con el de este mundo, llevándome esto a definir a los encuentros de amor sexual, entre nosotros, como terreno-astrales, y todo esto lo experimenté al estar con ella, incluso en circunstancias ajenas a lo sexual, de ahí que, efectivamente, como mi guía Irineo me había predicho: estando con Mora no me hacían falta los psicodélicos para alcanzar el bienestar más alto posible.

jueves, 17 de abril de 2025

(Serie: M & L; cap. 13) Hechizadora & hechizado (cuento) - Martín Rabezzana

   Dos capítulos más, y concluyo lo que va a ser mi siguiente libro, el cual, estará enteramente compuesto por cuentos pertenecientes a la serie: M & L.
   El siguiente es el capítulo 13, y va a ser el que cerrará el libro; todavía no compuse los dos anteriores; cuando lo haya hecho, mi libro número 22, que será el más maldito y más imposible de recomendar, de mi ya muy maldita e irrecomendable, bibliografía, estará listo.

-Palabras: 1.546-

Realización físico-espiritual

   Esa noche, no mucho después de haber concluido nuestras respectivas actividades laborales, tras volver con Mora a nuestra vivienda, situada en la bonaerense ciudad de Magdalena del Buen Ayre, intitulada: Quilmes, de inmediato fuimos al dormitorio y en la cama, nos sentamos; un largo beso fue lo que entre nosotros, siguió, y se mantuvo incluso mientras en la cama, nos acostamos.
   Estando sobre mí, Mora interrumpió el beso al tiempo que ponía sus manos en mi pantalón para seguidamente, desabotonarlo y bajar el cierre, tomar a mi sexo con sus dos manos y meterlo en su boca; durante varios minutos mi novia me hizo sentir la suavidad de sus labios, la humedad de su lengua, el filo de sus dientes y hasta la profundidad de su garganta.
   Mora nunca me lo hacía suavemente; siempre chupaba furiosamente, no obstante, esta vez, empezó a amarme con la boca con una intensidad media, que fue aumentando progresivamente; cuando, varios minutos después, llegó al punto de succionar con lo que parecía ser su furia máxima, le dije que estaba por eyacular, ella sacó mi miembro de su boca mientras con su mano derecha, seguía estimulándolo, y me dijo:
   -Eyaculá.
   Y tras besar, lamer y morder suavemente, la piel que recubre mis testículos, volvió a meter mi miembro en su boca y a succionarlo con aún más intensidad que antes, como queriendo demostrarme que los límites del éxtasis sexual al que SIEMPRE me llevaba, podían ser transgredidos por ella, a voluntad.
   Tras yo eyacular más fuerte que nunca, en la hermosa boca de Mora, y ella recibir en la misma, un semen que en su totalidad, tragó, mi amante bajó la intensidad de la succión, pero de ningún modo la interrumpió, ya que la mantuvo durante varios minutos, incluso tras la erección haber ya, cesado, fue entonces que la tomé de los brazos y la llevé a acostarse boca arriba; inmediatamente después, le saqué los zapatos, le levanté el vestido, le saqué las medias de nylon negras y la bombacha; una vez por mí, desnudada, la parte más oscura de mi oscura, sublime y amada, americana mujer, pasé mi lengua por su preciosa vagina, alternando besos húmedos, con estimulación digital; durante varios minutos la amé de este modo, mientras ella se retorcía, jadeaba y me decía que me amaba, recibiendo de mi parte un: “Yo también te amo”, por respuesta.
   Después de besar a mi amante lingualmente en su vagina, hice lo propio con sus pechos, que desnudé sin sacarle el vestido, que todavía tenía puesto, cuyas tiras laterales, bajé, para poder después, sacarle la prenda superior de su ropa interior; con enorme deleite tragué la leche que brotó del primer pezón de Mora que metí en mi boca, y después, tragué la que brotó del otro; mientras esto hacía, con mi mano derecha, estimulaba su vagina.
   Los más de cinco minutos de sexo oral que a Mora, le practiqué, sumados a los más de cinco minutos, durante los cuales, ella me lo había practicado a mí, tras yo eyacular, resultaron en que casi quince minutos desde la eyaculación ya referida, hubieran pasado, por lo que tanto mis testículos como mi miembro, estaban en condiciones de volver a iniciar un acto sexual, fue así que, en su abertura rodeada de anochecidísimo pelo, introduje mi aparato reproductor.
   Mientras el coito vaginal, tuvo lugar, seguimos mutuamente declarándonos amor, agregando a lo dicho previamente, promesas de eternidad en nuestro compartido sentimiento.
   Nos amamos en diversas posiciones, siendo la última, una en que su pierna derecha estuvo sobre uno de mis hombros; durante esta parte final del coito, con mi miembro viril, yo realizaba un bombeo que, al igual que el sexo oral que Mora me había practicado, fui aumentando progresivamente en intensidad, entonces ella, con dulcísima voz, dijo: “¡Más rápido!”; tras algunos segundos de haber aumentado la velocidad, volvió a decirme: “¡Más rápido!”, entonces yo aumenté aún más la velocidad, hasta que me empezó a decir repetidamente: “¡Más más más más más más más!…”, para seguidamente empezar a gritar del modo en que lo hacía solamente tras alcanzar un orgasmo; yo seguí aumentando la velocidad del bombeo con una furia igual de intensa a la que ella había tenido en la fase del sexo oral que minutos atrás, me había practicado, en los segundos inmediatamente previos a hacerme acabar, hasta que dentro de su vagina, eyaculé aun más fuertemente de lo que lo había hecho la vez anterior; seguidamente, mientras ella sonreía evidenciando una languidez propia del agotamiento a la que la multiorgasmia la había llevado, le dije:
   -Mora: sos lo mejor que hay en la vida.
   Y me acosté sobre ella, apoyando mi cabeza sobre su pecho.
   Tras varios minutos, Mora salió del trance que en ella se daba, tras amarnos sexualmente, y se dirigió al baño; tras abrir la canilla de la ducha, me invitó a sumarme; yo me levanté, me desnudé, y a la ducha junto a Mora, me dirigí; tras ducharnos, volvimos a acostarnos y a jurarnos amor eterno.
   Estando ella acostada sobre mí, poco antes de dormirse, me dijo:
   -Yo no soy lo mejor de la vida; lo mejor que hay en la vida, somos vos y yo, cuando estamos juntos.

Momento de actuar

   No había pasado ni una hora y media desde que me había dormido, cuando Mora me despertó; antes de abrir los ojos, la escuché decirme:   
   -Despertate, mi amor, que tenemos que ir hasta un lugar.
   Con debilidad en la voz, le pregunté:
   -¿A qué lugar?
   Entonces ella hizo silencio durante algunos segundos, después dijo:
   -Es momento de actuar.
   Tras escuchar lo que me dijo, nada le pregunté, simplemente me levanté, me vestí, y me dirigí hacia la puerta del asiento del acompañante de nuestro Renault 4 que Mora, manejaría; el mismo estaba estacionado frente a nuestra vivienda y, antes de abordarlo, como me sentía terriblemente somnoliento, le dije:
   -Estoy demasiado cansado.   
   -Subí atrás entonces; acostate y dormí.
   Yo, así lo hice.
   Cuando me desperté, estimo que unas dos horas habrán pasado desde el momento en que con Mora, emprendimos un viaje rumbo a vaya uno a saber qué lugar; asumo que no mucho más tiempo que ése, pasó, porque todavía era de noche cuando me desperté en el Renault que, en una zona semirural, se encontraba estacionado; lo que me despertó y despabiló de inmediato, fue la cadencia de pasos de Mora, que, con desesperación, hacia el vehículo, corría; en ese momento me enderecé y la vi, mientras una mano ponía sobre la manija de la puerta y jadeaba exhausta por lo que había evidentemente sido un escape de vaya uno a saber qué o quién, o quiénes; ni bien abrió la puerta del auto, un hombre la agarró de los pelos y le gritó:
   -¡Hija de puta!
   Mora, gritando le dijo:
   -¡Soltame!
   Seguidamente el tipo le dio un cachetazo y la empujó, llevándola a caer al suelo; en esa situación extremadamente tensa, que poquísimos segundos, duró, pude advertir que en la cintura, el tipo llevaba un arma, entonces, a toda velocidad, llevé el tren superior de mi cuerpo, hasta la parte delantera del auto para poder alcanzar la guantera, en la cual, había un revólver; tras agarrarlo, bajé del vehículo y por detrás, me acerqué al individuo, que acababa de empuñar su pistola (la cual, todavía no había llegado a apuntar contra Mora); evidentemente, él no había advertido mi presencia, por eso se sorprendió totalmente cuando escuchó el disparo que yo efectué, que fue seguido por otro, cuando se dio vuelta, en un intento de abrir contra mí, un fuego que, por lo herido que estaba, no llegó a concretar; pocos segundos después, cayó al piso; Mora rápidamente se levantó y pateó la pistola a un lado, para que el tipo no pudiera volver a empuñarla; seguidamente, advirtiendo que yo estaba un poco conmocionado, me sacó el revólver de las manos y después, suavemente me arrastró hacia el lado derecho del auto para, una vez frente a su puerta delantera, decirme que subiera; yo subí y ella velozmente fue hacia el otro lado para abordar el vehículo desde el asiento del conductor; una vez hecho esto, lo arrancó, y a gran velocidad, lo condujo.
   Una vez lejos del lugar, Mora me tomó de una mano y, con su hermosa y suave voz, me dijo:
   -¡Bien bien! ¡Estuviste re bien, mi amor!
   Por lo extremo de la situación que acababa de tener lugar, recién cuando me tomó de una mano, advertí que desde su labio inferior, producto del cachetazo que el tipo le había dado, Mora sangraba; entonces acerqué mis labios a los de ella y correspondidamente, los besé; una vez su sangre en mi boca, la tragué, y fue entonces que las escenas de lo que acababa de pasar, me invadieron: vi a mi novia acercarse a la vivienda, vi la ventana rota, vi el fuego, vi... TODO.
   Tras unos minutos de manejar por la ruta, Mora estacionó a un lado y me abrazó; nos abrazamos, y abrazados permanecimos en silencio durante más de un minuto; el abrazo que entonces, entre nosotros, tuvo lugar, fue uno de los más conmovedores que en nuestras vidas, nos dimos; después, volvió arrancar el auto y a manejarlo con rumbo a nuestra vivienda.

martes, 8 de abril de 2025

(Serie: M & L; cap.10) Más hombre que nunca (cuento) - Martín Rabezzana

-Palabras: 1.090-

Casi mediodía

   Tras volver a nuestra vivienda desde algún lugar al que había ido, Mora se me vino encima y muy intensamente, nos besamos; después, se sacó el calzado y la bombacha, y en la cama se acostó para que sexo oral, le practicara; no hubo necesidad de que se sacara las prendas que recubrían sus piernas para que yo pudiera acceder a su vagina, dado que las mismas, eran medias de encaje (no llegaban a cubrir la ropa interior) y una pollera a la que levantó; en su hermosísima concha, puse de inmediato, mis labios y mi lengua, mientras la escuchaba reírse y la veía retorcerse en movimientos preorgásmicos que rápidamente se intensificaron hasta que, minutos después, con sus gritos, evidenció que había alcanzado, por vez primera en el curso de ese encuentro, el clímax; después se levantó, quedando en la cama, sentada, y desde esa posición, desesperadamente puso sus manos en mi pantalón en un intento de bajarlo, y junto a ella, lo bajé, para posteriormente, bajarme la ropa interior; una vez hecho esto, Mora me chupó intensamente la pija; tras un rato de ávidamente beber de mi miembro, cual si hubiera sido una viajera por el desierto que, a punto de sucumbir de sed, hubiera encontrado en mi aparato reproductor, la única fuente de líquido, de su boca lo sacó, y yo agarré y levanté su pierna izquierda, dispuesto a penetrar su vagina, pero ella, como si yo hubiera estado a punto de incurrir en un gravísimo error, me dijo:
   -¡No no no!
   Entonces se dio vuelta y, estando en cuatro patas, me expuso su parte trasera por la cual, durante varios minutos, mi lengua, pasé, y mis dedos, introduje, mientras ella jadeaba y se reía; seguidamente lo que introduje en ella fue mi miembro erecto, y en esa posición, tuvo lugar la primera parte del coito, durante el cual, Mora gritó a alto volumen, con intervalos casi nulos, cosa que se extendería a las demás posiciones en que la relación sexual, prosiguió, hasta que, dentro de su cuerpo, eyaculé.
   No fue ésa la primera vez que Mora me brindó su (precioso) ano para que la penetrara, pero sí fue ésa la primera en que me pidió que por ahí lo hiciera, sin previamente penetrar su vagina.
   Tras el encuentro sexual, concluir, ambos nos metimos en la ducha y después, cada uno se fue a su respectivo trabajo.

Tarde-noche

   Yo había vuelto del trabajo a nuestra casa, antes que Mora, y cuando ella llegó, me encontró sentado, escribiendo sobre un escritorio situado en el living.
   Mi muy oscura y preciada amante, acercó una silla y, tras sentarse a mi lado, muy dulcemente me besó; una y otra vez, lo hizo, deteniéndose largos segundos en el contacto que con las diversas partes de mi rostro, por intermedio de sus ligeramente pintados labios, realizó; después, agarró mi mano derecha y, uno a uno, metió los dedos de la misma, en su boca; una vez hecho esto, los chupó del mismo modo en que solía chupar mi miembro; tras unos minutos de hacer esto, sacó mis extremidades de su interior, y extendió dos dedos de su mano derecha que, en mi boca, metió, para que yo le hiciera lo mismo que ella me había hecho a mí; tras algunos minutos de chuparle los dedos que me había introducido (como así también, los demás de ambas de sus manos), me levanté de la silla y me bajé el pantalón y la ropa interior, para que mi amante hiciera lo que a diario hacía, previo al coito, pero una vez que hube bajado mis prendas ya referidas, así como lo había hecho a la mañana, me dijo:
   -¡No no no! Esta vez, vamos a hacer otra cosa… Pensé toda la tarde en esto: quiero hacerte sentir lo mismo que hoy, vos me hiciste sentir a mí.
   Y me tomó de las manos llevándome a girar; después, me hizo ponerlas sobre el escritorio y empujó mi espalda para que sobre el mismo, quedara boca arriba, acostado; una vez yo en esa posición, sentada en la silla, procedió a besar mis glúteos para seguidamente meter su lengua en mi ano; durante varios minutos me practicó sexo oral anal, con la misma avidez con la que solía chuparme la pija, que alternó con penetración digital que, con el dedo índice de su mano derecha, realizó, hasta que en determinado momento, junto al índice, me metió el dedo mayor; una vez ambos dedos en mi interior, inició un movimiento de bombeo mucho más intenso que el que previamente, había realizado; rápidamente fue aumentando la intensidad hasta que, unos minutos después, escuchando que el jadeo que desde el inicio de su incursión en mi ano, me había provocado, se volvía cada vez más importante, muy claro le quedó, el hecho de que el TREMENDO orgasmo al que me conducía, era inminente; concienciando esto, Mora agarró un vaso de plástico que sobre la mesa, había, y con su mano izquierda, lo puso delante de la punta de mi pija, mientras con dos dedos de su mano derecha, seguía realizándome el coito que, en determinado momento, me generó un placer taaaan extremo, que me resultó insoportable, entonces eyaculé dentro del vaso; una vez mi líquido seminal dentro de dicho objeto, cual si fuera una cristiana frente al santo grial y el mismo contuviera líquido ambrosíaco, lo tomó, seguidamente dejó el vaso sobre la mesa, agarró mi miembro y procedió a contraer, de arriba a abajo, su piel; a todo esto, los dedos de su mano derecha, seguían en mi recto, ya que ni siquiera cuando tomó del vaso, los sacó, pero los mantuvo durante ese periodo, inactivos; para ese momento, había con ellos vuelto a bombear dentro de mí, y, en paralelo con la estimulación de mi aparato reproductor que, con su mano izquierda, hacía, Mora efectuó el coito digital de mi parte trasera durante casi dos minutos, hasta que me provocó un nuevo orgasmo que, por proximidad en el tiempo al anterior, muy poco semen, liberó; sabiendo que esto, así sería, ya no fue con un vaso, que Mora se dispuso a contener mi líquido seminal, sino con la misma mano con la que agarraba mi miembro; una vez su mano, cubierta de semen, la acercó a su boca y la lamió.

   Yo ya me había sentido muy hombre estando sexualmente dentro de Mora, pero esta primera vez, en que fue ella quien, dentro del otro, sexualmente, estuvo, me sentí más hombre que nunca.

lunes, 7 de abril de 2025

(Serie: M & L; cap. 9) Continuidad (y transmisión) de los viajes (cuento) - Martín Rabezzana

A la serie de cuentos de la cual, el siguiente es el capítulo # 9, le puse: "M & L", por sus protagonistas: Mora y Leandro.

-Palabras: 3.133-
Noche agitada

   Tras un hecho imprevisto y para ella, conmocionante, Etelvina volvió al Apart Hotel de Quilmes; una vez en su habitación, se desvistió parcialmente y se acostó a dormir, no sin previamente masturbarse pensando en Mora y Leandro, ya que de no haberlo hecho, imposible le habría sido, conciliar el sueño; muy rápidamente se durmió, y una vez dormida, se vio de pronto en medio de una niebla espesa en la plaza San Martín, una noche levemente fría; nadie parecía haber en el lugar más que ella; sobre uno de los bancos, se sentó, y varios segundos después, un individuo que a ella le resultó conocido, pero no sabía de dónde, que de entre la niebla había salido y que por algún motivo para ella desconocido, mucha confianza le generó, se le acercó, a su lado, se sentó, y le dijo:
   -Etelvina: cuando Mora y Leandro entraron en el negocio, vos no los viste, pero lo cercano de sus presencias, resultó en que pudieras sentirlos, y ese sentir, te abrió las puertas del plano astral al cual, de inmediato, fuiste arrastrada; una vez ahí, apareció Mora, y tras besarte en la boca (metiéndote bien la lengua, como vos necesitabas imperiosamente que hiciera), te sacó la prenda superior exterior que llevabas y después, la interior y, una vez tus pechos desnudos, cuyos pezones, de inmediato se pusieron rígidos, los chupó, tragando la leche que de los mismos, salió; en cierto momento te dijo: “¡Qué rica que es tu leche, Étel! ¡Me encanta!”; de inmediato volviste a la “realidad” y sentiste como tus pezones, goteaban, lo cual, te incomodó bastante, porque en el lugar en que te encontrabas, había mucha gente, pero lo que te incomodó mucho más, fue el hecho de que lejos de vos sentir que la temperatura alta de tu cuerpo, estando de vuelta en el plano material, empezaba a descender, sentiste un nuevo calor, esta vez, localizado (pero en expansión) en la parte posterior de tu cuerpo, justo debajo de la cintura, que fue seguido por un nuevo arrastramiento de tu conciencia, hacia el plano astral, y en el mismo, se dio la aparición de Leandro detrás de tu persona que, en el lugar de tu anatomía en que el calor estaba localizado, apoyaba su miembro mientras te tomaba de las manos, te besaba en la mejilla y, tras vos girar tu cabeza hacia él, en la boca, al tiempo que Mora, que acababa de levantar tu pollera y se encontraba arrodillada frente a vos, besaba tus piernas mientras con una mano, hacía a un lado tu bombacha y con la otra, acariciaba tu vagina;… ...En el plano material, ni a Mora ni a Leandro, en ese momento, viste, pero en tu mejilla, manos, boca, pechos, piernas, vagina y recto, muy fuertemente los sentiste, fue así que, intempestivamente te levantaste de la silla y le dijiste a tu amiga, que tenías que ir al baño; una vez en el mismo, sentada sobre el inodoro, pensando en Mora y Leandro (una vez más), te masturbaste; tras hacerte con tu mano, acabar, del baño, muy incómoda, saliste, y desde la distancia pudiste ver a Mora y a Leandro, cosa que, de ningún modo te sorprendió, porque si bien no los habías, en el lugar, previamente visto, tu sentir te había llevado a tener la correcta convicción de que al mismo, habían ingresado; bajando la cabeza y ocultándote entre la gente, para que la pareja ya referida, no te viera, te acercaste hasta la mesa que ocupabas a la que tu amiga seguía sentada, con su café posterior a la cena, casi terminado, y le dijiste: “No me siento bien; me quiero ir; pagá que yo te espero fuera”; y tras dejarle plata sobre la mesa, cual si fueras una nena tímida, saliste corriendo del lugar; una vez fuera, ella se preocupó por vos y vos le dijiste que habías tenido un mareo pero que con el aire del exterior, ya se te estaba pasando; a tu amiga acompañaste hasta su auto y la despediste para seguidamente caminar hasta tu hotel. Una vez ahí, te desvestiste, te acostaste y, pensando en Mora y Leandro, te volviste a masturbar, para poco después, dormirte y venir hasta acá.
   Entonces Etelvina, que evidenciaba gran sorpresa por lo que se le acababa de decir, dijo:
   -¿Cómo sabés todo esto?
   Y tras sacar un mate de quién sabe dónde (además de un termo), cebar uno, tomarlo, y después, volver a cebarlo y ofrecérselo a Etelvina y ella aceptarlo, le dijo:
   -Lo sé porque a estos hechos y sentimientos, los recibo y comunico mediante palabras escritas.
   La mujer, lejos de dudar de la veracidad de la respuesta, de inmediato la dio por verdadera, y dijo:
   -Entonces, podrás responderme lo siguiente: ¿voy a lograr lo que deseo, con Mora y Leandro?
   -No lo sé.
   -Pero, ¿cómo? ¡Si vos me escribís!
   -Yo, cuando escribo, suelo inventar, crear, pero a veces, la cosa se da de otra manera; en el caso particular de la historia de la que sos parte, no estoy inventando ni creando nada; simplemente transmito lo que recibo, y como hasta el momento, no me ha llegado información respecto de tu futuro, a lo que me preguntaste, no puedo responder… pero tal vez vos sí puedas responderme algo a mí: dado que, si bien en el plano material, no te relacionaste con Leandro ni con Mora, pero sí lo hiciste, en el astral, y en ese lugar, sentiste lo mismo que habrías sentido, del encuentro haber tenido lugar en el plano material… se podría suponer que estás satisfecha, pero… no lo estás, ¿o sí?
    Ella negó con la cabeza, entonces el individuo le dijo:
   -Entiendo… no nos alcanza con que algo sea igual a lo real; queremos a lo real-real, y no a la copia de la realidad, por más perfecta que sea.
   Entonces ella, asintiendo con alegría, ya que el individuo le había puesto palabras exactas a su sentir, dijo:
   -Sí; quiero a lo real-real, y solemos sentir que lo real, es únicamente lo que se encuentra en este plano, por más que no sepamos si esto es así o no, ya que la cuestión sobre qué es la realidad, es irresoluble.
   El individuo dijo:
   -Es cierto… aun así, queremos lo que intuimos real, incluso cuando pensamos que lo real, es inferior en calidad a su copia, que, cuando parece ser una versión “fotoyopeada” de la realidad, carece de todo defecto constitutivo de imperfección. De todas formas... como vos misma dijiste: el tema de qué es la realidad, es irresoluble… por eso te pregunto: ¿cómo sabés que lo que vivís en el plano astral, no es real? Ya que podría considerarse que, lejos de ser una irrealidad, es un compartimento de la realidad.
   Ella, sin dudarlo, dijo:
   -Porque allá no hay imperfección, y la misma, evidencia realidad; paradójicamente, es la imperfección, ausente en la perfecta irrealidad, una pieza fundamental de la perfección, por eso preferimos a la realidad defectuosa a la irrealidad perfecta. 
   El individuo la miró, y sonriendo le dijo:
   -¡Gran respuesta, Étel!
   Ella agregó:
   -Como cierto escritor dijo: “La perfección sin imperfección, es imperfecta”.
   El individuo asintió en silencio con un gesto de la cabeza, después preguntó:
   -¿Cómo se llama ese escritor?
   -Martín Rabezzana.
   El individuo dijo:
   -No lo conozco.
   (Y claro… a ése, ¿quién carajo lo conoce?)
   Tras compartir junto a Etelvina, algunos mates más, el individuo anunció que se iría, después la besó en una mejilla y ella le devolvió el beso mientras le sonreía.
   Mientras él se iba, Etelvina, desde el banco que ocupaba, le dijo:
   -¡Pará! Decime quién sos.
   El individuo se dio vuelta y le dijo:
   -Soy un desdoblamiento.
   -¿De quién?
   -Te lo diría, pero ocurre que… yo mismo no lo sé.
   Y tras sonreirle nuevamente, la saludó correspondidamente en silencio con la mano, para seguidamente perderse en la niebla.
   Etelvina pensó entonces que tal vez Mora y Leandro podrían ser también desdoblamientos de alguien, como así también, que eso mismo podría serlo ella, pero… desdoblamientos, ¿de quién, o de quiénes?… Esta pregunta, posiblemente nunca tendría respuesta.

   El individuo había dejado en el banco, el mate y el termo, lo cual, le posibilitó a Etelvina tomar varias infusiones más, durante el tiempo que en ese lugar, permaneció, hasta despertarse. 

Dos horas después, en el bar/restaurante del que Etelvina se había intempestivamente ido

   Leandro y Mora se encontraban en un bar/restaurante situado en Lavalle y Colón, en la etapa de la sobremesa, degustando la segunda copa de licor Legui, tras haber comido pizza napolitana y haber tomado gaseosa de naranja; en ese momento, un grupo de jóvenes entró al negocio, y uno de ellos, al ver a Leandro y reconocerlo, le dijo:
   -¡Uuuhh, Leandro! ¡Tanto tiempo! ¿Qué hacés?
   -¡Pablito! -Leandro le respondió, mientras se levantaba de su silla.
   Seguidamente se abrazaron y a Mora, que también se había levantado de su asiento, Leandro le dijo:
   -Es Pablo Riera; un amigo de la infancia que hacía una banda que no veía -después, señalando a la americanísima joven y mirando a Pablo, orgullosamente dijo: -Ella es Mora, mi novia.
   Entonces Pablo se saludó con Mora (a ella le dio un beso) y Leandro le preguntó:
   -¿Seguís con las actividades circenses callejeras?
   -¡Seeeeee!, por supuesto; al arte circense lo llevo en la sangre y en el alma, y lo creas o no, hay días que deja buena plata, pero sigo en la facu; la carrera no la dejé, ah, y a propósito… justamente ayer me pasó, trabajando acá en Quilmes, en el semáforo de Rivadavia y General Paz, algo re loco.
   -¿Qué te pasó? -le preguntó su amigo.
   -Pasó que apareció una mina RREEEE linda que, muy distraída, iba a cruzar la calle, y casi la atropella un auto; al notarlo, corrí hacia ella y logré empujarla hacia atrás, evitando así, el accidente que iba a darse; le dije de ir a tomar algo y me dijo que sí, entonces fuimos a un bar, y ahí me empezó a hablar de que se había encontrado con una pareja y se había enamorado y que sé yo qué más y…
   -¿Cómo se llamaba la chica? -preguntó Mora.
   -Etelvina.
   Entonces Leandro miró a Mora con una incomodidad que ella también evidenció; Pablo prosiguió con su relato:
   -Bueh… la cuestión es que yo pensaba que ése sería el mejor día de mi vida, pero… ¡fue un embooooole de aquellos!… la mina no paraba de hablar, y hablaba de lo caliente que estaba con esa pareja que conoció, y hablaba y hablaba sin parar, al punto que me hizo acordar a Susanita de Mafalda; al rato, no me la banqué más y salí casi corriendo del bar, y lo más tremendo (y esto no es un chiste ¿eh?), es que cuando me estaba por ir, me tocó un brazo y tuve una visión trágica, de armas y fuego, que por más que parezca ridículo, me llevó a sentir que la mina era una especie de bruja, o algo así; me RECONTRA asusté, por eso… no lamento haberme ido rápido del lugar.
   Entonces, de modo incómodo, Mora y Leandro, se miraron; ella, con tristeza, dirigiéndose a Pablo, dijo:
   -No le digas bruja, pobre…
   -Bueehh… está bien, tenés razón; no es forma de referirse a una dama, pero si no la defino así, no sé cómo explicar lo que pareció transmitirme -y tras volver a dirigir su mirada a Pablo, le preguntó: -Y vos, Lean, ¿en dónde estás viviendo?
   -Acá cerca, en Matienzo casi esquina Yrigoyen; hace unos meses, unos familiares de Mora le prestaron una casa, y ahí estamos viviendo.
   -¡Ah, mirá! ¡Qué bueno! Yo creí que te habías ido del barrio.
   Entonces Leandro, negando enfáticamente con ambas manos, dijo:
   -¡Noooo! Me mudé varias veces, pero siempre dentro de Quilmes.
   En ese momento, los amigos de Pablo, que estaban frente al mostrador, le hicieron señas indicándole que las pizzas para llevar que habían pedido, estaban listas; entonces él dijo:
   -Bueno che; me voy yendo, pero seguimos en contacto.
   -Dale -dijo Leandro; después agregó: -Si me dejás el teléfono del lugar en el que estás parando, en cualquier momento te llamo y arreglamos para que vengas a comer a nuestra casa.
   -¡Dale!; ¿tienen para anotar?
  Tanto Mora como Leandro, dijeron que no, entonces Pablo, tras decir que iría hasta el mostrador a pedir prestada una birome, hasta el mismo fue, y la birome le fue prestada; después volvió hasta la mesa de su amigo y en una servilleta, anotó su teléfono y seguidamente, Leandro le anotó en otra, el suyo; tras esto darse, Pablo dijo:
   -Bueno che; nos estamos viendo.
   Y tras un nuevo abrazo que le dio a Leandro y un nuevo beso a Mora (y tras devolver la birome), junto a los amigos con los que había llegado al negocio, Pablo se fue.
 
A la mañana siguiente

   Etelvina se encontraba sola desayunando en “La Chocolatta”, de Lavalle 539 (a no confundir con la sucursal frente a la Plaza del Bicentenario, que se llama casi igual al negocio ya referido); tras concluir su desayuno, en el momento en que pidió la cuenta para pagar, ingresó una mujer junto a su esposo que, desde la mesa a la que se sentó, contempló a Etelvina con gran curiosidad, por creer reconocer en ella a alguien que había visto, pero no sabía de quién se trataba, hasta que finalmente dijo:
   -¡Ya séeee quién es ésa mina! ¡Es la boluda!
   Esta mujer, que se llamaba Mabel Maresu, era la que, el día anterior, manejaba el Renault 9 que casi había atropellado a Etelvina cuando ella transitaba por Rivadavia y se disponía a cruzar la calle General Paz.
   Su esposo, al escuchar lo que la mujer había dicho, le preguntó:
   -¿De quién hablás?
   -De la mina de la que te conté, esa que ayer cruzó la calle sin mirar, y que casi más, atropello.
   Tras el hecho referido, Mabel había frenado, pero en la siguiente cuadra; una vez ahí, miró hacia atrás, y a punto estuvo de bajarse para ver cómo estaba la mujer que casi atropella, pero no lo hizo por dos motivos: el primero es que se encontraba tremendamente nerviosa por el casi accidente, y el segundo, es que vio a un payaso (o sea, al artista circense callejero, Pablo Riera), parado frente a Etelvina, en lo que parecía ser un acto de contención emocional hacia ella; a causa de esto, tras unos segundos, arrancó el vehículo y puteando en voz alta a la distraída transeúnte, desde una distancia desde la que ella no podía escucharla, siguió su camino.
   En este hecho, Mabel había pensado una y otra vez; también mucho pensó en que de haber atropellado a la mujer, su vida habría cambiado para mal; se habría sentido horrible si la hubiera lastimado o matado, aunque no hubiera sido su culpa, además, tal vez habría ido presa, ya que gente inocente, va presa a diario por los más diversos motivos, y aun si esto no ocurría, habría sido citada para declarar en el ámbito judicial, lo cual, es siempre desagradable… en fin; pensó que su vida toda se habría muchísimo perjudicado de haber tenido lugar, el accidente que finalmente, no se dio, y al pensar en todo eso, se empezó a sentir muy airada, casi furiosa, y aunque no fuera una persona de hacer escándalos, esta vez, se levantó de su silla dispuesta a recriminarle agresivamente a Etelvina, su imprudencia al cruzar la calle (es decir, esta vez, estaba más que dispuesta a hacer un escándalo); una vez que estuvo frente a ella, le dijo:
   -Disculpame… ¿puede ser que vos seas la mujer que casi atropello ayer en Rivadavia y General Paz?
   Tras asentir en silencio con la cabeza, Etelvina dijo:
   -Sí.
   -Bueno… mirá nena: te voy a decir varias cosas.
   Y al decir esto, puso el índice de su mano derecha sobre un hombro de Etelvina, de modo amenazador, entonces Mabel se vio invadida por imágenes de los momentos previo, preciso y posterior, a los que casi ocurre el accidente ya referido… se vio manejando su auto por General Paz y casi atropellando a Etelvina y después, frenando ya en la siguiente cuadra, pero su visión no se detuvo ahí, sino que se extendió hasta la siguiente esquina, que era la de la calle Alsina; en la misma vio que un camión había doblado en contramano y rápidamente, al conductor notar su error, había frenado y dado marcha atrás; después de ver esto, como si se tratara de un video en retroceso, se vio otra vez manejando por General Paz y al llegar a Rivadavia, la vio a Etelvina parada en la esquina esperando a que su Renault 9, pasara, antes de ella cruzar la calle; esto derivó en que Mabel, siguiera por General Paz sin detenerse en ningún momento y al casi llegar a la esquina con Alsina, fuera impactada por el camión cuyo conductor, por error, en esta última calle, había doblado en contramano, resultando de este accidente, su muerte (o sea, de Mabel); entonces entendió que si Etelvina no hubiera cruzado distraídamente la calle, ella no la habría casi atropellado y no habría, por consiguiente, frenado durante varios segundos, en la siguiente cuadra, sino que habría seguido de largo y el camión la habría impactado; concienciando todo esto, de inmediato reinterpretó lo ocurrido y hacia Etelvina, sintió agradecimiento, pero… por no saber cómo explicarle todo esto que acababa de percibir de modo extrasensorial, nada le explicó, simplemente, con toda su furia ya transmutada en agradecimiento, tras tomarla de una mano, le dijo:
   -¡Gracias!
   Etelvina no entendió por qué le agradecía, pero por algún motivo, decidió no preguntárselo, simplemente le dijo: 
   -Bueno… disculpame por haber cruzado estando distraída, es que... tuve unos días muy complicados y… En fin; te pido perdón; más que eso no puedo hacer.
   Mabel, mirándola con total sorpresa, le dijo:
   -No te preocupes.
   En ese momento llegó el mozo con la cuenta y Etelvina la pagó; seguidamente, tras saludar a Mabel, se retiró del lugar.

Cosa a la que, ni en éste ni en los capítulos previos, me referí

   A quienes se pregunten de qué trabajaba Etelvina, les contesto: no trabajaba, era de una familia hiperconcheta, y los conchetos, como todos saben, hacen que los demás trabajen por ellos (y si trabajan, es por gusto o codicia, pero no por necesidad) y/o, invierten en propiedades que ponen en alquiler y viven de rentas, así como viven también de ellas, sus descendientes que las heredan; esto último era lo que constituía el sustento de Etelvina (¡SUERTUDA!)

   Si bien, Etelvina Melantoni era una hiperconcheta, la perdonamos, porque era una mina con onda (me tomé la atribución de hablar en plural, ya que asumo que el lector, comparte mi simpatía hacia ella).