miércoles, 8 de enero de 2025

4016 // María Clara: guerrillera y amadora (cuento) (capítulo 20) - Martín Rabezzana

(La siguiente historia -que, por extensión, bien podría considerarse una muy breve, novela corta- está relacionada con mi cuento: “Tiempos pre y post hecatombe”, publicado en mi libro: “Fanatismo que todo destruye y todo construye”).

-Palabras: 9.259-

A vos, que leés estas palabras, te digo que ya no sos quien alguna vez, fuiste, pero quien alguna vez, fuiste, vas a volver a ser.

Martín Rabezzana


Años 1970.

   Facundo Andrade era profesor de quinto año secundario de una materia llamada: “Educación Democrática”; había iniciado su carrera en 1971, durante el gobierno militar autodenominado: “Revolución Argentina”.
   Una vez restituida la democracia representativa y habiendo ya ganado las elecciones el delegado de Perón: Héctor Cámpora, se dio una esperanza masiva en todos los detractores del periodo de facto recién concluido, que llevó a que durante la así llamada primavera camporista (25 de mayo-13 de julio de 1973), muchos creyeran que el periodo de bonanza recién iniciado, lejos de ser efímero (como finalmente fue), sería eterno; entre estos ingenuos, se encontraba Andrade, que, por no poder expresarse libremente durante sus primeros años como docente, por las limitaciones impuestas por el gobierno de facto, tenía muchas cosas por transmitirle a sus alumnos que previamente, había debido callar.
   Durante dicho periodo, que parecía ser uno en el que habrían cambios sociales de fondo, se dieron modificaciones muy significativas en los programas educativos, de ahí que la materia que Andrade enseñaba, fuera reemplazada por otra, en la que rápidamente se formó, llamada: ERSA (Estudios de la Realidad Social Argentina); así como había sido crítico de la materia: “Educación Democrática”, lo era también, de la materia: ERSA; la gran diferencia entre cuando enseñaba una y cuando enseñaba otra, radicaba en que, con la vuelta de la democracia representativa, las críticas al contenido de la materia que impartía, podía realizarlas ante su alumnado, abiertamente, lo cual, habitualmente hacía.

Junio de 1974.

   Una madrugada, previo al inicio de la jornada escolar, una bomba explotó en el aula en la que Andrade, impartía sus clases; afortunadamente nadie había en la misma en ese momento.
   Contra la puerta del aula, habían pegado un papel que decía: “Andrade: ¡zurdo de mierda! Dejá la docencia porque sino, te reventamos. A.A.A.”
   Osvaldo Paz Maciel (el director de la escuela), tras hablar con integrantes de la intendencia, dispuso suspender el día lectivo.
   Cuando el profesor llegó a la escuela, el director le informó lo ocurrido y le mostró la amenaza dejada por la Triple A, después le dijo que, por seguridad suya y de los alumnos, lo mejor sería que dejara la docencia por un tiempo, hasta que las aguas se calmaran; Andrade no debió pensarlo mucho para resolver que eso era lo más prudente, y así lo hizo, pero fue que las “aguas” no se calmaban, sino que se agitaban con cada vez, mayor fuerza, y el tiempo pasaba, fue así que el profesor, tras haber trabajado de cualquier cosa durante el segundo semestre del 74, decidió retomar la docencia, dispuesto a no expresar nada que estuviera fuera del programa, por seguridad propia, de su familia y de sus alumnos, y fue al colegio Normal de Quilmes, reincorporado.

Marzo de 1975.

   Si bien Andrade estaba al tanto de la represión estatal feroz, entonces en curso, el que desde su reincorporación al colegio, no hubiera habido ningún tipo de inconveniente, le confirió una sensación de seguridad, que lo llevó a incumplir la promesa que a sí mismo se había hecho, de no apartarse del programa, y fue así que le respondió a sus alumnos, tras ellos preguntarle sobre el recientemente dictado: decreto de “aniquilamiento de la subversión”, que sería sucedido por tres más, dictados ese mismo año, que, entre otras cosas, incluía la posible imposición de la pena de muerte al alguien ser encontrado culpable por un tribunal militar, de haber cometido delitos “subversivos”; esto último fue lo que más le pidieron al profesor, que tratara; él dijo:
   -Yo no estoy a favor de la pena de muerte por varios motivos, uno de ellos es que la suelen sufrir inocentes, y por supuesto… cuando alguien es condenado y surgen evidencias de su inocencia (lo cual, ha ocurrido), el fallo condenatorio puede llegar a anularse, y así es que la persona puede rehacer su vida, pero si la han matado, esto no es posible, además, también es sabido que en los lugares en que dicha pena se empezó a imponer, o se dejó de imponer, los índices delictivos no variaron, lo cual demuestra que cuando en una sociedad se instaura la pena de muerte, la cantidad de delitos, no disminuye, y… ¿por qué no lo hace? Por lo siguiente: los motivos por los cuales, la mayoría de la gente incurre en delitos comunes, son las necesidades básicas insatisfechas; las personas que nacen y viven en medioambientes sociales desfavorecidos, tienen muchas más posibilidades de caer en la comisión de delitos comunes que aquellos que nacieron en medioambientes no desfavorecidos, y ¿quiénes son los máximos culpables de que en la sociedad existan medioambientes desfavorecidos? El gran empresariado, por su enorme y permanente, evasión de impuestos y la escasa remuneración a sus trabajadores, y los políticos corruptos; estos dos grupos de la sociedad, son los principales responsables de que muchos queden en la necesidad y, por consiguiente, son ellos quienes generan las condiciones medioambientales para que muchos, se vuelquen al delito común, por lo que si se fuera a aplicar la pena de muerte, para que resultara en una disminución de delitos, debería aplicársele a grandes empresarios, intendentes, gobernadores y hasta a presidentes, y... ¿existe en el mundo algún país en el que a ellos se les haya impuesto? POR SUPUESTO QUE NO, y por eso es que el delito, en esos países, no es menor respecto a aquellos en los que la pena mencionada, no se aplica, ya que si se mata a personas procedentes de medioambientes desfavorecidos que incurren en delitos, pero se deja intactas a aquellas que generan los medioambientes que fueron determinantes en que así lo hicieran, seguirán apareciendo personas que a la comisión de delitos, se vuelquen, ahora bien: en el caso de los delitos no comunes, que son aquellos para los cuales, se le ha conferido a los militares, el derecho de aplicar la pena de muerte (es decir, los delitos cometidos con fines políticos llevados a cabo por organizaciones guerrilleras), se aplica lo mismo; es verdad que muchos de los guerrilleros, no proceden de la clase baja, sino mayormente, de la media, sin embargo, las injusticias sociales no sólo afectan a quienes directamente las sufren, sino también a aquellos que han tenido la suerte de no sufrirlas, producto de algo desconocido para casi todos los militares y gobernantes; ese algo se llama: compasión, que no es otra cosa que la capacidad de sentir el dolor ajeno, de ahí que cuando en una sociedad, hay muchas personas desfavorecidas, quienes teniendo una posición social, cómoda, sean compasivos, se solidaricen con ellas y, al racionalizar que determinados sectores son culpables de la injusticia social, muy posiblemente van a albergar resentimiento contra ellos, de ahí que la causa de los delitos “subversivos”, sea la misma que de los comunes: la injusticia social; si dicha injusticia, sigue intacta, por más que se mate a todos los guerrilleros, es cuestión de tiempo para que reaparezcan; inevitable es que así sea, si no se eliminan las causas que los han generado, de ahí que aquellos que abogan por el aniquilamiento de quienes incurren en delitos de la índole que sean, no contribuyan a resolver nada, y de ahí a su vez, que lo lógico sea rechazar a tal posición, y no sólo por una cuestión de respeto por la vida humana, sino también, porque no lleva a resolver los problemas que supuestamente, pretende resolver.
   Si bien solía hacerlo con cuidado, Andrade siguió (imprudentemente) expresando cosas políticamente incorrectas, cuando sus alumnos requerían su opinión.
   Sus expresiones, al profesor lo ponían en peligro, sin embargo, todo parecía en calma en su ámbito laboral.

*** *** ***

“POSIBLES ACTIVIDADES IDEOLÓGICAS EN LA ESCUELA NORMAL ALMIRANTE BROWN DE QUILMES:

En razón de haberse tomado conocimiento mediante el Organismo afín BATALLÓN DE INTELIGENCIA 601, que en el establecimiento educacional secundario mencionado en el epígrafe, un grupo de profesores integrarían una célula izquierdista, desarrollando actividades de adoctrinamiento y captación dentro del alumnado del mismo, este organismo realizó una prolija investigación tendiente a establecer la responsabilidad de los citados educadores arribando posteriormente a las siguientes conclusiones…” (Mesa Ds Varios 7454, año 1976).” 

Extracto de un documento de la Dirección de Inteligencia de la Policía de 
la Provincia de Buenos Aires. Tomado del texto: ”Vigilar la escuela”, 
publicado en el sitio: Comisión Provincial por la Memoria.


Abril de 1976.

   Durante el 75, Andrade no tuvo problemas; impartió sus clases con normalidad y, si bien estaba al tanto de que la violencia institucional, seguía aumentando, su ámbito fue totalmente ajeno a la misma; ya en el año ‘76, pocos días después del golpe de estado, al profesor, tras su clase concluir, se le acercó el director del recinto y, tras el último alumno haber salido del aula, le dijo:
   -Profesor Andrade… lamento comunicarle que está usted despedido.
   -¡¿Qué?!… ¿Por qué?
   El director Paz Maciel, tras tomar profundamente aire, dijo:
   -La materia que usted imparte, ha sido suprimida por el Ministerio de Educación, y no se le va a permitir a quien haya impartido la materia ERSA, continuar con la docencia.
   -¡Pero esto no es justo! No hay motivo justificado para mi despido ni para la supresión de la materia que imparto, además...
   -Profesor: usted sabe cómo está la cosa;… en estos tiempos no conviene discutir nada… Creame que lo lamento.
   Tras decir esto último, el director lo palmeó en un hombro y salió del aula; en la misma, el profesor Andrade se quedó solo, sintiéndose tan triste como desorientado, por más que una cosa así, él perfectamente supiera que podía ocurrirle en cualquier momento.
   Tras algunos minutos, salió del aula y de la escuela, y una vez en la calle Mitre, en vez de dirigirse a su domicilio, caminó hasta la plaza San Martín y en un banco de la misma, se sentó; al minuto de haberse sentado, un hombre mayor, que vestía un uniforme como los usados en los años ‘40, por miembros de la Alianza Libertadora Nacionalista, se sentó a su lado y le dijo:
   -Cuando alguien descubre cuáles son las reglas del juego y se las empieza a explicar a los demás, es sacado del mismo por la fuerza; es hecho forzosamente desaparecer, ya que por las buenas, nunca nadie se quiere ir.
   Andrade miró al hombre a su lado con un evidente nerviosismo que enseguida se transformó en pánico; de inmediato se levantó, salió de la plaza por la calle Alsina y una cuadra más adelante, en la esquina con Alvear, un hombre bien vestido que, al igual que él, parecía esperar a que varios autos pasaran, para poder cruzar la calle, le dijo:
   -Andrade: el juego pierde todo sentido cuando alguien entiende sus reglas. Quien las entiende, debe desaparecer de este plano. Usted comprende que esto es justo, ¿o no?
   A dicho hombre, el profesor ni se atrevió a mirarlo; tras escuchar lo que le dijo, desistió de cruzar la calle y dobló a la izquierda; al llegar a la esquina con Rivadavia, dobló hacia la derecha y pensó en dirigirse a la estación para tomarse un colectivo con rumbo a su casa, pero rápidamente descartó la idea, ya que lo que menos quería, era llevar hasta allí, a las personas que lo estaban siguiendo, por lo cual, tras transitar algunos cientos de metros, ingresó a una galería comercial desde la cual, disimuladamente se puso a mirar a la gente que por la calle, transitaba, en un intento de divisar a algún posible perseguidor de su persona; tras algunos minutos de hacer esto, una joven, por detrás se le acercó, y le dijo:
   -Imagínesé, profesor, qué pasaría si durante una obra de teatro, uno de sus actores, desviándose del texto correspondiente a su personaje, le empezara a decir a sus compañeros, por qué el autor escribió determinado principio, determinado medio y determinado final;… el director inmediatamente lo reprendería y de la obra, lo sacaría, ya que no es eso lo que debe hacer. Lo que debe hacer un actor, es sumergirse en su personaje hasta ser por el mismo, totalmente absorbido, lo cual implica dejar de lado a la propia personalidad; de el actor no hacer eso y seguir manteniendo a su propio yo, durante el papel que interpreta, no estará actuando bien… Este juego es también equiparable a un sueño; cuando durante un sueño, tomamos conciencia de que estamos soñando, el mismo pierde todo sentido y, por consiguiente, toda razón de ser, es por eso que al concienciar cosa tal, nos despertamos.
   Entonces el profesor Andrade, venciendo el temor que lo inhibía a hablarle a esa chica que él creía espía de la represión estatal, le preguntó:
   -¿De qué juego me estás hablando?
   La chica dijo:
   -Del juego que usted llama “realidad”, y como no está respetando sus reglas, del mismo debe salir. Debe DE-SA-PA-RE-CER.
   Tras decir esto último, la joven se volvió translúcida. 
   Ante dicha imagen surrealista, el profesor dudó de sus propios sentidos y al tremendo miedo que sentía, se sumó un desconcierto total.
   Andrade salió de la galería por Rivadavia y dobló a la derecha en Almirante Brown; por esta última calle caminó rápido durante tres cuadras y al llegar a la altura 460, vio que a menos de cien metros, un Ford Falcon (que consideró que podría pertenecer a la represión) se acercaba; entonces se apuró por llegar a la esquina 9 de Julio; una vez ahí, dobló a la derecha y por dicha calle, empezó a correr; fue al llegar a la esquina con Alvear que, producto de su imprudente marcha a la cual, la desesperación lo había empujado, un FIAT 1600, lo atropelló; entonces perdió la conciencia; al segundo siguiente, la recobró.
   Andrade miró a su alrededor, concienció que se encontraba en la habitación de una casa en la que no recordaba haber estado y comprobó que se encontraba solo; se acercó a una ventana y a través de la misma, vio en el exterior, penumbras y niebla; de la casa salió y emprendió una caminata; durante la misma, el hombre no vio a ningún ser vivo ni escuchó tampoco, sonido alguno; tampoco vio vegetación ni construcciones de ninguna clase; lo único que encontró, fue una gran nada que parecía interminable, pero no lo era, ya que tras caminar durante casi una hora en línea recta, vio una casa a la que, con gran ansiedad y expectativa, ingresó, para comprobar con decepción, que era la misma de la que había salido, ya que parecía haber dado la vuelta a un mundo cuyas dimensiones eran muy escasas; inmediatamente reemprendió la caminata con el objetivo de encontrar algo o a alguien, que le explicara en dónde estaba y qué era lo que estaba ocurriendo, pero no lo logró, dado que tras caminar nuevamente en línea recta durante casi una hora, volvió a encontrarse con la casa de la que había salido; a la misma reingresó y, por el cansancio de la caminata, de inmediato fue a sentarse en un sillón; frente a sí, vio un televisor blanco y negro; rápidamente se levantó, lo encendió, y en la pantalla vio a una persona frente a un grupo de jóvenes, hablar; esa persona era él, en 1975, y los jóvenes que lo escuchaban, eran sus alumnos; el profesor dijo:
   -Los valores del anarquismo son similares a los de la izquierda; tanto los anarquistas como los izquierdistas, consideran que el estado es represivo y que sus instituciones, sobre todo, la policía y las Fuerzas Armadas, de manera permanente reprimen a las masas por haber sido creadas por la burguesía para defender a sus propiedades, a sus vidas y a sus posiciones dominantes; también, tanto izquierdistas como anarquistas, consideran que la escuela fue creada para programar individuos con el objetivo de que sean funcionales al sistema, la gran diferencia de criterios en lo que a esto respecta, reside en que los izquierdistas consideran que hay que cambiar a quienes ostentan el poder gubernamental y estatal, para que las instituciones, cambien su proceder; consideran que si en vez de haber en el gobierno y en las instituciones, gente poseedora de valores jerárquicos, hubiera gente poseedora de valores igualitarios, la sociedad se volvería justa, y lejos de ser el estado, defensor de las desigualdades sociales, sería defensor de la igualdad de derechos y oportunidades; básicamente, desde la izquierda se considera que el problema no es el poder concentrado (léase: el estatal y el gubernamental), sino el que lo posean personas de valores jerárquicos, mientras que desde el anarquismo se considera que el problema es justamente el poder concentrado, y que sea una u otra, la persona que lo posea, nada cambia, porque el poder transforma a quien lo posee, resultando esto en que el recientemente empoderado, de ser bueno, se vuelva malo, y en que quien sea malo, se vuelva peor, de ahí que sea, la concentración de poder, el enemigo a destruir; resumiendo: el izquierdista considera que el estado puede y debe, ser garante de los derechos de todas las personas, y el anarquista considera que el mismo, tiene por objetivo único, vulnerarlos, de ahí que pedirle que los proteja, sea pedirle que cumpla una función para la que no ha sido diseñado; el izquierdista cree que se lo puede modificar para que cumpla esa función, el anarquista cree que esa modificación, es imposible, de ahí la necesidad de destruirlo.
   Seguidamente se escuchó una explosión que llevó a todos los alumnos a salir corriendo del aula; el profesor esperó a que todos los estudiantes del colegio, salieran, previo a salir él, y cuando finalmente salió, agarró por la calle Conesa; cuando llegó a la esquina con Alvear, un Ford Falcon le cerró el paso y del mismo bajaron varios represores blandiendo armas largas, entonces la imagen se congeló; después, la señal se fue y sólo se escuchó ruido blanco; Andrade cambió de canal, pero en ninguno se transmitía nada, por lo que apagó el televisor y volvió a sentarse.

Ni en tiempo ni en espacio

   Lo que había visto, lo había sorprendido sobremanera, y lo visto parecía confirmar la vieja teoría según la cual, en este plano, todos los seres somos actores interpretando personajes; según la misma, al morir, la obra actuada, concluye, y nos reencontramos con quienes verdaderamente somos; esa idea es reconfortante cuando uno no se gusta en absoluto a sí mismo, pero no así, cuando uno sí se gusta, y aun cuando se dé el primer caso, lo que se supone que todos pretenden al dejar al personaje que interpreten, es encontrarse siendo alguien, pero en el lugar en que él estaba, parecía ser nadie, por lo que tal vez sea cierto que en este plano somos personajes, lo malo es que tal vez no haya más que eso: personajes, ya que los actores que los interpretan, tal vez sean una especie de nada que justamente por eso, quieran venir a este lugar a actuar, en cuanto su participación en una obra, concluye, aun sabiendo que la obra que les puede llegar a tocar, muy posiblemente sea mala, dramática, o incluso, de terror; hasta esas obras son preferibles, al hastío que implica una existencia prolongada tras bastidores.
  El hombre había salido de una aparente ficción en la que era un profesor secundario llamado Facundo Andrade, pero lo que estaba siendo entonces, era alguien desconocido, sin memoria más que la correspondiente a los hechos que empezó a considerar, ficticios, de los que había sido parte y que se transmitían por televisión, y no sólo él, de no ser su personaje (Facundo Andrade), parecía no ser nada, sino tampoco, el mundo exterior al que un rato antes, había salido, encontrando únicamente penumbras y niebla, que asemejaban al universo a un paisaje posapocalíptico.
   El capítulo de su vida que había visto en el televisor, no recordaba haberlo vivido; consideró entonces que debía ser uno perteneciente a su futuro, pero… “¿Qué futuro?”, pensó, si se encontraba atrapado en esa casa sin que parecieran haber posibilidades de volver a eso que, para (¿)otros(?) (¿qué otros?) sería una ficción, y para él, una realidad. Además, al comenzar la exposición sobre anarquismo que se había visto a sí mismo realizar ante sus alumnos, el año que en la pantalla estaba presentado, era el ‘75, así que, era obvio que eso que él no había vivido, tuvo lugar ese año, por lo que empezó a considerar que era un hecho de un pasado paralelo o tal vez, posible, ya que el año ‘75 que el profesor había vivido, había transcurrido para él, sin incidentes.
   Ante el desconcierto que todo esto le generó, Facundo Andrade empezó a considerar la posibilidad de estar muerto, por lo que el lugar en que entonces se encontraba, podría ser el más allá.
   Quienes tienen creencias metafísicas, suelen asumir que, tras morir, las preguntas existenciales que en este plano, nos hacemos, tendrán respuestas, pero parece ser que una vez en el plano espiritual, seguimos no comprendiendo el cómo, el cuándo ni el por qué, de nada, y debemos entonces aceptar que las preguntas existenciales, son eternas porque las respuestas, tal vez no existan, o tal vez sí, pero de existir, tal vez nos sean inaccesibles, y no sólo mientras estamos en el plano material, sino también, cuando estamos en el espiritual, pero… podría ser que haya otra cosa además de materia y espíritu, y esa otra cosa, conformaría un tercer plano y podría ser que en ese otro plano, que no sería material ni espiritual, las respuestas, existan, pero también podría ser que ese plano, no exista, o que sí exista, y que tampoco estén en el mismo, dichas respuestas, y que, por lo tanto, lo único para nosotros por comprender, sea que debemos dejar de intentar comprender.

Fin del entreacto

     Tras vagar desconcertado durante algunas horas por la casa, Andrade advirtió que no había atravesado todas las puertas que en un pasillo, había, todavía le quedaba una, fue entonces que la abrió, y tras cruzarla, se encontró corriendo por la calle 9 de julio de la ciudad de Quilmes; al acercarse a la esquina con Alvear, bajó la velocidad hasta casi detenerse, y fue así que el FIAT 1600 que él recordaba que lo había atropellado, no lo atropelló; seguidamente se fue a su casa y frente a su familia, fingió tranquilidad; nada a sus familiares les dijo sobre su despido de la escuela a la que al día siguiente, planeaba volver para seguir actuando. Tampoco habría tenido sentido hacerlo, dado que su despido había ocurrido en 1976 y el año al que había vuelto, era el ‘75.

   Al día siguiente, Andrade fue a la escuela Normal y, tras uno de sus alumnos pedirle que explicara cuál es la diferencia entre el izquierdismo y el anarquismo, el profesor dijo:
    -Los valores del anarquismo son similares a los de la izquierda; tanto los anarquistas como los izquierdistas, consideran que el estado es represivo y que sus instituciones, sobre todo, la policía y las Fuerzas Armadas, de manera permanente reprimen a las masas… (etcétera).
   Lo que Facundo Andrade dijo, fue lo mismo que había escuchado a su propia persona, decir en la transmisión televisiva que en otro plano, había visto; tras hacerlo, así como había ocurrido en la obra audiovisual que en el televisor, había visto, una bomba puesta por la Triple A, explotó; todos los estudiantes salieron del aula corriendo y después de ellos, también lo hizo él, pero esta vez, por recordar haber visto en el televisor que tras salir de la escuela, había sido interceptado por un Falcon ocupado por represores de las Tres A, en Conesa y Alvear, tras salir por Conesa, en vez de ir en dirección a la calle Alvear, fue en dirección a Sarmiento; una vez en esta esquina, otro Falcon ocupado por terroristas de estado, que venía a toda velocidad por Sarmiento, lo embistió, y fue así que Andrade perdió el conocimiento; una vez que lo recuperó, se encontró de nuevo sentado en un sillón de la casa situada en esa especie de limbo en el que ya había estado, y de inmediato encendió el televisor frente a él; tras verse de nuevo exponiendo frente a sus alumnos sobre anarquismo, se vio corriendo tras la explosión de una bomba, y después, se vio siendo embestido por un auto ocupado por sicarios del estado, en Conesa y Sarmiento; fue entonces que la imagen se congeló, después, la señal se fue, y sólo se escuchó ruido blanco.
   Andrade no pensó lo que casi todo escritor hace pensar a sus personajes en estas situaciones, es decir, que estuviera volviéndose loco, ya que sabía perfectamente que la “locura” es una atribución arbitraria, procedente de la intolerancia, que (de existir) existe únicamente en la cabeza de aquellos que creen en alguien, verla, sino que pensó una y otra vez, que su vida era equiparable a una obra de ficción; por todavía no estar en boga ni ser desarrollada su complejidad, como lo estaría en décadas posteriores a la de 1970, no hizo el paralelismo entre lo que estaba viviendo y los videojuegos, y en realidad, este paralelismo es el más adecuado para explicar lo que estaba experimentando, ya que en los mismos, uno tiene muchas oportunidades para intentar superar las dificultades que en cada nivel, se le presentan; de uno no superarlas en una primera instancia, pierde una vida, pero reinicia el juego con otra, teniendo así, una nueva oportunidad de superarlas; Andrade no había superado las dificultades extremas que se le habían presentado en la primera instancia, pero sí en la segunda, pero una vez superadas, se le presentaron otras, que no superó;... ¿tendría una tercera vida? Y, si así fuera y volviera a fracasar en su intento de superar las dificultades que en la misma se le presentaran… ¿tendría una cuarta? ¿Cuántas tendría?… Para estas preguntas de corte existencial, como ya expresé, así como le había ocurrido en este plano, en aquel en el que en ese momento estaba, no tuvo respuestas, y sin embargo, aun cuando presentía que todo intento de acceder a ellas, sería inútil, seguía preguntándose una y otra vez, de qué se trataba todo lo que estaba experimentando.
   Sin esperar demasiado, Andrade volvió al pasillo en el que estaba la puerta que lo conducía a este mundo, fue así que volvió a atravesarla y a verse de nuevo corriendo por la calle Conesa en dirección a Sarmiento; al casi llegar a la esquina, recordó que ahí lo atropellaría un Falcon usado por represores de la Triple A, entonces frenó en seco y el Falcon no lo atropelló, pero como de inmediato, del mismo se bajaron tres represores (otro permaneció al volante), sintió que habría sido mejor, ser nuevamente atropellado que ser atrapado por ellos, pero esto último no ocurrió, porque en ese momento, escuchó a alguien no perteneciente al grupo de represores, gritarle:
   -¡Al piso, profesor!
   El profesor hizo caso y una vez en el suelo, con total temor, escuchó una terrible balacera que duró unos diez segundos.
   Si bien los disparos habían concluido, Andrade permaneció acostado sobre el asfalto sin atreverse siquiera a mirar hacia arriba, durante unos veinte segundos; así se mantuvo hasta que una voz femenina, que era la misma que le había gritado que se arrojara al piso, le dijo:
   -Profesor, ya puede levantarse.
   El docente se levantó y miró a la joven (cuyo nombre era María Clara), que empuñaba una ametralladora FMK-3, y después vio a una de sus compañeras, perteneciente entonces a Montoneros, llamada Daniela, que portaba un FAL; ésta última, en ese momento tiraba del represor de las Tres A, que estaba muerto por los balazos, frente al volante, con la intención de sacarlo del auto y subirse al mismo en calidad de conductora.
   María Clara había disparado desde el techo del colegio Nazareth, situado en Conesa y Sarmiento. Daniela había abierto fuego desde el techo de la casa de enfrente. Seguidamente ambas habían descendido muy velozmente sirviéndose para tal fin, de cuerdas.
   Por haber en el lugar, muchas personas, antes de disparar contra los represores, Daniela había disparado hacia el cielo, tres veces, lo cual resultó en que toda la gente, saliera corriendo (por saber que las balas disparadas hacia arriba, terminan cayendo y pueden impactar en alguien inocente, las primeras tres balas con que había cargado a su arma, a diferencia de las demás, eran de fogueo), y fue entonces que María Clara abrió fuego contra los terroristas del estado, fuego al que enseguida se sumó, el procedente del Fusil Automático Liviano, empuñado por la combatiente oriental.
   Mientras con gran conmoción veía a los cuerpos de los sicarios de Las Tres A, impactados por al menos, 10 balas, cada uno de ellos, el profesor subió junto a María Clara al asiento trasero del Ford Falcon sin patente, como ella y sus compañeros, acostumbraban hacer, tras matar a sus represores.
   En el auto en cuestión, las guerrilleras y el profesor, se retiraron, seguidos por un Peugeot 504 ocupado por tres montoneros que en la calle Conesa al 430, se encontraba como apoyo en caso de que algo saliera mal en la operación realizada por las jóvenes.
   Facundo Andrade miró tímidamente a la mujer sentada junto a él, y lo hizo con un miedo que de inmediato, se convirtió en atracción físico-álmica; había algo en ella que lo hacía sentirse insignificante, débil, hipervulnerable… y a la vez, seguro de no desear otra cosa que ser por ella, asimilado, controlado e hipervulnerado, pero para que esto ocurriera, debería ser ella la que a él, se acercara, porque de requerirse para el encuentro entre ambos, su iniciativa, el mismo jamás tendría lugar porque, como ya fue expuesto: frente a ella, él era la debilidad total, y sin embargo… era la primera vez que veía a María Clara (o parecía serlo), y ya se sentía tan suyo, como de nadie nunca antes, se había sentido, y la negatividad de la situación en que, por vez primera, la estaba viendo, parecía haber sido neutralizada por su presencia, ya que ni el que estuviera empuñando una ametralladora, disminuía en su carácter, para él, sublime, al momento entonces en curso que lo fue aún más, cuando ella, tras cambiar el semblante tenso de su hermoso rostro, propio de lo extremo de la situación que vivía, lo miró y le sonrió.
     Si bien Andrade había dudado sobre la condición verdadera de todo lo que recientemente había vivido, durante el hecho dramático recién contado (y aun tras el mismo haber ocurrido), tuvo la certeza de que el sentir, es la única verdad, por lo que, siendo su sentir en esos momentos, extremadamente intenso, nada de falso ni ficticio, había en aquello que lo había provocado; todo había sido absolutamente real, aun si del otro lado hubiera una persona viéndolo a través de una pantalla, o incluso, si ninguna hubiere. 
   Tras transitar varias cuadras a alta velocidad, de pronto, Daniela desaceleró y mientras miraba por el espejo retrovisor, le dijo a María Clara:
   -El vehículo de apoyo está en problemas.
   Entonces la combatiente rosarina miró hacia atrás y dijo:
   -¡Frená!
   El auto frenó y del mismo bajaron las dos guerrilleras que, tras ver al Peugeot 504 ocupado por tres compañeros montoneros que detrás de ellos, transitaba, ser atacado por cuatro represores que con un Torino les habían cerrado el paso y les habían disparado, causándole la muerte a los tres, volvieron a desatar una tremenda lluvia de balas que a los cuatro represores, mató; de inmediato, tanto María Clara como Daniela, volvieron al auto que, a alta velocidad, volvió a transitar, pero no llegó a hacerlo durante mucho tiempo porque por la imprudente marcha emprendida, chocaron; tras esto ocurrir, lo que siguió fue otro enfrentamiento con una patota de la Triple A, que resultó en que Facundo Andrade fuera herido de bala por los represores y perdiera la conciencia; tras algunos instantes, la recuperó.
   Tras abrir los ojos, se encontró de nuevo en la casa en medio de la nada.
   Por lo fuerte de la reciente experiencia (que lo había sido mucho más que las anteriores), Andrade decidió tomarse un buen rato, previo a trasponer nuevamente la puerta que al “juego”, lo devolvería.

¿De qué se trataba todo?

   La teoría de la reencarnación, que en muchos idearios metafísicos, se presenta, explicaría lo que Andrade estaba experimentando, pero los mismos hablan de que las almas, tras encarnar en cuerpos cuyos ciclos vitales, concluyen, vuelven a la tierra ocupando otros, en un tiempo futuro, y lo que a él le estaba pasando era que, tras (aparentemente) morir, volvía al mismo cuerpo, y no en un tiempo futuro, sino en un tiempo pasado; como esto no coincide con la teoría de la reencarnación (al menos, con ninguna que él conociera), pensó que probablemente no estuviera muerto, pero tal vez sí; no tenía manera de saberlo.

Impasse y nueva transposición de puerta

   Durante el intervalo (que había planeado que fuera de algunas horas), pensó mucho en María Clara; pensó que ella no era tan sólo una mujer, sino LA mujer, EL amor, su COMPLETITUD; no deseaba a otras mujeres. Solamente la deseaba a ella; no quería caer en la trampa de la promiscuidad que, además de ser una ilusión de felicidad, que rápidamente se hace pedazos al uno intentar aferrarse a ella, es constitutiva de desprecio absoluto hacia el amor romántico, lo cual hace que toda persona promiscua, sea por completo incapaz de alcanzarlo y esté condenada a la soledad espiritual total, aun cuando a su ser material, muchos otros seres materiales, la rodeen; por sentir todo esto, es que no consideró que estar solo durante mucho tiempo (si fuera a darse que a la joven, no volviera a verla pronto), fuera una pena que no valiera; totalmente seguro estaba de que sí valdría, de ahí que si a María Clara debiera esperarla años, siglos o milenios, lo haría (y de hecho, así sería, y esa espera, tendría su recompensa, ya que durante sus encuentros, ella le demostraría que el amor, era recíproco).
   Por sentir todo lo recién expuesto, fue que la necesidad de volver a encontrarse con María Clara, lo hizo cambiar de opinión respecto a cuánto debía durar el intervalo que estaba teniendo lugar, previo a volver a “jugar”, y así fue que, menos de diez minutos después, volvió a cruzar la puerta, pero esta vez, no se encontró en los años 1970, sino frente al teclado de una computadora, el 26 de diciembre del año 2024, alternando la toma de mate con la escritura de un cuento que desde hacía ya casi siete meses, venía escribiendo, llamado: “4016 // María Clara: guerrillera y amadora”; al mismo, le estaba dando sus toques finales.
   Esta última encarnación, duró menos de un minuto, después se encontró durmiendo en la cama de su vivienda, en algún año de un futuro muy distante.

Año 4016.

   El hombre, que en los últimos meses había tenido sueños muy vívidos en los que parecía estar en su mundo, pero en un periodo muy distinto al suyo (en su tiempo, las armas de fuego, así como los enfrentamientos cruentos entre las personas, eran totalmente desconocidos), había decidido instalar una pileta en el patio de su casa, motivo por el cual, juntó a varios familiares, había empezado a hacer un pozo; durante la excavación, encontró un enorme baúl en el que había muchos libros, revistas, textos escritos a máquina y fotos; el baúl era una “cápsula del tiempo” que alguien había enterrado en el 2048, año previo al de la hecatombe mundial, que había resultado en que casi todos los registros históricos previos a ese año, se perdieran, ya que casi todo había sido digitalizado, por eso fue que cuando internet, cayó, los únicos registros que sobrevivieron, fueron los que estaban en formato material, pero la mayor parte de estos últimos, también se había ido perdiendo con el paso de los siglos, es por eso que allá por el año 4016, poquísimo se conocía de la historia humana y del planeta, previa a la ya mencionada, hecatombe.
   Los libros, para el hombre, ningún sentido tuvieron, ya que el castellano en los que estaban escritos, le resultaba incomprensible, de ahí que a sus familiares les dijera que todo el material encontrado, debía serle entregado al consejo de sabios; todos estuvieron de acuerdo, ya que entendían que lo por ellos encontrado, tenía un valor histórico inconmensurable, sin embargo, los sabios, que ya habían analizado textos en castellano y en otros idiomas hablados en los siglos 20 y 21, no habían logrado descifrar siquiera una palabra.
   Hacia el consejo de sabios, el hombre se dispuso a ir, al día siguiente, para llevarles el baúl. 

Remembranza

   Esa noche el hombre del año 4016, soñó que era profesor secundario en el año 1973 (durante la primavera camporista), en un país de América llamado Argentina que, al igual que los demás países del mundo, en el año 2049, había dejado de existir.
   Frente a sus alumnos, que le habían pedido que les explicara el origen de la izquierda y derecha, peronistas, se encontró diciendo lo siguiente:
   -La Legión Cívica Argentina, grupo político-militar nacido durante la gestión del presidente de facto Félix Uriburu (1930-1932), cuyo objetivo era presentarle oposición violenta a los militantes anarquistas y de izquierda gubernamental, se vio en la necesidad de transformarse cuando a la política pretendidamente corporativista (basada en el fascismo italiano) de Uriburu, le fue presentada un enorme rechazo que resultó en que el dictador, no tuviera sucesor, pero esto no ocurrió inmediatamente, ya que sus integrantes pretendían todavía imponer dicha política que, en la teoría, se opone a la “lucha de clases” pretendida por los comunistas autoritarios y libertarios, cuyo fin es que la clase obrera destruya a la capitalista, ya que esto es necesario para abolir la propiedad privada de la tierra y medios de producción, actualmente en manos de una elite, y poder dejarla en manos de los sindicatos; como el fascismo no pretende destruir al capitalismo ni a la clase obrera, sino que supuestamente busca conciliar a los trabajadores con los empresarios, siendo así, una tercera posición entre el capitalismo y el comunismo, ya que mediaría entre ambas partes y, por ser su (supuesto) objetivo, el favorecerlas por igual, (en teoría) terminaría con el malestar generado por su enfrentamiento, ¡pero claro!… como ya expuse: esto, así sería, desde la teoría, ya que en la práctica, el corporativismo fascista fue protector de los intereses y privilegios de la alta burguesía, y eso implica siempre reprimir a todo aquel que en los sindicatos, presente oposición a lo pretendido por los empresarios, de ahí que la “conciliación de clases” resultante del corporativismo fascista, nunca haya existido y que, por lo tanto, la teoría corporativista haya sido opuesta a su práctica, en todos los países en los que oficialmente se implementó, haciendo esto del corporativismo fascista, un pseudocorporativismo, al igual que ocurre con el socialismo/comunismo autoritario, que, en la teoría, busca la abolición de la propiedad privada de la tierra y los medios de producción, por considerar que los mismos le pertenecen a quienes los trabajen, pero en los países cuyos gobiernos se han proclamado “socialistas/comunistas”, lejos de pasar esto, lo que pasó fue que las empresas privadas fueron tomadas por el estado, pero no fueron posteriormente puestas en manos de sus trabajadores, sino en manos de funcionarios del gobierno que, por supuesto, es conductor del estado y que a su vez, le miente a la población al decirle que “el estado somos todos”, haciendo esto de la palabra: “estado”, un sinónimo de: “pueblo”, pero no porque esto se haya repetido y se repita hasta el cansancio (y no sólo en los países mal llamados “socialistas/comunistas” -que han sido en realidad, CAPITALISTAS DE ESTADO, y por consiguiente, de derecha, y no de izquierda, si por “izquierda” aludimos en lo político-económico, al anticapitalismo-, sino también, en TODOS LOS DEMÁS), deja de ser mentira; EL ESTADO NO SOMOS TODOS, ya que una cosa es lo estatal, y otra, lo público; lo estatal está en manos de una minoría perteneciente al gobierno que, como tal, está compuesto por un grupo de personas que no llega a ser siquiera el 1 % de la población de un país, de ahí que lo estatal, sea una de las formas que toma lo privado; en fin… la cuestión es que, con la llegada de Perón en 1943 a la Secretaría de Trabajo y Previsión, el estado, a través de él, empezó a tratar de conciliar a las clases, de hecho, desde tal secretaría, que tenía, entre otras cosas, que resolver conflictos entre los trabajadores y los empleadores, se dispuso la “conciliación obligatoria” en los recientemente creados, tribunales laborales, y cuando las partes no se podían conciliar, Perón dispuso que se fallara en favor de la clase obrera, y en pos de hacer eso, debió desempoderar al Poder Judicial en favor del Poder Ejecutivo Nacional, ya que el Poder Judicial, hasta ese momento no había hecho otra cosa que defender al capital, y como lo que él pretendía era favorecer al sector más débil, que era el obrero, tal desempoderamiento era imprescindible, y el mismo llevó a que los jueces, al ver reducido su poder, se opusieran masivamente a Perón; lo mismo pasó con la clase empresarial, por la extensión de las vacaciones pagas a los trabajadores de todos los sectores, que la secretaría de Perón, dispuso que debía realizarse, así como también, el aumento de sueldos y las indemnizaciones por accidentes laborales; fue por esto que los empresarios vieron diezmado su poder de explotación y coincidieron mayoritariamente en que Perón era enemigo de su clase, así como la clase obrera lo consideró su aliado, de ahí que cuando, por estas medidas favorables a las mayorías, el gobierno al que pertenecía, por pedido del gran empresariado, lo destituyó y encarceló, más de cien mil obreros coparan la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945, reclamando una liberación que, gracias a esa manifestación, fue lograda, dando esto inicio al peronismo que, por ser ya a esa altura, su líder, un símbolo obrerista que, como tal, no estaba para ponerse del lado del capital, sino de los trabajadores, llevó a que en la campaña presidencial que lo tuvo a Perón por primera vez como candidato a la presidencia, la leyenda más repetida en los carteles de los manifestantes peronistas, fuera: “Braden o Perón”, ya que Spruille Braden era el embajador yanqui en Argentina, y, como tal, estaba en contra del ascenso social de las mayorías y debía velar por la sujeción del país, a políticas dispuestas desde Yanquilandia; de modo totalmente necio, él pensó que organizando marchas en contra de Perón, en las cuales, se lo acusó de ser fascista, lo que lograría sería diezmar al movimiento peronista, y lógicamente... lo que logró fue lo contrario, ya que su oposición a Perón, demostraba que el gobierno yanqui no veía en él, a un títere al que podría manejar a su antojo, y de ahí que la mayoría de los votantes, conscientes de que el imperialismo yanqui (emblema del capitalismo destructor) era (y lo sigue siendo) totalmente contrario a los intereses argentinos, si alguna duda tenían sobre qué representaba Perón, dejaran inmediatamente de tenerla y por él, votaran, lo cual llevó a Perón a lograr más del 52 por ciento de los votos y a acceder a la presidencia del país, por vez primera, en 1946… ...Una prueba concreta de la tendencia obrerista de Perón, que se extendió a la política que implementó, ya como presidente, está en “el caso Bemberg”; la familia Bemberg, que, como todos ustedes saben, era dueña de la cervecería más importante del país, situada en esta misma ciudad, incurría en muchos ilícitos, entre los que estaba, la conducta oligopólica tendiente a volverse monopólica, que implicaba jugar sucio contra la competencia en pos de destruirla, para que su empresa fuera la única vendedora de cerveza, además de muchas otras cosas ilegales entre las que, claro está, estaba la evasión de impuestos; ante hechos graves de tal naturaleza, el estado puede legalmente expropiar a una empresa, y no sólo acá, sino, hasta donde sé, en todos los países del mundo, pero como el estado casi siempre defiende a la clase empresarial, esto, rara vez se hace; Perón sí lo hizo, y tras expropiar a la cervecería Quilmes, en vez de designar para la misma, a autoridades estatales, ¡la dejó en manos de sindicatos cerveceros!, que es justamente lo que se pretende que se haga desde el socialismo/comunismo libertario y autoritario, de ahí que medidas como ésa, hayan resultado en que muchos anarquistas y marxistas, se hicieran peronistas, ya que vieron en el peronismo, a una transición hacia el socialismo, y si bien, si esto así era, es muy discutible (fue desacreditado por el propio Perón), todavía hoy es el criterio dominante de los autoproclamados: peronistas revolucionarios; a su vez hay que decir que el intento de conciliar a las clases con una preferencia por los intereses de la obrera, hacían de la política de Perón, una política clasificable como: “corporativismo obrerista”, mientras que el “corporativismo” fascista, nunca fue corporativismo en absoluto, pero si lo consideramos una forma auténtica de corporativismo, deberíamos situarlo a la derecha, mientras que al corporativismo peronista, deberíamos situarlo a la izquierda, y como el corporativismo es algo existente en la teoría fascista, es entendible por qué muchos fascistas, vieron en Perón, a un representante del corporativismo y adhirieron a sus gobiernos; tal fue el caso de muchos antiguos integrantes de la ya mencionada, Legión Cívica Argentina, que, al acercarse el final de la década del 30, empezaría a disolverse; previo a su disolución, uno de sus miembros llamado Juan Queraltó, creó a la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios, que agrupó a muchos jóvenes que posteriormente integrarían la organización derivada de la Legión Cívica, llamada: Alianza Libertadora Nacionalista; sus miembros, identificados totalmente con el fascismo, apoyaron a Perón considerándolo, por los motivos ya expuestos, corporativista, y Perón, que aceptaba a todos en su movimiento, independientemente de la tendencia que fueran, los usó como grupos de choque para reprimir a la oposición; así fue que los aliancistas tuvieron varias veces durante los gobiernos peronistas, carta blanca para actuar contra locales partidarios de izquierda, a los que solían incendiar y a cuyos integrantes, solían golpear, sin temer a ser detenidos por la policía, dado que por orden presidencial, en dichos casos, la misma no actuaba; este uso de la violencia contra la oposición, asemeja a Perón a los líderes fascistas, si bien, en realidad, el mismo es independiente de toda ideología, ya que los líderes políticos que se han servido de la violencia ilegal para reprimir a sus opositores, no han sido solamente los identificados con el fascismo; la cuestión es que, como los detractores del presidente, en un intento de demostrar que era fascista, exponían el accionar de la Alianza, Perón pretendió desfascistizar a la agrupación, y tal tarea se la encomendó a Guillermo Patricio Kelly, que era un ex integrante de la misma que, años atrás, había sido expulsado; a la agrupación logró reincorporarse y tras cierto tiempo, acompañado por varios muchachos tan “simpáticos” como él, en pos de concretar la ya referida “desfascistización”, secuestró a su líder y lo torturó; desde entonces la Alianza Libertadora Nacionalista, adhirió a un nacionalismo argentino (supuestamente) desligado por completo de toda influencia fascista, pero cuando en 1955, la Armada bombardeó la Plaza de Mayo, matando e hiriendo a cientos de civiles en un intento de matar a Perón, el presidente le ordenó a la Alianza, incendiar iglesias, por él creer que el clero estaba del lado de los golpistas, muchos aliancistas, por ser católicos a ultranza, se fueron de la agrupación -y mientras exhibía una revista llamada “Tacuara”, el profesor dijo: -Varios de los integrantes de la Alianza, fundaron esta revista, que agrupó a jóvenes de extrema derecha que conformaron un grupo homónimo que organizaba ataques contra sinagogas y también contra personas y empresas consideradas judías; Tacuara posteriormente tuvo integrantes que reivindicaban a Perón, y fue así conformándose un sector dentro de la agrupación, favorable a lo que posteriormente fue llamado: “peronismo de derecha”, que, años después, se volvió de izquierda (si bien, coexistiría con el de derecha), cuando muchos de sus miembros consideraron que el nacionalismo argentino no era compatible con la identificación de sus adherentes, con figuras extranjeras, fue entonces que dejaron de identificarse con Mussolini, Franco y Hitler, y empezaron a reivindicar mayormente a San Martín, a Juan Manuel de Rosas y a Juan Domingo Perón; como en estas tres figuras veían encarnaciones de la defensa de lo nacional, que no vacilaban en realizar acciones contrarias a la oligarquía, fueron dejando de lado a su elitismo, siempre cercano al racismo (cuando no estaba totalmente ahí), y empezaron a poner al frente de su ideario, al igualitarismo económico, y cuando un igualitarismo determinado, se fortalece, se extiende a otros órdenes de cosas, y así fue que llegaron a convertirse en partidarios de una extrema izquierda que resultó en la aparición de los grupos guerrilleros que a fines de los años sesenta, se conformaron;… A este respecto hay que decir que dichas agrupaciones, cuyos miembros se autoperciben: “igualitaristas”, al ir ganando importancia, al ir creciendo, fueron creando jerarquías que los terminaron asemejando a sus contrapartes derechistas; esto es inevitable, por todas las distintas cosas, retroalimentarse, es por eso que, de la izquierda viene la derecha y de la derecha, la izquierda, de ahí que si quieren saber cómo van a ser los derechistas del mañana, deban prestarle atención a los izquierdistas del hoy, y si quieren saber cómo van a ser los izquierdistas del mañana, deban prestarle atención, a los derechistas del hoy.
   Tras varios segundos de silencio, un alumno preguntó:
   -¿Y cómo se sale de ese círculo vicioso?
   En ese momento sonó la campana que anunciaba el final de la jornada escolar, entonces el aula empezó a deshacerse, el profesor dejó de ser el profesor, y volvió a ser el hombre del año 4016; ese hombre se vio de pronto, caminando solo por una senda que lo condujo a una playa, una noche de clima moderadamente frío; tras ver frente a sí, al mar, se acercó a su orilla y por la misma, caminó durante un buen rato, mientras la enorme positividad que en el exterior, sintió, se infiltraba en su interior; al mirar al agua que, por debajo y alrededor de su calzado, corría, se vio reflejado y advirtió que su rostro no era el que en el año 4016, tenía; alrededor de su cabeza llevaba una vincha que, al ser por él percibida en el reflejo, tocó con sus manos para comprobar que la imagen que veía, correspondía a su persona, y así era.
   Al hombre, el lugar le resultaba conocido, si bien en el mismo, no recordaba haber estado; a lo lejos vio a una mujer sentada sobre una lona; hacia ella caminó y al verlo, ella (que se llamaba María Clara), muy emocionada, se levantó, sonriéndole se le fue encima, lo besó, lo abrazó y le habló, y a ese idioma en que le habló (el castellano), él, perfectamente lo entendió.
   El profundo beso de lengua que María Clara le dio, al hombre lo estremeció (como todo otro contacto que entre ambos, hubo) y lo hizo sentir que lejos de ser la mujer frente a él, una extraña, era alguien con quien tenía una historia muy larga (y no se equivocaba), por lo que ese encuentro, si bien, por un lado era sentido por él, como si fuera el primero, por otro, era por él sentido como un reencuentro.
   La joven le pidió al hombre que se bajara el pantalón y, tras él bajárselo (como así también, la ropa interior), le practicó sexo oral durante algunos minutos; habiendo ya tragado una buena cantidad de semen, ella se sacó el pantalón corto que llevaba, seguidamente, la bombacha, para después acostarse sobre la arena y abrir las piernas en señal de invitación (que él aceptó) a amarla con la lengua; tras un buen rato del hombre deleitarse con el flujo vaginal de María Clara, ella puso su pierna derecha sobre el hombro izquierdo de su amante, y le pidió que la penetrara; él, así lo hizo; en distintas posiciones se dio la unión entre ellos, mientras repetidamente se decían: “Te amo”; tras el amador de la mujer, eyacular dentro de su cuerpo, ambos permanecieron varios minutos abrazados, acostados sobre la arena.
   En cierto momento, la mujer se levantó, se puso la ropa que se había sacado, agarró de una mano al hombre (cuyo cuerpo había vuelto a ser el que era, en el año 4016, sin embargo, María Clara, que sin dudas lo había advertido, lo siguió tratando como si fuera la misma persona) y lo condujo hasta un lugar en el que había un baúl del cual, sacó varios libros que le entregó; él los reconoció por haberlos ya visto en el baúl que había encontrado el día anterior, en el patio de su casa; ella le dijo que no debía entregárselos al consejo de sabios, sino guardarlos, ya que su contenido sería para él, muy pronto, comprensible; al abrir uno de ellos y tratar de descifrar el significado de sus palabras, advirtió que podía entender sin dificultad, el idioma castellano en que estaba escrito, entonces se despertó, se levantó, y de inmediato fue hasta el baúl en el que estaba el libro cuyo idioma, en su sueño, había podido comprender; el mismo se llamaba: “¡Viva tu muerte, facho!”, y había sido escrito por un tal Martín Rabezzana, así como otros, que en el baúl, había; esos libros, publicados originalmente en formato digital, en algún momento, alguien había decidido publicarlos en papel.
   El hombre no pudo entender la totalidad de las palabras presentes en el libro, salvo en el caso de uno de sus cuentos, llamado: “4016 // María Clara: guerrillera y amadora ”, en el cual, encontraría al profesor Facundo Andrade (¿él, en una vida anterior?) y por supuesto, también a María Clara, personaje cuyo creador (Martín Rabezzana) era… (¿él, en una vida anterior?).
   De inmediato emprendió la lectura de “4016…”, cuento que, una gran conmoción, le causó, ya que en el mismo, se contaba lo que él había visto en sueños a través de sus ojos (y otras cosas más); tras leer dicho escrito, las palabras de los demás textos, se volvieron para él, totalmente comprensibles, por lo que de inmediato emprendió la lectura de los demás cuentos de ese libro, y tras concluirlo, siguió con las demás obras de Martín Rabezzana, mientras alternaba esa lectura, con la de obras de otros autores, volviéndose el hombre así, sin haberlo buscado, alguien fundamental en la construcción de la memoria histórica a la que se sumarían otras personas que de tiempos pasados, no mucho tiempo después, llegarían, y tendrían en él, a alguien capaz de entender lo por ellos, contado.
   Con María Clara, el hombre de los años 4000, se volvería a encontrar en su vida en curso (y también, en las siguientes), durante el sueño y durante la vigilia; en sueños, ella tendría la forma material correspondiente a María Clara Tauber, y él, la de su creador, y en la vigilia, ambos tendrían formas correspondientes a las personas que serán, en los años 4000.

   No hay memoria que no se pueda perder, ni memoria perdida que no se pueda recuperar.

Benditos pajaritos (cuento) - Martín Rabezzana

(El siguiente cuento es una continuación de otro llamado: “Revolucionarios americanos del futuro”, publicado en mi libro: “Ni olvido ni perdón. REVANCHA” -que es a su vez, una continuación del cuento: “Hermanos alados”, publicado en mi libro: “Llamamiento a la violencia”-; hay además, en la siguiente historia, una continuación del personaje llamado: Victoria Sáez Carrera, que aparece por primera vez en: “Vanguardia antipsiquiátrica”, texto publicado en mi libro: “Fanatismo que todo destruye y todo construye”).

-Palabras: 1.768-



2033.

   La mujer dijo:
   -No fue por maldad que la psiquiatrizaron, sino por ignorancia; la mayoría no tiene ni idea de qué se trata realmente la psiquiatría.
   Su interlocutor dijo:
   -No estoy en absoluto de acuerdo;… La inmensa mayoría de las personas, sabe perfectamente que la psiquiatría es, no sólo nociva, sino hasta siniestra, aunque mucha información a este respecto, no tenga, pero de modo inconsciente, instintivo, lo sabe; la prueba de esto está en que, ante cualquier discusión mínimamente airada entre dos partes, es absolutamente COMÚN que recíprocamente se acusen de “estar mal de la cabeza”, que se digan cosas de tipo: “Tenés que ver a un psiquiatra”, “Tenés que estar medicado”, “A vos te tienen que internar”, etcétera… El hecho de que en momentos de odio, las personas se digan cosas así, da cuenta de que perfectamente saben que la psiquiatría NO ES BUENA, sino MALA, ya que NADIE le desea algo bueno a alguien a quien odia;... a alguien a quien uno odia, lo que le desea, es la muerte, o, por el contrario, le desea una larga y dolorosa vida. Le desea la invalidez. Le desea que viva para ver morir a sus hijos, y otra cosa que uno comúnmente le desea a alguien a quien odia, es la psiquiatrización, en cambio, a alguien a quien uno aprecia, a quien uno respeta, a quien uno quiere, lo que le desea, es que NUNCA JAMÁS, le pase NADA de eso.
   Tras varios segundos de silencio, la mujer dijo:
   -Entonces… habría que ir también contra los padres de Lucila…
   El joven dijo:
   -No… ellos ya se arrepintieron de lo que le hicieron a su hija;… distinto sería, si lo reivindicaran, pero no es el caso.
   Esta conversación se dio en la camioneta en la que viajaban varios integrantes de la agrupación armada: “Defensores de América”, tras haberle dado muerte a cinco terroristas de estado (un psiquiatra, una asistente social, un “acompañante terapéutico” -que era también psicólogo- y una terapista ocupacional) que habían intervenido en la destrucción física y psíquica de una chica llamada Lucila.

Semanas después

   Por los hechos ya referidos, tres de los nueve defensores americanos que habían participado de los mismos, fueron detenidos por las autoridades.
   En las inmediaciones de los Tribunales Federales de La Plata, en donde serían juzgados, la abogada Victoria Sáez Carrera, que había asumido la representación legal de los defensores americanos y pertenecía a la ONG: “Alianza Contra la Coerción Psiquiátrica y Psicológica”, se dispuso a responder a las preguntas de ese grupo humano servil a las autoridades, que es el periodístico, que, por su propia naturaleza repudiable, defiende a la psiquiatría (así como también defiende a tantas otras cosas indefendibles).
   A Sáez Carrera (que en 2031, junto al Ministerio Público Fiscal, había abogado exitosamente por la condena de la directora de un manicomio por delitos de lesa humanidad, habiendo ella actuado según el protocolo psiquiátrico vigente, constituyendo tal caso, un hito judicial mundial, que, lamentablemente, en los años siguientes no había podido ser replicado), uno de dichos voceros del poder concentrado, le preguntó:
   -¿Considera usted que sus defendidos, son exculpables?
   Ella respondió:
   -A nivel legal, no, sin embargo, es necesario contextualizar para que se entienda por qué hicieron lo que hicieron: el accionar del estado, que de la psiquiatría se sirve para privar de la libertad a las personas y torturarlas con drogadicción y más cosas, sin necesidad de que hayan cometido delitos ni de que hayan sido siquiera acusadas de haberlos cometido (y todo esto, SIN DEBIDOS PROCESOS previos), es claramente violatorio de derechos humanos internacionalmente reconocidos, de ahí que las poblaciones cuyos derechos son por el estado, permanentemente vulnerados, estén en permanente posición defensiva frente al mismo y tengan derecho a actuar ante la agresión, devolviéndola al sector del cual, la misma procede, y esto es lo que han hecho mis defendidos: han usado la violencia, sí, pero a la misma, no la iniciaron, ya que respondieron a una violencia institucional, previa, no obstante, admito que, por las circunstancias en que la usaron, ningún tribunal los va a absolver, sin embargo, a la hora de los magistrados, imponerles una pena, deberán tener en cuenta los motivos por los cuales, mis defendidos, actuaron con violencia; esos motivos, que son mayormente los que acabo de exponer, deberán constituir atenuantes.
   Otro periodista le dijo:
   -Aun si fuera verdad lo que usted dice en contra de los psiquiatras, que llevaría a una atenuación de las penas para sus clientes... ellos mataron solamente a un psiquiatra, sus otras víctimas fueron una asistente social, un acompañante terapéutico y una terapista ocupacional.
   Sáez Carrera, prontamente respondió:
   -Todos ellos responden a un poder superior, parajudicial, que es el psiquiátrico, de ahí que, por ser parte de la misma empresa que los psiquiatras, sean sus partícipes necesarios y tengan la misma responsabilidad y culpa, que estos últimos.
   -¿También a los psicólogos, mete en la misma bolsa?
   -Por supuesto; los psicólogos son los principales cómplices de los secuestradores, torturadores y envenenadores, autoproclamados: psiquiatras.
   Una periodista le dijo:
   -Si usted considera que la psiquiatría es nociva, entre otras cosas, por considerar a los psicofármacos, malos para la salud, ¿por qué no está entonces a favor de la psicoterapia? Ya que asumo que no lo está, siquiera en el caso de alguien que ha pasado por un hecho traumático.
   -Porque la psicoterapia es la antesala de la psiquiatría, y la psiquiatría es tragedia, tortura, e instrumento de aplicación del derecho penal de autor, por lo cual, si la idea es que alguien que ha pasado por algo muy negativo, mejore en lo anímico, lo más recomendable es que NO VAYA AL PSICÓLOGO.
   Otro periodista le dijo:
   -Si usted tiene un mal concepto de la psiquiatría, y considera que los psicólogos son cómplices de los psiquiatras, ¿por qué en vez de oponerse a las psicoterapias, no aboga por su separación de la psiquiatría?
   -Porque a una y otra disciplina, las considero indivisibles; en teoría, la psicología y la psiquiatría, son disciplinas opuestas e incompatibles, pero en la práctica, los psicólogos “trabajan” en colaboración con los psiquiatras, y a ellos, permanentemente les entregan víctimas (y quien no lo hace, es una excepción), es por eso que el oponerse al accionar psiquiátrico y en paralelo, reivindicar (o tolerar) el de los psicólogos (cosa que entre los militantes de la antipsiquiatría, ha sido de lo más común), constituye un gravísimo error;... siendo la psiquiatría, una evolución natural de la psicoterapia, lo que corresponde es defender a ambas disciplinas u oponerse a ambas, por igual; yo, a ambas me opongo, y es IMPORTANTÍSIMO que la ciudadanía se involucre en este tema, porque, a diferencia de lo que la mayoría cree, y esto es, que hay que estar loco para ser coercitivamente psiquiatrizado, no existe forma de ser, de pensar ni de sentir, que no sea considerada por los psiquiatras como patológica, y así lo consideran, sin necesidad de presentar evidencias clínicas de que en las personas a las que clasifican como enfermas, existan malos funcionamientos orgánicos, y esto último es lo que se requiere en las ciencias médicas verdaderas, para clasificar a alguien como “enfermo”, de ahí que la psiquiatría (que es la ultraderecha de la medicina) constituya una amenaza permanente para literalmente TODO EL MUNDO... La mayoría debería ser consciente de que la suspensión de derechos a una persona, sólo puede realizarse de modo legal, tras la comisión de algún delito (o de presunción fundada de comisión de delito), por parte de ella; si tal comisión, no se da, ni tampoco hay presunción fundada de ella, y, no obstante, a una persona, el estado le suspende derechos (derecho a la libertad, derecho a disponer del propio cuerpo, lo cual implica, el derecho a elegir si drogarse o no), la misma se encuentra en calidad de SECUESTRADA y TORTURADA, y como el estado, a través de la psiquiatría viola PERMANENTEMENTE derechos y garantías constitucionales, no hay fundamento alguno para decir que el “estado de derecho”, en Argentina ni en el resto de América y del mundo, sea algo en aplicación.
   Otro periodista le dijo:
   -Pero usted, que descalifica el carácter científico de la psiquiatría, no es médica como para juzgar si el accionar psiquiátrico, es válido o no.
   A lo que la abogada respondió:
   -Esto que usted dijo, al tratar esta cuestión, me lo dicen permanentemente, y yo respondo diciendo lo siguiente: tras terminada la última dictadura militar, se inició un juicio en contra de la cúpula de dicha institución; los militares pretendían ser juzgados por tribunales militares, lo cual, el presidente consideró válido, pero finalmente no se hizo, y… ¿por qué? Porque rápidamente quedó claro que los tribunales militares NO QUERÍAN JUZGAR A MIEMBROS DE SU PROPIA INSTITUCIÓN., y de haberlo hecho, de antemano se sabía que los habrían sobreseído, de ahí la necesidad de que fueran juzgados por un tribunal civil, que fue el que finalmente los juzgó y condenó; yo le pregunto: ¿usted considera que fue correcto, que a los militares, no los hayan juzgado, militares? Y si la respuesta es sí, le pido que explique por qué.
   -Sí; me parece correcto, porque ellos no habrían podido ser imparciales al juzgar a miembros de su propia institución.
   -¡Exactamente! Y si usted entiende que a los militares no los deben juzgar militares, que a los policías, no los deben juzgar policías, porque en tales casos, se daría un problema de parcialidad, IRRESOLUBLE, ¿por qué no entiende que, por el mismo motivo, a los médicos NO LOS DEBEN JUZGAR MÉDICOS?
   El periodista no respondió, otro periodista le dijo:
   -Entonces usted considera que…
   En ese momento, entre los transeúntes se dio un temor y una sorpresa, totales, que rápidamente alcanzaron a la doctora Sáez Carrera y a los periodistas, llevándolos a interrumpir la entrevista; el estupor general, fue provocado por el sobrevuelo de tres gorriones gigantes que, en dirección a la alcaidía de la que estaban por ser sacados los tres defensores americanos detenidos, se dirigían.
   Las cámaras lograron filmar a dichos plumíferos cuya existencia, los expertos en zoología, consideraron imposible, como así también, consideraron imposible, todas las personas que en el lugar del hecho, estaban, a lo ocurrido instantes después; lo ocurrido fue lo siguiente: en circunstancias en que los defensores americanos eran sacados de la alcaidía para ser subidos a un camión que los transportaría hasta el juzgado en el que se les tomaría declaración indagatoria, los gorriones, con sus patas, los tomaron de los hombros y, volando velozmente, se fueron del lugar.
   El proceso judicial que en contra de los imputados, estaba por sobrevenir, quedó por esto, indefinidamente suspendido.

sábado, 4 de enero de 2025

María Clara y compañía: ¡Qué fantástica fantástica esta fiesta! (cuento) (capítulo 19) - Martín Rabezzana

-Palabras: 2.364-
Sábado 6 de marzo de 1976.

   La argentina María Clara, la uruguaya Daniela y el chileno Salazar, en una casa operativa situada en la ciudad bonaerense de Banfield, compartían mate, en la previa a una nueva operación.
    Daniela le preguntó a Salazar:
   -¿Cómo llegaste a Montoneros, Sala’?
   -Uuuuhhh… es una larga historia; resumiendo: en los 60, milité en diversas organizaciones de izquierda, sin considerar siquiera, a la vía armada, pero ocurrió que un querido amigo y compañero de militancia, fue muerto por la represión de los carabineros, y muchos otros, aunque no fueran asesinados, eran habitualmente detenidos ilegalmente, golpeados y torturados; esto me llevó a ingresar al MIR, en pos de poder empoderarme y no sentirme indefenso ante los represores del estado… al MIR me sumé, sin estar en absoluto convencido de lo que políticamente, proponía;… nadie podía estarlo, porque había demasiados enfrentamientos internos; todo era muy confuso a nivel ideológico.
   María Clara dijo:
   -Es más o menos lo mismo que le pasó a muchos de nosotros… 
   Daniela asintió en silencio, después dijo:
   -Sin embargo… la historia nos va a pintar como idealistas políticos convencidos, que agarraron las armas para imponer un nuevo orden social.
   Salazar dijo:
   -Seguramente… y en realidad, de lo único que estamos convencidos, es de que nuestra derrota es inevitable e inminente, así como nuestras muertes… si no lo creyéramos así, no actuaríamos del modo temerario en que lo hacemos… ¿o sí?… En fin; la cuestión es que, tras llegar Allende al poder, dejé las armas, pero en el ‘73, fue derrocado, y pasamos así, los militantes de izquierda, a ser perseguidos;… en diciembre de ese año, varios compañeros empezaron a desaparecer, fue entonces que decidí cruzar la frontera, y lo hice con lo puesto; por suerte, una vez acá, me encontré con militantes argentinos de izquierda revolucionaria, que sabían que muchos chilenos llegábamos al país, buscando refugio, y nos prestaron ayuda; a mí me dieron alojamiento y me ayudaron a conseguir trabajo en una fábrica; en la misma, conocí a otros chilenos que estaban en mi misma situación; de uno de ellos, que se llamaba Jonás, me hice muy amigo, pero sucedió que, ya en el 74, otros compañeros chilenos, fueron detenidos ilegalmente por la policía, y uno de ellos, que había ingresado al país con documentos falsos, tras ser liberado, estando visiblemente muy malogrado, me dijo que había sido Jonás el que lo había entregado;… Jonás era un impostor.
   -¿No era chileno? -preguntó Daniela.
   -Sí, era chileno, eso era verdad, lo que no era cierto, es que fuera un socialista perseguido por los militares, y eso era lo que decía ser; el tipo era fascista y colaboraba con la policía informándole sobre chilenos de izquierda, residentes en Mendoza… era uno de los muchos derechistas que había llegado al país, tras Allende ganar las elecciones; cuando lo supe, conseguí un arma y lo fui a buscar.
   -¿Y lo mataste? -preguntó María Clara.
   -Sí… después, sabiendo que la persecución continuaría también de este lado de la cordillera, me puse en contacto con militantes revolucionarios, y así fue que ingresé a Montoneros.
   En ese momento, los otros seis montoneros que en la casa se alojaban, ingresaron a la habitación; uno de ellos, dijo:
   -Ya es la hora.
   María Clara terminó el mate que estaba tomando, y dijo:
   -Vamos.
   Seguidamente, divididos en dos vehículos, los combatientes fueron rumbo a la vecina ciudad de Lomas de Zamora, en donde tendría lugar la operación que esa noche, ejecutarían; en otros vehículos, partiendo desde otro punto de Buenos Aires, otros guerrilleros, a ellos se sumarían.

El por qué de la operación guerrillera

   Si bien los militantes de la izquierda revolucionaria, en aquellos años ‘70, poco sabían de antipsiquiatría, algunas sospechas tenían respecto al verdadero fin de la disciplina psiquiátrica; la misma había empezado a ser expuesta en su verdadera finalidad, en publicaciones de Montoneros como la revista: “El Descamisado”, en la que se hacía el paralelismo entre los manicomios y los campos de concentración; esta comparación, que llena de indignación a los “profesionales de la salud mental”, es en realidad, totalmente lógica, ya que en los manicomios, se priva de la libertad a las personas, sin necesidad de que hayan cometido delitos ni de que haya sospecha fundada de que los hayan cometido, dando cuenta esto, de que la psiquiatría es un biopoder cuyo objetivo es castigar a quienes se apartan de la normativa moral, estando constituido dicho apartamiento, por una forma de pensar, de sentir o de ser, que en el ámbito en el que una persona, se desenvuelva (familiar, laboral, u otro), no sea considerada aceptable, es entonces que se llama a los “profesionales” para que intervengan; en una primera instancia, el “profesional” suele ser un psicólogo, que responde a un poder superior, que es el psiquiátrico, y al mismo, le entrega víctimas; una vez que se da la intervención psiquiátrica, los derechos de la persona intervenida, pueden ser totalmente suspendidos, contraviniéndose así, a las disposiciones legales que dictan que sólo tras la comisión de un delito, o habiendo sospecha fundada de comisión de delito, una persona puede ser legítimamente privada de su libertad; para contravenir a tal postulado básico de los falazmente llamados: “estados de derecho”, hace falta una justificación, y en tiempos cientificistas, la misma no podía no proceder de técnicos en “ciencias”.
   El mayor genocida de la historia argentina, Jorge Rafael Videla, mucho antes de la dictadura que lo tuvo por presidente de facto, se sirvió de la psiquiatría para deshacerse de su hijo con retraso intelectual, ya que por su condición, lo metió en un neuropsiquiátrico, y esto, tan terrible, INJUSTIFICABLE y HABITUAL (ya que el mencionado, muy lejos está de haber sido un caso de excepción), aún hoy (año 2025), es legal en todo el mundo. 
   Tras ser metido al manicomio, del hijo del nefasto Jorge Rafael, nunca volvió a saberse nada. DESAPARECIÓ, y de estos desaparecidos, casi nadie habla, y no sólo eso, sino que incluso, de modo absolutamente repudiable, los mismos militantes de derechos humanos, que condenan a la represión de las instituciones armadas del estado, perpetrada durante gobiernos de facto y también de iure, reivindican a la violación masiva de derechos a las personas que, a través de la psiquiatría, se realiza, ya que no sólo, sus integrantes (con honrosas excepciones) no se oponen a la coerción psiquiátrica, sino que incluso, a la misma contribuyen al prestarle “ayuda” a las víctimas que a sus sedes, se acercan, consistente en la provisión sin cargo, de tratamiento psicológico, y los psicólogos… ¿qué es lo que hacen? Entregan gente a la picana farmacológica psiquiátrica… Es terrible decirlo, pero es la realidad: los organismos de derechos humanos, en su inmensa mayoría, colaboran con la violación de los mismos derechos que supuestamente, están para defender.
   A los represores del estado que se disfrazan de “profesionales de la salud” (y con la impunidad que dichos disfraces les confieren, sin ninguna piedad, picanean farmacológica y eléctricamente a sus víctimas, y en aquel tiempo, además de hacer eso, aplicaban shocks insulínicos, que inducían a las personas al coma, con el supuesto objetivo de calmarlas), hasta el momento, nadie los había castigado; dicha impunidad (que jamás debería haber existido), en algún momento, debía concluir; así lo consideraron varios montoneros que organizaron la operación que será a continuación, contada.

Noche de fiesta

   En la calle Mariano Boedo al 565 (aproximadamente), de la ciudad bonaerense de Lomas de Zamora, en donde actualmente hay un edificio de departamentos, en el año '76, había un restaurante; en el mismo, un grupo de psiquiatras y psicólogos, realizaba esa noche, una fiesta de despedida a uno de sus colegas de terrorismo de estado, que, por los “excelentes servicios realizados en el área de la salud”, había sido becado para especializarse aún más, en la imposición de torturas físicas y psíquicas, en alguno de esos países extremadamente destructivos, comúnmente llamados: “desarrollados”, en los que el biopoder hecho pasar por ciencia médica (y adoctrinado como tal a la población, por el grueso de esa porquería humana llamada: “periodistas”), tiene sedes.
   Del restaurante (que era bastante importante) eran dueños dos psiquiatras y un psicólogo, en la fiesta, presentes; estos tres personajes, con mucho “sacrificio” en el “trabajo” durante largos años en la violación de derechos humanos en el ámbito manicomial, habían podido unir el capital suficiente como para poder comprar el año anterior, dicho negocio.
   El área de inteligencia de Montoneros, estaba al tanto de que la mencionada fiesta, se realizaría, y fue así que se dispuso que a la misma, fuera enviada una veintena de combatientes.

22:45 horas; llegada de los combatientes

   María Clara, muy bien vestida, al igual que Salazar, que junto a ella, estaba, se acercó hasta la puerta del restaurante; una vez ahí, uno de los mozos, que creyó ver en los jóvenes a un matrimonio que llegaba buscando un lugar donde cenar, abrió la puerta y les dijo:
   -Nos van a tener que disculpar, pero hoy no abrimos al público; hay una fiesta privada.
   Entonces María Clara dijo:
   -Es usted el que nos va a tener que disculpar a nosotros, caballero.
   Entonces, tanto ella como Salazar, sacaron pistolas que, tras ser por el mozo, vistas, lo hicieron asustarse sobremanera; seguidamente, el combatiente chileno tomó al mozo de un brazo y junto a él, los guerrilleros se adentraron en el lugar en el que había unos 30 elementos (hombres y mujeres) del terrorismo estatal, médico y psicológico.
   Por la cocina del restaurante, ingresaron nueve montoneros, dos integrantes del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y un militante del OCPO (Organización Comunista Poder Obrero) (estos últimos tres guerrilleros, se habían sumado a último momento, en reemplazo de tres montoneros que de la operación de esa noche, estaba previsto que participaran, pero que por haber recientemente “caído”, no podrían hacerlo). 
   Los combatientes portaban armas cortas y largas; al notar su presencia, los terroristas de estado, que, por ellos se vieron rodeados, se sobresaltaron.
   El grupo armado que acababa de ingresar, procedió a atarle las manos por detrás de la espalda a los empleados (que eran 7) y a taparles la boca con cintas adhesivas; una vez hecho esto, hasta un patio del mismo, se los condujo. En el salón principal, los guerrilleros le ordenaron a los psicólogos y psiquiatras, que se pusieran contra una pared (cuando supusieron lo que sobrevendría, muchos de ellos, llorando, imploraron piedad; esa misma piedad que ellos nunca le tuvieron a sus víctimas); mientras tanto, por un vecino de un negocio cercano, haber llamado a la policía tras ver que dos individuos armados, habían ingresado al restaurante en cuestión, un patrullero se acercó al lugar; sus dos ocupantes, rápidamente bajaron del vehículo y empuñaron sus armas reglamentarias, pero no llegaron a acercarse al frente del negocio porque ni bien descendieron, Daniela, que caminaba por la vereda de enfrente empujando un cochecito de bebé, del mismo sacó un fusil, y a cada uno de ellos le dio un buen balazo en el pecho, que de inmediato, a ambos hizo caer; seguidamente se les acercó y los remató con un disparo en la cabeza; tras esto ocurrir, el montonero que custodiaba la puerta de entrada, la abrió y cautelosamente se asomó, en un intento de saber qué había pasado, entonces la vio a Daniela que, con un puño en alto, le indicaba que la amenaza policial, había sido suprimida, entonces también él, levantó su puño mientras a sus compañeros les decía que la operación podía proseguir, y la misma prosiguió de la siguiente forma: Salazar, que empuñaba una pistola, se situó al lado de Leila, que empuñaba un revólver; Leila estaba al lado de Roberto, que empuñaba un fusil, Roberto estaba al lado de María Clara, que empuñaba una pistola, María Clara estaba al lado de Aldo, que empuñaba una escopeta, Aldo estaba al lado de Meche, que empuñaba un revólver, y a la derecha de Meche, había cinco guerrilleros (dos de Montoneros, dos del ERP y otro del OCPO, cuyos nombres, el autor de este texto, desconoce), empuñando armas cortas, unos, y largas, otros, y más a la derecha, se encontraba un montonero apodado Enrique, que dijo:
   -Preparen, apunten… ¡FUEGO!
   Entonces, tras haber dejado a sus armas en condiciones de disparar, los once guerrilleros que componían el pelotón de fusilamiento revolucionario, desataron una lluvia de balas sobre los psiquiatras y psicólogos, que, por supuesto, no dejó vivo a ninguno de ellos.  
   Seguidamente, quienes dispararon (junto a Enrique, que había dado la indicación de disparar), salieron del lugar, seguidos por el montonero que se había quedado custodiando a los empleados y al otro, que se había quedado frente a la puerta de entrada, vigilando que nadie se acercara.
   En la esquina de Boedo y Félix de Azara, una camioneta IKA Baqueano, manejada por un montonero, frenó, y a su caja subieron María Clara, Daniela, Aldo, Salazar y Leila; detrás de la misma, un Renault 12 (también conducido por un montonero), frenó, y al mismo subieron tres guerrilleros; los otros seis combatientes que habían participado de la operación en el restaurante, subieron a los techos (los mismos que habían usado para llegar hasta el restaurante) y los transitaron hasta llegar a la calle Laprida; en esa calle, bajaron; tres de ellos, abordaron un Torino (al cual, también subió, otro montonero, que en los alrededores se había quedado, haciendo de “campana”, así como lo había hecho Daniela), y los tres restantes, un Falcon. 
   Los cuatro vehículos en que los guerrilleros llegaron y se fueron, tenían conductores provistos de “walkie-talkies” a los que Daniela debía informar cuándo la operación hubiera concluido, y así lo hizo, como también les había avisado que no se preocuparan por los disparos que ella había efectuado, ya que la amenaza policial que la había llevado a abrir fuego, había sido neutralizada; todo esto, por supuesto, lo expresó en clave.
   La (gloriosa) operación, que dejó un saldo de unos treinta represores médico-psicológicos y dos policías, muertos, fue todo un éxito.

   Aun quienes no sean muy aficionados a los festejos (me incluyo), deberán admitir que, la de la noche en cuestión, ¡fue una fiesta de aquellas!… Ojalá hubiera muchas más así.