Él miro con
orgullo a la mujer a la que le había expresado lo que consideraba una gran
verdad; por ella conocerlo y haberlo escuchado hablar mal de otros seguido,
sabría que lo dicho era alusivo a sí mismo y que, por consiguiente, constituía
una autocrítica, la cual, de las dos formas de crítica existentes, parece ser
la única loable dado que criticar a otros es fácil y quien lo hace asiduamente
denota debilidad emocional y cobardía, pero la autocrítica da muestras de
coraje y voluntad de superarse.
El orgullo en su
expresión se debía a que lo que había dicho lo enaltecía y le permitía iniciar
un camino de evolución personal que no es posible iniciar de uno no admitir las
propias faltas.
Mientras él
habló y tras concluir lo dicho, la mujer mantuvo una expresión pensativa; su
mirada estaba perdida en la distancia como si lo por ella escuchado fuera tan
profundo que requería de un tiempo prolongado para ser asimilado intelectual y
emocionalmente, sin embargo, cuando él le preguntó:
-¿Qué te pareció
lo que dije?
Ella dijo:
-¿Qué?...
perdoname, estaba distraída; estaba viendo que la panadería de allá cambió de
nombre;… ¿qué me habías dicho?
-No importa… …bueno.
Me voy. Chau.
Ella se le
acercó para recibir un beso de despedida pero él se apartó para no dárselo y se
fue caminando rápido cosa que no se notara lo desairado que se sentía (igual se
notaba).
Ella mientras él
se iba le dijo:
-Chau, nos
vemos.
Habiéndose ya
alejado de ella casi una cuadra, él en voz baja dijo:
-¡Qué mina más
boluda!
MAGNÍFICO!!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias Jalil!
Eliminar