domingo, 26 de diciembre de 2021

¿Matar a Perón? (historia de las JAEP) - Martín Rabezzana

 
   Una joven que militaba en la Juventud Peronista Regionales, allá por principios de los años setenta del siglo veinte y que era muy aficionada al estudio de los insectos, llegó un día a una terrible conclusión que la haría replantearse todo aquello que hasta el momento había creído correcto; primero pensó en no contarle a nadie su parecer respecto al rumbo que estaba tomando no sólo la militancia política, sino también, la humanidad toda, pero en cierto momento no pudo más y decidió comunicárselo a sus compañeros.
   Un día, en la unidad básica en la que militaba, tras un largo preámbulo en que le advirtió a sus compañeros que lo que tenía para decirles podría revolucionar totalmente sus formas de pensar, dijo lo siguiente:
   -Todos los animales (y nosotros como humanos, somos parte de la animalia) pasan por diversas fases; hay clasificaciones zoológicas que dividen a las especies en base a sus niveles de sociabilidad, del siguiente modo: están los animales solitarios, los presociales, los subsociales, los parasociales, los comunales, los cuasisociales, los semisociales, y finalmente, cuando el grado de evolución en lo que hace a la sociabilidad llega al punto más alto, los animales son llamados: “eusociales”; en este nivel de mayor organización social, están las hormigas, que tienen una división de clases similar a la de los seres humanos. Es decir, hay hormigas obreras, hormigas recolectoras de alimentos, hormigas que hacen trabajos de limpieza, hormigas militares, hormigas que hacen trabajos de inteligencia en pos diseñar planes de ataque a diversos hormigueros para saquear y tomar esclavos, y hay hormigas de muchas más clases. Y si bien, como ya dije, todas ellas son eusociales, dentro de la eusociabilidad hay diversos grados, y las hormigas que llegan al grado más alto de todos, ¿saben cómo se llaman? –y miró a sus compañeros esperando respuesta; todos negaron saberla, entonces continuó: -“Guerreras”. También se las llama “hormigas legionarias” y “marabuntas”; estas hormigas son las más despiadadas de todas ya que son las que realizan las razias más feroces en las que saquean otros hormigueros y matan sin vacilar, e incluso cuando no tienen intención de realizar saqueos, matan por matar porque viven para destruir, y lo hacen a la mayor escala posible; las marabuntas no atacan solas, son justamente ellas las hormigas que atacan en mayor número a TODO lo que encuentran a su paso, y de sus raides inescrupulosos de destrucción, no sólo son víctimas otros insectos, sino también, seres humanos…
   Y tras algunos segundos de silencio, prosiguió: 
   -Todo indica que ningún ser eusocial tiene pensamientos propios, ya que son colectivos y proceden de su líder que, en el caso de las hormigas, es la reina, de ahí la obediencia ciega que ante ella, tienen, y cuando la reina muere, las hormigas, como despertándose de un trance hipnótico, recuperan su individualidad… Lamentablemente todo indica que nosotros, como especie, vamos camino a la eusociabilidad más alta, es decir: vamos camino a ser marabuntas…
   La chica volvió a hacer una pausa y suspiró profundamente; después dijo:
   -Compañeros: la fase de la eusociabilidad más alta, está para TODA LA HUMANIDAD, muy próxima, y es similar a la “insectificación” que el propio Perón denostó al referirse a las comunidades “marxistas” por no haber en ellas lugar para la individualidad; paradójicamente, yo veo que en nuestro movimiento que busca la liberación nacional, nos estamos “insectificando” al haberle entregado nuestra voluntad a un líder;… Perón es nuestra “hormiga reina” por cuya adoración no podemos ser nosotros mismos, y la adoración a Perón, como la adoración a cualquier líder, nos conduce inevitablemente a la “marabuntez”, por lo que para lograr una verdadera liberación nacional, primero debe haber liberación individual, lo cual implica que debamos dejar de seguir a nuestro líder y empezar a organizarnos sin él.
   Todos los integrantes de la unidad básica que habían escuchado el discurso de la chica respetuosamente y en silencio, trataron de contener la risa (no todos lo lograron), y tras pasar algunos segundos, cambiando de tema, uno de ellos dijo:
   -Bueno… ¿comemos algo?
   -Dale, tengo un hammbree –dijo otro, y los demás dijeron cosas parecidas.
   La chica, totalmente desanimada por no haber logrado ser tomada en serio por nadie, se fue en absoluto silencio.
   Varias semanas después de su intento fallido de convencimiento a sus compañeros, la chica se dirigió a otra unidad básica y de nuevo fueron sus conceptos, desestimados, pero no se rindió, ya que inmediatamente se dirigió con su prédica a otra unidad básica de la Jotapé, y después a otra, y a otra, y a otra, y en todas ellas le pasó lo mismo, hasta que finalmente en una de ellas, una joven consideró válido lo que había escuchado y decidió seguirla y colaborar en la difusión de sus ideas, por lo que con ella fue hasta otra unidad básica en la cual varios jóvenes escucharon y aceptaron la validez de las ideas en cuestión, y también decidieron sumarse a su propagación, y fue que en cuestión de 3 semanas, eran unos 100 los jóvenes que estaban persuadidos de que había que liberarse de la fe ciega en un líder, ya que eso hacía de ellos, “hormigas” sin voluntad propia que en cualquier momento volveríanse “marabuntas”, y por ellos oponerse a llegar a tal grado de destructibilidad, denominaron a la agrupación que conformaron: “JAEP” (Juventudes Argentinas para la Emancipación Personal).
   Habiendo ya logrado un nivel de adhesión importante a sus ideas, la chica le dijo a su grupo:
   -Hay una cosa que no les dije antes porque posiblemente habría corrido peligro mi vida de haberlo hecho sin asegurarme previamente de que entendían y compartían mi modo de pensar; ahora que sé que así es, se las digo: las hormigas, como ya les dije, recuperan su individualidad cuando la reina muere, y esto ocurre por causa de enfermedad, causas naturales, accidente o ataque de hormigas de hormigueros enemigos, ya que las de su propio hormiguero no la pueden matar; nosotros, que no estamos en su nivel de eusociabilidad, pero que vamos como especie camino a estarlo, sí podemos matar a nuestra “reina”, “rey”, “líder”, o como lo quieran llamar, y es eso justamente lo que tenemos que hacer para liberarnos y emprender un camino exento de ataduras psíquicas que nos permita ser verdaderamente libres.
   Un joven había entendido lo que eso significaba, sin embargo, para asegurarse del todo de que lo que había creído entender, era correcto, le preguntó:
   -Lo que decís es que tenemos que…
   Entonces se calló y la chica le respondió:
   -Sí sí; tenemos que matar a Perón.
   Todos los militantes de las JAEP estuvieron de acuerdo con el plan de matar al entonces presidente, por lo cual iniciaron un trabajo de inteligencia que duró varias semanas, y cuando creyeron encontrar el momento justo para lograr su objetivo, unos 25 jóvenes provistos de armas de fuego, abordaron un colectivo que habían alquilado con la intención de dirigirse hasta cierto lugar en el que Perón daría una conferencia; allí intentarían poner en práctica su plan, pero ocurrió que, tras bajar del vehículo y empezar a caminar atravesando una plaza, la chica se adelantó a todos y fue así que todos los militantes pudieron verla al mismo tiempo, y lo que vieron en ella fue algo que nunca antes ninguno de ellos había visto: sobre su cabeza se podía vislumbrar una especie de corona que, si bien era translúcida, era claramente una corona Real; después vieron aparecer un ala en su espalda; después, otra, y finalmente, cuando se dio vuelta para mirar a sus compañeros y alentarlos en su acción por realizar, todos pudieron ver durante unos diez segundos, a un rostro que ya no era de mujer, sino de hormiga; pasados esos instantes, su rostro volvió a ser el de antes y sus alas y corona de reina, se desvanecieron; los integrantes de las JAEP se miraron entre ellos extrañados pero totalmente seguros de qué era lo que debían hacer, por lo que primero se detuvieron y permanecieron inmóviles unos segundos, y cuando la chica les preguntó por qué se detenían, lenta y ominosamente, se le acercaron, ante lo cual, ella, muy asustada, empezó a retroceder y les dijo:
   -¿Qué les pasa muchachos?... Vamos… ¡No jodan, che!
   Pero ninguno respondió; después todos sacaron sus armas y la apuntaron; ella dijo:
   -¡No, compañeros! ¡Por favor!.... ¡No, no….! ¡NNNOOOOOOO!
   Los gritos de la chica se acallaron rápidamente dado que sus compañeros, ahí nomás la ultimaron, tras lo cual, inmediatamente despertaron como de un trance hipnótico; segundos después, dejaron caer sus armas al piso y se dispersaron.

   Si bien podría decirse que los militantes de las JAEP traicionaron a su “reina”, dado que ella misma les había dicho que matar al líder era necesario para lograr autonomía personal y evitar así convertirse en “marabuntas” destructoras, también podría decirse que fueron leales a ella, ya que, al matarla, siguieron sus directivas.
 
   La lealtad y la traición, a veces son indistinguibles.

sábado, 18 de diciembre de 2021

Latigazos de acero (días de escisiones en el Movimiento Nacionalista Tacuara) (cuento) - Martín Rabezzana


Imagen de Wikipedia
Imagen tomada de Wikipedia

   Cierto día de octubre de algún año del primer lustro de la década de 1960, un grupo constituido por más o menos treinta jóvenes de extrema derecha se dirigía a un lugar céntrico con la intención de conmemorar allí la llegada a América de cierto personaje infame; todos ellos eran totalmente conscientes de que la conmemoración celebratoria que pensaban realizar, difícilmente estaría exenta de controversias que llevarían a que la prensa los criticara, los denostara y los condenara, pero nada más; “¿Qué otra cosa podría pasar?”, pensaron, y pensaron mal, ya que otra cosa por ellos imprevista pero prevista por otros, estaba por acontecer.
  Cuando los ya mencionados jóvenes se acercaban a la plaza pública en la que realizarían su celebración, otro grupo constituido por decenas de muchachos provistos de cadenas, se le acercó por detrás y empezó a azotarlos impiadosamente; el grupo agresor no escatimó en latigazos de acero ni en golpes de puño que rápidamente llevaron a los jóvenes colonialistas a caer desangrantes al piso y tratar de huir, pero fue tal la paliza que recibieron, que cuando con mucha dificultad lograban levantarse con la intención de correr lejos del lugar, más cadenazos y golpes los hacían volver a caer; esta escena cruenta duró más o menos dos minutos, tras los cuales algunos policías se acercaron resultando esto en que los agresores emprendieran una rápida y exitosa huida.
   Este episodio de alta agresión contra grupos de extrema derecha, fue tan sólo uno de muchos otros que tendrían lugar en meses posteriores y cuyos protagonistas serían en varios casos, los mismos.
   Este tipo de escenas, en tiempos de la llamada “resistencia peronista”, eran moneda corriente en el país; nada sorprendente había entonces en estos hechos, lo que sí habría sido extraño e incomprensible para los espectadores de este suceso, es el conocimiento de que los agresores de los “nacionalistas” reivindicadores de Colón, pertenecían también a una organización nacionalista que, si bien variaba en alguna palabra de su título al del grupo al cual los otros jóvenes pertenecían, tanto una como otra llevaba por nombre común el de “Tacuara”.
   Visto desde fuera, todo grupo humano parece conformar un “bloque homogéneo”, pero basta con acercarse un poco al mismo para advertir que las diferencias entre sus integrantes (sean reales o imaginarias) generan entre ellos mismos, enormes resentimientos que inevitablemente los lleva a sentir que no son en absoluto parte del mismo grupo, pero como ya dije, el que mira la cosa desde fuera no lo advierte, de ahí que para la gente en general, los tacuaras fueran clasificables lisa y llanamente como: “fachos”, sin embargo, si bien este título no es incorrecto, es válido para definir a muchos de sus miembros, pero no a todos, dado que la diversidad de pensamiento que se suscitó dentro de la mencionada agrupación, era extrema, ya que el nacionalismo primigenio sin adjetivos que había llevado a la conformación de Tacuara, cuya base era la reivindicación del ya derrocado Perón, había rápidamente derivado en un nacionalismo de derecha que no tuvo una, sino varias vertientes que generaron la atención de otros nacionalistas que se integraron a la agrupación, dándose cuenta una vez en la misma de que lo suyo era, ciertamente, el nacionalismo, pero no el de derecha, sino el de izquierda, de ahí las múltiples escisiones ocurridas en Tacuara que resulta en que la clasificación repetida hasta el cansancio en: “grupo de extrema derecha”, al aludir al mismo constituya, no un error, pero sí una inexactitud producto de una visión simplista y reduccionista.
 
Primera escisión de cierto año
Imagen del sitio:
El Topo Blindado

 

   Semanas antes del hecho recién contado, varias decenas de miembros de Tacuara se habían reunido y lo siguiente fue dicho por uno de sus integrantes más prominentes:
   -Compañeros… lo que personas pertenecientes a nuestra organización le hicieron a esa chica (1) fue, además de cobarde, totalmente incompatible con cualquier fin nacionalista argentino, lo cual nos lleva a tener que replantearnos seriamente la cuestión de la ideología religiosa y su admisión o expulsión de nuestro grupo;… …Tacuara, esta noble agrupación que consideramos semilla de una Argentina revitalizada, está infestada de judeofóbicos que nos quieren hacer creer, entre otras cosas, que los judíos no pueden ser argentinos, y muchos de nosotros hemos repetido sus frases trilladas en contra de ellos sin siquiera dudar de su veracidad, pero ya es hora de que empecemos a hacerlo… …Salvo que me demuestren que Jesucristo nació en la Argentina, para mí, el cristianismo es tan ajeno al ser nacional como el judaísmo, por lo cual, si consideramos que el judaísmo no tiene cabida en el nacionalismo local, tampoco debería tenerlo el cristianismo, de ahí que el “nacionalismo argentino católico” sea, según mi modo de ver, completamente inadmisible;… …otra cosa más a este respecto que los “genios” judeofóbicos de nuestra agrupación no han notado, es que Jesús era judío, por lo tanto, estar en contra de los judíos implica estar en contra de Jesús, en tal caso lo único coherente es rechazar por igual al judaísmo y al cristianismo o aceptar por igual a ambos idearios.
   Otro tacuara dijo:
   -Yo creo que algo de razón tenés… Es cierto que los ataques a sinagogas y a personas judías que gente de nuestra organización ha realizado, no han tenido la coherencia de ser sucedidos por ataques a iglesias católicas y a creyentes en su doctrina, entonces… ¿proponés que empecemos a atacar también a iglesias católicas?
   Y otro dijo:
   -¡No!... no podemos hacer eso porque, nos guste o no el cristianismo, si nos ponemos en contra de la iglesia, vamos a dividir totalmente a nuestro grupo que de por sí ya está muy dividido, y lejos de fortalecernos, por estas nuevas divisiones, nos vamos a debilitar.
   Otro miembro de la agrupación, dijo:
   -¿Entonces?
   -Entonces sólo hay una cosa por hacer –dijo el primer tacuara que había hablado.
   -¿Qué?
   -Dejar la cuestión religiosa a criterio de cada uno pero expulsarla completamente del campo político, lo cual equivale a decir que no vamos a oponernos a nadie por motivos religiosos, sea la persona: judía, cristiana, musulmana, etcétera.
   La mayoría de los más de 40 tacuaras que en esa reunión se encontraba, asintió, dando esto cuenta de que estaban de acuerdo con lo propuesto, pero hubo varios que no lo estuvieron, por lo cual, por ser de los menos hábiles con el uso de la palabra, nada dijeron, pero tampoco hizo falta que lo hicieran, ya que en ese momento dejaron sobre la mesa sus estandartes, lo cual fue una más que elocuente muestra de desacuerdo, y salieron de la habitación en que la reunión tenía lugar para nunca más volver; estos últimos jóvenes formarían más tarde un grupo llamado: “Guardia Restauradora Nacionalista”.
 
Imagen del sitio:
El Topo Blindado

Segunda escisión del año
 
   Días después, una nueva reunión de miembros del grupo político armado Tacuara, tuvo lugar; otro integrante prominente del mismo, dirigiéndose a decenas de tacuaras, dijo:
   -Compañeros: hay una cuestión urgente que debemos tratar, y es la de cuál es el verdadero nacionalismo argentino;… …Como todos saben: Tacuara se inició reivindicando a la figura de Juan Domingo Perón, pero pronto entró en un espiral reivindicatorio de figuras como Charles Maurras, Benito Mussolini, Primo de Rivera, Francisco Franco y Adolf Hitler;… yo, en mi “ignorancia”, pregunto lo siguiente: ¿alguno de estos tipos era o es argentino?... La respuesta es obvia, compañeros: ¡NO! ¡Ninguno de estos tipos es argentino ni ha tenido ninguno de ellos intereses acordes con los nuestros! Piensen un poquito: el nacionalismo reinocastellanista argentino, fue iniciado por descendientes directos de burgueses de la época de la colonia cuyos ancestros, cuando debieron votar a favor o en contra de la independencia del Virreinato del Río de la Plata del Reino de Castilla, ¡votaron en contra!, es decir: ¡votaron en contra de la existencia misma de la Argentina!... El “nacionalismo reinocastellanista”, que los descendientes de familias ilustres de la época colonial, defienden, es un pseudonacionalismo, ya que además de serlo por todo lo antedicho, es defensor a ultranza del capitalismo no sólo local, sino también foráneo, y nosotros nos iniciamos como grupo anticapitalista, y según entiendo, lo seguimos siendo, por lo cual, debe ser INACEPTABLE para nosotros no sólo la reivindicación del legado colonial reinocastellano, sino también, la defensa del capitalismo; por todo esto el reinocastellanismo, ya sea en su versión clásica o moderna, constituida ésta última por la reivindicación de Primo de Rivera o de Franco, es también INACEPTABLE, como así también, la reivindicación de Maurras, Mussolini y Hitler, ya que si bien desde la teoría el fascismo es “populista”, en la práctica no lo ha sido NUNCA; lo que ha sido el fascismo en la práctica es el defensor más acérrimo del capitalismo, lo cual equivale a decir que ha sido el más acérrimo defensor de las minorías económicamente poderosas; el fascismo es la derecha liberal en su grado más alto, por eso es que en nuestra agrupación NACIONALISTA Y ARGENTINA, no deben tener cabida no sólo el marxismo ni el liberalismo, sino tampoco el reinocastellanismo, el reinofalangismo, el fascismo ni el nazismo.
   Y tras una pausa de algunos segundos, continuó diciendo:
   -¿Cómo podemos ser nacionalistas argentinos y reivindicar a conquistadores de nuestro país y de nuestra América, o a reivindicadores de conquistadores? ¿Cómo puede ser que, diciéndonos nacionalistas y argentinos, reivindiquemos a figuras extranjeras como si nosotros no tuviéramos ya a las nuestras?...  El hecho de que se haya llegado a este punto, da cuenta de que la agrupación ¡se ha ido ideológicamente al carajo!, lo cual hace necesario reencauzarla poniendo orden en nuestras ideas.
   Y tras tomar aire profundamente, prosiguió:
   -Nosotros, como VERDADEROS nacionalistas argentinos que quieren terminar con el capitalismo explotador local y extranjero, sólo podemos tener tres líderes ideológicos: San Martín, Rosas y Perón, y en lo referente a la reivindicación de grupos humanos, debemos dejar atrás al “ideal nórdico” tan elitista, pernicioso y ridículo, y reivindicar a lo auténticamente popular, es decir, debemos reivindicar a la figura del gaucho como representativa de la clase trabajadora y al indio como representativo de la resistencia argentina y americana al imperialismo colonialista y capitalista reinocastellano, sudopa y nortopa, y no sólo reivindicarlo desde la palabra, sino también desde la acción convirtiéndonos nosotros mismos en indios salvajes conformantes de malones que aterroricen a la burguesía.
   Un silencio absoluto fue lo que siguió a tan encendido discurso; segundos después, tras acercarse a una foto enmarcada y colgada en una pared en que aparecían reunidos Mussolini, Hitler y Franco, el tacuara la descolgó y la miró sin expresar ninguna emoción, de ahí lo sorpresivo para todos los ahí presentes de que de un momento a otro, la estrellara contra el piso y la pisara repetidamente.
   Al rato, el tacuara dijo:
   -Los que estén a favor de depurar ideológicamente a nuestro grupo de influencias foráneas y antiargentinas, que levanten la mano.
   La mayoría de los tacuaras levantó la mano, y los pocos que no lo hicieron, se dirigieron a la salida; uno de ellos, justo antes de irse, le dijo a todos:
   -Ustedes se van a dar la cabeza contra la pared, muchachos, y mejor que así sea y pronto, porque si no, vamos a ser nosotros los que a ustedes se la rompan.
   Estos últimos jóvenes formarían más tarde el “Movimiento Nueva Argentina”.
   Tras los disidentes irse, el tacuara que había pronunciado el discurso, sonrió y dijo:
   -Compañeros: ¡hoy ha renacido el nacionalismo argentino auténtico!
 
   Años después, varios integrantes de Tacuara terminaron perteneciendo a grupos de extrema izquierda como Montoneros, FAR y ERP; otros (los “nacionalistas” que no aceptaron las reformas en este texto expuestas), a grupos parapoliciales como el Comando de Organización, la Alianza Libertadora Nacionalista, la CNU y la Triple A.
  La historiografía suele hablar de un “salto” realizado por varios tacuaras por haber pasado de la extrema derecha a la extrema izquierda, sin entender que muchos de ellos nunca habían sido de derecha, ya que además del extremismo, lo que siempre caracterizó a Tacuara fue la heterogeneidad de sus ideas;… paradoja notable, ya que el nacionalista, tanto en lo “racial”, lo cultural como en lo ideológico, busca siempre la “pureza” de la homogeneidad, no obstante, esa búsqueda de una verdad absoluta, cristalina y recta, deriva siempre en un encuentro con lo relativo, lo “turbio” y lo “torcido”, ya que a fin de cuentas, así es TODO lo verdadero.
 
 
 
(1) Graciela Sirota era una estudiante judía de 19 años que en 1962 denunció haber sido secuestrada en Capital Federal por un grupo de jóvenes que la quemó con cigarrillos y además le marcó con una navaja, una esvástica en el pecho; las autoridades, que siempre vieron con buenos ojos a los grupos civiles de extrema derecha, ya que eventualmente son por ellas usados con fines represivos de las masas, desestimaron a su denuncia que seguramente habría conducido a miembros de Tacuara.


miércoles, 15 de diciembre de 2021

Burdo, trillado y efectivo (cuento) - Martín Rabezzana

 

   De entre los muchos oradores presentes en el patio de cierta facultad, allá por principios de los años setenta del siglo 20 (tiempos en que la juventud era muy receptiva a todo mensaje que incitara a rebelarse contra el sistema de dominación), hubo una persona cuyo mensaje era muy distinto a los de los demás, ya que el mismo no había sido por nadie en ese lugar, expuesto.
   Tras esperar su turno para hablar y el mismo llegar, la estudiante realizó un preámbulo en el que explicó el por qué de lo que expondría y le preguntó a la audiencia si tenía interés en escuchar lo que a ese respecto pensaba, y como la respuesta fue positiva, con mucho nerviosismo, pero también con mucha esperanza, la estudiante se dirigió a la expectante multitud:
   -Camaradas (1): en la actualidad se nos presentan falazmente como funcionales a la liberación, disciplinas que son en realidad, funcionales a la dominación; esto no es nuevo, ya que ha ocurrido siempre, lo que varía de un tiempo a otro, es la cosa lesiva que nos presentan como curativa; ¿a qué me estoy refiriendo?, muchos se preguntarán: A LA PSICOTERAPÉUTICA, y antes de seguir con mi discurso, les pido por favor que dejen de lado prejuicios y opiniones ajenas y usen para juzgar a mis palabras a su propio razonamiento, el cual suele perder fuerza por la asimilación continua de información académica, resultando esto paradójicamente en que lejos de aumentar en nosotros la libertad de pensamiento por causa del estudio, lo que en nosotros aumente sea la delegación del uso de la razón.
   Y tras hacer una pausa en la que tomó aire profundamente, dijo:
   -Si las psicoterapias fueran válidas, debería haber habido un aumento en la calidad de vida de las personas proporcional a la extensión de su aplicación, y como a mediados del siglo veinte las mismas se volvieron de aplicación masiva, masivamente debería haber aumentado la calidad de vida de las sociedades en las que fueron puestas en práctica, y… ¿fue así?... ¿Mejoró en alguna medida la calidad de vida de las sociedades humanas a partir de la aplicación masiva de psicoterapias?... Dado que Argentina es el país con mayor cantidad de psicólogos por habitante del mundo, nosotros deberíamos saberlo mejor que nadie, sin embargo, la única respuesta  basada en las evidencias posible, lleva casi invariablemente a su emisor a ser descalificado con la palabra: “ignorante”; descalificación burda y trillada pero altamente efectiva, que resulta en que la respuesta a la cuestión, no sea habitualmente emitida, y la misma es un rotundo NO; las psicoterapias NO SIRVEN para mejorar la calidad de vida de las personas ni de las sociedades… …Habiéndose aceptado esto, sólo queda por concluir que las psicoterapias sirven, pero a fines que no son los oficialmente expuestos;… No descubro nada diciendo que la tarea de vigilancia, que está directamente relacionada con el control social, es lo que está detrás de ellas (aun cuando tienen lugar en el ámbito privado, ya que el estado tiene en cuenta lo que en el mismo ocurre y suma esa información a sus bases de datos); a su vez, el control social se realiza mediante castigos, por lo cual, las psicoterapias son parte de un aparato estatal represivo que incluye también a la psiquiatría, a las llamadas “Fuerzas de seguridad”, a la milicia y a la ya devaluada (pero aún poderosa) iglesia… aparato que funciona únicamente cuando masivamente se lo acepta, de ahí que para revertir el curso del mismo sea imprescindible empezar masivamente a cuestionarlo.
   Y elevando bastante el volumen de su voz, dijo:
   -Camaradas: ¡Ha llegado el momento de la sublevación a la tiranía de las ciencias modernas sin las cuales el sistema represivo actual, se derrumba!… ¡Ha llegado el momento de empezar a romper cadenas y elevarnos espiritualmente en pos de lograr una sociedad más justa!… ¡Ha llegado el momento de decirle NO a toda forma de opresión que tiene por base a nuestra creencia ciega en cualquier cosa que lleve el título de “ciencia”!… ¡Ha llegado la hora de!…
   Entonces su discurso fue interrumpido por una voz leve pero audible que, dirigiéndose a ella, pronunciaba repetidamente la palabra: “ignorante”. Inmediatamente otras personas se sumaron a la descalificación, por lo cual, se escuchó de modo progresivamente más alto la misma palabra que cada vez más jóvenes, al unísono repetían: “Ignorante. Ignorante. Ignorante… ¡IGNORANTE! ¡IGNORANTE! ¡IGNORANTE! ¡IGNORANTE!”
   Durante los varios minutos que duró la descalificación (que la propia estudiante había definido como “burda y trillada pero altamente efectiva”), la joven se sintió cada vez más debilitada anímicamente, al punto que empezó a parecerle que materialmente disminuía, y no era un parecer infundado, ya que los que de ella se encontraban más cerca, la vieron literalmente achicarse, sin embargo, por algún motivo, ninguno de los ahí presentes pareció sorprenderse.
   Tras más o menos un minuto en que la descalificación se iniciara, su metro sesenta y cinco de altura se redujo a tan solo un metro treinta; tras pasar 20 segundos, a un metro diez; a los veinte segundos, a noventa centímetros, y al minuto siguiente, su persona difícilmente superara en dimensiones a las de un soldadito de plomo; cuando a este punto la oradora llegó, una estudiante de psicología la pisó, causándole así, la muerte; segundos después, otros estudiantes también la pisaron y como si nada hubiera ocurrido, todos los jóvenes que atentamente habían escuchado el discurso de la chica, se dispersaron.
   Al terminar la jornada estudiantil, un empleado de limpieza llegó con escoba y pala y junto a envoltorios en el piso de alfajores y colillas de cigarrillos, metió a la joven reducida a un ínfimo despojo, a un tacho de basura.
 

 (1) En ese entonces los peronistas parecían tener los derechos reservados de la palabra “compañero”, por lo cual, usarla no siendo peronista, salía caro, y el cobro lo realizaban, paradójicamente, personas no peronistas.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Noche/Día/Día/Noche (cuento) - Martín Rabezzana


   Tanto cuando ingreso como cuando salgo de mi trabajo en el sector de limpieza del subterráneo, es por supuesto, de noche, ya que el horario laboral en el mismo, empieza a las cero horas y concluye a las seis, dado que a esas horas el subte no circula, pero me ocurrió una vez, cuando estaba por terminar de trabajar (cosa de las cuatro de la mañana) y me disponía a irme, el ver que las personas empezaban a ingresar al lugar en gran cantidad, lo cual me sorprendió, y más aún cuando el subte llegó y la gente empezó a abordarlo como si fueran las 11 de la mañana; asumí que habría alguna disposición especial de la que yo no estaba enterado para que el transporte funcionara ese día desde más temprano, por lo que no le di al hecho mayor importancia, pero fue que al yo salir a la superficie, el sol brillaba; era de día, y yo, como ya dije, empiezo y concluyo mi trabajo, de noche, por lo que miré el reloj que en una muñeca llevaba y decía que eran las once de la mañana.
   Una vez fuera del subterráneo, me quedé parado mirando a mi alrededor, totalmente extrañado; al rato me dio por volver al subterráneo y todo seguía igual, es decir, el lugar estaba concurrido por mucha gente ya que eran evidentemente, las once de la mañana; volví a salir del subterráneo y mientras subía las escaleras, vi de nuevo frente a mí, al brillo del astro más cercano a la tierra, pero esta vez, sólo a través de su reflejo en la luna, ya que era de noche, entonces miré mi reloj y decía que eran las cuatro de la mañana; no entendiendo qué era lo que estaba pasando, decidí volver a ingresar al subterráneo por el lugar reservado al personal de limpieza (que no es el mismo habilitado para los demás, ya que a esa hora, la entrada pública está cerrada) y me encontré con que seguía siendo de noche, por lo que nadie más que el personal de limpieza en el lugar, había; decidí preguntarle a otros empleados, compañeros míos, qué hora era, y todos me dijeron que eran las cuatro de la mañana, pero en ningún momento les pregunté si algo como lo que acababa de ocurrirme le había también ocurrido a ellos, ya que es obvio qué es lo que habrían pensado de mí, por lo que sin decirles nada a este respecto, los saludé, volví a salir del subterráneo y me encontré otra vez con el sol brillando fuertemente, entonces decidí irme a mi casa, pero al llegar a la esquina, entre las muchas personas que pasaron a mi lado, distinguí a una que se me parecía demasiado, tanto así que no pude evitar dar media vuelta y seguirla; esa persona ingresó en el subterráneo por la entrada reservada al personal del lugar y yo hice lo mismo, entonces me encontré con que era otra vez de noche; me quedé mirando a ese tipo desde cierta distancia, tratando de que no me viera, y escuché que le preguntaba a sus compañeros, empleados del lugar (o sea, a mis compañeros), qué hora era, y le respondieron que eran las cuatro de la mañana, entonces esa persona (que a esa altura ya no pensaba que fuera parecida a mí, sino que era yo mismo), saludó y se fue; volví a seguirla y una vez fuera del subterráneo, advertí que seguía siendo de noche y miré mi reloj, que decía que eran las cuatro de la mañana, que es la hora que correspondía que fuera, entonces, habiendo ya perdido de vista a la otra versión de mí mismo, pensé en volver a mi casa, pero la sorpresa que todo esto me generó, me hizo imposible hacer más de dos cuadras, por lo que rápidamente pegué la vuelta; volví al subterráneo y ahí me quedé un buen rato pensando y repensando en todo lo recientemente vivido sin encontrarle a nada, ningún sentido, y pensando de mí mismo lo que otros pensarían si lo contaba, o sea, que debía estar perdiendo la razón, y cuando casi me convenzo a mí mismo de que así era, otro empleado de limpieza se me acerca y me pregunta la hora; yo le digo casi resignadamente (por asumir que pensaría que de él me estaba burlando):   
   -Son las cuatro de la mañana, pero tal vez sean también las once, ya que en el día de hoy, estas horas parecen darse simultáneamente.
   Nada me respondió e inmediatamente llegó otro empleado que también había salido del subterráneo y rápidamente, al mismo había vuelto a ingresar, y nos preguntó la hora; mi compañero le dijo:
   -Son las cuatro de la mañana y también las once.
   Entonces, tras asentir silenciosamente con un gesto, mientras señalaba al reloj pulsera que llevaba, dijo:
   Aaaahh! ¡Ya me parecía!... Pensé que andaba mal este reloj; menos mal que no es así.
   Tras lo cual, saludó y se fue. 
   Mi compañero, con la naturalidad propia de quien se refiere a un cambio abrupto de temperatura o a una tormenta repentina, me dijo:
   -¡Qué tiempo loco! ¿No?
   Y mientras asentía con la cabeza, yo dije:
   -Sí sí.