Yo estaba en el
colectivo y escuché a tres individuos mantener la siguiente conversación:
-¿Vieron a esas
personas que se jactan de parecer de menor edad que la que tienen? ¡Jaaa! ¿Pero
cómo no se dan cuenta de que eso es lo normal en estos tiempos? En la
actualidad la apariencia joven se mantiene mucho más que antes; los 30 de ahora
son los 20 de antes. Los 40 de ahora son los 30 de antes, y así sucesivamente,
por eso es ridículo jactarse de tener una apariencia joven siendo ya grande
porque, como ya dije, es lo más común hoy en día, al punto que si alguien
actualmente tiene 40 años y parece justamente de 40, ¡está reventado!
La mujer de la
pareja a la que el individuo le hablaba, le preguntó:
-¿Y de cuánto dijiste
que tenés que parecer a los 40?
-Y… de 30 o de
35, como mucho; no más que eso. –Y dirigiéndose a ambos, dijo: -¿Ustedes cuántos años me dan?
El varón de la
pareja dijo:
-¡Qué sé yo!
-¡Pero vamos!
¡Arriesguen!
Ambos se miraron
negando con la cabeza indicando así que no querían arriesgar ningún número; mientras
tanto, yo, viendo que el individuo que hablaba era canoso y de barba
prominente, pensé que debía tener unos 45 años, entonces el tipo, sonriendo
orgullosamente, dijo:
-Tengo 40.
Yo pensé: "¡Uuuuuuhhhh!... ¡Está destruido!... Parece de 45, ¡pero de los de antes! O
sea, parece de 55." Entonces (temblando) me acordé de que yo tenía casi su
misma edad y confirmé cuán acertada es mi costumbre de afeitarme a diario, ya
que la barba gris te agrega muchíiiiiisimos años, y esto parecen no advertirlo
los muchachos que extrañamente se dejan crecer el pelo del rostro al entrar en
la segunda juventud (tantos hay que en su p… vida se dejaron la barba, y justo
cuando empiezan a encanecer se la dejan; ¡parece que tuvieran apuro en
envejecer!).
Me bajé del
colectivo y pasé frente a una universidad (por primera y última vez en mi vida,
ya que casi entro en convulsiones al igual que le ocurre al anticristo, a
Drácula y demás criaturas satánicas pero no cuando pasan cerca de una
universidad, sino de una iglesia); la calle estaba cerrada al tránsito de
vehículos por una protesta estudiantil cuya causa yo desconocía, por lo que le pregunté
a un manifestante de qué se trataba la cosa, y me dijo:
-Estamos
pidiendo la reincorporación a la universidad de un profesor de historia que fue expulsado
injustamente.
-¿Por qué lo
expulsaron? –pregunté.
-Por decir la
verdad sobre Juan Manuel de Rosas.
-¿Cuál verdad?
-Y… que cuando
llegó Urquiza, "el restaurador" se fugó en el Titanic y lo estrelló a propósito contra los icebergs para hundirlo; ese fue su último acto patriótico y
antiimperio británico.
Entonces yo, que
sé muchísimo de historia, le dije:
-Pero… ¡no puede
ser! ¡Si Rosas se fue del país en 1852 y lo del Titanic fue en el siglo veinte!
A lo que
respondió:
-¿Pero usted no
sabe nada de mecánica cuántica?
Yo negué con la
cabeza, entonces dijo:
Y con eso me
dejó sin réplica, ya que me acordé de haber escuchado alguna vez la versión
científica según la cual el tiempo es una abstracción de la mente, lo cual hace
técnicamente posible que Rosas haya abordado el Titanic y lo haya estrellado; el manifestante dijo:
-Y ahora lo
estamos esperando a Gilbert Hillman, que es una eminencia científica de
Australia que sostiene la versión de la inexistencia del tiempo; lo contactamos
explicándole la situación de nuestro profesor y le dijimos que él, con sus
fundamentos sobre el no tiempo, podría contribuir a nuestra causa y aceptó
venir a la Argentina para sumarse a nuestro reclamo; en cualquier momento
llega.
Entonces, la
manifestación que estaba bastante tranquila, se exaltó notablemente cuando
llegó un taxi en cuyos alrededores los estudiantes se agolparon; el muchacho
que me había explicado la situación, muy emocionado, mientras señalaba al taxi,
dijo:
-¡Es Hillman!
Entonces los
manifestantes (acompañados de bombos y platillos) empezaron a corear:
-¡Hillman, Hillman, Hillman!
Por lo agitado del ambiente me fui lo más rápido
que pude de la escena, pero al mirar hacia atrás desde la esquina, llegué a ver
a Gilbert Hillman bajar del taxi saludando triunfalmente con la mano en alto
como si fuera una estrella de un programa de televisión juvenil o algo así (si
bien tenía como 96 años); y es que Hillman (valga la casi redundancia) se había
vuelto una especie de mesías para la gilada (bueh… perdón; para los
manifestantes universitarios).
Seguí caminando
rápido (dado que ya estaba llegando tarde al trabajo) pero no pude evitar
detenerme frente a la vidriera de un negocio de venta de electrodomésticos, ya
que en la misma había un televisor encendido en un canal de noticias y la
siguiente placa informativa se presentaba: "Una partida de trajes de
apicultores fue vendida fallada; hay 12 apicultores muertos y 35 abejas
prófugas."
Tras ver esa
noticia extraña, reanudé mi marcha hacia mi lugar de trabajo que quedaba a dos
cuadras de donde entonces estaba y me encontré con otra calle cerrada al
tránsito de vehículos por otra manifestación, pero esta vez no me hizo falta
preguntar de qué se trataba, ya que los manifestantes tenían puestos cascos de
apicultores, por lo que era obvio que estaban protestando por lo ocurrido a sus
colegas en esa cuadra ya que en la misma estaba la casa central de producción
de indumentaria apicultoril del país; como no era tanta la gente, ni se me
ocurrió dar la vuelta manzana para eludir a la manifestación, pero ni bien hice
10 metros, varios colectivos estacionaron en ambas esquinas y de los mismos
bajaron decenas y decenas de manifestantes con cascos de apicultores, por lo
que me vi de pronto en medio de un tumulto en el cual mi vida peligraba, ya que
por no tener yo casco de apicultor, me creían un "infiltrado", por lo que tuve
que suplicarle a un par de apicultores que me querían apalear, que no lo
hicieran, ya que yo no era un infiltrado, sino un laburante de una mensajería
de la otra cuadra, y me creyeron, pero tras caminar unos metros, otros
apicultores me detuvieron y tuve que explicarles lo mismo, y así varias veces, por
lo cual avanzaba muy lentamente, y como temía que me echaran del trabajo por
llegar tarde (y además, como ya dije, por estar mi vida en peligro), hice algo
que me avergüenza recordar pero que volvería a hacer de encontrarme nuevamente
en una situación de fuerza mayor como la que estoy contando: disimuladamente
manoteé desde atrás el casco de un manifestante y me lo puse, entonces sí pude
avanzar rápido; una vez fuera de la manifestación, tiré el casco en un tacho de
basura y a lo lejos vi cómo apaleaban duramente al pobre tipo al que se lo
había sacado.
Corrí hacia la
mensajería donde trabajaba pero a todo esto había llegado dos horas tarde, por
lo cual me echaron.
Salí muy
desanimado a la calle y me encontré con un compañero al que también acababan de
despedir de la mensajería por llegar tarde; le dije:
-¿A vos también
te echaron por llegar tarde?
-Sseee…
-¿Y te parece
justo?
-Y… en parte sí
porque hay un horario que respetar, y ya son varias las veces que llego tarde.
Entonces,
recordando lo aprendido en la primera manifestación ya contada, haciéndome el
que sabía, le dije:
-Pero flaco…
¿Vos no sabés nada de mecánica cuántica?
El joven negó
con la cabeza. Yo proseguí:
-¡El tiempo no
existe! Por eso es una injusticia que nos hayan echado por supuestamente haber
llegado tarde, así que podríamos organizar una manifestación contra la
mensajería a la que sería bueno invitar al científico Hillman, que seguramente
nos va a bancar en esta porque es un tipo muy solidario.
El joven,
extrañado preguntó:
-¿El científico "gil" qué?
-Hillman; vení;
vayamos a buscarlo y en el camino te explico. Pero eso sí: yo te acompaño hasta
la esquina de la universidad y entrás vos porque a mí tal institución me
produce una especie de alergia; una vez ahí, le contás la situación a los
muchachos y…