viernes, 2 de febrero de 2018

Queriendo volver a los ochenta (cuento) - Martín Rabezzana


   Tras varios tragos de la bebida espirituosa "local" por excelencia (Fernet), al tipo le dio por expresarle al joven lo siguiente:
   -¡No sabés lo que fueron los años ochenta! ...En esa década, durante mi adolescencia, en el ya legendario Electric Circus, vi a varios grupos también legendarios en pleno apogeo como Los Fabulosos Cadillacs, Soda Stereo, GIT y Sumo; después de la presentación del grupo (que siempre era tempranito porque después el boliche seguía como discoteca), la fiesta seguía con música electrónica grabada;… Ese boliche era lo más; para que te des una idea de lo groso que era, basta decir que no sólo iba gente de Quilmes y de otros lugares de zona sur, sino que hasta iba gente de Ciudad de Buenos Aires (y para que un cabaense salga de ese metro cuadrado en que vive, se requiere casi de un milagro)… …Esa discoteca brillaba los viernes y sábados de los gloriosos años ochenta… El domingo era día de esparcimiento tranquilo entre familias amigas que solía pasarse en el parque Pereyra donde se realizaban pícnics; si hacía calor se iba a las playas de Punta Lara ya que en esa época las aguas no estaban tan contaminadas y se podía ingresar al río sin el peligro para la salud que existe ahora, si no, se iba al Ital Park ya que algún miembro menor de la familia siempre quería ser llevado a ese lugar, y tras muchas insistencias infructuosas, lo conseguía; tras algunas horas en los juegos, pintaba el hambre y (sin ánimo de ofender a ningún vegano) (el vegetalianismo acá todavía no lo practicaba casi nadie) la comida obligatoria era en Pumper o en la Lechería Blanca… …Si había poca plata, otro programa común de fin de semana consistía en organizar reuniones en la casa de algún familiar o amigo que tuviera una videocasetera (no la tenía mucha gente) y ver una película; ese programa era taaan bueno que solía ser el favorito aun de quienes por adinerados podían acceder a un evento social más costoso ya que lo especial de la intimidad del "cine en casa", era con justa razón enormemente valorado como lo era también el simple hecho de ir entre todos hasta el videoclub a alquilar la película… …¡Jaaa!... ¡Qué felices que éramos en los ochenta! Y pensar que en ese tiempo anhelábamos lugares y épocas felices distantes sin saber que ya éramos felices como nunca volveríamos a serlo... No sabíamos lo que teníamos, y eso que no minimizo en absoluto los problemas que entonces había (inflación, cortes de luz, razzias policiales, entre otras cosas muy negativas), pero lo positivo era igualmente intenso, en cambio ahora tenemos a la negatividad pero sin la positividad… …Si comparamos la diversión de entonces con la de ahora, ¡nos dan ganas de matarnos!... …Todas esas cosas maravillosas están en el pasado y aunque alguien quiera creer que hay cosas equivalentes a las mismas en el presente, se equivoca porque no las hay… …Los grupos que mencioné no existen más, Circus cerró, el Ital Park también, también los locales de comida mencionados, las aguas de Punta Lara están demasiado contaminadas y ya nadie se reúne para ver una película alquilada entre bebidas y comidas tóxicas ya que el (maldito) avance de la disponibilidad de películas a través del cable y posteriormente, de internet, fue resultando en que cada persona las viera sola en su casa haciendo de las reuniones sociales en torno a un video alquilado, cosa del pasado…
   Su joven interlocutor rompió el silencio que hasta el momento había guardado para decir:
   -Algunos de los grupos que mencionaste volvieron a tocar, pero… antes de que me lo digas vos, yo digo que sé que ya no es igual, sin embargo te equivocás en eso de que TODO lo bueno que mencionaste está en el pasado ya que los pícnics todavía existen; la gente se sigue reuniendo en parques y pasa momentos muy agradables entre familiares y amigos tras desplegar un mantel en el pasto y servir en el mismo algún producto de panadería para acompañar al mate;… Sé que todo lo demás que mencionaste es irrecuperable, pero esto tan importante que señalé, todavía existe.
   El melancólico rememorador lo miró y asintió; tras varios segundos en silencio, dijo: 
   -¿Sabés qué, pibe? ¡Tenés razón!... En vez de enfocarme tanto en lo que no tengo, debería enfocarme más en lo que sí tengo y tratar de disfrutarlo al máximo… …¡Me diste una lección!... Me va a costar ya que yo tiendo a la melancolía, pero desde hoy voy a tratar de ser positivista como vos, y… ¡lo voy a lograr!
   Tomó un último trago de su vaso de Fernet y dijo:
   -Bueno; gracias pibe por hacerme ver las cosas de otra manera; chau.
   Lo palmeó en el hombro y salió del bar.
   El joven de dieciocho años pensó que el cuarentón era uno de esos viejos chotos que absurdamente creen que todo tiempo pasado fue mejor, ya que sin duda exageraba cuando hablaba de la felicidad que vivió en los ochenta, además pensaba que la misma es un estado mental que poco (y a veces nada) tiene que ver con el ambiente o tiempo en que uno se encuentra, sin embargo, en gran medida envidiaba que hubiera vivido ese tiempo que él por haber nacido más tarde, no podría conocer más que a través de relatos ajenos.

   Esa noche el joven soñó que estaba en Electric Circus y veía a Los Fabulosos Cadillacs, a GIT, a Soda Stereo y a Sumo; después se encontró bailando y besándose en esa misma discoteca con una chica muy atractiva al ritmo de música electrónica, después se vio a sí mismo en el parque Pereyra, después en Punta Lara, después en el Ital Park, después en Pumper, después en la Lechería Blanca y finalmente se vio junto a un grupo de familiares y amigos camino a un videoclub para alquilar una película que verían en casa de uno de ellos compartiendo gaseosas, cerveza y papas fritas, pero no sólo vio todo eso en el sueño como si le pasara a él, sino que hasta sintió del modo más intenso y profundo la enorme felicidad que dichas actividades causaban y la misma no se parecía ni remotamente al bienestar que él había conocido en estos tiempos (y eso que hasta entonces creía ser feliz).
   El "sueño" fue más bien un viaje astral ya que le permitió asimilar el sentir de las vivencias de los ochenta de las que el tipo del bar le había hablado, y al comparar tal sentir con el de las suyas, se sintió extremadamente desafortunado, tal es así que los días pasaron y se sentía cada vez peor; a diferencia de lo que generalmente le ocurre a alguien traumado, no eran imágenes dolorosas lo que lo atormentaba, sino de felicidad, felicidad que por saberla existente en un tiempo inalcanzable, lo hería en lo más profundo de su alma.
   Pasaron las semanas y el joven seguía rememorando la felicidad de los ochenta que había experimentado durante su viaje astral y sintió que la vida en el presente no tenía razón de ser, por lo que un día buscó el revólver que su padre guardaba en su habitación, lo cargó, lo llevó a su sien y se pegó un tiro.

miércoles, 17 de enero de 2018

Lo sacroprofano (cuento) - Martín Rabezzana


14 años después


   Ella le dijo:
   -Salgo del trabajo a las siete. Esperame en el bar de enfrente de mi local o te espero ahí yo a vos si salgo antes de que llegues.
   Él asintió y ese viernes fue hasta el centro comercial donde ella trabajaba; llegó 15 minutos antes de que la mujer saliera del trabajo y se sentó a la mesa del bar que ella le había indicado; tras salir del centro comercial irían a ver una obra de teatro en la que actuaba una amiga de ella.
   Era la primera vez que él entraba a ese lugar llamado Patio Bullrich; "Está bueno", pensó casi con culpa ya que la conciencia de las injusticias sociales le hace a uno sentir que lo único justo por expresar de un ámbito concheto es desprecio, pero su condición de lugar de acceso público y gratuito (lo cual contrasta totalmente con casi todo otro ámbito acomodado) lo excusaba en su existencia.
   Pidió un café, se lo llevaron y poco después una mujer lo tocó en el hombro, él se dio vuelta y tras levantarse de la silla, sorprendido dijo:
   -Myriam…
   -¡Hola!
   Ella le regaló su mejor sonrisa y le dio un beso; no era más la chica que había conocido, ya era una mujer y estaba más linda que nunca; ella le preguntó:
   -¿Qué hacés acá?
   -Estoy esperando a alguien, ¿y vos?
   -Vine de compras.
   Con mucha alegría él le preguntó:
   -¿Qué fue de tu vida?
   Myriam disminuyó su sonrisa por saber que lo que iba a decirle podría herirlo y le dijo:
   -Me casé y tengo dos hijos.
   Él sonrió levemente exponiendo así sin querer mucha tristeza por la noticia sobre algo que imaginaba dado que ya había llegado a la edad en que la formación de una familia era un hecho consumado entre la mayoría de sus contemporáneos; le dijo:
   -Te felicito; me alegro mucho de verte bien.
   Pero no era verdad que en ese momento sintiera alegría ya que fue un golpe a su corazón el escuchar que ella se había realizado sin él aunque él mismo lo haya honestamente así deseado; le dijo:  
   -Yo sigo soltero… no creo que alguna vez forme una familia.
   -Yo tampoco creí que formaría una familia y lo hice; por ahí a vos también se te da alguna vez.
   La mujer a la que esperaba llegó y al verlo junto a Myriam, sabiendo que nada podía reclamarle por no ser su mujer, su novia ni nada, decidió no interrumpirlos y esperó a que ella se fuera para acercarse a él.
   Siguieron hablando un poco más y Myriam dijo:
   -Bueno… me tengo que ir.
   Él le dio un beso y se abrazaron fuertemente; durante el abrazo él le dijo mentalmente: "Te amo, te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo-te-amo", lo cual no había tenido oportunidad de decirle en su momento dado lo breve de su relación y tanto tiempo después habría sido inadecuado hacerlo por más ganas que tuviera de que ella lo escuchara y supiera que no sólo había amado a la chica que fue, sino que también amaba a la mujer que entonces era; ella nunca sabría lo que él le expresó durante su abrazo ni que seguía imaginando a la medianoche que se acostaba y se dormía sobre ella para después cambiar de posición y dormirse ella sobre él, como alguna vez habían acordado imaginar (tal vez ahora sí lo sepa).
   Se separaron y cuando ella se hubo alejado, la mujer a la que él esperaba se le acercó y lo saludó con un beso, después le preguntó:
   -¿Quién era?
   Él tenía los ojos vidriosos y no pudo responder; ya le había contado de Myriam, por lo que suponiendo correctamente, le preguntó:
   -¿Era Myriam?
   -Sí.
   Entendiendo la importancia para él de lo recién vivido, lejos de mostrar celos, la mujer dijo:
   -Qué linda que es.
   Él, sonriendo asintió.

En el teatro su presencia era ausencia
  
   Fueron al teatro y vieron una obra que él no recordaría ya que su mente volvía una y otra vez al encuentro con Myriam; la mujer a su lado lo miraba cada tanto y se daba cuenta de que no estaba ahí; ni siquiera estaba con Myriam sino detrás de ella aun sabiendo que nunca habría de alcanzarla.

Uno se llena de lo que da

   Él dudó por un tiempo sobre si le había hecho bien volver a ver a Myriam ya que tras su conmovedor encuentro con ella se sintió debilitado, pero después se dio cuenta de que si bien el conmoverse emocionalmente debilita, esa debilidad nada tiene de negativo ya que lo que pierde fuerza es el sentir de ira, maldad y rencor, por eso dicha debilidad se sucede paralelamente al fortalecimiento de todo sentir positivo; esto le había ocurrido al recibir afecto de ella y sobretodo, al dárselo, ya que uno se va llenando de lo que da; habiendo entendido esto, se dio cuenta de que verla le hizo muuuy bien.

miércoles, 3 de enero de 2018

La división de lo indivisible (cuento) - Martín Rabezzana


   La chica estaba sola en la calle una madrugada de verano con su hecho de sangre planeado ya consumado y sentía una tranquilidad extraña nunca antes por ella experimentada que no supo definir ni racionalizar; no se trataba de la frialdad propia de la crueldad, lo cual habría sido imposible en ella ya que era un ser absolutamente sanguíneo, visceral y profundo en su sentir de la vida; la tranquilidad del momento constituía la calma que precede a la tormenta que ella sabía que le sobrevendría ya que no tuvo siquiera la intención de hacer algo para evitar que su crimen fuera descubierto; eso no le importa a alguien visceral, lo que le importa es sentir y hacer sentir a los demás del modo más profundo posible, y lo por ella sentido había sido amor, pasión, deseo sexual y después: ira, celos, frustración, ganas de llorar, de castigar y disminuir la intensidad de su malestar que ya le resultaba insoportable, intensidad que en alguien que siente al máximo lo bueno y lo malo, no puede ser reducida más que destruyendo a quien le provoca el sentir en cuestión, al menos es lo que (tal vez equivocadamente) sintió, de ahí su acto imposible para ella misma de impedir aun sabiendo que más tarde se arrepentiría, pero en ese momento no le importaba, lo que le importaba era disminuir ese sufrimiento que le consumía el alma.

   La mujer que la entrevistaba le preguntó:
   -¿Sentís que lo querías más de lo que él te quería a vos?
   La chica tenía una expresión de tristeza que tras unos segundos cambió totalmente por una casi alegre, entonces sonriendo dijo:
   -Me acuerdo de que cuando lo conocí le hablé sobre algo que había leído; eran estudios sobre la relación entre los abrazos y la felicidad; le dije: "Según varios estudios, se necesitan más de 10 abrazos por día para ser feliz, pero vos y yo no podríamos cumplir con el mínimo necesario para alcanzar la felicidad", y me dijo: "¿Por qué?" -"Porque si nos abrazamos una vez no vamos a poder separarnos nunca; nos moriríamos abrazados."
   -¿Y él qué te dijo?
   -Nada. Me abrazó por primera vez y sentí que mi amor era correspondido, pero me soltó varias veces en el curso de 5 años y yo siento que nunca lo solté a él;… …Eso que le dije ese día fue en serio y nunca me pude separar espiritualmente de su persona, por eso cada vez que se alejaba de mí sentía como si me quisiera arrancar una parte del cuerpo y terminé pensando que si accedía a que nos separáramos era necesario matar a uno de los dos porque en vida lo sentía indivisible de mí…
   La chica era capaz de sentir ese amor profundo, intenso y desgarrador que las personas malintencionadas y limitadas en su capacidad sentimental (incluyendo a las llamadas profesionales de la salud) suelen por ENVIDIA llamar enfermo, cuando en realidad el mismo es la manifestación del punto culminante en la salud emocional de cualquier individuo, y ese sentir positivo extremo implica necesariamente un opuesto negativo que provoca un desequilibrio emocional que puede (o no) ser malo pero que lejos de ser exclusivo de algunas personas, es propio de TODAS ya que ese ser humano considerado por los policías de la salud emocional como equilibrado por nunca enfurecerse, por nunca levantar la voz, por nunca alegrarse ni entristecerse demasiado y por nunca odiar ni amar demasiado, NO EXISTE.

   Si la división de las partes sólo podía darse con la muerte de una de las mismas, la pregunta obvia debía formularse; la mujer sentada frente a ella le preguntó:
   -¿Pensaste en suicidarte en vez de matarlo a él?
   Ella no respondió y volvió a su mundo interior del cual en esta vida, tal vez algún día podría salir.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Lo profano (cuento) - Martín Rabezzana

Myriam

   Ella lo invitó a ir a un lugar especial (sin decirle cuál era) una mañana temprano; lo pasó a buscar en remís por su casa y fueron hasta un club que si bien estaba en su propio barrio, él no conocía ni desde el exterior; entraron y él se sorprendió ante la belleza del ambiente y se sintió en un microclima privilegiado.
   Ella lo llevó hasta una pista de carreras de caballos y le contó que quería dedicarse profesionalmente al deporte en calidad de jockey, tras lo cual, él le preguntó:
   -¿Hay mujeres jockeys?
   -Algunas.
   Él pensó que los deportistas de esa actividad eran los caballos, pero no se lo dijo; hizo bien.
   Ella le preguntó:
   -¿Te gusta este lugar?
   -¡Me encanta!
   Tras un rato de contemplar a los caballos, fueron al bar del lugar y Myriam le dijo:
   -Pedí lo que quieras que está pago.
   -¿Cómo que está pago?
   -Sí; este club es de mi familia.
   Entonces él pensó que ella parecía una pobre nena rica carente de amigos a quienes sus padres le prestan poca atención, que vive en una mansión llena de juguetes y está ansiosa por tener a alguien con quien compartirlos; ese mismo día, estando en casa de ella, mientras miraba los discos que tenía en su pieza (antes de la era internet, cuando los discos eran un bien muy cotizado), ella le dijo:
   -Elegí los que te gusten y llevatelós que te los regalo.
   Entonces él pensó que no lo parecía, lo era.
   Le agradeció la oferta y se llevó varios.

Lo que él pensó del romanticismo femenino

   Al rato salieron a caminar y al acercarse al predio enorme de un famoso colegio pupilo de la zona sur del Gran Buenos Aires, ella le dijo:
   -Yo fui hasta principios de año a ese colegio… fui hasta que me echaron.
   -¿Cómo es?
   -Es una jaula de oro… al menos para los que son pupilos de lunes a lunes, pero actualmente es opcional; muchos viven ahí 3 o 4 días por semana y después se van a sus casas… Cuando entre muchos alumnos acuerdan quedarse los mismos días, la pasan bien, pero si tenés que estar ahí siempre aun no queriendoló, puede ser horrible, sobretodo si no te hacés de amigos.
   -¿Y ese fue tu caso?
   -Sí.
   Él, buscándole el lado positivo a la cosa, le dijo:
  -¡Pero tendrás algún recuerdo bueno del lugar!
   Ella sonrió y respondió:
   -Sí… Muchas veces planeábamos escaparnos entre varias alumnas para ir a comprar alcohol (y otras cosas) y volvíamos dadas vuelta… …Hoy en día es flexible la institución y dan permiso para salir si los padres lo autorizan, pero la gracia estaba justamente en salir sin permiso… eso estaba bueno, y algunas se ponían como desafío escaparse para agarrar a un tipo cualquiera que encontraran por la calle y practicarle… (vos me entendés) en la vía pública.
   Él, temiendo la respuesta, no quiso preguntarle si ella alguna vez había participado de eso, pero incurrió en el error de preguntarle si alguna vez las habían descubierto las autoridades del colegio, ella respondió:
   -Sí.
   -¿Y qué pasó?
   -Las echaron.
   Entonces, equivocado o no, él pensó lo siguiente: "El romanticismo femenino es un mito", pero no se lo dijo y así volvió a guardar un muy acertado silencio.
   Él se esforzó por no caer en el juicio moral que casi inevitablemente producen la envidia y los celos, y como sabiendo instintivamente que esa negatividad (como cualquier otra) solo disminuiría con un aumento de la positividad, la tomó de la mano y tras varios segundos de silencio, ella lo besó, y ese afecto correspondido neutralizó totalmente la negatividad que momentos antes había en él.

Lo similar cura a lo similar

   Myriam, por así decirlo, buscaba en él a un agente desintoxicante, y si bien algo tóxico no puede ser contrarrestado por otro elemento tóxico, cuando estaban juntos los invadía un sacro sentir de pureza en el que la toxicidad de ambos se diluía hasta llegar a dimensiones insignificantes.

Ausencia de críticas

   Al escucharla él se fue acostumbrando a ponerse en modo neutro en lo que a ética se refiere (virtud que tiempo después perdería y buscaría recuperar), y eso evidentemente a ella la atraía ya que con él no se sentía juzgada a diferencia de lo que le pasaba estando con otras personas, y esa neutralidad ética que había adoptado en pos de acercarse a ella era también positiva para él mismo porque le permitía sentirse bien, lo cual es imposible siendo crítico ya que cosa tal acarrea necesariamente mucha infelicidad; como dice la siguiente frase que leí: "La ausencia de críticas es síntoma de bienestar emocional"; es así, por eso quien es feliz o está ocupado intentando serlo, no critica, y cuando ellos estaban juntos la crítica era algo que de tan lejano, les parecía inexistente.

Haciendo las cosas bien/Yendo despacio/Myriam lo hace cambiar de opinión sobre el romanticismo femenino

   Se despidieron siendo ya de noche en la puerta de la casa de Myriam; ella le dijo:
   -A la medianoche, antes de dormir, voy a imaginarme que entrás a mi pieza, te acostás sobre mí y te dormís. Después voy a imaginar que cambiamos de posición y yo me acuesto y me duermo sobre vos… Imaginá lo mismo a la misma hora y así vamos a estar juntos aunque estemos lejos.
   Él sonrió y asintió, después le besó una mano y se fue.
   Sí… evidentemente se había equivocado al creer al romanticismo femenino algo mítico (da gusto equivocarse así).

   La historia positiva entre ellos continúa hasta que un día…

...El pasado regresa

   Tras cierto tiempo, alguien del pasado vuelve, se enfrenta con alguien del presente, hay una pelea y el presente la gana pero pierde su lugar en el tiempo actual; ahora él es pasado.
   El amor sigue intacto y en aumento pero la relación termina.

   Final infeliz.