domingo, 16 de marzo de 2014

Un objeto al que llamamos regalo (cuento) - Martín Rabezzana

   

   Era su cumpleaños, y aunque fueran a verse ese día, ella no pudiendo contener su ansiedad, llamó por teléfono a su amigo y le habló de los regalos que le habían hecho con una emoción que denotaba una gran satisfacción por lo recibido; lo especial del día en cuestión lo iba a ser aún más, le dijo él, al ella recibir su regalo; tras concluir su conversación telefónica, él, con una sonrisa contempló el regalo que había comprado pensando en ella y en lo feliz que se sentiría al recibirlo.                 
   Él era la clase de persona que no le daba importancia a su cumpleaños. Para él, ése era un día más, sólo el cumpleaños de los otros tenían para él importancia, en cambio a ella sí le importaba mucho su cumpleaños y se lo había manifestado tiempo atrás, por eso esperaba más que nunca que tal día llegara ya que sería el primer cumpleaños que compartiría con su nuevo amigo.
   La hora de dirigirse a su casa llegó; una vez ante la misma, golpeó nerviosamente la puerta; ella abrió con una sonrisa.
   -¡Hola!
   -¡Hola! ¡Feliz cumpleaños!
   -¡Gracias!
   Él le dio un beso y ella lo abrazó, tras lo cual, él con expresión bondadosa, mientras le extendía su regalo, le dijo:
   -Tomá.
   -¡Gracias!
   Ella rompió apuradamente el papel en que el regalo de su amigo estaba envuelto y no pudo evitar cambiar su expresión alegre por una de incomodidad porque el regalo no le gustó; él, al notarlo, se sintió triste... El silencio se prolongó por unos pocos segundos que parecieron transcurrir en cámara lenta; algo se había roto, y el daño era imposible de reparar…
   Cuando uno le da algo muy personal a alguien, eso que se da no vuelve más; se queda para siempre con la persona a la que uno se lo dio salvo que ella se deshaga de lo recibido por no apreciarlo, y al uno sentir que así es, se vacía de positividad y se llena de negatividad como si toda su positividad faltante estuviera en su regalo no apreciado.
   Todo había dejado de ser entre ellos como hasta hacía momentos atrás, por lo que en caso de que su relación continuara, la misma debía comenzar de nuevo porque los participantes ya no eran los mismos; ese instante de mutua desilusión, en que el sólo hecho de mirarse les causaba dolor, había resultado en un cambio en ambos que se extendería por todas sus vidas; nunca volverían a tener la alegre inocencia que antes tenían ante la espera de dar o recibir un objeto especial, porque habían entendido que una acción positiva no causa siempre una reacción positiva; un regalo puede hacer mucho daño, ya que del mismo no gustarle a quien lo recibe, las dos partes se sienten mal, por lo que deben perdonarse mutuamente.
   Desde ese momento en adelante, los dos serían temerosos del símbolo de aprecio constituido por un objeto al que llamamos regalo.

miércoles, 19 de febrero de 2014

La suerte del payo en los ojos de la gitana (cuento) - Martín Rabezzana


   "Dicen que la pasión en una pareja desaparece tras cierto tiempo, especialmente tras algunos años de matrimonio, y es así en la mayoría de los casos pero no en todos ya que hay algunas personas que logran mantenerla y ser tan dependientes de sus parejas que no sólo quieren morir de perderla, sino que realmente se enferman y mueren de eso suceder, y este morir de amor no sólo tiene lugar en personas muy mayores, sino también en personas que están en su segunda juventud de haber tenido con sus amantes una relación de décadas; esas personas, de haberse casado, lograron sumar el matrimonio al noviazgo, no reemplazaron al último por el primero, pero en el caso en que la pasión disminuye, el amor siempre aumenta, ya que aunque la atracción sexual pueda ser mayor por una persona que uno recién conoce que por su amante de años, una relación de décadas forja un amor que no puede compararse en intensidad al que se siente por alguien que recién se conoce, o al que se siente con quien se tiene incluso una relación de largo tiempo pero no equivalente en duración a la que se tiene con la persona con la cual se tiene un matrimonio sumado al noviazgo; tal amor es absolutamente imposible de superar aún tras más de una vida; algunos llaman a quienes en diversas vidas se buscan mutuamente por no haber superado el amor por el otro en la anterior: almas gemelas"… Algo de esto me dijo una adivina que me habló de una mujer inexistente en mi vida actual.

   En 2012, estando en la costa de Buenos Aires me dirigí una noche de verano junto a un conocido a una feria; mi conocido divisó un cartel frente a un puesto y me dijo:
   -¡Mirá! En ese puesto una gitana te dice el futuro; no cobra caro, ¿entramos?
   -Nooo, es una estafa, además eso de las gitanas acá es cualquiera; ni son gitanas ni las gitanas de verdad se dedican a esas giladas, al menos no más que las no gitanas.
   -¿Cómo sabés que no son gitanas?
   -Y, mirá la ropa que se ponen; ¡siempre lo mismo! El re estereotipo: una pollera larga floreada, un pañuelo en la cabeza (infaltable) y delineador exageradísimo; por ahí son de acá a la vuelta pero siempre dicen que son de Andalucía y recrean el acento de Madrid; ¡ni saben cómo hablan en Andalucía!... Yo no tiro la plata en eso.
   En ese momento la "gitana" salió de su puesto y dijo:
   -Hola; ¿quieren conocer su futuro?
   -No, gracias -dije yo.
   Mi conocido dijo:
   -¡Sí, dale! Entrá vos, pago yo.
   Me dio unos billetes y la mujer sonriendo me invitó a pasar; cuando se dio vuelta dije en voz baja:
   -¿Ves que es re trucha? Le falta el pañuelito pero no le erré con lo del delineador y la pollera.
   Entré al puesto y me senté; ella me preguntó:
   -¿Conocés el tarot?
   -Sí, es con cartas.
   -Exactamente… ¿No creés en estas cosas?
   Yo sonriendo dije:
   -Si me decís algo muy concreto de mi pasado, creo.
   Ella me pidió que mezclara las cartas, lo hice y después ella empezó a ponerlas sobre la mesa y a examinarlas; tras unos segundos me dijo:
   -Veo a varias personas sentadas en una cocina; hay un chico como de seis o siete años de rulos, una chica más grande y un anciano que habla de su esposa; está triste pero se siente mejor mientras la recuerda… llega alguien, un señor que tal vez sea su hijo, veo lágrimas, también…
   -¡Basta!
   Me levanté, le pagué y me fui; mi conocido me preguntó:
   -¿Qué te dijo?
   -Nada. ¿Qué me va a decir?... Vos quedate dando una vuelta que yo no doy más, me voy a dormir; chau.
   -Chau -me dijo un poco sorprendido.
   Me fui primero a caminar por la playa; me sentía mal, después me fui a dormir pensando en lo que la adivina me había dicho; además de la sorpresa por el hecho de que se hubiera referido a algo real de mi pasado, me sentí vulnerable ya que ella pudo entrar a mi intimidad. Eso me dio miedo, pero es una clase de miedo que atrae, por lo que tenía que volver a verla.
   La noche siguiente fui solo hasta su puesto; ella me vio llegar y sonriendo me invitó a pasar; me hizo otra vez mezclar las cartas y me dijo:
   -Un enamoramiento de décadas se forja a través de diversas vidas; las almas se conocen y se van acercando de a poco; en una vida tal vez sólo se miren y sin gustarse, en la siguiente se encuentran y uno de los dos mira al otro con cierta atracción, en la siguiente se vuelven a encontrar y la otra persona siente lo mismo, y en la siguiente es que se encuentran y se comprometen… Vos ya conocés a esa mujer destinada a vos, pero no la tocaste, ni le gustaste en un primer momento, pero algo sí le gustó de vos, mas bien sabés que no alcanza, pero ya empezó tu relación con ella aunque en esta vida no se vuelvan a ver, es en la próxima que vas a estar con ella como todos sueñan estar con alguien;… Ella es presencia en tu vida futura aunque sea ausencia en tu vida actual… ¿Sabés por qué las parejas en su mayoría duran poco aunque al comienzo de su relación se atraigan mucho y hasta se enamoren? Porque el amor que no se logra superar en una vida, ni menos el que no se supera en varias, se forja a través de múltiples existencias terrenales, no sólo en una; si dos personas no tienen cierta historia en sus vidas pasadas, en ésta, su amor no puede ser muy fuerte por mucho tiempo; sólo caminando despacio se llega lejos, y este camino hacia ella ya lo iniciaste… Dicen que la pasión en una pareja desaparece tras cierto tiempo, especialmente tras algunos años de matrimonio, y es así en la mayoría de los casos pero no en todos ya que hay algunas personas que...

jueves, 9 de mayo de 2013

La positiva positividad (cuento) - Martín Rabezzana

  

    Ella se había alejado de él poco antes de subir al barco y se había perdido, él al darse cuenta trató de mantener la calma y empezó a preguntarle a las personas si la habían visto. Las respuestas fueron negativas; tras algunos minutos bajó del barco que iba a zarpar en un rato y se dirigió a las personas con desesperación.
    -¡Por favor! ¡Escuchen! Estoy buscando a una chica de talla media, tiene un vaquero celeste y una remera azul y… … ¿La vieron?
    Las respuestas fueron negativas; volvió a subir al barco, se aproximó desesperadamente a una persona y le dijo lo mismo que a las anteriores; la respuesta fue la misma; tras preguntarle a varias personas más, corrió hacia fuera y siguió preguntando si la habían visto; todos dijeron que no; corrió de nuevo hacia el barco, subió, miró en derredor y no supo qué decir, pero sus ojos vidriosos lo decían todo; una mujer joven que había entendido cuál era la situación del joven se le acercó y le dijo:
    -Informamos por altoparlantes que la estás buscando, ¡y listo!
    Él se sintió agradecido y lo expresó con una sonrisa llena de esperanza; la llamaron por ese medio pero ella no volvió; pasaron varias llamadas sin que ella volviera, él se volvió a poner nervioso y solo con mucha dificultad logró no llorar; la mujer que se le había acercado le dijo:
    -Quedate tranquilo, si se separaron hace unos minutos, no debe estar lejos, al escuchar la llamada por los altoparlantes, va a volver; falta un rato todavía para zarpar. Hay tiempo.
    -Es que si ella se pierde le puede pasar cualquier cosa y yo no lo podría soportar.
    -Pero, ¿no tenés celular? Ella seguramente te va a llamar.
    -Ella no tiene.
    -Bueno, pero si piensa un poco se le va a ocurrir pedirle a alguien que le preste un teléfono para llamarte -dijo la mujer con una leve risa.
    -Por ahí no. Ella se podría asustar y no saber qué hacer, ¡porque ella no es grande, ella!…
    La mujer asumió que se trataba de una nena y preguntó:
    -¿Cuántos años tiene?
    En ese momento la chica apareció, él corrió a su encuentro y se abrazaron; ella estaba un poco nerviosa pero ya aliviada; él no pudo contener las lágrimas y tras besarla en la mejilla, le dijo:
    -¡Pensé que no te iba a ver más!
    Ella, al percibir que él lloraba, se angustió y lo acarició tratando de calmarlo.
    -¡Estoy bien, no te preocupes!
    La mujer que había hablado con el joven no entendía, ya que la chica tenía veinticinco años.
    El barco zarpó y tras un rato, él se sentó y contempló con una sonrisa de alivio a la chica del vaquero y la remera azul que se había sentado frente a una mesa y que vista desde lejos, parecía estar escribiendo; la mujer se acercó al joven.
    -Me alegro de que tu novia esté bien.
    -No es mi novia.
    Pasaron unos segundos en silencio y la chica se levantó y se les acercó sonriente con un papel.
    -¡Mirá! -le dijo a su hermano y le mostró un dibujo.
    -¡Muy lindo!
    Él le sonrió con la mayor dulzura que alguien pueda ser capaz de sentir y la mujer, al ver el dibujo entendió todo.
    La chica se volvió a sentar frente a la mesa y siguió dibujando; él entonces le dijo a la mujer:
    -¿Viste cuando se hace alusión a la falta de cultura o de inteligencia para ofender? ¡Como si no fuera mucho más importante lo que se es como persona que eso!... … ¿Por qué es así?
    Ella, un poco conmovida, le dijo:
    -No sé.
    Tras unos segundos de silencio, él dijo:
    -Está claro que el desarrollo intelectual que se sucede con la formación cultural, le permitió a la humanidad ser la más cruel de las especies conocidas, sin embargo, se le sigue atribuyendo al intelectualismo un valor que no tiene… …Yo idealizaba al intelectualismo y al desarrollar mi intelecto y estar de este lado, me di cuenta de lo poco que el mismo vale y de lo mucho que vale todo lo demás… -y expresando odio con su mirar, prosiguió -Cuando algún hijo de puta dice "ignorante" despectivamente, ¡te juro que me dan ganas de matarlo! Y me dan ganas de lastimarme a mí mismo también.
    -¿Por qué?
    -Porque yo era de esa tendencia antes… …antes de conocerla.
    Ella sonrió y dijo:
    -Se dice que los demás son espejos de nosotros, de ahí que lo que uno critica en otras personas, de una u otra forma, esté en uno mismo.
    Él apartó la vista de ella, pensó en silencio en lo que había dicho y con una sonrisa, asintió.
    -Es cierto… por eso odio tanto a esas personas, porque reflejan algo que es parte de mí, o al menos, que lo fue, y en realidad podemos decir que lo es, ya que lo que uno fue, es lo que lo llevó a ser lo que actualmente es… …Odio esa parte discriminadora que fue mía y no quiero que vuelva a serlo, y si no puedo deshacerme de esa tendencia negativa, quiero al menos reducirla lo más posible en su intensidad.
    Ella lo miró sonriente y le dijo:
    -Creo que ya lo hiciste.
    Le dio un beso y le dijo:
    -Chau.
    -Chau.

    Pasaron varios días; el joven estaba con su hermana en la casa en que convivían; ella había llegado a salvarlo de la negatividad que todo lo rodeaba; se reían, jugaban… se amaban; ella le daba la capacidad de alcanzar de nuevo el bienestar procedente de las cosas más simples, capacidad que con el paso del tiempo se pierde, entonces dicho bienestar se alcanza sólo a través de otros que la tengan.
    Él sentía que la ética absurda e injusta de la mayoría solo vería con desprecio lo que en ellos no estaba mal ni bien tampoco, ya que es obvio que el bien y el mal son conceptos que varían de una cultura a otra y de una persona a otra dentro de la misma cultura y en una misma persona de un período de su vida a otro y en la misma persona dentro del mismo período de un momento a otro, por lo que el bien y el mal propiamente dichos, no existen ya que son conceptos relativos a cada individuo; el bien y el mal están en la percepción, la cual, es muy variable, por lo que ni siquiera para uno mismo está claro siempre qué es bueno y qué es malo, ya que lo mismo que lo hace sentirse bien, puede terminar lastimándolo y volviéndose por eso, negativo, y este es el caso del amor, del amor por ella o por cualquiera, sea correspondido o no; tal sentimiento siempre causa algún daño que a veces es irreparable, ya que no somos como los animales que, como alguien más o menos dijo, se olvidan de un gran maltrato con tan solo la positividad de una caricia; los adultos, a diferencia de los animales y los chicos, no olvidamos, acumulamos resentimiento mucho más que positividad; lo positivo es efímero y se tiene que reforzar periódicamente para que no muera, en cambio, lo negativo es acumulativo; siempre está ahí por positividad que uno experimente; sólo una palabra o un recuerdo hirientes, y la negatividad que parecía superada, resurge y paradójicamente, tal negatividad puede hasta ser positiva, ya que el ser humano adulto aprecia poco a la positividad a diferencia de los chicos; cuando uno se acostumbra a recibir buena onda de los demás, la misma deja de hacerle efecto; por ejemplo: ¿cuántas mujeres hermosas se conmueven ante quienes tienen la "osadía" de importunarlas con su amor? Muy pocas, ya que están acostumbradas a enamorar, a crear sentimientos positivos excesivamente y la costumbre causa aburrimiento, pero a la agresión, que es negativa, no te acostumbrás nunca, por lo que nunca te deja de hacer efecto; a diferencia de lo positivo, lo negativo, a las personas adultas nos hace siempre efecto y si apreciamos lo positivo, lo apreciamos mucho más cuando está mezclado con algo negativo porque la negatividad es el viento que aviva la llama de la positividad, por eso nos acercamos a ella; nos acercamos al sufrimiento de forma inconsciente, ya que sabemos por instinto que aunque al tratar de avivar el fuego nos arriesguemos a quemarnos, de no intentarlo, el mismo tarde o temprano se apaga, pero con esa chica no había riesgo de eso ya que aunque fuera una mujer mayor de edad, no era adulta, por lo que siempre le hacía efecto lo positivo y sabía que siempre lo querría si la trataba bien y acaso también si la trataba mal, pero no siendo adulta de intelecto, lo querría más si la trataba bien, y la negatividad en ella no existía, ella era todo positividad; la negatividad era creada por los demás al verlos juntos, pero eso, lejos de alejarlos, los unía aún más ya que dicha negatividad era para ellos, el viento que avivaba la llama de la positividad de su relación.
    Ella se le acercó y le dijo:
    -¿Estás contento de que viva con vos?
    -¡Sí, obvio!
    Ella sonrió y se sintió feliz, y esa felicidad era propiedad común de ambos, por lo que él también se sintió feliz.
    Aquella enfermedad que la chica sufrió a los siete años la había condenado a la dependencia propia de esa edad, pero también le permitió volverse lo más valioso de la vida para su hermano y crearle una dependencia de ella que lejos de ser para él, una carga, era la felicidad casi absoluta de la que era consciente, ya que no olvidaba que solo había logrado superar a una casi constante adversidad, con su llegada a su vida.

jueves, 28 de marzo de 2013

La nostalgia (cuento) - Martín Rabezzana


     Una noche de verano de fines de los noventa, un joven se encontraba caminando por las calles; vio a una chica sentada en la entrada de una casa y quiso acercarse a ella pero dudó en hacerlo por la posibilidad de asustarla, sin embargo, ella, en vez de asustarse y alejarse, le sonrió y le pidió con una seña que se le acercara, él se le acercó y ella le dijo:
   -¡Hola! ¿Te quedás a hablar conmigo un rato?
   Él, sonriendo dijo que sí; se sentó a su lado y le preguntó:
   -¿Cómo te llamás?
   -Prefiero no decírtelo.
   -¿Por qué?
   -Porque quiero que nos conozcamos y sigamos siendo extraños.
   Él, con sorpresa le dijo:
   -¿No querés saber mi nombre?
   -No -respondió prontamente.
   Ella le propuso caminar hasta una plaza cercana que por bien cuidada e iluminada que estuviera, casi siempre estaba desolada por las noches; hacia allá se dirigieron y al llegar se sentaron en un banco; ella, sonriendo dijo:
   -¡Es hermoso este lugar! ¿Sabés cómo era en los ochenta?
   -No.
   -Era un espacio verde y venían circos a poner sus carpas, y como a los vecinos les molestaba, plantaron árboles para que no vinieran más; yo de chica llegué a ver algunas funciones. Vine con mi abuela… ...Ahora que tengo conciencia de lo cruel que es para los animales, no lo recuerdo con alegría, ni siquiera por haber venido con mi abuela siento alegría al acordarme de ese tiempo.
   -¿Por qué?
   -Por todo lo bueno que no vuelve.
   Ella mostraba una melancolía propia de una persona grande como no era, ya que apenas contaba con dieciocho años; él le dijo:
   -Por tu nostalgia, es obvio que estás triste, ya que la nostalgia es tristeza, pero también es felicidad.
   -¿Cómo que es felicidad?
   -Sí; por ejemplo, si se te fuera a conceder un deseo, ¿qué pedirías?
   Ella lo pensó un poco y sonriendo dijo:
   -¡Viajar por el mundo! ¡Parar en los mejores hoteles! Nunca salí del país pero me imagino que viajar debe ser lo mejor de la vida.
   Él la miró con seriedad y le dijo:
   -Me dijiste que viniste con tu abuela, ¿está viva?
   Ella dijo que no con la cabeza.
   -¿La querías?
   Ella asintió; él, tras varios segundos de silencio, continuó.
   -Te lo pregunto otra vez; si se te fuera a conceder un deseo, ¿qué pedirías?
   Ella lo pensó un poco y dijo:
   -Volver el tiempo atrás y estar con ella, ¡y con mi abuelo también!
   Estuvieron en silencio un rato y después él dijo:
   -Es muy común que al pensar en qué es lo que a uno más le gustaría tener en la vida, piense en cosas "grandes" que nunca tuvo, sin embargo, si lo piensa mejor, se da cuenta de que lo que más querría tener es probablemente algo que ya tuvo, y no es algo "grande", sino algo simple como una reunión familiar a la que no sintió en el momento como algo valiosísimo y con el tiempo terminó dándose cuenta de que sí lo fue… Esas "pequeñas cosas" son en realidad las más grandes.
  Ella, con tristeza dijo:
   -Sí, es como el dicho: "no se aprecia algo hasta que se lo pierde".
   -A veces sí se lo aprecia, no es que uno nunca le dé valor a algo al tenerlo, es que aunque se lo dé, lo valora aún más cuando ya no lo tiene, y no necesariamente porque el recuerdo idealice y uno crea muchas veces que fue muy bueno un tiempo que en realidad no lo fue tanto, sino porque un momento feliz, al irse se vuelve recuerdo y a su vez, perfección… Un momento de felicidad es la casi perfección, la perfección absoluta está sólo en el recuerdo del mismo; la nostalgia es el recuerdo de la felicidad, y como el momento feliz, pasó, a uno lo entristece recordarlo, pero por ser feliz, también lo hace sonreír, por eso digo que la nostalgia es tristeza pero también felicidad.
   Ella, con ansia de saber, le preguntó:
   -Entonces, ¿la felicidad absoluta es inalcanzable?
   -Sí, la felicidad absoluta es la perfección y la perfección es inalcanzable, pero la casi perfección de los buenos momentos, ¡está buenísima!; aunque no sea felicidad absoluta, es felicidad.
   Ella lo miraba con una expresión por momentos triste, por momentos alegre; él continuó.
   -Si bien no es positivo "vivir en el pasado", tampoco es del todo positivo vivir sólo en el presente; es bueno ponerse nostálgico de vez en cuando porque solamente la nostalgia te permite reconocer a lo mejor de la vida; si no te ponés nostálgica de vez en cuando, podés no reconocer a un momento precioso al vivirlo y tarde o temprano sí lo vas a reconocer como tal y vas a lamentar el no haberlo apreciado por no haberlo reconocido siendo presente.
   Ella lo miró con admiración y sintió que lo que él había expresado era una verdad absoluta; no supo qué más decir y él tampoco; se quedaron en silencio un rato y después se pusieron a hablar de cualquier cosa; pasaron varias horas en que caminaron por la plaza, se rieron y al volver a estar en silencio sentían que estaban en un momento casi perfecto que se volvería en el futuro absolutamente perfecto al ser llevado a sus memorias por la nostalgia.
   Se hicieron más de las dos de la mañana y él dijo:
  -Bueno, ya es tarde; te acompaño a tu casa.
  Caminaron hacia la casa de la chica y por alguna razón, no hablaron de si se iban a volver a ver; al llegar, él le dijo:
   -Chau.
   -Chau.
   Él se fue y ella lo miró alejarse presintiendo que no se volverían a ver.
   Cuando él estuvo lejos y ya no podía escucharla, ella, en voz baja le preguntó:
   -¿Cómo te llamás?